Gespräche in der Dämmerung 00255
Parte de:
C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / a. Observación de la naturaleza [a. Beobachtung der Natur]
[a. Observación de lo orgánico en su relación en su relación con lo inorgánico]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[255] Die Seiten des Gesetzes, auf dessen Beobachtung hier der Vernunftinstinkt geht, sind, wie aus dieser Bestimmung folgt, zunächst die organische Natur und die unorganische in ihrer Beziehung aufeinander. Diese letztere ist für die organische eben die ihrem einfachen Begriffe entgegengesetzte Freiheit der losgebundenen Bestimmtheiten, in welchen die individuelle Natur zugleich aufgelöst [ist] und aus deren Kontinuität sie zugleich sich absondert und für sich ist. Luft, Wasser, Erde, Zonen und Klima sind solche allgemeine Elemente, die das unbestimmte einfache Wesen der Individualitäten ausmachen und worin diese zugleich in sich reflektiert sind. Weder die Individualität ist schlechthin an und für sich, noch das Elementarische, sondern in der selbständigen Freiheit, in welcher sie für die Beobachtung [196] gegeneinander auftreten, verhalten sie sich zugleich als wesentliche Beziehungen, aber so, daß die Selbständigkeit und Gleichgültigkeit beider gegeneinander das Herrschende ist und nur zum Teil in die Abstraktion übergeht. Hier ist also das Gesetz als die Beziehung eines Elements auf die Bildung des Organischen vorhanden, welches das elementarische Seineinmal sich gegen über hat und das andere Mal es an seiner organischen Reflexion darstellt. Allein solche Gesetze, daß die Tiere, welche der Luft angehören, von der Beschaffenheit der Vögel, welche dem Wasser, von der Beschaffenheit der Fische sind, nordische Tiere ein dickbehaartes Fell haben usf., zeigen sogleich eine Armut, welche der organischen Mannigfaltigkeit nicht entspricht. Außerdem daß die organische Freiheit diesen Bestimmungen ihre Formen wieder zu entziehen weiß und notwendig allenthalben Ausnahmen solcher Gesetze oder Regeln, wie man sie nennen wollte, darbietet, so bleibt dies an denjenigen selbst, welche unter sie fallen, eine so oberflächliche Bestimmung, daß auch der Ausdruck ihrer Notwendigkeit nicht anders sein kann und es nicht über den großen Einfluß hinausbringt; wobei man nicht weiß, was diesem Einflusse eigentlich angehört und was nicht. Dergleichen Beziehungen des Organischen auf das Elementarische sind daher in der Tat nicht Gesetze zu nennen; denn teils erschöpft, wie erinnert, eine solche Beziehung ihrem Inhalte nach gar nicht den Umfang des Organischen, teils bleiben aber auch die Momente der Beziehung selbst gleichgültig gegeneinander und drücken keine Notwendigkeit aus. Im Begriffe der Säure liegt der Begriff der Base, wie im Begriffe der positiven die negative Elektrizität; aber so sehr auch das dickbehaarte Fell mit dem Norden oder der Bau der Fische mit dem Wasser, der Bau der Vögel mit der Luft zusammen angetroffen werden mag, so liegt im Begriffe des Nordens nicht der Begriff dicker Behaarung, des Meeres nicht der des Baues der Fische, der Luft [197] nicht der des Baues der Vögel. Um dieser Freiheit beider Seiten gegeneinander willen gibt es auch Landtiere, welche die wesentlichen Charaktere eines Vogels, des Fisches haben usf. Die Notwendigkeit, weil sie als keine innere des Wesens begriffen werden kann, hört auch auf, sinnliches Dasein zu haben, und kann nicht mehr an der Wirklichkeit beobachtet werden, sondern ist aus ihr herausgetreten. So an dem realen Wesen selbst sich nicht findend, ist sie das, was teleologische Beziehung genannt wird, eine Beziehung, die den Bezogenen äußerlich und daher vielmehr das Gegenteil eines Gesetzes ist. Sie ist der von der notwendigen Natur ganz befreite Gedanke, welcher sie verläßt und über ihr sich für sich bewegt.
Conversaciones en Valencia
[a. Observación de lo orgánico en su relación en su relación con lo inorgánico]
[255]1Epígrafe: a. Observación de lo orgánico en su relación con lo inorgánico. Los lados de la ley, a cuya observación se endereza aquí el instinto de la razón, son por de pronto (como se sigue de la determinación o definición que acabamos de hacer) la naturaleza orgánica y la naturaleza inorgánica en sus relaciones mutuas. Esta última no es para la naturaleza orgánica sino precisamente la libertad de las determinidades desligadas o sueltas [es decir, el quedar ahí por libres las determinidades desligadas o sueltas] X59X,2Por «libertad de las determinidades» se está entendiendo, pues, aquí el quedar éstas sueltas, el no quedar ligadas a un todo que quede más allá de ellas, el no reducirse ellas a momentos desaparecientes de ese todo. la cual libertad se contrapone al concepto simple de la naturaleza orgánica [en el que las determinidades quedan ligadas a la unidad orgánica], y en las cuales determinidades se resuelve a la vez la naturaleza individual [individuelle] de las cosas orgánicas, a la vez que, precisamente escindiéndose y separándose de la continuidad con ellas [de la continuidad con esa determinidad], esa naturaleza se vuelve para sí [se vuelve orgánica]. Aire, agua, tierra, zonas y climas son tales elementos universales que constituyen el indeterminado ser simple de las individualidades [Individualitäten], y en donde éstas a la vez están reflectidas en sí [como tales individualidades que son]. Ni la individualidad es simpliciter en y para sí, ni tampoco lo es lo elemental [ni tampoco lo son esos elementos], sino que en la libertad autónoma de la individualidad respecto a los elementos X60X3Es decir, en el ser la cosa individual viva independiente de ellos. y de los elementos respecto a la individualidad, en la que ambos [es decir, elementos e individualidades] se presentan para la observación, se comportan a la vez como relaciones esenciales, pero de suerte que lo dominante es la autonomía e indiferencia de ambos entre sí, que sólo en parte pasa a la abstracción [y sólo en parte esa autonomía o indiferencia de ambos pasa a la abstracción]. Y es, pues, aquí [en esta abstracción] en donde está la ley [donde radica la ley, donde se mueve la ley] en cuanto relación que un elemento guarda con la formación de lo orgánico; esto orgánico, por un lado, tiene frente a sí el ser-elemental [elementarisches Seyn] [el ser que representan los elementos], pero, por otro, representa o expone ese ser en su reflexión orgánica [es decir, en el quedar ese ser elemental reflectido en lo orgánico]. Sólo que [a causa de que lo que pasa a la abstracción es bien poco] leyes tales como la de que los animales que pertenecen al aire tienen la hechura [la condición, la índole, la complexión, Beschaffenheit] de los pájaros, los que pertenecen al agua tienen la hechura de los peces, de que los animales nórdicos tienen una piel provista de densa pelambre, etc., [leyes tales] muestran enseguida una pobreza que no se corresponde con la diversidad de lo orgánico X61X.4Según Bonsiepen y Heede, Hegel depende aquí directamente del libro de G. R. Treviranus, Biología o filosofía de la naturaleza viva para científicos y médicos, 2 vols., Gotinga, 1803. Aparte de que la libertad orgánica sabe otra vez conseguir que sus formas se sustraigan a esa clase de determinaciones [es decir, a las determinaciones que tales pobres leyes establecen], y necesariamente aparecen por doquier excepciones a tales leyes o reglas o como se las quiera llamar, aparte de eso, digo, resulta que, incluso para los casos mismos que caen bajo ellas, esas leyes o reglas sólo ofrecen una determinación tan superficial, que la expresión de la necesidad de esa determinación tampoco puede llegar a más [es decir, tiene que ser igualmente superficial] y se queda en la aseveración del gran influjo [Einfluss] [que lo elemental tiene sobre lo orgánico], no sabiéndose qué es lo que propiamente pertenece a ese influjo [o qué es lo que propiamente cuenta en tal influjo], y qué no. Tales relaciones de lo orgánico con lo elemental no se las puede llamar, por tanto, realmente leyes, pues en parte, como hemos dicho, tal relación, en lo que se refiere a su contenido, no abarca en absoluto todo el ámbito de lo orgánico, y en parte también los momentos de la relación permanecen indiferentes los unos frente a los otros, y no expresan, por tanto, ninguna necesidad. En el concepto de ácido está también el concepto de base, así como en el concepto de electricidad positiva lo está el de electricidad negativa; en cambio, por más que insistan en dársenas juntos [o por más que podamos encontrar y ver asociados] una piel provista de densa pelambre y el norte, o la hechura y características [Beschaffenheit] de los peces y el agua, o la estructura de los pájaros y el aire, por más que se nos puedan presentar juntos o podamos encontrarlos juntos, digo, resulta que el concepto de norte no implica el concepto de una densa pelambre, que el concepto de mar no implica el concepto de tal estructura de los peces y que el aire no implica el concepto de tal estructura de los pájaros. Y en virtud de esta libertad de ambas partes, de la una frente a la otra y de la otra frente a la una, hay también animales de tierra que poseen los caracteres esenciales de un pájaro, o de un pez, etc. La necesidad, al no poder ser entendida o concebida como una necesidad interna de la esencia [Wesen] [o del ser de que se trate], cesa de tener existencia sensible, y ya no puede ser observada en la realidad, sino que ha salido de la realidad o se ha ido de ella [ya no hay en la realidad tal necesidad]. Y de este modo resulta que así, en cuanto no encontrándose esa necesidad en el ser [Wesen] real mismo, esa necesidad es aquello que llamamos relación teleológica, una relación que es externa a los relata, y que, por tanto, es más bien lo contrario de una ley X62X.5Alusión a la «Crítica del juicio teleológico» de la Crítica del juicio de Kant. Esa relación es pensamiento [Gedanke] liberado [es una noción liberada] de todo lo que sea naturaleza necesaria (de todo lo que sea necesidad natural), que la abandona, y que se mueve para-sí por encima de ella.
Algunas aclaraciones
X59X = Por «libertad de las determinidades» se está entendiendo, pues, aquí el quedar éstas sueltas, el no quedar ligadas a un todo que quede más allá de ellas, el no reducirse ellas a momentos desaparecientes de ese todo.
X60X = Es decir, en el ser la cosa individual viva independiente de ellos.
X61X = Según Bonsiepen y Heede, Hegel depende aquí directamente del libro de G. R. Treviranus, Biología o filosofía de la naturaleza viva para científicos y médicos, 2 vols., Gotinga, 1803.
X62X = Alusión a la «Crítica del juicio teleológico» de la Crítica del juicio de Kant.




Conversaciones en Madrid
[255] Los lados de la ley que el instinto de razón se aplica a observar en este punto son de primeras, como se sigue de esta determinación, la naturaleza orgánica y la inorgánica en su referencia recíproca. Esta última es para la orgánica precisamente la libertad, contrapuesta a su concepto simple, de las determinidades sueltas, desatadas, en las que la naturaleza individual está al mismo tiempo disuelta, y de cuya continuidad ella, al mismo tiempo, se separa y particulariza, y es para sí. El aire, el agua, la tierra, las zonas y el clima son elementos universales tales que constituyen la esencia simple indeterminada de las individualidades, y en donde éstas, al mismo tiempo, están reflejadas dentro de sí. Ni la individualidad es en y para sí sin más, ni tampoco lo es lo elemental, sino que en la libertad autónoma con la que ellas entran en escena para la observación recíproca, se comportan a la vez como referencias esenciales, pero de tal manera que lo que domina es la autonomía y la indiferencia recíproca de ambas, y sólo en parte pasan a la abstracción. La ley, pues, está aquí presente como la referencia de un elemento a la formación de lo orgánico, el cual, por un lado, tiene al ser elemental frente a sí, y por otro lo expone en su reflexión orgánica. Sólo que tales leyes, como que los animales que pertenecen al aire tengan la hechura de los pájaros, los que al agua, la hechura de los peces, que los animales del Norte tengan una gruesa piel, etcétera, muestran, enseguida, una pobreza que no corresponde a la multiplicidad orgánica. Aparte de que la libertad orgánica X*1X6Hegel cita, o reproduce de la Biologie, oder Philosophie der lebenden Natur für Naturforscher und Aerzte, de Gottfried Reinhold Treviranus. Treviranus habla también de excepciones y, con frecuencia, de influencia y gran influencia. Cf. Treviramus. G. R.: Philosophie der lebenden Natur für Naturforscher und Aerzte, vol. 2. Gotinga, 1803, p. 168.. sabe volver a sustraer sus formas a estas determinaciones, y ofrece necesariamente todo género de excepciones a tales leyes o reglas, o como se las quiera llamar, éstas no dejan de ser, en aquellos casos donde sí se cumplen, una determinación tan superficial que la expresión de su necesidad tampoco puede ser menos superficial, y no consigue decir nada más allá de una gran influencia X*1X;7Vide infra Algunas aclaraciones X*1X. sin que se sepa qué es lo que pertenece propiamente a esa influencia, y lo que no. Por eso, semejantes referencias de lo orgánico a lo elemental no deben llamarse, leyes, en efecto, pues, por una parte, como se ha recordado, una referencia tal, conforme a su contenido, no agota, ni mucho menos, toda la extensión de lo orgánico, y por otra, sin embargo, los momentos de la referencia también siguen siendo mutuamente indiferentes, y no expresan necesidad alguna. En el concepto de ácido reside el concepto de base, igual que en el concepto de electricidad positiva reside el de la negativa; pero por mucho que puedan encontrarse juntos la piel gruesa y el Norte, o la morfología de los peces y el agua, o la de los pájaros y el aire, en el concepto de Norte no reside el concepto de pellejo grueso, ni en el de mar el de la estructura de los peces, ni en el de aire el de la estructura de los pájaros. A causa de esta libertad mutua de ambos lados hay animales terrestres que tienen los caracteres esenciales de un pájaro, de un pez, etc. La necesidad, puesto que no puede ser concebida como necesidad interna de la esencia, cesa también de tener existencia sensible, y no puede ya ser observada en la realidad efectiva, sino que ha salido fuera de ella. De este modo, no encontrándose a sí en la esencia real misma, la necesidad es lo que se llama una referencia teleológica X*2X,8Hegel se refiere al concepto kantiano de la adecuación externa a fines, o relativa, tal como se presenta en la Crítica del Juicio frente a las representaciones teleológicas. Cf. Kant, KU § 63. una referencia que es externa a los términos referidos, y que, por eso, es más bien lo contrario de una ley. Es el pensamiento totalmente liberado de la naturaleza necesaria, que la abandona y se mueve para sí por encima de ella.
Algunas aclaraciones
X*1X
Hegel cita, o reproduce de la Biologie, oder Philosophie der lebenden Natur für Naturforscher und Aerzte, de Gottfried Reinhold Treviranus. Treviranus habla también de excepciones y, con frecuencia, de influencia y gran influencia. Cf. Treviramus. G. R.: Philosophie der lebenden Natur für Naturforscher und Aerzte, vol. 2. Gotinga, 1803, p. 168.
X*2X
Hegel se refiere al concepto kantiano de la adecuación externa a fines, o relativa, tal como se presenta en la Crítica del Juicio frente a las representaciones teleológicas. Cf. Kant, KU § 63.
Conversations in Washington
[255] [255]9We kept the numeration given by the editor in the printed edition The instinct of reason here sets itself to observing the aspects of law, which are, as it follows from this determination, at first organic nature and inorganic nature in their relation to each other. For organic nature, inorganic nature is just the free-standingness10Freiheit which is opposed to the simple concept of organic nature, or of the unbound determinatenesses in which individual nature has at the same time been dissolved. From out of the continuity of those determinatenesses, individual nature at the same time isolates itself and is for itself. Air, water, earth, zones, and climate are such universal elements which constitute the indeterminate simple essence of individualities and within which they are at the same time reflected into themselves. Neither individuality nor what is elemental is utterly in and for itself. Rather, within that self-sufficient free-standingness in which they come on the scene for observation vis-à-vis each other, they relate to each other at the same time as essential relations, but in such a way that it is their self-sufficiency and mutual indifference which are dominant and which only in part pass over into abstraction. Law is therefore present here as the relation of an element to the formative generation11Bildung of the organic, which at one time has elemental being confronting itself and at another time exhibits it in its own organic reflection. Yet such laws, such as those that state that animals which belong to the air have the constitution of birds, that those which belong to water have the constitution of fish, and that animals in northerly latitudes have thick coats of fur, and so forth, all directly point to a poverty which does not correspond to the diversity of the organic. In addition, organic freedom knows how to exempt itself from the determinations of its forms, and everywhere necessarily offers exceptions to such laws or such rules, or whatever one wants to call them. This happens in such a way that these remain as only superficial determinations for all the things falling under such laws, and so too the expression of their necessity cannot be anything more than superficial; it cannot get much beyond the “great influence,” as a result of which one does not know what really belongs to this influence and what does not. Hence, relations such as that between the organic and the elemental are not really to be called laws, for in part such a relation, according to its content, does not in any way exhaust the range of the organic, and in part the moments of the relation themselves remain indifferent to each other and express no necessity. In the concept of an acid, there lies the concept of a base, just as in the concept of positive electricity there lies that of negative electricity. However, as often as a thick coat of fur may be found to go together with northerly latitudes, and that the structure of a fish is to be found to go together with water, and that the structure of birds goes together with air, nevertheless the concept of a thick covering of fur is neither contained in the concept of the north, nor does the concept of the sea contain the concept of the structure of fish, nor does the concept of air contain the concept of the structure of birds. On account of this freedom of the two aspects from each another, so too there are land animals with the essential characters of a bird, of a fish, and so on. Because it cannot be conceived to be internal to the essence, that necessity also ceases to have a sensuous existence and can no longer be observed in actuality; rather, it has departed from actuality. Since it is not to be found in the real essence itself, it is what is called a teleological relation, a relation that is external to what is related, and instead is thus the very opposite of a law. It is a thought entirely freed from nature as necessary; it leaves this necessary nature behind and moves itself for itself above it.
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