Gespräche in der Dämmerung 00241

Parte de:

 C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft]

 

[La razón que observa más allá del Meynen y de la certeza sensible de la percepción; la razón como garante de su presencia [Gegenwart] en el mundo y su interés universal por él]

Gespräche in Jena

[241] Zuerst sich in der Wirklichkeit nur ahnend oder sie nur als das Ihrige überhaupt wissend, schreitet sie in diesem Sinne zur allgemeinen Besitznehmung des ihr versicherten Eigentums und pflanzt auf alle Höhen und in alle Tiefen das Zeichen ihrer Souveränität. Aber dieses oberflächliche Mein ist nicht ihr letztes Interesse; die Freude dieser allgemeinen Besitznehmung findet an ihrem Eigentume noch das fremde Andere, das die abstrakte Vernunft nicht an ihr selbst hat. Die Vernunft ahnt sich als ein tieferes Wesen, denn das reine Ich ist und muß fordern, daß der Unterschied, das mannigfaltige Sein, ihm als das Seinige selbst werde, daß es sich als die Wirklichkeit anschaue und sich als Gestalt und Ding gegenwärtig finde. Aber wenn die Vernunft alle Eingeweide der Dinge durchwühlt und ihnen alle Adern öffnet, daß sie sich daraus entgegenspringen möge, so wird sie nicht zu diesem Glücke gelangen, sondern muß an ihr selbst vorher sich vollendet haben, um dann ihre Vollendung erfahren zu können.

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Conversaciones en Valencia

[241] En primer lugar, la razón, no haciendo más que barruntarse y vindicarse en la realidad, o sabiéndola no más que como lo suyo, no hace sino pasar en este sentido [in diesem Sinne, es decir, estando en ello y sabedora de ello] a una universal toma de posesión de la hacienda y propiedades [posesiones] que así le vienen aseguradas, y en todas las cumbres y en todas las profundidades pone los emblemas de su soberanía. Pero este «mío» no es su último interés. Pues en medio del gozo que esta universal toma de posesión le produce, aún sigue encontrando en sus posesiones ese «otro» o a ese «otro» extraño que la razón abstracta no tiene en sí misma [es decir, que la razón abstracta no lo encuentra como siendo posesión de ella]. La razón, entonces, se sospecha y se vindica como un ser [Wesen] más profundo que lo que es el yo puro [el de esa razón abstracta], y tiene que exigir que la diferencia, es decir, que la multiplicidad y diversidad del ser [Seyn], le resulte a ese yo como siendo lo suyo mismo, y que ese yo se mire y pueda verse en esa multiplicidad o diversidad como siendo él la realidad, y se encuentre él a sí mismo actualmente ahí como Gestalt y como cosa [pues en eso ha de consistir ese ser más profundo que el yo puro de la razón abstracta]. Pero cuando la razón revuelve todas las entrañas y tripas de las cosas y les abre todas las venas a fin de poder brotarse y saltarse y salirse ella a sí misma al encuentro de sí misma desde dentro de ellas, resulta que, aunque lo revolviese todo [cap. V, A], nunca alcanzaría tal fortuna y felicidad, sino que antes tendrá que haberse consumado ella en sí misma [antes tiene que haberse puesto, y haberse puesto por obra y acabado ella en sí misma por completo] [cap. V, B] para después poder hacer experiencia de esa su consumación [o de ese su carácter plenario] X30X1Vide infra Algunas aclaraciones X30X. [cap. V, C].

Algunas aclaraciones

X30X = Esto es, ese último Otro ha de ponerlo antes ella como ella misma para poder encontrarlo como suyo. Es decir, aun buscando por todos los rincones de las cosas, no se encontrará a sí misma, no hará experiencia plenaria de sí, hasta que no sea ella misma la que se salga al encuentro de sí misma (referencia por de pronto a la sección B del presente cap. V, «La realización de la autoconciencia racional mediante sí misma»). Lo cual va a querer decir que la razón, donde se consuma y hace experiencia de sí como unidad de sujeto y objeto es en el terreno de lo que Aristóteles llamaba praxis, como veremos. Hasta ahora sólo se ha hablado del trabajo y de la techne (cap. IV) que la razón observadora acaba convirtiendo en tecnología. Incluso para entender bien este cap. V, A, y no ya sólo el cap. V, B, debe tenerse presente que, pese a que la primera parte del Fausto de Goethe no se publica hasta 1808, Hegel está muy influido por todos los aspectos que esa figura de Goethe o que esa creación goethiana tiene. Hegel enseguida ve en ella una representación de aspectos esenciales de la conciencia moderna. Ello debió ser tema entre Hegel y el propio Goethe en la siempre amistosa y fluida relación entre Hegel y Goethe, ya desde los primeros años de Hegel en Jena. No hay que olvidar que en 1807 Goethe fue el destinatario del primer ejemplar del presente libro.

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Conversaciones en Madrid

[241] Al principio tan sólo barruntándose a sí en la realidad efectiva, o sabiéndola tan sólo como suya en general, la razón procede, en este sentido, a tomar posesión universalmente del patrimonio que se le ha asegurado, y planta en todas las cumbres y valles el signo de su soberanía. Mas este «mío» superficial no es su interés último; la alegría de esa toma universal de posesión encuentra en su patrimonio, además, a lo otro extraño que la razón abstracta no tiene en ella misma. La razón barrunta de sí que ella es una esencia más profunda, pues el yo puro es, y tiene que exigir que la diferencia, el ser múltiple, le advenga a él como lo suyo, que se intuya como la realidad efectiva, y se encuentre presente como figura y como cosa. Pero si la razón se dedica a hozar en todas las entrañas de las cosas, y les abre todas las venas, para brotar de ellas frente a sí, no alcanzará esta dicha, sino que antes tiene que haberse completado en ella misma, para luego poder hacer la experiencia de su compleción.

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Conversations in Washington

[241] [241]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition At first having only a vague sentiment of itself existing within actuality, or only knowing this in general to be something of its own, it strides in this sense forward towards a universal appropriation of its own assured property and plants the signs of its sovereignty on both the high and the low. However, this superficial mine is not its final interest; the joy to be found in this universal appropriation still finds the alien other in its property, which abstract reason in its own self does not possess. Reason surmises itself to be a deeper essence than the pure I is, and reason must demand that difference, diverse being, is to become for the I what is its own, that the I should view itself as actuality and find itself currently present as both a shape and as a thing. But if reason rummages around through all the innards of things, and opens all their veins so that reason might encounter itself gushing out from them, then it will have no luck; rather, it must at an earlier point have perfected itself in its own self in order to be able to experience its perfection.

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Conversaciones en el Atrium

EN CONSTRVCCION

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