Gespräche in der Dämmerung 00230

Parte de:

B. Autoconciencia [B. Selbstbewußtsein] /  IV: La Verdad de la Certeza de sí mismo [IV. Die Wahrheit der Gewißheit seiner selbst] / B. Libertad de la autoconciencia; estoicismo, escepticismo y la conciencia desgraciada [B. Freiheit des Selbstbewußtseins; Stoizismus, Skeptizismus und das unglückliche Bewußtsein]

 

[Despachar la infelicidad, y la razón sugerida por el mediador]

Gespräche in Jena

[230] Aber in der wirklich vollbrachten Aufopferung hat an sich, wie das Bewußtsein das Tun als das seinige aufgehoben [hat], auch sein Unglück von ihm abgelassen. Daß dies Ablassen an sich geschehen ist, ist Jedoch ein Tun des ändern Extrems des Schlusses, welches das ansichseiende Wesen ist. Jene Aufopferung des unwesentlichen Extrems war aber zugleich nicht ein einseitiges Tun, sondern enthielt das Tun des Anderen in sich. Denn das Aufgeben des eigenen Willens ist nur einerseits negativ, seinem Begriffe nach oder an sich, zugleich aber positiv, nämlich das Setzen des Willens als eines Anderen und bestimmt des Willens als eines nicht einzelnen, sondern allgemeinen. Für dies Bewußtsein ist diese positive Bedeutung des negativ gesetzten einzelnen Willens der Willen des ändern Extrems, der ihm, weil er eben ein Anderes für es ist, nicht durch sich, sondern durch das Dritte, den Vermittler, als Rat wird. Es wird daher für es sein Willen wohl zum allgemeinen und an sich seienden Willen, aber es selbst ist sich nicht dies Ansich; das Aufgeben des seinigen als einzelnen ist ihm nicht dem Begriffe nach das Positive des allgemeinen Willens. Ebenso sein Aufgeben des Besitzes und Genusses hat nur dieselbe negative Bedeutung, und das Allgemeine, das für es dadurch wird, ist [176] ihm nicht sein eigenes Tun. Diese Einheit des Gegenständlichen und des Fürsichseins, welche im Begriffe des Tuns ist und welche darum dem Bewußtsein als das Wesen und Gegenstand wird, – wie sie ihm nicht der Begriff seines Tuns ist, so ist ihm auch dies nicht, daß sie als Gegenstand für es wird, unmittelbar und durch es selbst, sondern es läßt sich von dem vermittelnden Diener diese selbst noch gebrochene Gewißheit aussprechen, daß nur an sich sein Unglück das verkehrte, nämlich sich in seinem Tun selbstbefriedigendes Tun oder seliger Genuß, sein ärmliches Tun ebenso an sich das verkehrte, nämlich absolutes Tun, dem Begriffe nach das Tun nur als Tun des Einzelnen überhaupt Tun ist. Aber für es selbst bleibt das Tun und sein wirkliches Tun ein ärmliches und sein Genuß der Schmerz und das Aufgehobensein derselben in der positiven Bedeutung ein Jenseits. Aber in diesem Gegenstande, worin ihm sein Tun und Sein, als dieses einzelnen Bewußtseins, Sein und Tun an sich ist, ist ihm die Vorstellung der Vernunft geworden, der Gewißheit des Bewußtseins, in seiner Einzelheit absolut an sich oder alle Realität zu sein.[177]

Ende des Kapitels IV

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Conversaciones en Valencia

[Despachar la infelicidad, y la razón sugerida por el mediador]

[230]1Epígrafe: Despachar la infelicidad, y la razón sugerida por el mediador. Pero en tal sacrificio efectivamente realizado y realmente consumado [es decir, no sólo en aquel inicial dar gracias, sino en el sacrificio que suponen las tres renuncias descritas], al igual que la conciencia ha suprimido y superado su hacer en cuanto suyo, también se ha desprendido en sí de [ha despedido, ha despachado] su infelicidad [ha despedido, despachado lo desgraciado de su carácter de conciencia desgraciada]. Ahora bien, el que en sí tal desprenderse [tal soltar] se haya podido producir, no es sino un hacer del otro extremo del silogismo que es el ser o esencia [Wesen] que [propiamente] es en sí. Pues ese sacrificio del extremo inesencial no era a la vez un hacer unilateral, sino que contenía dentro de sí el hacer del otro. Porque el resignar la propia voluntad, es decir, el renunciar a ella, es lo negativo, pero sólo por un lado, a saber: en lo que se refiere a su concepto o en sí, pero a la vez es también lo positivo, pues se trata de poner la voluntad como [la] del otro y determinadamente no como una voluntad singular o particular [no como la voluntad de este individuo particular], sino como universal. En suma, para esta conciencia el significado positivo de esa su voluntad individual negativamente puesta, el significado positivo, digo, de esa voluntad individual [o de voluntad particular, o voluntad que se encuentra suelta ahí, la suya particular] es la voluntad del otro extremo, voluntad que, precisamente porque para la conciencia esa voluntad es otro, es una voluntad que no es por sí misma, sino que es a través de un tercero, es a través del mediador en cuanto consilium, en cuanto consejo. Con lo cual resulta que a la conciencia su voluntad se le convierte, ciertamente, en universal y en voluntad que es en sí, pero la conciencia misma no se es ella misma este en-sí; es decir, el abandono de su propia voluntad en cuanto particular o singular [einzeln], no le es, conforme al concepto de ello [conforme al concepto que la conciencia se hace de ello], todavía lo positivo de la voluntad general o universal. Asimismo el abandonar sus posesiones y su goce [el desprenderse de lo adquirido por el trabajo y negarse el goce de ello] sólo tiene todavía el mismo significado negativo, y lo general y universal que por medio de ello resulta todavía no le es a ella [todavía no es para ella, es decir, para la conciencia] su propio hacer [sino el hacer de lo otro]. Esta unidad de lo objetual [del en-sí] y del ser-para-sí, que radica en el propio concepto de hacer y que, por tanto, a la conciencia no tiene más remedio que convertírsele en esencia y objeto, esa unidad, digo, como todavía no le es a la conciencia [no es para la conciencia] concepto de su hacer, resulta que para ella esa unidad tampoco se convierte en objeto inmediatamente y a través de ella misma, sino que ella [la conciencia] se deja expresar por su sirviente mediador la certeza [es decir, hace que su sirviente Mediador le exprese la certeza] (una certeza todavía ella misma quebrada y refractada) de que su infelicidad y desgracia no son en sí sino lo inverso X97X,2Vide infra Algunas aclaraciones X97X. a saber: un hacer que enteramente se satisface y se basta a sí mismo en ese su hacer, o lo que es lo mismo: un beatificante goce o un beatífico disfrute; su pobre y mísero hacer sería asimismo en sí lo inverso, a saber: hacer absoluto, por más que conforme a su concepto ese hacer sea hacer sólo como hacer de un particular o singular. Ahora bien, para ella misma su hacer y su hacer real sigue siendo pobre y mísero, y su goce sigue siendo dolor; y el quedar superados ambos [esa miseria y ese dolor] no es sino un más-allá en lo tocante al significado positivo de ese quedar superados ambos [esa miseria y ese dolor]. Pero precisamente en ese objeto en que a ella su obrar y su ser (en cuanto obrar y ser de esta conciencia individual, particular) se le convierten en ser y hacer en sí, precisamente en ese objeto, digo, le deviene [o se le produce] a la conciencia la representación de la razón, es decir, de la certeza de la conciencia de ser absolutamente en sí [y no sólo un para-sí inesencial] precisamente en esa su individualidad o singularidad [en ese su dar consigo ahí] X98X,3Vide infra Algunas aclaraciones X98X. o lo que es lo mismo: de ser toda realidad X99X.4Vide infra Algunas aclaraciones X99X.

Final del Capítulo IV

Algunas aclaraciones

X97X

En una nota en el cap. III a propósito del «mundo invertido» (vide nota X34X de 00159) hice referencia a la ascesis, que es a lo que el autor se refiere aquí. Hice allí aquella referencia teniendo presente el presente pasaje.

X98X

Es decir, de ser ella (en esa su propia Einzelnheit, en esa su propia particularidad) su más allá, es decir, el en-sí, y, por consiguiente, toda realidad. Esto es lo que a principio del cap. V se va a llamar la categoría, que, por tanto, se va a convertir en lo que sigue en un importante motivo junto con el de la «conciencia desgraciada».

X99X

En esta trama de complicadas y sorprendentes referencias en que consiste la Fenomenología del espíritu, es, por tanto, el Mediador el que sostiene la noción de categoría que va a ser la protagonista del cap. V.

Por lo demás, Hegel anticipa aquí ideas acerca del nacimiento de las estructuras de la razón moderna (de ella fundamentalmente se trata), sobre las que después volvería Max Weber en su libro La ética protestante y el espíritu del capitalismo.

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Conversaciones en Madrid

[230] Pero en la inmolación efectivamente consumada, igual que la conciencia cancelaba la actividad en cuanto suya, también su desdicha se ha desasido en sí de ella. Que este desasimiento haya acaecido en sí es, sin embargo, una actividad del otro extremo del silogismo, que es la esencia que es en sí. Pero esa inmolación del extremo inesencial, a la vez, no era una actividad unilateral, sino que contenía dentro de sí la actividad del otro. Pues la entrega de la propia voluntad es negativa sólo por un lado, según su concepto o en sí; a la vez, sin embargo, es positiva, a saber, el poner la voluntad como de otro, y, de modo determinado, la voluntad como de algo no singular, sino universal. Para esta conciencia, este significado positivo de la voluntad singular puesta negativamente es la voluntad del otro extremo, la cual, precisamente porque es otro para la conciencia, le adviene a ésta no por sí misma, sino a través de un tercero, el mediador en cuanto consejero. De suerte que para ella, su voluntad llega a hacerse universal, y voluntad que es en sí, pero ella misma, la conciencia, no se es esto en sí; la entrega de lo suyo como singular no es, a sus ojos, lo positivo de la voluntad universal según el concepto. Asimismo, su entrega de la posesión y del disfrute tiene sólo el mismo significado negativo, y no encuentra lo universal como una actividad suya propia. Igual que esta unidad de lo objetual y del ser-para-sí, que está en el concepto de actividad, y que por eso llega a serle a la conciencia como la esencia y objeto, no es, a ojos de la conciencia, el concepto de su actividad, tampoco el hecho de que la unidad llegue a ser en cuanto objeto para la conciencia es inmediatamente y por ella misma a ojos de ésta, sino que al servidor que intermedia le hace pronunciar esta certeza, todavía entrecortada, de que su desdicha es lo invertido sólo en sí, esto es, que es una actividad que se autosatisface en su actividad, o que es un disfrute beatífico; y que su actividad miserable es en sí, en la misma medida, lo invertido en sí, a saber, una actividad absoluta; que, según el concepto, la actividad sólo es actividad en cuanto tal como actividad de lo singular. Pero, para la conciencia misma, la actividad, y su actividad efectivamente real, siguen siendo una actividad miserable, y su disfrute sigue siendo el dolor, y el haber sido cancelados estos, en el significado positivo, sigue siendo un más allá. Mas en este objeto en el que su actividad y su ser, en cuanto que de esta conciencia singular, le son a ella ser y actividad en sí, le ha advenido a la conciencia la representación de la razón, de la certeza que la conciencia tiene de que, dentro de su singularidad, es absolutamente en sí, o es toda realidad.

Final del Capítulo IV

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Conversations in Washington

[230] [230]5We kept the numeration given by the editor in the printed edition But in the actual, completed sacrifice, its unhappiness has in itself been purged from it just in the way that consciousness has sublated its doing as its own. However, that this purging has taken place in itself is itself a doing that has been carried out by the other extreme of the syllogism, which is the essence existing-in-itself. That sacrifice of the inessential extreme, however, was at the same time not a one-sided doing; instead, it contained the other’s doing within itself. For on the one hand, surrendering one’s own will is only negative according to its concept, or in itself, but at the same time it is positive, specifically, it is the positing of the will as an other, and, especially, it is the positing of the will as universal, not as the will of a singular individual. For this consciousness, the positive significance of the negatively posited singular individual will is the will of the other extreme, which, just because it is an other for consciousness, becomes, to itself, the act of giving counsel. It becomes this not through itself but through the third, the mediator. Hence, for consciousness, its will becomes universal will, a will existing in itself, although, to itself, it itself is not this will in-itself. That it surrenders its own will as a singular individual is, to itself and according to the concept, not what is positive about the universal will. Its surrender of possessions and its abandonment of consumption likewise only have the same negative significance, and the universal which as a result comes to be for it is, to itself, not its own doing. With regard to this unity of objective being and being-for-itself which lies in the concept of doing, and which for that reason, to consciousness, comes to be as the essence and object – just as this unity is, to consciousness, not the concept of its doing, it is also not the case, to consciousness, that the unity comes to be immediately as an object for that consciousness and through itself. Rather, it lets the mediating servant express this yet shattered certainty; that expression turns out to be that it is only in itself that its unhappiness is the inverse, that is to say, only in itself is it a self-satisfying doing or a blessed enjoyment in consuming. Likewise, only in itself is its impoverished doing the inverse, namely, absolute doing, or, to put it according to the concept, a doing is only a doing at all as the doing of a singular individual. However, for the consciousness itself, doing continues, and its actual doing remains impoverished. Its enjoyment in consumption remains sorrowful, and the sublation of these in any positive sense continues to be postponed to an other-worldly beyond. However, within this object, its doing and its being as this singularly individual consciousness is, to itself, being and doing in itself. Thus, within this object, the representational thought of reason has, to itself, come to be. This is the representational thought of the certainty for this consciousness that it is absolutely in itself within its singular individuality, or it is its certainty of being all reality.

End of the Chapter IV

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Conversaciones en el Atrium

EN CONSTRVCCION

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