Gespräche in der Dämmerung 00225
Parte de:
B. Autoconciencia [B. Selbstbewußtsein] / IV: La Verdad de la Certeza de sí mismo [IV. Die Wahrheit der Gewißheit seiner selbst] / B. Libertad de la autoconciencia; estoicismo, escepticismo y la conciencia desgraciada [B. Freiheit des Selbstbewußtseins; Stoizismus, Skeptizismus und das unglückliche Bewußtsein]
[La tercera vía de relación con lo inmutable figurado, la ascesis o la relevancia de lo inesencial]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[225] Was zuerst die entgegengesetzte Beziehung des Bewußtseins [173] betrifft, worin ihm seine Realität unmittelbar das Nichtige ist, so wird also sein wirkliches Tun zu einem Tun von Nichts, sein Genuß Gefühl seines Unglücks. Hiermit verlieren Tun und Genuß allen allgemeinen Inhalt und Bedeutung, denn dadurch hätten sie ein Anundfürsichsein, und beide ziehen sich in die Einzelheit zurück, auf welche das Bewußtsein, sie aufzuheben, gerichtet ist. Seiner als dieses wirklichen Einzelnen ist das Bewußtsein sich in den tierischen Funktionen bewußt. Diese, statt unbefangen als etwas, das an und für sich nichtig ist und keine Wichtigkeit und Wesenheit für den Geist erlangen kann, getan zu werden, da sie es sind, in welchen sich der Feind in seiner eigentümlichen Gestalt zeigt, sind sie vielmehr Gegenstand des ernstlichen Bemühens und werden gerade zum Wichtigsten, Indem aber dieser Feind in seiner Niederlage sich erzeugt, das Bewußtsein, da es sich ihn fixiert, vielmehr, statt frei davon zu werden, immer dabei verweilt und sich immer verunreinigt erblickt, [und indem] zugleich dieser Inhalt seines Bestrebens statt eines Wesentlichen das Niedrigste, statt eines Allgemeinen das Einzelnste ist, so sehen wir nur eine auf sich und ihr kleines Tun beschränkte und sich bebrütende, ebenso unglückliche als ärmliche Persönlichkeit.
Conversaciones en Valencia
[225] En lo que respecta, primero, a la contrapuesta relación de la conciencia [es decir, a la relación de la conciencia con lo inmutable contrapuesto], en la que la realidad de la conciencia le es a la conciencia inmediatamente nula [no le es inmediatamente a la conciencia sino nada], tenemos, pues, que su hacer [el hacer de la conciencia] es un hacer de nada y su goce es el sentimiento de su infelicidad o su desgracia. Con ello el hacer y el goce [el trabajo y el disfrute] pierden todo contenido y significación universal (pues sería mediante tal contenido universal y mediante tal significación universal como tendrían un ser en y para sí) y se retraen y reducen ambos a esa singularidad [Einzelnheit, a ese su quedar ella contingentemente ahí], contra los que precisamente está enderezada la conciencia de borradura y cancelación [a la que acabamos de hacer referencia]. Es, pues, en las funciones animales donde la conciencia se es consciente de sí en cuanto esa individualidad real. Y [entonces] esas funciones animales, en lugar de efectuarse sin inhibiciones, como algo que en y para sí es nulo [como algo que en y para sí es nada] y que ni alcanza ni puede alcanzar más importancia y esencialidad alguna para el espíritu, en lugar de eso, digo, como resulta que es en ellas en donde el enemigo se muestra en su peculiar figura [la de la individualidad particular y contingente o la de aquello en que la conciencia resulta ser nada frente a lo Inmutable], esas funciones animales, digo, son más bien objeto de un serio esfuerzo y preocupación, y se convierten precisamente en lo más importante. Pero en cuanto este enemigo se genera en su propia derrota [es decir, en cuanto este enemigo se genera precisamente en su propio quedar derrotado], la conciencia se demora y vuelve a demorarse en él, pues es ella quien a sí misma se lo fija [y retiene] en lugar de liberarse de él, y así tenemos que siempre se ve sucia e impura, y a la vez este contenido de sus esfuerzos y aspiraciones, en lugar de ser algo esencial, resulta ser lo más bajo de todo, y en lugar de ser un universal es lo más singular, particular y perdido ahí, con lo cual no acabamos teniendo (o no acabamos viendo) sino una personalidad reducida a sí y a ese su pequeño hacer, a ese su ruin laborarse, una personalidad que en ello no hace sino incubarse [volverse a reproducir una y otra vez] a sí misma en tales términos, y que resulta tan infeliz y desgraciada como pobre X94X.1Éste es, pues, el terreno de un souçi de soi, que M. Foucault considera tan fundamental como lo va a considerar Hegel a continuación.
Algunas aclaraciones
X94X = Éste es, pues, el terreno de un souçi de soi, que M. Foucault considera tan fundamental como lo va a considerar Hegel a continuación.
Conversaciones en Madrid
[225] Primero, en lo que concierne a la referencia contrapuesta de la conciencia, en la que su realidad le es a ella inmediatamente lo nulo, su actividad efectiva se convierte en una actividad de nada, su disfrute, en un sentimiento de desdicha. Con ello, actividad y disfrute pierden todo contenido y todo significado universales, pues con ellos tendrían un ser en y para sí, y se retiran ambos a la singularidad hacia la que la conciencia se enderezaba para cancelarlos. En las funciones animales, la conciencia es consciente de sí en cuanto esto singular efectivamente real. Esas funciones, en lugar de ser realizadas sin apuros, como algo que es nulo en y para sí, y no puede llegar a tener importancia ni esencialidad alguna para el espíritu, dado que es en ellas donde el enemigo se muestra en su figura más propia, son más bien objeto del más serio esfuerzo, y se convierten justamente en lo más importante. Pero, toda vez que este enemigo se engendra en su derrota, y que la conciencia, como está fijada a él, en lugar de liberarse, se queda siempre en esto, siempre descubriéndose impura, y que, al mismo tiempo, este contenido de sus afanes, en lugar de ser algo esencial, es lo más abyecto, en lugar de ser algo universal es lo más singular, lo único que vemos, entonces, es una personalidad constreñida a sí y a su actividad mezquina, una personalidad que se incuba a sí misma, y es tan desdichada como miserable.
Conversations in Washington
[225] [225]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition To begin with, with regard to the opposed relation of consciousness within which its reality is, to itself, immediately a nullity, the actual doing of consciousness becomes a doing of nothing, and its consumption becomes a feeling of its unhappiness. Doing and consumption thereby lose all universal content and meaning, for if they had such content and meaning, they would have existed as being-in-and-for-itself. Instead, both are withdrawn back into singular individuality, and consciousness directs itself towards that singular individuality with a view to sublating both doing and consumption. In its animal functions, consciousness is consciousness of itself as this actual singular individual. These functions, instead of being performed without embarrassment as something which are in and for themselves null and which can acquire no importance and essentiality for spirit, are instead now objects of serious attention and they acquire the utmost importance, since it is in them that the enemy shows itself in its distinctive shape. However, while this enemy engenders itself in its very suppression, consciousness, by fixating itself on the enemy, is instead continually dwelling on it instead of freeing itself from it. It continually sees itself as polluted, and, at the same time, the content of its strivings, instead of being something essential, is the very lowest, and instead of being a universal, is the most singular. What we see here is only a personality limited to itself and its own petty acts; we see a brooding personality, as unhappy as it is impoverished.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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