Gespräche in der Dämmerung 00223
Parte de:
B. Autoconciencia [B. Selbstbewußtsein] / IV: La Verdad de la Certeza de sí mismo [IV. Die Wahrheit der Gewißheit seiner selbst] / B. Libertad de la autoconciencia; estoicismo, escepticismo y la conciencia desgraciada [B. Freiheit des Selbstbewußtseins; Stoizismus, Skeptizismus und das unglückliche Bewußtsein]
[La tercera vía de relación con lo inmutable figurado, la ascesis o la relevancia de lo inesencial]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[223] Es ist damit das dritte Verhältnis der Bewegung dieses Bewußtseins eingetreten, welches aus dem zweiten als ein solches hervortritt, das in Wahrheit durch sein Wollen und Vollbringen sich als selbständiges erprobt hat. Im ersten Verhältnisse war es nur Begriff des wirklichen Bewußtseins oder das innere Gemüt, welches im Tun und Genüsse noch nicht wirklich ist; das zweite ist diese Verwirklichung, als äußeres Tun und Genießen; hieraus aber zurückgekehrt ist es ein solches, welches sich als wirkliches und wirkendes Bewußtsein erfahren oder dem es wahr ist, an und für sich zu sein. Darin ist aber nun der Feind in seiner eigensten Gestalt aufgefunden. Im Kampfe des Gemüts ist das einzelne Bewußtsein nur als musikalisches, abstraktes Moment; in der Arbeit und dem Genüsse, als der Realisierung dieses wesenlosen Seins, kann es unmittelbar sich vergessen, und die bewußte Eigenheit in dieser Wirklichkeit wird durch das dankende Anerkennen niedergeschlagen. Dieses Niederschlagen ist aber in Wahrheit eine Rückkehr des Bewußtseins in sich selbst, und zwar in sich als die ihm wahrhafte Wirklichkeit.
Conversaciones en Valencia
[La tercera vía de relación con lo inmutable figurado, la ascesis o la relevancia de lo inesencial]
[223]1Epígrafe: La tercera vía de relación con lo inmutable figurado, la ascesis o la relevancia de lo inesencial. X93X2Vide infra Algunas aclaraciones X93X. Y con esto he aquí ya la tercera relación [de las tres a que nos hemos referido más arriba] de esa conciencia, conciencia que a partir de la segunda relación emerge como una conciencia que mediante su querer y trabajar se ha mostrado [se ha experimentado, se ha puesto a prueba] como autónoma. Pues en la primera relación [del individuo con su más-allá inmutable], esa conciencia consistía sólo en el concepto de [la] conciencia real, o en el puro ánimo interno [en el puro Gemüth considerado en su sola interioridad, o en la pura mens o el puro animus considerado en su sola interioridad, en el puro sentimiento de religiosidad y devoción, o en esta pura e interior religiosidad y devoción] que todavía no se ha vuelto real en su hacer y en su disfrutar; la segunda relación ha consistido o consiste en [o es] esa realización, en cuanto un hacer y un gozar externos; y es desde ahí desde donde la conciencia retorna a sí, pero ahora como una conciencia que ha hecho experiencia de sí como conciencia real y operante [como conciencia real y conciencia que obra, wirklich und wirkend], o para la que es verdad el ser ella en y para sí. Pero con ello se ha hecho averiguación también de dónde está el enemigo en la forma y figura más propia que ese enemigo puede cobrar o revestir. En aquella pugna o lucha que se producía [en la primera relación] en el interior de la mente o del ánimo, la conciencia individual [la conciencia singular, la conciencia suelta, la conciencia que da consigo sola y suelta ahí, einzeln], no era más que como un momento musical, como un momento abstracto; en el trabajo y en el goce [en la segunda relación], en cuanto Realisierung de ese su ser carente de esencia, de ese su ser inesencial [Realisierung, es decir, en cuanto dar realidad y contenido, en cuanto volver tangible este ser carente de esencia], la conciencia puede olvidarse inmediatamente a sí misma, pues en dicha realidad el consciente tenerse la conciencia a sí misma [el consciente ser la conciencia suya, el consciente ser la conciencia muy suya, el consciente estar la conciencia muy pagada de sí, el consciente saberse ella de por sí a su propia altura] se ve abatido y echado por tierra por aquel agradecido reconocimiento suyo, al que antes nos hemos referido. Pero este echar por tierra es en realidad un retorno de la conciencia a sí misma, y, por cierto, a sí misma como a la realidad que le es verdadera. [Y en este punto es donde estamos.]
Algunas aclaraciones
X93X = La primera vía era la del puro sentimiento interno de religiosidad y devoción; la segunda era la del agradecido hacer y gozar, en el que incluso la base del propio hacer de la conciencia era considerada por ésta como un don de lo alto; la tercera vía, que vamos a pasar a considerar, es la de la ascesis. En todo caso, sobre el trasfondo del estoicismo y del escepticismo es de la conciencia devota, de la conciencia del trabajo y del goce como donación de lo alto, y de la conciencia ascética (que en su forma de «protestantismo ascético» hace hasta tal punto renuncia de sí que incluso se torna para sí incompresible e inescrutable), es de esas fuentes, digo, de donde Hegel hace brotar el concepto de razón moderna del cap. V.
Conversaciones en Madrid
[223] Con esto ha hecho entrada la tercera relación del movimiento de esta conciencia, relación que brota, como tal, de la segunda, la cual, en verdad, por su querer y su llevar a cabo ha dado prueba de ser autónoma. En la primera relación, la conciencia era únicamente concepto de la conciencia realmente efectiva, o sea, el ánimo interno que todavía no es efectivamente real en la actividad y en el disfrute; la segunda es esa realización efectiva en cuanto actividad y disfrute externos; pero, regresada de allí, es una conciencia tal que se ha hecho la experiencia de sí como conciencia efectiva y eficiente, o a la cual le es verdadero que es en y para sí. Con ello, sin embargo, se ha encontrado al enemigo en su figura más propia. En la lucha del ánimo, la conciencia singular es sólo como momento musical y abstracto; en el trabajo y en el disfrute, en cuanto realización de este ser sin esencia, puede olvidarse de sí inmediatamente, y el consciente carácter propio que hay en esta realidad efectiva resulta derrotado por el reconocer que agradece. Pero esta derrota es, en verdad, un retorno de la conciencia hacia dentro de sí, y por cierto, hacia dentro de sí en cuanto la realidad efectiva que es de verdad a sus ojos.
Conversations in Washington
[223] [223]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition The third relationship in the movement of this consciousness has thereby come on the scene. This third relationship follows from the second and has in truth, through its willing and through its accomplishment, put itself to the test as self-sufficient consciousness. In the first relationship, it was only the concept of actual consciousness, or the inner heart, which was not yet actual in doing and in consumption. The second is this actualization as external doing and as consuming. However, having returned from out of all of this, consciousness is now such that it has experienced itself as actual and as efficacious, or as that for which it is true that it is in and for itself. However, the enemy is found therein in its ownmost shape. In the battle of hearts, the singular individual consciousness is only as a musical, abstract moment. In work and consumption, as the realization of this essenceless being, it can immediately forget itself, and its conscious ownness in this actuality is suppressed through the thankful bestowal of recognition. However, this suppression is in truth a return of consciousness back into itself, namely, into itself, to itself, as the genuine actuality.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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