Gespräche in der Dämmerung 00187
Parte de:
B. Autoconciencia [B. Selbstbewußtsein] / IV: La Verdad de la Certeza de sí mismo [IV. Die Wahrheit der Gewißheit seiner selbst] / A. Autonomía y no autonomía de la autoconciencia; dominación y servidumbre [A.Selbständigkeit und Unselbständigkeit des Selbstbewußtseins; Herrschaft und Knechtschaft]
[Abstracción y lucha a muerte]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[187] Die Darstellung seiner aber als der reinen Abstraktion des Selbstbewußtseins besteht darin, sich als reine Negation seiner gegenständlichen Weise zu zeigen, oder es zu zeigen, an kein bestimmtes Dasein geknüpft, an die allgemeine Einzelheit des Daseins überhaupt nicht, nicht an das Leben geknüpft zu sein. Diese Darstellung ist das gedoppelte Tun: Tun des Anderen und Tun durch sich selbst. Insofern es Tun des Anderen ist, geht also jeder auf den Tod des Anderen. Darin aber ist auch das zweite, das Tun durch sich selbst, vorhanden; denn jenes schließt das Daransetzen des eigenen Lebens in sich. Das Verhältnis beider Selbstbewußtsein[e] [148] ist also so bestimmt, daß sie sich selbst und einander durch den Kampf auf Leben und Tod bewähren. – Sie müssen in diesen Kampf gehen, denn sie müssen die Gewißheit ihrer selbst, für sich zu sein, zur Wahrheit an dem Anderen und an ihnen selbst erheben. Und es ist allein das Daransetzen des Lebens, wodurch die Freiheit, wodurch es bewährt wird, daß dem Selbstbewußtsein nicht das Sein, nicht die unmittelbare Weise, wie es auftritt, nicht sein Versenktsein in die Ausbreitung des Lebens das Wesen, – sondern daß an ihm nichts vorhanden, was für es nicht verschwindendes Moment wäre, daß es nur reines Fürsichsein ist. Das Individuum, welches das Leben nicht gewagt hat, kann wohl als Person anerkannt werden; aber es hat die Wahrheit dieses Anerkanntseins als eines selbständigen Selbstbewußtseins nicht erreicht. Ebenso muß jedes auf den Tod des Anderen gehen, wie es sein Leben daransetzt; denn das Andere gilt ihm nicht mehr als es selbst; sein Wesen stellt sich ihm als ein Anderes dar, es ist außer sich, es muß sein Außersichsein aufheben; das Andere ist mannigfaltig befangenes und seiendes Bewußtsein; es muß sein Anderssein als reines Fürsichsein oder als absolute Negation anschauen.
Conversaciones en Valencia
[187] La presentación y exposición [Darstellung] de sí (pero de sí en cuanto la pura abstracción en que consiste la autoconciencia), habrá de consistir en mostrarse como la pura abstracción de [el puro prescindir de] su forma objetual, es decir, de su forma de objeto, es decir, de la forma por la que [la conciencia sumida en la vida] empieza consistiendo en un objeto, o lo que es lo mismo: dicha presentación o exposición habrá de consistir en mostrar a la autoconciencia [en mostrarse la autoconciencia] como no ligada a ninguna determinada existencia, como no ligada a la singularidad universal [allgemeine Einzelnheit] de la existencia en general [a la singularidad en conjunto en que consiste la existencia en general o el estar ahí viviendo en general], como no ligada a la vida. Y esta presentación y exposición es su hacer doble [o doblado o duplicado]; hacer de la otra autoconciencia y hacer de la primera autoconciencia mediante sí misma. Y en cuanto (para cada una) se trata de un hacer de la otra, resulta [que ese hacer consiste en] que cada uno se endereza a la muerte del otro X34X.1El autor emplea aquí el masculino (jeder), ha pasado del neutro (la otra autoconciencia) al masculino (el otro). Pero en ello no hay que dejar de ver también lo segundo, es decir, el hacer mediante sí misma; pues ese hacer implica el poner en juego la propia vida en sí, en uno [es decir, el poner en juego la propia vida en uno mismo]. La relación de ambas autoconciencias viene, pues, determinada de forma que ambas se acreditan cada una ante sí misma y la una frente a la otra mediante la lucha a vida o muerte. — No tienen más remedio que entablar esa lucha, pues la certeza de ser ellas mismas, es decir, la certeza de ser cada una de ellas para sí, tienen que levantarla a verdad, así en la otra, como cada una en sí. Y es sólo en el exponer y en el arriesgar la vida mediante lo que se acredita la libertad, es decir, mediante lo que se acredita que la autoconciencia no es el ser [Seyn], es decir, que para la autoconciencia la esencia [Wesen], lo esencial, no es el ser [Seyn], no es ese modo inmediato en que [o como] ella se presenta o entra en escena, no es ese su estar engolfada y embebida en el difundirse y desenvolverse la vida, sino que en la autoconciencia no puede haber nada que para la autoconciencia no fuese un momento desapareciente, es decir, que para la autoconciencia lo esencial es que ella [la autoconciencia] no es más que puro ser-para-sí. El individuo que no ha arriesgado la vida, que no la ha puesto en juego, puede muy bien ser reconocido como persona; pero no ha llegado a alcanzar la verdad de ese ser-reconocido, no la ha llegado a alcanzar, digo, en cuanto una autoconciencia autónoma X35X;2Pese a esto, véanse las explicaciones del autor en el cap. VI, A, c. Y, sin embargo, Hegel parece insistir en que, pese a todas las instituciones del reconocimiento, éste exige siempre que el individuo esté dispuesto a demostrar que lo que él es está para él incluso por encima de su propia vida, que él se es efectivamente suyo. asimismo, cada autoconciencia no tiene más remedio que enderezarse a la muerte de la otra, pero a la vez que ello arriesgar y poner su vida en [hacerla depender por entero de] ese enderezarse a ello; pues al otro, es decir, a la otra autoconciencia, la autoconciencia no puede considerarla ya como ella misma; el ser o estar ahí la otra, o la entidad de la otra, se le presenta a la autoconciencia como otro, está fuera de ella; y ella [para ser no más que puro ser-para-sí] tiene que suprimir y superar ese ser-fuera-de-sí; pues el otro es conciencia ligada y atrapada e hipotecada en múltiples aspectos acá y allá, y conciencia que es ahí; y por eso la autoconciencia tiene que mirar ese su ser-otro en la perspectiva del puro ser-para-sí [es decir, tiene que mirar ese su ser otro como siendo ella puro ser para sí, o también como siendo ese su ser otro un ser-para-sí que la excluye], o lo que es lo mismo: como absoluta negación.
Algunas aclaraciones
X34X = El autor emplea aquí el masculino (jeder), ha pasado del neutro (la otra autoconciencia) al masculino (el otro).
X35X = Pese a esto, véanse las explicaciones del autor en el cap. VI, A, c. Y, sin embargo, Hegel parece insistir en que, pese a todas las instituciones del reconocimiento, éste exige siempre que el individuo esté dispuesto a demostrar que lo que él es está para él incluso por encima de su propia vida, que él se es efectivamente suyo.
Conversaciones en Madrid
[187] Pero la exposición de sí como la abstracción pura de la autoconciencia consiste en mostrarse como negación pura de su modo objetual, o en mostrar que no se está atado a ninguna existencia determinada, que no se está atado en absoluto a la singularidad universal de la existencia, que no se está atado a la vida. Esta exposición es la actividad doble; actividad del otro y actividad a través de sí mismo. En la medida en que es una actividad del otro, cada uno va, entonces, a por la muerte del otro. Pero también está presente en esto la segunda actividad, la actividad por sí mismo; pues la primera actividad conlleva el poner la propia vida en ello. La relación de estas dos autoconciencias está, pues, determinada de tal manera que ellas se ponen a prueba a sí mismas y a la otra por medio de la lucha a vida o muerte. — Tienen que entrar en esta lucha, pues la certeza de sí mismas, de ser para sí, tienen que elevarla a verdad en la otra y en ellas mismas. Y es sólo poniendo la vida en ello como se pone a prueba y acredita la libertad, como se prueba y acredita que, a la autoconciencia, el ser no le es esencia —no se lo es el modo inmediato en que ella entra en escena, no se lo es su estar inmersa en la extensión de la vida—, sino que no hay nada en la autoconciencia que no fuera para ella un momento evanescente: que ella es solamente puro ser-para-sí. El individuo que no ha arriesgado la vida puede muy bien ser reconocido como persona; pero no ha alcanzado la verdad de este ser-reconocido como una autoconciencia autónoma, que se sostiene por sí misma. Asimismo, según pone su vida en ello, cada autoconciencia debe ir hacia la muerte de la otra; pues lo otro no vale a sus ojos más que ella misma; su esencia se le expone como otro, está fuera de sí; tiene que cancelar su estar-fuera-de-sí; lo otro es una conciencia que es, trabada de múltiples maneras; tiene que mirar de frente a su ser otro como puro ser-para-sí o como negación absoluta.
Conversations in Washington
[187] [187]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition However, the exhibition of itself as the pure abstraction of self-consciousness consists in showing itself to be the pure negation of its objective mode, or in showing that it is fettered to no determinate existence, that it is not at all bound to the universal singularity of existence, that it is not shackled to life. This display is the doubled act, namely, both what the other does and what is done through oneself. To the extent that it is what is done by the other, each thus aims at the death of the other. However, the second aspect is also therein present, namely, what is done through oneself, for the former involves putting one’s own life on the line. The relation of both self-consciousnesses is thus determined in such a way that it is through a life and death struggle that each proves its worth to itself, and that both prove their worth to each other.4sich selbst und einander… bewähren. – They must engage in this struggle, for each must elevate its self-certainty of existing for itself to truth, both in the other and in itself. And it is solely by staking one’s life that freedom is proven to be the essence, namely, that as a result the essence for self-consciousness is proven to be not being, not the immediate way self-consciousness emerges, not its being absorbed within the expanse of life – but rather, it is that there is nothing present in it itself which could not be a vanishing moment for it, that self-consciousness is only pure being-for-itself. The individual who has not risked his life may admittedly be recognized as a person,5Person but he has not achieved the truth of being recognized as a self-sufficient self-consciousness. As each risks his own life, each must likewise aim at the death of the other, for that other no longer counts to him as himself. To himself, his essence exhibits itself as that of an other; he is external to himself,6außer sich and he must sublate that being-external-to-himself. The other is a diversely entangled and existing consciousness; he must intuit his otherness as pure being-for-itself, or as absolute negation.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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