Gespräche in der Dämmerung 00175
Parte de:
B. Autoconciencia [B. Selbstbewußtsein] / IV: La Verdad de la Certeza de sí mismo [IV. Die Wahrheit der Gewißheit seiner selbst]
[De nuevo por el lado del objeto]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[175] In dieser Befriedigung aber macht es die Erfahrung von der Selbständigkeit seines Gegenstandes. Die Begierde und die in ihrer Befriedigung erreichte Gewißheit seiner selbst ist bedingt durch ihn, denn sie ist durch Aufheben dieses Anderen; daß dies Aufheben sei, muß dies Andere sein. Das Selbstbewußtsein vermag also durch seine negative Beziehung ihn nicht aufzuheben; es erzeugt ihn darum vielmehr wieder, so wie die Begierde. Es ist in der Tat ein. Anderes als das Selbstbewußtsein, das Wesen der Begierde; und durch diese Erfahrung ist ihm selbst diese Wahrheit geworden. Zugleich aber ist es ebenso absolut für sich und ist dies nur durch Aufheben des Gegenstandes, und es muß ihm seine Befriedigung [143] werden, denn es ist die Wahrheit. Um der Selbständigkeit des Gegenstandes willen kann es daher zur Befriedigung nur gelangen, indem dieser selbst die Negation an ihm vollzieht; und er muß diese Negation seiner selbst an sich vollziehen, denn er ist an sich das Negative, und muß für das Andere sein, was er ist. Indem er die Negation an sich selbst ist und darin zugleich selbständig ist, ist er Bewußtsein. An dem Leben, welches der Gegenstand der Begierde ist, ist die Negation entweder an einem Anderen, nämlich an der Begierde, oder als Bestimmtheit gegen eine andere gleichgültige Gestalt oder als seine unorganische allgemeine Natur. Diese allgemeine selbständige Natur aber, an der die Negation als absolute ist, ist die Gattung als solche oder als Selbstbewußtsein. Das Selbstbewußtsein erreicht seine Befriedigung nur in einem anderen Selbstbewußtsein.
Conversaciones en Valencia
[De nuevo por el lado del objeto]
[175]1Epígrafe: De nuevo por el lado del objeto. Pero es precisamente en esta satisfacción donde la autoconciencia hace experiencia de la autonomía de su objeto. El deseo y la certeza de sí misma que la autoconciencia cobra en la satisfacción del deseo vienen condicionados por el objeto, pues la certeza no es sino mediante la supresión y superación de eso otro o de ese otro; y si hay tal supresión y superación tiene también que haber tal otro; la autoconciencia no puede, pues, suprimirlo y superarlo mediante su relación negativa con él [es decir, acabando con él, borrando el no ser ella él]; con ello no haría sino engendrarlo de nuevo, al igual que al deseo. Es, pues, algo distinto de la autoconciencia lo que es el ser [Wesen] del deseo [es decir, el ser, esencia o Wesen, sobre el que el deseo versa]; y es mediante esta experiencia [de que el ser, sobre el que el deseo versa, es distinto de la autoconciencia] como a la autoconciencia misma le ha resultado esta verdad. Pero a la vez, la autoconciencia [eso es claro] es absolutamente para sí, y tal cosa, es decir, el ser absolutamente para sí, sólo puede serlo la autoconciencia mediante la supresión y superación del objeto, y tal supresión y superación no tiene más remedio que producírsele, pues la autoconciencia es la verdad [esto era ya el resultado del cap. III]. Con lo cual resulta entonces que, a causa de la autonomía del objeto, la satisfacción no puede alcanzarse mientras el objeto no efectúe la negación en él mismo X14X;2Pues si fuera la autoconciencia quien lo negara, ésta no haría sino recrear objeto y deseo, como se acaba de decir. El objeto tiene que mostrarse siendo la autoconciencia por la vía de negar él mismo su propia autonomía, por la vía de negarse a sí mismo. y él tiene que obrar esa negación en sí mismo porque es en sí lo negativo [él es lo negativo del otro] y tiene que ser para el otro lo que él es [tiene que mostrarse como siendo en sí lo negativo, como operando sobre sí la negación, si es que de verdad no es sino el otro]. Ahora bien, en cuanto el objeto sea en sí mismo la negación, y en ello [en ser tal negación] sea además autónomo X15X,3Aquí la argumentación se invierte con toda naturalidad: estábamos exigiendo un objeto que en su autonomía no consistiese sino en negatividad. Pues bien, eso precisamente es una conciencia. O más exactamente: eso es ser-genérico (que es a donde hemos llevado la noción de vida). Con lo cual tenemos una conciencia frente a otra conciencia. el objeto no es sino conciencia [llamémosla B; tenemos, pues, la conciencia B y la conciencia A]. Y en la vida [la de B] que así se convierte en objeto del deseo [de A], la negación, o bien reside [o es] en un otro, a saber: en el deseo [es decir, en el propio deseo de B], o bien [la negación] es como determinidad respecto a otra forma o figura indiferente [que esa vida B niega o por la que acaba siendo negada en el proceso general de la vida, como antes hemos visto], o bien la negación es en tanto que su naturaleza inorgánica universal [es decir, en cuanto naturaleza inorgánica universal de la vida] X16X.4Véase infra Algunas aclaraciones X16X. Y [como hemos visto más arriba] esta naturaleza universal autónoma, en la que la negación es como negación absoluta X17X,5Véase infra Algunas aclaraciones X17X. es el género como tal, o lo que es lo mismo: el género como autoconciencia X18X.6Es decir, autoconciencia significa género que se es como tal. Por tanto, la autoconciencia sólo alcanza su satisfacción en una autoconciencia distinta, en otra autoconciencia X19X.7Con tal, como veremos, de que esa autoconciencia distinta convierta ella en cosa ahí esa negación genérica en que consiste.
Algunas aclaraciones
X14X
Pues si fuera la autoconciencia quien lo negara, ésta no haría sino recrear objeto y deseo, como se acaba de decir. El objeto tiene que mostrarse siendo la autoconciencia por la vía de negar él mismo su propia autonomía, por la vía de negarse a sí mismo.
X15X
Aquí la argumentación se invierte con toda naturalidad: estábamos exigiendo un objeto que en su autonomía no consistiese sino en negatividad. Pues bien, eso precisamente es una conciencia. O más exactamente: eso es ser-genérico (que es a donde hemos llevado la noción de vida). Con lo cual tenemos una conciencia frente a otra conciencia.
X16X
Es en el objeto mismo del deseo donde tiene que radicar la negatividad, él tiene que ser en sí mismo la negación. Y en la vida, que así (en los términos descritos) se convierte en objeto del deseo, la cual no puede ser sino la vida llevada a género (es decir, la vida en el nivel del género), esa negación sólo puede estarlo en tres formas. (1) La negación radicaría en el otro que se convierte para esa vida en objeto de deseo, pero entonces la negación no la portaría esa vida en sí misma, que es de lo que se trata, ni tampoco la portaría el otro en sí mismo, que es de lo que también se trata, con lo cual estaríamos en que el deseo no lograría sino engendrar y reengendrar la autonomía de su objeto. (2) La negación consistiría en que la vida de que se trata es determinadamente ésta y, por tanto, no es esa otra, o consiste en esta forma de vida y no en la otra, siéndose ambas formas indiferentes la una a la otra, pero no es de esa vida de la que estamos hablando, ni de esa relación que se quedaría en abstracción, sino de la vida que da con el ser-genérico como no pudiendo ser éste sino ella, como consistiendo ella en una negación de éste y, por tanto, en una negación que éste tiene que efectuar sobre sí. (3) La negación consistiría en el propio carácter genérico de la vida (la B) que se convierte en objeto del deseo, pero de forma que, si la vida que se convierte en objeto del deseo ha de practicar ella sobre sí su propia negación, ello quiere decir que ella ha de serse para sí misma género. Y hemos convenido que eso significa que esa vida es autoconciencia. En este caso tenemos, pues, una autoconciencia frente a otra autoconciencia.
X17X
Varias veces hemos oído decir al autor que la conciencia es lo negativo de aquello de lo que es conciencia, la negación de aquello de lo que es conciencia, el No de aquello de lo que es conciencia. La conciencia es, por tanto, negación relativa a aquello de lo que es conciencia, o viceversa. La autoconciencia es el No de ese doble No relativo, es negación (por decirlo así) en auto, negación referida a sí misma, coincidente consigo, que niega aquello que la niega, y, por tanto, negación suelta, absoluta, no relativa.
X18X
Es decir, autoconciencia significa género que se es como tal.
X19X
Con tal, como veremos, de que esa autoconciencia distinta convierta ella en cosa ahí esa negación genérica en que consiste.
Conversaciones en Madrid
[175] Pero, en esta satisfacción, hace la experiencia de que su objeto es autónomo, se sostiene por sí mismo. El deseo y la certeza de sí misma que ha alcanzado en su satisfacción están condicionados por el objeto, pues ella, esa certeza, es cancelando a eso otro; para que tal cancelación tenga lugar, tiene que haber esto otro. La autoconciencia no puede cancelarlo, entonces, por una referencia negativa por parte de ella; por eso, antes bien, vuelve a engendrarlo de nuevo, como al deseo. De hecho, la esencia del deseo es algo distinto que la autoconciencia; y es por medio de esta experiencia como le ha venido a ella esta verdad. Pero, al mismo tiempo, ella, la autoconciencia, es igualmente absoluta para sí, y sólo lo es cancelando el objeto, y su satisfacción tiene que llegarle, pues ella es la verdad. De ahí que, en virtud de la autonomía del objeto, sólo pueda llegar a la satisfacción en tanto que éste lleve a cabo él mismo la negación en él; y tal negación de sí mismo tiene que llevarla a cabo en sí, pues él es en sí lo negativo, y lo que él sea tiene que serlo para lo otro. En tanto que es en sí mismo la negación, y que, en ello, es autónomo al mismo tiempo, es conciencia. En la vida que es objeto del deseo, la negación, o bien lo es en otro, a saber, en el deseo, o bien lo es como determinidad frente a otra figura indiferente, o bien lo es en cuanto su naturaleza universal inorgánica. Pero esta naturaleza autónoma universal en la que la negación lo es como absoluta es el género como tal, o como autoconciencia. La autoconciencia alcanza sus satisfacción sólo en otra autoconciencia.
Conversations in Washington
[175] [175]8We kept the numeration given by the editor in the printed edition However, in this satisfaction it learns from experience about the self-sufficiency of its object. Desire and the certainty of itself achieved in its satisfaction are conditioned by the object, for the certainty is through the sublating of this other. For this sublating even to be, there must be this other. Self-consciousness is thus unable through its negative relation to the object to sublate it, and for that reason it again, instead re-engenders the object as well as the desire. There is in fact an other than self-consciousness, the essence of desire, and it is through this experience that, to itself, this truth has itself come to be. However, at the same time self-consciousness likewise is absolutely for itself, and it is absolutely for itself only through sublating the object, and, to itself, it is this which must become its satisfaction, for self-consciousness is the truth. For the sake of the self-sufficiency of the object, self-consciousness can thus only arrive at satisfaction by this object itself effecting the negation in itself;9indem dieser selbst die Negation an ihm vollzieht and the object must in itself effect this negation of itself, for it is in itself the negative, and it must be for the other what it is. As the object is the negation in itself and at the same time is therein self-sufficient, it is consciousness. In life, which is the object of desire, the negation is either in an other, namely, in desire, or it is as determinateness confronting another indifferent shape, or it is as the inorganic universal nature of this life. However, this universal self-sufficient nature, in which the negation is as absolute, is the genus as such, or as self-consciousness. Self-consciousness attains its satisfaction only in another self-consciousness.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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