Gespräche in der Dämmerung 00174

Parte de:

B. Autoconciencia [B. Selbstbewußtsein] /  IV: La Verdad de la Certeza de sí mismo [IV. Die Wahrheit der Gewißheit seiner selbst]

 

[De vuelta a la perspectiva del sujeto desde el objeto-vida]

Gespräche in Jena

[174] Das einfache Ich ist diese Gattung oder das einfache Allgemeine, für welches die Unterschiede keine sind, nur, indem es negatives Wesen der gestalteten selbständigen Momente ist; und das Selbstbewußtsein [Ist] hiermit seiner selbst nur gewiß durch das Aufheben dieses Anderen, das sich ihm als selbständiges Leben darstellt; es ist Begierde. Der Nichtigkeit dieses Anderen gewiß, setzt es für sich dieselbe als seine Wahrheit, vernichtet den selbständigen Gegenstand und gibt sich dadurch die Gewißheit seiner selbst als wahre Gewißheit, als solche, welche ihm selbst auf gegenständliche Weise geworden ist.

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Conversaciones en Valencia

[De vuelta a la perspectiva del sujeto desde el objeto-vida]

[174]1Epígrafe: De vuelta a la perspectiva del sujeto desde el objeto-vida. El yo simple es este género, o [es] el universal simple para el que las diferencias no son diferencia alguna, pero sólo lo es en cuanto es el ser o esencia [Wesen] negativa de los momentos autónomos [es decir, en cuanto negación de los momentos autónomos] que han ido cobrando una forma o figura autónoma. Y por tanto, la autoconciencia sólo está o puede estar segura de sí mediante la supresión o superación de ese otro [o de eso otro] que se le presenta como vida autónoma X12X;2Véase infra Algunas aclaraciones X12X. la autoconciencia es deseo [Begierde, cupiditas]. Segura de la nihilidad de eso otro, la autoconciencia pone para sí la nihilidad de eso otro como su verdad [es decir, como la verdad de ella], por tanto aniquila el objeto autónomo y se da mediante ello la certeza de sí misma, como verdadera certeza [o como certeza verdadera] X13X,3Véase infra Algunas aclaraciones X13X. como una certeza que a la conciencia misma le resulta o deviene en forma objetual, es decir, en forma de objeto [es decir, como una certeza que a la conciencia le queda presente ahí como un objeto].

Algunas aclaraciones

X12X

No deja de ser ocurrente y curioso el modo de dar este primer paso en la introducción de la figura de la autoconciencia. Ésta se descubre como siendo el objeto que ella aquí tiene delante (el género) por la vía de negar que ese objeto pueda ser otra cosa que ella, es decir, por la vía de negar la autonomía de ese ser otro, o de negar el ser-otro de la vida como objeto autónomo, de negar como objeto autónomo la vida que se amanece. Diríase que la conciencia está a la espera de esa vida autoamaneciente para declarar que tal vida no puede ser sino la conciencia misma, es decir, para negar la autonomía de ese objeto.

X13X

Los términos certeza y verdad, y, por tanto, la expresión certeza verdadera, deben entenderse aquí en el sentido literal que han ido cobrando ya a lo largo de los capítulos anteriores. Certeza verdadera significa aquí el concepto que se tiene él ahí delante como objeto. En este caso: el género que la conciencia tiene delante es autonomía negada, pues ese objeto no puede ser sino ella, es decir, lo quiere como careciendo de autonomía en cuanto objeto, en su tenerse delante ella se quiere como suya.

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Conversaciones en Madrid

[174] El yo simple es este género, o lo universal simple para el que las diferencias no son tales, sólo en tanto que es esencia negativa de los momentos autónomos que se han configurado; y así, la autoconciencia sólo está cierta de sí misma cancelando y asumiendo a esto otro que se le presenta como vida autónoma: es deseo. Cierta como está de la nulidad de esto otro, lo pone para sí como su verdad, aniquila al objeto autónomo y se otorga así la certeza de sí misma como certeza verdadera, como una certeza tal que ha llegado a ser de modo objetual a los ojos de ella misma.

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Conversations in Washington

[174] [174]4We kept the numeration given by the editor in the printed edition The simple I is this genus, or the simple universal for which the differences are no differences at all as it is the negative essence of the shaped self-sufficient moments. Self-consciousness is therefore only certain of itself through the sublating of this other, which, to itself, exhibits itself as self-sufficient life. Self-consciousness is desire. Certain of the nullity of this other, it posits for itself this nullity as its truth, it destroys the self-sufficient object, and it as a result gives itself the certainty of itself as true certainty, as the sort of certainty which, to itself, has come to be in an objective manner.

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Conversaciones en el Atrium

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