Gespräche in der Dämmerung 00171
Parte de:
B. Autoconciencia [B. Selbstbewußtsein] / IV: La Verdad de la Certeza de sí mismo [IV. Die Wahrheit der Gewißheit seiner selbst]
[Gestalt y proceso]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[171] Unterscheiden wir die hierin enthaltenen Momente näher, so sehen wir, daß wir zum ersten Momente das Bestehen der selbständigen Gestalten oder die Unterdrückung dessen haben, was das Unterscheiden an sich ist, nämlich nicht an sich zu sein und kein Bestehen zu haben. Das zweite Moment aber ist die Unterwerfung jenes Bestehens unter die Unendlichkeit des Unterschiedes. Im ersten Momente ist die bestehende Gestalt; als fürsichseiend oder in ihrer Bestimmtheit unendliche Substanz tritt sie gegen die allgemeine Substanz auf, verleugnet diese Flüssigkeit und Kontinuität mit ihr und behauptet sich als nicht in diesem Allgemeinen aufgelöst, sondern vielmehr als durch die Absonderung von dieser ihrer unorganischen Natur und durch das Aufzehren derselben sich erhaltend. Das Leben in dem allgemeinen flüssigen Medium, ein ruhiges Auseinanderlegen der Gestalten, wird eben dadurch zur Bewegung derselben oder zum Leben als Prozeß. Die einfache allgemeine Flüssigkeit ist das Ansich und der Unterschied der Gestalten das Andere. Aber diese Flüssigkeit wird selbst durch diesen Unterschied das Andere; denn sie ist jetzt für den Unterschied, welcher an und für sich selbst und daher die unendliche Bewegung ist, von welcher jenes ruhige Medium aufgezehrt wird, das Leben als Lebendiges. – Diese Verkehrung aber ist darum wieder die Verkehrtheit an sich selbst, was aufgezehrt wird, ist das Wesen; die auf Kosten des Allgemeinen sich erhaltende und das Gefühl ihrer Einheit mit sich selbst sich gebende Individualität hebt gerade damit ihren Gegensatz des Anderen, durch welchen sie für sich ist, auf; die Einheit mit [141] sich selbst, welche sie sich gibt, Ist gerade die Flüssigkeit der Unterschiede oder die allgemeine Auflösung. Aber umgekehrt ist das Aufheben des individuellen Bestehens ebenso das Erzeugen desselben. Denn da das Wesen der individuellen Gestalt, das allgemeine Leben, und das Fürsichseiende an sich einfache Substanz ist, so hebt es, indem es das Andere in sich setzt, diese seine Einfachheit oder sein Wesen auf, d.h. es entzweit sie, und dies Entzweien der unterschiedslosen Flüssigkeit ist eben das Setzen der Individualität. Die einfache Substanz des Lebens also ist die Entzweiung ihrer selbst in Gestalten und zugleich die Auflösung dieser bestehenden Unterschiede; und die Auflösung der Entzweiung ist ebensosehr Entzweien oder ein Gliedern. Es fallen damit die beiden Seiten der ganzen Bewegung, welche unterschieden wurden, nämlich die in dem allgemeinen Medium der Selbständigkeit ruhig auseinandergelegte Gestaltung und der Prozeß des Lebens ineinander; der letztere ist ebensosehr Gestaltung, als er das Aufheben der Gestalt ist; und das erste, die Gestaltung, ist ebensosehr ein Aufheben, als sie die Gliederung ist. Das flüssige Element ist selbst nur die Abstraktion des Wesens, oder es ist nur als Gestalt wirklich; und daß es sich gliedert, ist wieder ein Entzweiendes Gegliederten oder ein Auflösen desselben. Dieser ganze Kreislauf macht das Leben aus, – weder das, was zuerst ausgesprochen wird, die unmittelbare Kontinuität und Gediegenheit seines Wesens, noch die bestehende Gestalt und das für sich seiende Diskrete, noch der reine Prozeß derselben, noch auch das einfache Zusammenfassen dieser Momente, sondern das sich entwickelnde und seine Entwicklung auflösende und in dieser Bewegung sich einfach erhaltende Ganze.
Conversaciones en Valencia
[171] Y distinguiendo con más detalle los momentos contenidos en ello, vemos que lo que tenemos como primer momento es la consistencia [el darse] de figuras autónomas, o la consistencia de las figuras en esa su autonomía [es decir, el darse o el quedar ahí las figuras autónomas]; o lo que es lo mismo: lo que tenemos como primer momento es la represión o anulación de aquello que el distinguir es en sí, es decir, lo que tenemos primero es la supresión del no-ser-en-sí y del no tener consistencia alguna [los momentos diferenciados]. Y el segundo momento es el quedar sometida aquella consistencia [aquel darse o quedar ahí los momentos distintos] a la infinitud de la diferencia. En el primer momento he ahí la figura existente reposando sobre sí misma; en cuanto siendo para sí; o lo que es lo mismo: en cuanto en esa su determinidad la figura es sustancia infinita, esa figura se presenta como vuelta en contra de la sustancia universal, negando la fluidez y su continuidad con ella, y afirmándose como algo no disoluble en ese universal, sino más bien como algo que por segregación se mantiene contra esa su naturaleza inorgánica [contra eso de donde viene], y mediante consunción de ella. La vida en este medio líquido universal, la vida que no sería entonces sino un tranquilo despliegue de formas y figuras, se convierte precisamente mediante ello en movimiento de esas figuras, o se convierte en la vida entendida como proceso. Y ese fluido universal simple es el en-sí, y la diferencia de figuras y formas lo otro; pues para la diferencia que es en y para sí y que, por tanto; es el movimiento infinito por el que aquel quieto medio se ve consumido, para esa diferencia, digo, ese fluido es la vida en tanto que un viviente [es la vida en tanto que esa diferencia es un viviente]. — Pero esta inversión es un quedar en sí otra vez todo del revés; lo que se consume es la creatura o entidad de que se trate; pues precisamente de ese modo, la individualidad que se mantiene a costa de lo universal y que se da a sí misma el sentimiento de su unidad consigo misma, de este modo, digo, esa individualidad suprime y supera su contraposición con lo otro [con el fluido universal], contraposición por medio de la cual esa individualidad es para sí; la unidad consigo misma que esa individualidad se da es precisamente la licuefacción de las diferencias, o la disolución universal [de ellas]. Y a la inversa: la supresión y superación de la consistencia individual, del quedar ahí o darse ahí la individualidad, es asimismo la generación de esa consistencia y ese darse y ese quedar ahí. Pues como la esencia de la Gestalt individual es la vida universal y la sustancia simple-en-sí que es para sí, resulta que esa esencia de la Gestalt individual [es decir, la vida universal] (al poner a lo otro en sí misma) suprime y supera esa su simplicidad, o lo que es lo mismo: suprime y supera su esencia, es decir, divide o disocia esa simplicidad, y esta disociación del fluido sin diferencias es precisamente el ponerse la individualidad [o el poner a la individualidad] [Einzelnheit]. La sustancia simple de la vida es, por tanto; la disociación de ella misma en figuras y formas [Gestalten] y a la vez la disolución de estas diferencias precisamente en cuanto empiezan a darse; y la disolución de la disociación es asimismo un disociar, o lo que es igual: un articular o membrar. Vienen, pues, a coincidir uno con otro [o el uno con el otro] los dos lados o vertientes que empezamos distinguiendo en el movimiento considerado en conjunto, a saber: el lado que representa el quieto desplegarse formas y surgir configuraciones en el medio universal que representa la autonomía [de esas formas o configuraciones] o el reposar sobre sí esas formas y configuraciones, y el proceso de la vida; pues este último [como se ve claro] es tanto producirse configuración [es decir, producirse acuñación de formas], como un suprimir y superar la forma [las formas y figuras acuñadas]; pero también el primero, es decir, el producirse configuración, es tanto un suprimir y superar, como esa configuración es un articular o un membrar. El elemento líquido del que venimos hablando es sólo la abstracción de la esencia [o la abstracción que representa la esencia], o lo que es lo mismo: sólo es real como forma y figura [es decir, dándose forma y figura, pues si no, se quedaría en abstracción, en la abstracción que representa la esencia] XX8X;1Más arriba he llamado ya la atención sobre la insistencia de Hegel en este motivo a lo largo de todo el libro (cfr. 00162 en Algunas aclaraciones X43X). y ese su articularse, ese su membrarse no es de nuevo sino un disociarse lo membrado y articulado y, por tanto, un disolverse lo membrado y articulado. Este entero proceso circular [todo este proceso circular] es el que constituye a la vida, a la vida no la constituye ni aquello de lo que primero hemos empezado hablando, es decir, la inmediata continuidad y cristalina transparencia de su esencia, ni tampoco la figura que se presenta como estando ahí y reposando en sí misma, ni lo discreto que es para sí, ni tampoco todas estas cosas en su puro ser-proceso, ni tampoco la simple conjunción de estos momentos, sino que lo que constituye a la vida es el todo mismo en ese su desenvolverse, en ese disolver su propio desenvolvimiento y en ese su simple mantenerse a sí mismo en tal movimiento [o conservarse a sí mismo siendo tal movimiento].
Algunas aclaraciones
XX8X = ]Más arriba he llamado ya la atención sobre la insistencia de Hegel en este motivo a lo largo de todo el libro (cfr. 00162 en Algunas aclaraciones X43X).
Conversaciones en Madrid
[171] Si diferenciamos más de cerca los momentos contenidos aquí, vemos que el primer momento que tenemos es que las figuras autónomas subsisten X74X,2«Subsistir», bestehen, y su «ser autónomo» o «sostenerse por sí mismo», selbständig, tienen la misma raíz, steh-, que Hegel quiere hacer explícita. o que se reprime lo que es el diferenciar en sí, a saber, el no ser en sí ni tener ninguna subsistencia. El segundo momento, sin embargo, es que ese subsistir se somete a la infinitud del diferenciar. En el primer momento está la figura subsistente; en cuanto que-es-para-sí, o en cuanto que en su determinidad es substancia infinita, entra en escena frente a la substancia universal, niega esta fluidez y continuidad con ella y afirma de sí que no está disuelta en esto universal, sino que, más bien, se mantiene por particularizarse y separarse de esta naturaleza inorgánica suya, y consumirla. Precisamente por eso, la vida en el medio fluido universal, tranquilo descomponer las figuras, se convierte en el movimiento de las mismas, o en vida como proceso. La fluidez simple universal es lo en-sí, y la diferencia de las figuras, lo otro. Pero esta fluidez llega ella misma a ser lo otro a través de esta diferencia; pues, ahora, ella es para la diferencia, la cual es en y para sí misma, y por eso, es el movimiento infinito por el que viene siendo consumido aquel medio tranquilo, la vida como algo viviente. — Pero, por eso, esta inversión es, a su vez, el estado de estar invertido en sí mismo; lo consumido es la esencia; precisamente con ello, la individualidad, que se mantiene al precio de lo universal y se otorga el sentimiento de su unidad consigo misma, cancela su oposición a lo otro, por medio de la cual ella es para sí; la unidad consigo misma que ella se otorga es precisamente la fluidez de las diferencias, o la disolución universal. Pero, a la inversa, cancelar la subsistencia individual es, en la misma medida, generar dicha subsistencia. Pues, dado que la esencia de la figura individual, la vida universal y lo que es para sí son, en sí, substancia simple, al poner lo otro dentro sí cancelan esta simplicidad suya, o su esencia, esto es, la escinden en dos, y este escindir la fluidez sin diferencias es, justamente, poner la individualidad. La substancia simple de la vida, entonces, es la escisión de ella misma en figuras y, a la vez, la disolución de estas diferencias subsistentes; y la disolución de la escisión es, en la misma medida, un escindir, o un articular en miembros diversos. De este modo, los dos lados que habían sido diferenciados en todo el movimiento, a saber, la configuración descompuesta tranquilamente en el medio universal de la autonomía y el proceso de la vida, coinciden cayendo uno sobre otro; el último, el proceso, es tanto configuración como es un cancelar la figura; y el primero, la configuración, es tanto un cancelar como un articular en miembros. El elemento fluido mismo no es más que la abstracción de la esencia, o sólo es efectivamente real como figura; y el hecho de que se articule en miembros diversos, a su vez, es sólo un escindir lo articulado, o un disolverlo. Todo este recorrido cíclico es lo que constituye la vida, y no lo que se enunció primero, la continuidad y maciza consistencia inmediata de su esencia, ni la figura subsistente y lo discreto que es para sí, ni el puro proceso de éstos últimos, ni tampoco algo que simplemente compendie estos momentos, sino el conjunto de todo que se desarrolla, disuelve su desarrollo y se mantiene simplemente en este movimiento.
Algunas aclaraciones
X74X = «Subsistir», bestehen, y su «ser autónomo» o «sostenerse por sí mismo», selbständig, tienen la misma raíz, steh-, que Hegel quiere hacer explícita.
Conversations in Washington
[171] [171]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition If we distinguish more precisely the moments contained therein, we see that for the first moment, we have the stable existence of the self-sufficient shapes, or the suppression of what differentiating is in itself, namely, not to be in-itself and to have no stable existence. However, the second moment is the subjugation of that stable existence under the infinity of the differences. In the first moment, there is the stably existing shape; as existing-for-itself, or as the infinite substance in its determinateness, it comes on the scene as confronting the universal substance. It denies this fluidity and continuity with that substance and affirms itself as not having been dissolved within this universal but rather instead as preserving itself through both its separation from its inorganic nature and by its consuming this inorganic nature. Within the universal fluid medium, life in its motionless elaboration of itself into various shapes becomes the movement of those shapes, or life becomes life as a process. The simple universal fluidity is the in-itself, and the difference among the shapes is the other. However, through this difference this fluidity itself becomes the other, since it now is for the difference which is in and for itself and which is thus the infinite movement by which that peaceful medium is consumed. As such, it is life as living things. – However, this inversion is for that reason again invertedness in-itself. What is consumed is the essence, and as a result, individuality, in preserving itself at the expense of the universal and giving itself the feeling of its unity with itself, straightaway sublates its opposition to the other through which it is for itself. The unity with itself that it gives itself is just the fluidity of the differences, or it is the universal dissolution. However, the sublating of individual stable existence is, conversely, just as much its own engendering. Since there the essence of the individual shape, namely, universal life, and what is existing for itself are in themselves the simple substance, then while it places the other into itself,4das Andre in sich setzt it sublates its simplicity, or its essence, i.e., it estranges that simplicity. This estrangement of the undifferentiated fluidity is the very positing of individuality. The simple substance of life is thus the estrangement of itself into shapes and is at the same time the dissolution of these stably existing differences. The dissolution of this estrangement is to the same extent itself an estrangement, or a division of itself into groupings. As a result, both aspects of the entire movement, which had been distinguished, collapse into one another. Namely, it is the shapes motionlessly elaborated in the universal medium of self-sufficiency and the process of life which collapse into one another. The latter, the process of life, is just as much a taking shape5Gestaltung as it is the sublating of the shape, and the former, the taking shape, is just as much a sublating as it is a division into groupings. The fluid element is itself only the abstraction of essence, or it is only actual as a shape. That it divides itself into groupings is again an estranging of the expressed groups, or it is their dissolution. The whole cycle constitutes life. It is neither what is first expressed, namely, the immediate continuity and unmixed character of its essence, nor is it the stably existing shape and what is “the discrete” existing for itself, nor is it the pure process of all of this, nor again is it the simple gathering together of these moments. Rather, it is the whole developing itself, then dissolving its development, and, in this movement, being the simple self-sustaining whole.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
EN CONSTRVCCION