Gespräche in der Dämmerung 00158

Parte de:

A. Conciencia [A. Bewußtsein] /  III: La Fuerza y el Entendimiento, el Fenómeno y el Mundo suprasensible [III. Kraft und Verstand, Erscheinung und übersinnliche Welt]

 

[El mundo invertido]

Gespräche in Jena

[158] Nach dem Gesetze dieser verkehrten Welt ist also das Gleichnamige der ersten das Ungleiche seiner selbst, und das Ungleiche derselben ist ebenso ihm selbst ungleich, oder es wird sich gleich. An bestimmten Momenten wird dies sich so ergeben, daß, was im Gesetze der ersten süß, in diesem verkehrten Ansich sauer, was in jenem schwarz, in diesem weiß ist. Was im Gesetze der ersteren am Magnete Nordpol, ist in seinem anderen übersinnlichen Ansich (in der Erde nämlich) Südpol; was aber dort Südpol, ist hier Nordpol. Ebenso was im ersten Gesetze der Elektrizität Sauerstoffpol ist, wird in seinem anderen übersinnlichen Wesen Wasserstoffpol; und umgekehrt, was dort der Wasserstoffpol ist, wird hier der Sauerstoffpol. In einer anderen Sphäre ist nach dem unmittelbaren Gesetze Rache an dem Feinde die höchste Befriedigung der verletzten Individualität. Dieses Gesetz aber, dem, der mich nicht als Selbstwesen behandelt, mich als Wesen gegen ihn zu zeigen und ihn vielmehr als Wesen aufzuheben, verkehrt sich durch das Prinzip der anderen Welt in das entgegengesetzte, die Wiederherstellung meiner als des Wesens durch das Aufheben des fremden Wesens in Selbstzerstörung. Wenn nun diese Verkehrung, welche in der Strafe des Verbrechens dargestellt wird, zum Gesetze gemacht ist, so ist auch sie wieder nur das Gesetz der einen [128] Welt, welche eine verkehrte übersinnliche Welt sich gegenüberstehen hat, in welcher das, was in Jener verachtet ist, zu Ehren, was in jener in Ehren steht, in Verachtung kommt. Die nach dem Gesetze der ersten den Menschen schändende und vertilgende Strafe verwandelt sich in ihrer verkehrten Welt in die sein Wesen erhaltende und ihn zu Ehren bringende Begnadigung.

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Conversaciones en Valencia

Hang in there!

[158] Conforme a la ley de este mundo del revés [o de este mundo invertido] lo homónimo del primero [del primer mundo suprasensible] resulta ser, por tanto, lo desigual de sí mismo, y lo desigual de él resulta justamente ser desigual de sí mismo, o lo que es lo mismo: se vuelve igual a sí mismo [pues lo desigual es igual a lo desigual]. Fijándonos en momentos determinados, ello acabará teniendo el aspecto de que aquello que en la ley del primero es dulce, en ese en-sí inverso o en ese en-sí del revés será ácido; y lo que en el primero es negro, en éste será blanco. Lo que conforme a la ley del primero es el polo norte en el imán, será en este otro En-sí suprasensible (en la Tierra, por tanto) el polo sur; y lo que allí es el polo sur será aquí el polo norte. E igualmente, lo que en la primera ley de la electricidad es el polo del hidrógeno, en su otro ser [Wesen] suprasensible resultará ser el polo del oxígeno; y a la inversa, lo que allí es el polo del oxígeno, se convierte aquí en el polo del hidrógeno. En una esfera distinta, el vengarse del enemigo es, conforme a la ley inmediata, la satisfacción suprema de la individualidad herida; pero esta ley de mostrarme a mí como el ser que soy frente a aquel que no me trata a mí como un ser que consiste en ser sí-mismo, que consiste en serse [Selbstwesen], y de suprimirlo yo más bien a él como ser, se invierte por el principio de ese mundo otro, y se convierte en lo contrario, es decir, el restablecimiento de mí como ser [Wesen] que consiste en ser sí-mismo, que consiste en serse (mediante la supresión de la entidad extraña, es decir, del otro), se invierte y se transforma en destrucción de mí mismo. Y si esta inversión, tal como queda a la vista en el castigo del delito, se convierte en ley o se ha convertido en ley, resulta que también de nuevo esa ley es sólo la ley de uno de los mundos, el cual tiene que enfrentarse [o se ve colocado frente a] un mundo suprasensible invertido, en el cual aquello que en ese primer mundo se desprecia, en este segundo honra, y lo que en ese primero se honra, aquí [en el segundo] cae en desprecio. Lo que conforme a la ley del primero es un castigo que cubre de vergüenza y anula y hace polvo a quien lo sufre, se transforma en su mundo invertido [es decir, en el mundo invertido del primero, es decir, en el mundo que es el primer mundo pero del revés], se convierte, digo, en un tratamiento de gracia que mantiene y levanta el ser de su destinatario y que le hace verdadero honor [poniéndolo a su genuina altura].

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Conversaciones en Madrid

[158] Conforme a la ley de este mundo invertido, entonces, lo homónimo del primer mundo es lo desigual de sí mismo, y lo desigual de ese mundo es, en la misma medida, desigual de ella mismo, o deviene igual a sí mismo. En determinados momentos, esto se dará de tal manera que lo que en la ley del primero es dulce, en este invertido en-sí es agrio; lo que en aquél es blanco, en éste es negro. Lo que en la ley del primero es el polo norte del imán, en su otro en-sí suprasensible (a saber, en la tierra) es el polo sur; lo que allí es polo sur, aquí es polo norte. En la misma medida, lo que en la primera ley de la electricidad es el polo del oxígeno, se convierte en su otra esencia suprasensible en el polo del hidrógeno; y a la inversa, lo que allí era el polo del hidrógeno, es aquí el polo del oxígeno. En otra esfera, conforme a la ley inmediata, la venganza del enemigo es la suprema satisfacción de la individualidad lesionada. Pero esa ley de que, ante aquel que no me trata como alguien que es un ser autónomo, yo deba mostrarme como esencia contra él, y suprimirlo como esencia, se invierte, por el principio del otro mundo, en lo contrapuesto, el restablecimiento —de mí como esencia por la supresión de la esencia extraña— se invierte en autodestrucción. Ahora bien, si esta inversión, que es presentada en el castigo del crimen, se convierte en ley, vuelve a ser, también, solamente, la ley de un mundo que tiene un mundo suprasensible invertido enfrente de sí, en el cual se honra lo que en este se desprecia, y cae en el desprecio lo que en éste es objeto de honra. El castigo, que según la ley del primer mundo oprobia y aniquila al ser humano, se transforma, en su mundo invertido, en el indulto que le conserva su ser, y le da honra.

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Conversations in Washington

[158] [158]1We kept the numeration given by the editor in the printed edition According to the laws, therefore, of this inverted world, like poles in the first world are each the unlike of itself, and the unlike in the first is just as unlike to itself, or it comes to be equal to itself. In determinate moments this will turn out to be such that what in the law of the first is sweet is, in this inverted in-itself, sour; what is black in the former is white in the latter. What in the law of the first world is the north pole in the magnet, is in its other supersensible in-itself, namely, in the earth, the south pole, whereas what was there the south pole is here the north pole. Likewise, what in the first law of electricity is the oxygen pole becomes in its other supersensible essence the hydrogen pole; and conversely, what is the hydrogen pole here becomes the oxygen pole there. In another sphere, according to the immediate law, revenge on an enemy is the highest satisfaction of injured individuality. However, this law states that I am to show the subject who does not treat me as an independent being2Selbstwesen. Grimms Wörterbuch identifies dentifies this as equivalent to selbständiges Wesen. “Wesen” is here rendered as (a) being. Luther also uses the term in this way in his Table Talk. that I am the independent being,3Wesen. Given the reference to Selbstwesen above, it could also be rendered as “independent essence.” and that it is instead I who sublates him as the independent being; through the principle of the other world, this law inverts itself into the opposite law: the recovery of myself as the independent being through the sublation of the alien independent being, which then inverts itself into self-destruction. However much this inversion, which is exhibited in the punishment of crime, is now made into law, it is still again also only the law of a world which has a supersensible world standing in inverted opposition to itself, in which what is despised in the former is honored, and what in the former is honored is despised. The punishment which, according the law of the former, dishonors a person and destroys him, is transformed in its inverted world into the pardon preserving his independent being and bringing honor to him.

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Conversaciones en el Atrium

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