Gespräche in der Dämmerung 00155
Parte de:
A. Conciencia [A. Bewußtsein] / III: La Fuerza y el Entendimiento, el Fenómeno y el Mundo suprasensible [III. Kraft und Verstand, Erscheinung und übersinnliche Welt]
[El trueque y la diferencia; el trueque y el entendimiento]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[155] In dieser tautologischen Bewegung beharrt, wie sich ergibt, der Verstand bei der ruhigen Einheit seines Gegenstandes, und die Bewegung fällt nur in ihn selbst, nicht in den Gegenstand; sie ist ein Erklären, das nicht nur nichts erklärt, sondern so klar ist, daß es, indem es Anstalten macht, etwas Unterschiedenes von dem schon Gesagten zu sagen, vielmehr nichts sagt, sondern nur dasselbe wiederholt. An der Sache selbst entsteht durch diese Bewegung nichts Neues, sondern sie kommt [nur] als Bewegung des Verstandes in Betracht. In ihr aber erkennen wir nun eben dasjenige, was an dem Gesetze vermißt wurde, nämlich den absoluten Wechsel selbst; denn diese Bewegung, wenn wir sie näher betrachten, ist unmittelbar das Gegenteil ihrer selbst. Sie setzt nämlich einen Unterschied, welcher nicht nur für uns kein Unterschied ist, sondern welchen sie selbst als Unterschied aufhebt. Es ist dies derselbe Wechsel, der sich als das Spiel der Kräfte darstellte; es war in ihm der Unterschied des Sollizitierenden und Sollizitierten, der sich äußernden und der in sich zurückgedrängten Kraft; aber es waren Unterschiede, die in Wahrheit keine waren und sich darum auch unmittelbar wieder aufhoben. Es ist nicht nur die bloße Einheit vorhanden, so daß kein Unterschied gesetzt wäre, sondern es ist diese Bewegung, daß allerdings ein Unterschied gemacht, aber, weil er keiner ist, wieder aufgehoben wird. – Mit dem Erklären also ist der Wandel und Wechsel, der vorhin außer dem Innern nur an der Erscheinung war, in das Übersinnliche selbst eingedrungen; unser Bewußtsein ist aber aus dem Innern als Gegenstande auf die andere Seite in den Verstand herübergegangen und hat in ihm den Wechsel.
Conversaciones en Valencia
[El trueque y la diferencia; el trueque y el entendimiento]
[155]1Epígrafe: El trueque y la diferencia; el trueque y el entendimiento. En este movimiento tautológico, tal como nos está resultando, el entendimiento persiste en [y se atiene a] la quieta unidad de su objeto, y el movimiento recae sólo en él mismo [es decir, recae en el entendimiento y no el objeto]; el movimiento es un explicar que no sólo no explica nada [que no sólo lo que explica es nada], sino que queda totalmente claro que ese explicar, con tantas diligencias y preparativos que hace para intentar decir algo distinto de lo ya dicho [de lo ya dicho al introducir los ingredientes de la ley], más bien no dice nada, sino que se limita a repetir lo mismo. En la cosa misma no surge por este movimiento nada nuevo, sino que es sólo como movimiento del entendimiento como ese movimiento entra en consideración o puede entrar en consideración. Pero en él reconocemos ahora precisamente aquello que se echó en falta en la ley [o que echábamos en falta en la ley], a saber: el cambio absoluto mismo, o el trueque [Wechsel] absoluto mismo; porque este movimiento cuando lo consideramos con más detalle, es inmediatamente lo contrario de sí mismo; pues ese movimiento pone [o ponía] una diferencia que no solamente no es [o no era] para nosotros diferencia ninguna, sino que es [o era] una diferencia que ese movimiento mismo suprime y supera como diferencia. Pero [resulta que] ello no es sino el mismo movimiento alternante, aquel mismo cambio o trueque o Wechsel [de allá para acá y de acá para allá, o del uno al otro y del otro al uno] que se presentaba como juego de las fuerzas; en el juego de las fuerzas se daba la diferencia [o una diferencia] entre lo solicitante y lo solicitado, entre la fuerza que se manifestaba o exteriorizaba y la fuerza en cuanto acumulada y representada en sí, o en cuanto hecha replegarse sobre sí; pero se trataba de diferencias que en verdad no eran diferencia ninguna y que, por tanto, se suprimían y superaban también inmediatamente otra vez; por tanto, no solamente tenemos ahí delante [también ahora al igual que entonces] la pura unidad, de suerte que no habría puesta diferencia alguna, sino que ello no es sino este MOVIMIENTO que consiste ciertamente en que se haga una diferencia, pero en que, porque tal diferencia no es diferencia ninguna, quede suprimida y superada de nuevo. — Con lo cual, mediante el explicar, es decir, mediante la explicación, el cambio y trueque que antes, fuera del interior, quedaba sólo en el fenómeno [es decir, el juego de las fuerzas supuestamente distintas], penetra en lo suprasensible mismo [se convierte ahora en un cambio o trueque entre la explicación y lo que la ley explica, de acá para allá y de allá para acá]; nuestra conciencia, empero, es decir, la conciencia de que venimos hablando [es decir, nuestro héroe o protagonista, la conciencia, que ahora va a consumarse en la figura de entendimiento o dianoia], desde el interior como objeto [es decir, desde el interior al que el entendimiento no consideraba sino como un objeto que estuviese ahí, detrás del fenómeno] ha transitado a esta otra vertiente, es decir, al entendimiento, y tiene en él el cambio o Wechsel [y es en él donde tiene dicha alternancia o trueque].
Conversaciones en Madrid
[155] En este movimiento tautológico resulta, entonces, que el entendimiento permanece fijamente obstinado en la unidad tranquila de su objeto y que el movimiento cae sólo en él mismo, no en el objeto; este movimiento es un explicar que no sólo no explica ni aclara nada, sino que es tan claro X72X2La palabra para explicar, erklären, contiene en su raíz klar, claro (de hecho, literalmente, erklären sería «aclarar», «hacer claro»): de ahí la ironía de Hegel. que, armando mucho aparato para decir algo distinto de lo ya dicho, más bien no dice nada, sino que vuelve a repetir lo mismo. En la cosa misma no emerge nada nuevo por este movimiento, sino que éste entra en consideración como movimiento del entendimiento. Pero en él reconocemos ahora precisamente aquello que se echaba en falta en la ley, a saber, el cambio absoluto mismo, pues este movimiento, si lo miramos más de cerca, es, inmediatamente, lo contrario de él mismo. Y es que pone una diferencia que no sólo no es ninguna diferencia para nosotros, sino que él mismo la cancela como diferencia. Es el mismo cambio que se presentaba como juego de las fuerzas; en éste, era la diferencia de lo que solicita y lo solicitado, de la fuerza que se manifestaba exteriormente y de la fuerza hecha retroceder dentro de sí misma; pero se trataba de diferencias que, en verdad, no lo eran, y que por eso, también, se volvían a cancelar inmediatamente a sí mismas. Lo que hay presente no es sólo la mera unidad, de manera que no hubiera puesta ninguna diferencia, sino que hay este MOVIMIENTO de que, ciertamente, se haga una diferencia, pero que ella, como no es tal diferencia, vuelva a quedar cancelada. — Con la explicación, entonces, el cambio y la alternancia, que previamente estaban fuera de lo interior, sólo en el fenómeno, han penetrado en lo suprasensible mismo; pero nuestra conciencia ha salido de lo interior en cuanto objeto para pasar al otro lado, al entendimiento, y es en él donde tiene el cambio.
Algunas aclaraciones
X72X = La palabra para explicar, erklären, contiene en su raíz klar, claro (de hecho, literalmente, erklären sería «aclarar», «hacer claro»): de ahí la ironía de Hegel.
Conversations in Washington
[155] [155]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition As it turns out, within this tautological movement, the understanding steadfastly insists on its object’s motionless unity, and the movement only takes place in the understanding itself, not in the object. The movement is an explanation which not only explains nothing, but is, rather, so clear that as it makes a move to say something different from what has already been said, it says instead nothing at all and only repeats the same thing. Through this movement nothing new emerges about the item itself. Instead the movement only comes into view as a movement of the understanding. However, within that movement we cognize just what was missing in the law, namely, the absolute flux itself, for this movement, when we look at it more closely, is immediately the opposite of itself. It posits a difference, which is not only no difference for us but is a difference which it itself sublates as difference. This is the same flux that turned out to be the play of forces. Within that flux, there was the difference between the soliciting and the solicited, between the force expressing itself and the force driven back into itself, but they were differences that in truth were no differences at all and which for that reason were again also immediately sublated. What is present is not only the mere unity so that no difference would be posited; rather, it is this movement that undeniably makes a differentiation. However, because the difference is no difference at all, it is again sublated. – With explanation, therefore, the change and the flux, which were previously external to the inner and which existed only in appearance, have pushed their way into the supersensible itself. However, our consciousness has moved out of the inner as object over to the other side, into the understanding, and it is in the understanding that it has such flux.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
EN CONSTRVCCION