Gespräche in der Dämmerung 00115
Parte de:
A. Conciencia [A. Bewußtsein] / II: La percepción; o la cosa y la equivocación [II. Die Wahrnehmung oder das Ding und die Täuschung]
[La cosa percibida; resumen]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[115] In diesen Momenten zusammen ist das Ding als das Wahre der Wahrnehmung vollendet, soweit es nötig ist, es hier zu entwickeln. Es ist α) die gleichgültige passive Allgemeinheit, das Auch der vielen Eigenschaften oder vielmehr Materien, β) die Negation ebenso als einfach, oder das Eins, das Ausschließen entgegengesetzter Eigenschaften, und γ) die vielen Eigenschaften selbst, die Beziehung der zwei ersten Momente, die Negation, wie sie sich auf das gleichgültige Element bezieht und sich darin als eine Menge von Unterschieden ausbreitet; der Punkt der Einzelheit in dem Medium des Bestehens in die Vielheit ausstrahlend. Nach der Seite, daß diese Unterschiede dem gleichgültigen Medium angehören, sind sie selbst allgemein, beziehen sich nur auf sich und affizieren sich nicht; nach der Seite aber, daß sie der negativen Einheit angehören, sind sie zugleich ausschließend, haben aber diese entgegengesetzte Beziehung notwendig an Eigenschaften, die aus ihrem Auch entfernt sind. Die sinnliche Allgemeinheit oder die unmittelbare Einheit des Seins und des Negativen ist erst so Eigenschaft, insofern das Eins und die reine Allgemeinheit aus ihr entwickelt und voneinander unterschieden sind und sie diese miteinander zusammenschließt; diese Beziehung derselben auf die reinen wesentlichen Momente vollendet erst das Ding.
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[La cosa percibida; resumen]
[115] Con estos momentos tomados conjuntamente queda completa la cosa en cuanto lo verdadero de la percepción X15X,1Es decir, la cosa, tal como se presenta al sentido común, en cuanto éste consiste en tomarse las cosas como éstas en realidad o en verdad son (por más que las cosas, tomadas en lo que de verdad son, acaben yéndose a pique). y ello en la medida en que aquí nos es menester desarrollarlo. La cosa es: a) la universalidad pasiva indiferente, el También de las muchas propiedades, o más bien el También de las muchas materias, [y la cosa es] b) la negación, igualmente en cuanto simple; o el uno, es decir, la exclusión de las propiedades opuestas o contrapuestas [el distinguirse excluyentemente las propiedades], y c) las muchas propiedades mismas; se trata [en c] de la relación de los dos primeros momentos; es decir, se trata de la negación, tal como la negación se refiere [o queda referida] al elemento indiferente [el señalado en a)] y se difunde en él como un conjunto de diferencias; es decir, se trata del punto de la individualidad [del punto que representa la individualidad] [el Uno excluyente], que en el medio de la consistencia [es decir, que en el medio en que todo ello tiene consistencia, en el medio del darse todo ello] irradia pluralidad o diversidad X16X.2El que el autor ponga aquí juntos estos momentos, no quiere decir que vaya a concertarlos ni que estos momentos hayan de concertarse entre sí, sino que más bien van mutuamente a desconcertarse, y en ello consistirá el movimiento de lo que sigue, hasta la introducción de la figura del entendimiento. O si se quiere; como acabo de decir, la verdad es que el autor está dejando más bien en el aire las cuestiones que súbitamente ha planteado acerca de la unidad indiferente y de la unidad excluyente, y las deja en el aire, porque no las puede abordar hasta que no pase a hablar a continuación, no ya de la cosa percibida, sino de la conciencia percipiente. Por el lado en que estas diferencias pertenecen al medio indiferente, es decir, al medio [al También] al que esas diferencias parecen darle igual, esas diferencias son ellas mismas universales, se refieren sólo a sí mismas y no se afectan; pero por el lado en que pertenecen a la unidad negativa [al Uno], son a la vez excluyentes; y, por tanto, esta relación de contraposición la tienen necesariamente respecto a propiedades que queden o estén lejos de su También [es decir, del También de esas diferencias]. La universalidad sensible, o la unidad inmediata del ser y lo negativo [es decir, la determinidad], sólo así empieza siendo propiedad, es decir: sólo empieza siendo propiedad en cuanto el uno y la universalidad pura se desarrollan a partir de esa universalidad sensible, y ese Uno y esa universalidad pura se distinguen el uno del otro, y ella [la universalidad sensible] concierta a éstos [al uno y a la universalidad pura] entre sí; esta relación de ella [de la universalidad sensible] con los puros momentos esenciales [es decir, con la unidad y con la universalidad pura] es lo que empieza completando a algo así como cosa X17X.3Vide infra Algunas aclaraciones X17X.
Algunas aclaraciones
X15X
Es decir, la cosa, tal como se presenta al sentido común, en cuanto éste consiste en tomarse las cosas como éstas en realidad o en verdad son (por más que las cosas, tomadas en lo que de verdad son, acaben yéndose a pique).
X16X
El que el autor ponga aquí juntos estos momentos, no quiere decir que vaya a concertarlos ni que estos momentos hayan de concertarse entre sí, sino que más bien van mutuamente a desconcertarse, y en ello consistirá el movimiento de lo que sigue, hasta la introducción de la figura del entendimiento. O si se quiere; como acabo de decir, la verdad es que el autor está dejando más bien en el aire las cuestiones que súbitamente ha planteado acerca de la unidad indiferente y de la unidad excluyente, y las deja en el aire, porque no las puede abordar hasta que no pase a hablar a continuación, no ya de la cosa percibida, sino de la conciencia percipiente.
X17X
El autor va a jugar con tres elementos: (1) la determinidad, (2) la pura universalidad o universalidad pura del ser-con o También, y (3) el ser-una de la cosa. Estos tres elementos son distintos. Observe también el lector que cuando el autor habla aquí de universalidad pura (o pura universalidad) del También está apelando a una noción de universalidad que no es exactamente lo que entendemos por la universalidad de una clase a la que pertenecen o pueden pertenecer muchos elementos. Y, sin embargo, esta noción añadida de universalidad que se repite a lo largo del libro es bien precisa. Es la noción de universalidad a la que también estará apelando el autor cuando, por ejemplo, le oigamos decir que, por cuanto sólo en el pensamiento hay predicados en cuanto universales, la autoconciencia es la forma misma de esa universalidad, que se tiene ella a sí misma por contenido (la cual es entonces idéntica a la inmediatez del ser). Esta noción de universalidad formal se vuelve cada vez más importante a lo largo del libro. Está ya operando desde el cap. I.
Conversaciones en Madrid
[115] En la conjunción de estos momentos, la cosa queda acabada como lo verdadero de la percepción, hasta donde es necesario desarrollarla aquí. Ella es α) la universalidad pasiva e indiferente, el también de muchas propiedades o, más bien, materias, β) la negación igualmente como simple, o lo Uno, el excluir de propiedades contrapuestas, y γ) las muchas propiedades ellas mismas, referencia de los dos primeros momentos; la negación, tal como se refiere al elemento indiferente, difundiéndose en él como una cantidad de diferencias; el punto de la singularidad en el medio de la persistencia, irradiando en la multiplicidad. Por el lado en que estas diferencias pertenecen al medio indiferente, ellas mismas son universales, se refieren sólo a sí, y no se afectan unas a otras; pero por el lado en que pertenecen a la unidad negativa, son, a la par, excluyentes; mas esta referencia de oposición la tienen necesariamente en propiedades que están alejadas de SU también. La universalidad sensible, o la unidad inmediata del ser y de lo negativo, sólo llega a ser propiedad, por vez primera, en la medida en que lo Uno y la universalidad pura se hayan desarrollado a partir de ella y sean diferentes entre sí, y ella los entrelace conjuntamente a los dos; sólo esta referencia de la universalidad sensible a los momentos esenciales puros es lo que acaba y completa la cosa.
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[115] [115]4We kept the numeration given by the editor in the printed edition In these moments taken all together, the thing, as the truth of perception, reaches its culmination, or at least insofar as it is necessary to develop that here. It is (α) the indifferent passive universality, the Also of the many properties, or rather, matters; (ß) likewise the negation as simple, or the One, the excluding of opposed properties; and (γ) the many properties themselves, the relation of the two first moments: The negation as it relates itself to the indifferent element and extends itself therein as a set of difference; the point of singular individuality in the medium of stable existence radiating out into multiplicity. According to the aspect in which these differences belong to the indifferent medium, the differences are themselves universal; each relates itself only to itself, and they do not affect each other. However, according to the aspect, in terms of which they belong to the negative unity, they at the same time exclude each other, but necessarily have this opposed relation to the properties, which are at a distance from their Also. The sensuous universality, or the immediate unity of being and the negative, is in that way the property insofar as the One and [71] the pure universality are developed out of that unity, insofar both as they are differentiated from each other and as the unity merges them with each other. This relation of that unity to those pure essential moments finally brings the thing to its culmination.
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