Gespräche in der Dämmerung 00087

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Introducción [Einleitung]

 

[Experiencia; la Fenomenología del Espíritu como ciencia de la experiencia de la conciencia]

Gespräche in Jena

[87] An dieser Darstellung des Verlaufs der Erfahrung ist ein Moment, wodurch sie mit demjenigen nicht übereinzustimmen scheint, was unter der Erfahrung verstanden zu werden pflegt. Der Übergang nämlich vom ersten Gegenstande und dem Wissen desselben zu dem anderen Gegenstande, an dem man sagt, daß die Erfahrung gemacht worden sei, wurde so angegeben, daß das Wissen vom ersten Gegenstande, oder das Für-das-Bewußtsein des ersten Ansich, der zweite Gegenstand selbst werden soll. Dagegen es sonst scheint, daß wir die Erfahrung von der Unwahrheit unseres ersten Begriffs an einem anderen Gegenstande machen, den wir zufälligerweise und äußerlich etwa finden, so daß überhaupt nur das reine Auffassen dessen, was an und für sich ist, in uns falle. In jener Ansicht aber zeigt sich der neue Gegenstand als geworden, durch eine Umkehrung des Bewußtseins selbst. Diese Betrachtung der Sache ist unsere Zutat, wodurch sich die Reihe der Erfahrungen des Bewußtseins zum wissenschaftlichen Gange erhebt und welche nicht für das Bewußtsein ist, das wir betrachten. Es ist aber dies in der Tat auch derselbe Umstand, von welchem oben schon in Ansehung des Verhältnisses dieser Darstellung zum Skeptizismus die Rede war, daß nämlich das jedesmalige Resultat, [79] welches sich an einem nicht wahrhaften Wissen ergibt, nicht in ein leeres Nichts zusammenlaufen dürfe, sondern notwendig als Nichts desjenigen, dessen Resultat es ist, aufgefaßt werden müsse; ein Resultat, welches das enthält, was das vorhergehende Wissen Wahres an ihm hat. Dies bietet sich hier so dar, daß, indem das, was zuerst als der Gegenstand erschien, dem Bewußtsein zu einem Wissen von ihm herabsinkt und das Ansich zu einem Für-das-Bewußtsein-Sein des Ansich wird, dies der neue Gegenstand ist, womit auch eine neue Gestalt des Bewußtseins auftritt, welcher etwas anderes das Wesen ist als der vorhergehenden. Dieser Umstand ist es, welcher die ganze Folge der Gestalten des Bewußtseins in ihrer Notwendigkeit leitet. Nur diese Notwendigkeit selbst oder die Entstehung des neuen Gegenstandes, der dem Bewußtsein, ohne zu wissen, wie ihm geschieht, sich darbietet, ist es, was für uns gleichsam hinter seinem Rücken vorgeht. Es kommt dadurch in seine Bewegung ein Moment des Ansich– oder Fürunsseins, welches nicht für das Bewußtsein, das in der Erfahrung selbst begriffen ist, sich darstellt; der Inhalt aber dessen, was uns entsteht, ist für es, und wir begreifen nur das Formelle desselben oder sein reines Entstehen; für es ist dies Entstandene nur als Gegenstand, für uns zugleich als Bewegung und Werden.

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Conversaciones en Valencia

[87] En esta presentación del decurso de la experiencia [o del decurso de una experiencia] hay un momento por el que esta experiencia no parece concordar con aquello que suele entenderse por experiencia. Pues el tránsito desde el primer objeto y desde el saber de ese objeto al segundo objeto, en que [en el cual tránsito, o en el cual objeto, según se interprete ese «en que»], se dice que se habría hecho la experiencia, queda expuesto de suerte que el saber del primer objeto [o lo que es lo mismo: el ser-para-la-conciencia del primer en-sí] habría de ser él mismo el segundo objeto. En cambio, diríase que la experiencia de la no verdad de nuestro primer concepto [es decir, de la no verdad del concepto que nos empezamos haciendo de algo], la hacemos en un objeto otro que contingente y externamente solemos encontrar ahí, de modo que lo que caería propiamente dentro de nosotros sería la pura noción y concepción o aprehensión [Auffassung] de aquello [el puro concebir la idea de algo] que es en-y-para-sí [pero no objeto alguno, o no todavía objeto]. Y, sin embargo, en la visión que hemos expuesto no es así, sino que el nuevo objeto se muestra como devenido, producido mediante una inversión [o un quedar del revés] la conciencia misma. Y [podría objetarse que] esta consideración de la cosa no es sino nuestro añadido [o un añadido nuestro] mediante el que la serie de las experiencias de la conciencia queda elevada a decurso científico, pero que [ese añadido] no es para la conciencia que estamos considerando. Pero en realidad, aquí se produce la misma circunstancia de la que ya hemos hablado más arriba a propósito de la relación entre esta exposición y el escepticismo: decíamos allí que el resultado de cada caso, que se obtiene mediante la experiencia de un saber no verdadero [es decir, que el resultado que se va obteniendo cada vez mediante la experiencia de la no verdad de un saber], no se lo podía hacer desembocar conjuntamente [acumulando los resultados que se van obteniendo] en una nada vacía, sino que necesariamente esa nada debía de entenderse como la nada de aquello cuyo resultado esa nada era; un resultado, por tanto, que contiene aquello que el saber precedente tenia de verdadero en él. Y esto, traído al caso que ahora nos ocupa, significa lo siguiente: en cuanto lo que empezó apareciendo como objeto se le va a pique a la conciencia como un saber sólo de ella, y el en-sí se convierte en un ser-para-la-conciencia del en-sí [en un ser ese en-sí para la conciencia], éste es ahora el nuevo objeto, con lo cual surge también una nueva figura de la conciencia, para la cual la esencia [Wesen] [es decir, el ser, lo que es, lo que hay] es algo distinto que para la precedente [es decir, que para la figura precedente]. Esta circunstancia es la que dirige la entera secuencia de las figuras de la conciencia, en la necesidad de esa secuencia. Y sólo esta necesidad misma, o lo que es lo mismo: sólo el nacimiento del nuevo objeto que se ofrece a la conciencia sin saber ésta cómo le ocurre ello, sólo eso es lo que para nosotros pasa o sucede, por decirlo así, a espaldas de la conciencia. Se introduce, por tanto, en su movimiento un momento de ser-en-sí o de ser-para-nosotros, que no queda ahí [es decir, que no se expone, que no queda a la vista ahí] para la propia conciencia que está implicada en esa experiencia misma; en cambio, el contenido de eso que a nosotros nos surge, sí es para la conciencia, y nosotros no hacemos sino formarnos concepto [begreifen] de lo formal de ese contenido, o lo que es lo mismo: hacernos concepto de su puro surgir [del puro surgir de ese contenido]; para la conciencia, eso surgido está sólo como objeto, y para nosotros está a la vez como movimiento y devenir.

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Conversaciones en Madrid

[87] En esta exposición del recorrido de la experiencia hay un momento en virtud del cual ella parece no coincidir con lo que se suele entender por experiencia. A saber, el paso del primer objeto y del saber de él al otro objeto en el que se dice que se ha hecho la experiencia se indicó de tal manera que el saber del primer objeto, o el para la conciencia del primer en sí, debe él mismo convertirse en el segundo objeto. Mientras que, de ordinario, parece que la experiencia de la no-verdad de nuestro primer concepto la hacemos en otro objeto que acaso encontramos externamente, de modo contingente, de tal manera que a nosotros lo único que nos toca es el puro aprehender lo que es en y para sí. En aquel primer enfoque, sin embargo, el nuevo objeto se muestra como llegado a ser por una inversión de la conciencia misma. Esta consideración de la cosa es nuestro añadido, por medio del cual la serie de las experiencias de la conciencia se eleva hasta la marcha científica, pero no es para la conciencia que consideramos. Pero de hecho, se da aquí también la misma circunstancia de la que ya hablábamos más arriba, respecto a la relación de esta exposición con el escepticismo, a saber, que el resultado respectivo de cada vez, el cual se da en un saber que no es conforme a verdad, no debe desembocar en una nada vacía, sino que, necesariamente, tiene que ser aprehendido como la nada de aquello cuyo resultado es; un resultado que contiene lo que el saber precedente tuviera en él de verdadero. Esto se presenta aquí de tal manera que, en tanto que lo que primero aparecía como el objeto se degrada, a ojos de la conciencia, a un saber acerca de él, y en tanto que lo en sí se convierte en un ser de lo en sí para la conciencia, este ser es el nuevo objeto, con el cual también entra en escena una nueva figura de la conciencia, para la cual la esencia es algo distinto de lo que lo era para la figura precedente. Es esta circunstancia la que guía toda la serie de figuras de la conciencia en su necesidad. Sólo esta necesidad misma, o la emergencia del nuevo objeto que se presenta a la conciencia sin que ésta sepa lo que le acontece, es lo que sucede para nosotros, por así decirlo, como a sus espaldas. Entra así en su movimiento un momento del ser en sí, o del ser para nosotros, que no se expone para la conciencia, la cual está prendida en la experiencia misma; pero el contenido de lo que emerge ante nosotros es para ella, y nosotros sólo concebimos la parte formal del mismo, o su puro originarse; para ella, esto que se ha originado es sólo como objeto, para nosotros es, a la vez, como movimiento y devenir.

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Conversations in Washington

[87] [87]1We kept the numeration given by the editor in the printed edition In this exposition of the course of experience, there is a moment through which the exposition seems not to correspond with what is ordinarily understood by experience. The transition, namely, from the first object and the knowing of it to the other object about which one says that it has learned from experience, was specified in such a way that the knowing of the first object, or the being-for-consciousness of the first in-itself, is itself supposed to become the second object. By contrast, it ordinarily seems that we learn from experience about the untruth of our first concept in another object that we perhaps come across serendipitously and extrinsically so that the only thing left to us is the pure grasping of what is in and for itself. However, based on the point of view given above, the new object shows itself to have come to be through a reversal of consciousness itself. This observation of the matter is our addition, whereby the series of experiences traversed by consciousness is elevated into a scientific progression, and which is not there for the consciousness that we are observing. However, this is in fact also the same situation already discussed above concerning the relation of this exposition to skepticism, namely, that each and every result which emerges from a non-truthful knowing should not coalesce into an empty nothing, but rather must be necessarily grasped as the nothing of that of which it is the result, a result which contains the truth that the previous knowing has within itself. Here it presents itself as follows: While what at first appeared as the object degenerating for consciousness into a knowing of the object, and the in-itself becomes a being-for-consciousness of the in-itself, this latter is the new object. As a result, a new shape of consciousness comes on the scene for which the essence is something different from what was the essence for the preceding shape. It is this circumstance which guides the whole series of shapes of consciousness in their necessity. However, it is just this necessity itself, or the emergence of the new object, which presents itself to consciousness without consciousness knowing how this happens to it. It takes place for us, as it were, behind the back of consciousness. Through this there enters into the movement of consciousness a moment of the in-itself, or of being for us, which does not present itself for the consciousness which is itself comprehended in the experience itself. However, the content of what emerges to us is for consciousness, and we comprehend only what is formal in it, or its pure emergence. For consciousness, what has emerged is only as object; for us, what has emerged at the same time emerges as movement and coming-to-be.

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Conversaciones en el Atrium

EN CONSTRVCCION

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