Gespräche in der Dämmerung 00086

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Introducción [Einleitung]

 

[Experiencia; la Fenomenología del Espíritu como ciencia de la experiencia de la conciencia]

Gespräche in Jena

[86] Diese dialektische Bewegung, welche das Bewußtsein an ihm selbst, sowohl an seinem Wissen als an seinem Gegenstande ausübt, insofern ihm der neue wahre Gegenstand daraus entspringt, ist eigentlich dasjenige, was Erfahrung genannt wird. Es ist in dieser Beziehung an dem soeben erwähnten Verlaufe ein Moment noch näher herauszuheben, wodurch sich über die wissenschaftliche Seite der folgenden Darstellung ein neues Licht verbreiten wird. Das Bewußt sein weiß etwas, dieser Gegenstand ist das Wesen oder das Ansich; er [78] ist aber auch für das Bewußtsein das Ansich, damit tritt die Zweideutigkeit dieses Wahren ein. Wir sehen, daß das Bewußtsein jetzt zwei Gegenstände hat, den einen das erste Ansich, den zweiten das Für-es-Sein dieses Ansich. Der letztere scheint zunächst nur die Reflexion des Bewußtseins in sich selbst zu sein, ein Vorstellen nicht eines Gegenstandes, sondern nur seines Wissens von Jenem ersten. Allein wie vorhin gezeigt worden, ändert sich ihm dabei der erste Gegenstand; er hört auf, das Ansich zu sein, und wird ihm zu einem solchen, der nur für es das Ansich ist; somit aber ist dann dies: das Für-es-Sein dieses Ansich, das Wahre, das heißt aber, dies ist das Wesen oder sein Gegenstand. Dieser neue Gegenstand enthält die Nichtigkeit des ersten, er ist die über ihn gemachte Erfahrung.

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Conversaciones en Valencia

[Experiencia; la Fenomenología del Espíritu como ciencia de la experiencia de la conciencia]

[86] Este movimiento dialéctico, que la conciencia ejercita en ella misma, es decir, tanto en su saber como en su objeto, en cuanto en ese movimiento le salta o le brota a ella el nuevo objeto verdadero, es lo que propiamente se llama experiencia X12X.1Que ello es susceptible de sistematización (afirmación desde luego nada trivial) y la efectiva sistematización de ello, es lo que representaría el presente libro. Que por fuerza las «ciencias del espíritu» tienen que resultar más «sistemáticas» que las ciencias de la naturaleza, es una llamativa tesis que el autor desarrolla al final del cap. V, A, a. Y dentro de esta relación, en el decurso a que acabo de referirme, conviene subrayar todavía más detalladamente un momento mediante el cual se difundirá una nueva luz sobre el lado científico de la siguiente exposición [de la exposición que vamos a emprender]. La conciencia sabe algo, este objeto es la esencia [Wesen] o el en-sí; pero también para la conciencia ese objeto es el en-sí [o ese objeto, que es el en-sí, también para la conciencia es el en-sí]; y con eso aparece la duplicidad o la equivocidad de eso verdadero. Pues vemos que la conciencia tiene ahora dos objetos, uno el primer en-sí, y otro [objeto] el ser-para-ella de ese ser-en-sí. Este último sólo parece ser por de pronto la reflexión de la conciencia en sí misma [el reflectirse la conciencia en sí misma], es decir, un representar o una representación, pero una representación no de un objeto sino solamente una representación de su saber [del saber de la conciencia acerca de aquel primer objeto]. Sólo que, como hemos mostrado más arriba, en medio de eso también se le cambia [a la conciencia] el primer objeto; pues ese primer objeto cesa de ser el en-sí, y se le convierte en un objeto que sólo para ella es el en-sí [o que sólo es en-sí para ella]; pero entonces resulta que esto [es decir, el ser-para-ella de este en-sí] es lo verdadero [es decir, esto es lo que resulta ser de verdad el en-sí], lo cual significa a su vez: eso es la esencia [Wesen], o lo que es lo mismo: esto es su objeto [es decir, el objeto de la conciencia]. Este nuevo objeto contiene la nulidad [o nihilidad] del primero [contiene el ser nada el primero], este segundo objeto es la experiencia hecha sobre el primero.

Algunas aclaraciones

X12X = Que ello es susceptible de sistematización (afirmación desde luego nada trivial) y la efectiva sistematización de ello, es lo que representaría el presente libro. Que por fuerza las «ciencias del espíritu» tienen que resultar más «sistemáticas» que las ciencias de la naturaleza, es una llamativa tesis que el autor desarrolla al final del cap. V, A, a.

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Conversaciones en Madrid

[86] Este movimiento dialéctico que la conciencia ejerce en ella misma, tanto en su saber como en su objeto, en la medida en que, a partir de él, le surge a ella el nuevo objeto verdadero, es lo que propiamente se llama experiencia. En referencia a esto, habrá que resaltar con más detalle, en el recorrido que acabamos de mencionar, un momento en virtud del cual se difundirá una nueva luz sobre el lado científico de la exposición que sigue. La conciencia sabe algo; este objeto es la esencia o lo en sí, pero también es lo en sí para la conciencia; y así hace entrada la ambigüedad de esto verdadero. Vemos que la conciencia tiene ahora dos objetos: uno, el primer en sí, y luego, el ser para ella de este en sí. Este último parece que, en primera instancia, es sólo la reflexión de la conciencia dentro de sí misma, un representar, no de un objeto, sino únicamente de su saber de aquel primer en sí. Sólo que, como ya hemos mostrado previamente, en todo el proceso, a la conciencia se le altera el primer objeto; éste deja de ser lo en sí, y deviene a sus ojos un objeto tal que sólo para ella es lo en sí; pero, entonces, lo verdadero es esto: el ser para ella de este en sí; es decir, que esto es la esencia, o su objeto. Este nuevo objeto contiene la nulidad del primero, es la experiencia hecha sobre él.

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Conversations in Washington

[86] [86]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition This dialectical movement which consciousness practices in its own self (as well as in its knowing and in its object), insofar as, for consciousness, the new, true object arises out of this movement, is properly what is called experience. In this respect, there is in the process just mentioned a moment to be highlighted more precisely, and this will cast a new light on the scientific aspects of the following exposition. Consciousness knows something, and this object is the essence, or the in-itself; but the object is also for consciousness the in-itself; and with this the double meaning of this truth comes on the scene. We see that consciousness now has two objects: One is the first in-itself, and the second is the being-for-it of this in-itself. The latter seems at first to be only the reflection of consciousness into itself, a representing not of an object but rather only of its knowing of that first object. But as was previously shown, the first object is, to consciousness, thereby altered. The first object ceases to be the in-itself and, to consciousness, becomes that which is only the in-itself for consciousness. However, this way there is this: the being-for-it of this in-itself, the true, which however means that this is the essence, or its object. This new object contains the nothingness of the first; it is what experience has learned about it.

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Conversaciones en el Atrium

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