Gespräche in der Dämmerung 00078
Parte de:
Introducción [Einleitung]
[Saber apareciente, saber que aparece, saber que parece]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[78] Das natürliche Bewußtsein wird sich erweisen, nur Begriff des Wissens oder nicht reales Wissen zu sein. Indem es aber unmittelbar sich vielmehr für das reale Wissen hält, so hat dieser Weg für es negative Bedeutung, und ihm gilt das vielmehr für Verlust seiner selbst, was die Realisierung des Begriffs ist; denn es verliert auf diesem Wege seine Wahrheit. Er kann deswegen als der Weg des Zweifels angesehen werden oder eigentlicher als der Weg der Verzweiflung; auf ihm geschieht nämlich nicht das, was unter Zweifeln verstanden zu werden pflegt, ein Rütteln an dieser oder jener vermeinten Wahrheit, auf welches ein gehöriges Wiederverschwinden des Zweifels und eine Rückkehr zu jener Wahrheit erfolgt, so daß am Ende die Sache genommen wird wie vorher. Sondern er ist die bewußte Einsicht in die Unwahrheit des erscheinenden Wissens, dem dasjenige das Reellste ist, was in Wahrheit vielmehr nur der nicht realisierte Begriff ist. Dieser sich vollbringende Skeptizismus ist darum auch nicht dasjenige, womit wohl der ernsthafte Eifer um Wahrheit und Wissenschaft sich für diese fertig gemacht und ausgerüstet zu haben wähnt; nämlich mit dem Vorsatze, in der Wissenschaft [72] auf die Autorität [hin] sich den Gedanken anderer nicht zu ergeben, sondern alles selbst zu prüfen und nur der eigenen Überzeugung zu folgen oder, besser noch, alles selbst zu produzieren und nur die eigene Tat für das Wahre zu halten. Die Reihe seiner Gestaltungen, welche das Bewußtsein auf diesem Wege durchläuft, ist vielmehr die ausführliche Geschichte der Bildung des Bewußtseins selbst zur Wissenschaft. Jener Vorsatz stellt die Bildung in der einfachen Weise des Vorsatzes als unmittelbar abgetan und geschehen vor; dieser Weg aber ist gegen diese Unwahrheit die wirkliche Ausführung. Der eigenen Überzeugung folgen ist allerdings mehr, als sich der Autorität ergeben; aber durch die Verkehrung des Dafürhaltens aus Autorität in Dafürhalten aus eigener Überzeugung ist nicht notwendig der Inhalt desselben geändert und an die Stelle des Irrtums Wahrheit getreten. Auf die Autorität anderer oder aus eigener Überzeugung im Systeme des Meinens und des Vorurteils zu stecken, unterscheidet sich voneinander allein durch die Eitelkeit, welche der letzteren Weise beiwohnt. Der sich auf den ganzen Umfang des erscheinenden Bewußtseins richtende Skeptizismus macht dagegen den Geist erst geschickt zu prüfen, was Wahrheit ist, indem er eine Verzweiflung an den sogenannten natürlichen Vorstellungen, Gedanken und Meinungen zustande bringt, welche es gleichgültig ist, eigene oder fremde zu nennen, und mit welchen das Bewußtsein, das geradezu ans Prüfen geht, noch erfüllt und behaftet, dadurch aber in der Tat dessen unfähig ist, was es unternehmen will.
Conversaciones en Valencia
[78] La conciencia natural resultará ser sólo el concepto del saber [o el concepto de saber], pero no saber real. Pero en cuanto inmediatamente ella se tiene más bien por el saber real, este camino no puede tener para ella sino un significado negativo, y tendrá que considerar más bien como pérdida de sí misma aquello que no es sino cobrar realidad el concepto; pues la conciencia pierde por este camino su verdad. Por tanto, ese camino puede considerarse como el camino de la duda, o más propiamente como el camino del verse uno atrapado y sumido en la duda XX5X,1De nuevo una referencia a Descartes, pero también a Platón. es decir, como el camino de la desesperación XX6X;2En alemán el término «duda» Zweifel, va ligado al de desesperación, Verzweiflung. Este último dice, pues, quedarse sin salida, no saber hacia dónde tirar, aporía. No es extraño que el autor los suela poner juntos. pues por él no va a producirse aquello que suele entenderse por dudar, es decir, un verse sacudida esta o aquella supuesta verdad, a lo cual sigue un correspondiente desaparecer la duda y un retorno a aquella verdad, de suerte que al final la cosa se acaba tomando como al principio; sino que ese camino va a ser el del consciente inteligir la no verdad del saber apareciente [es decir, el sabiente percatarse de la no verdad del saber en ese su sólo aparecer o parecer], pues resulta que para ese saber lo más real es aquello que en verdad no es más bien sino el concepto no realizado. Este escepticismo, que es él quien se cumple a sí mismo [es decir, que es él quien a sí mismo se lleva a cabo y se da remate] no es, por tanto, tampoco aquello con lo que el serio celo por la verdad y por la ciencia se imagina haberse puesto a punto para ellas [para la verdad y para la ciencia] y haberse pertrechado para ellas [para la verdad y para la ciencia], a saber: con el designio de no entregarse en la ciencia (por vía de autoridad) a lo que los otros piensan, sino de examinar todo uno mismo y no atenerse uno más que a sus propias convicciones, o mejor aún, de producir todo uno mismo y no tener uno por verdadero sino el resultado de ese su propio hacer. La serie de sus configuraciones que la conciencia recorre por este camino es más bien la detallada historia de formación [Bildung] de la conciencia misma en su elevarse a la ciencia. Aquel designio representa [o se representa] la formación [el proceso de formación] en esa simple forma de designio y, por tanto, como inmediatamente hecha y sucedida; pero frente a esa no-verdad,este camino no es sino el de la ejecución y realización real. Seguir uno sus propias convicciones es, ciertamente, más que entregarse a la autoridad; pero mediante la inversión que representa el pasar de tener alguien una cosa por algo [de considerar alguien que una cosa es esto o aquello] sólo por autoridad a tenerla por propia convicción, mediante tal inversión, digo, no se ha cambiado necesariamente el contenido de ello y ni el error ha sido sustituido por la verdad. Mantenerse y empecinarse en el sistema del no más que opinar y del prejuicio, sea ello en virtud de autoridad, sea ello en virtud de la propia convicción de uno, ambas cosas sólo se distinguen por la superficialidad y vanidad propias del segundo de esos modos. En cambio, cuando el escepticismo se extiende a todo el radio acción de la conciencia apareciente, es decir, de la conciencia en ese su aparecer [de la conciencia en su irse apareciendo en esas sus formas], es entonces y no antes cuando el espíritu queda en condiciones de examinar qué sea la verdad induciendo una dubitación y desesperación en las llamadas ideas, pensamientos y opiniones naturales, a las que es entonces indiferente llamar propias o extrañas y de las que todavía está llena y de las que todavía adolece la conciencia que se dispone a hacer el examen, de modo que a causa de ello es aún incapaz de emprender lo que dice querer emprender.
Algunas aclaraciones
XX5X = De nuevo una referencia a Descartes, pero también a Platón.
XX6X = En alemán el término «duda» Zweifel, va ligado al de desesperación, Verzweiflung. Este último dice, pues, quedarse sin salida, no saber hacia dónde tirar, aporía. No es extraño que el autor los suela poner juntos.
Conversaciones en Madrid
[78] La conciencia natural resultará ser sólo concepto de saber, o saber no real. Pero, en tanto que, de modo inmediato, ella se tiene a sí misma más bien por el saber real, este camino tiene para ella un significado negativo, y ella considera una pérdida de sí misma lo que, más bien, es la realización de su concepto; pues, en este camino, ella pierde su verdad. Puede ser visto, por eso, como un camino de duda XX*1X3La alusión a Descartes, y la ironía, es clara. De todos modos, el escepticismo, que se discute a continuación, estaba muy en boga en la Alemania de entonces, sobre todo desde 1792, en que G. E. Schulze (1761-1833) publicara su Aenesidemus, crítica escéptica de Kant y Reinhold. o, dicho más propiamente, camino de desesperación; X57X4En alemán, «duda» es Zweifel, mientras que «desesperación» corresponde a Verzweiflung, con la misma raíz, y donde el prefijo «ver» denota, precisamente, una intesificación radical de algo, en este caso, de la duda. De modo que el paso de la duda escéptica, o la cartesiana, a la desesperación, como duda radicalizada, de la conciencia hegeliana viene dado por el lenguaje mismo, con el que Hegel juega. pues lo que en él ocurre no es lo que se suele entender por duda, la sacudida de esta o aquella verdad presunta, a lo que sigue el debido volver a desvanecerse de la duda y el retorno a dicha verdad, de modo que, al cabo, la Cosa sea tomada igual que antes. Sino que el camino es la intelección consciente de la no-verdad del saber que aparece, a cuyos ojos lo más real es más bien lo que, en verdad, no es más que el concepto no realizado. Por eso, este escepticismo que se va dando cumplimiento no es tampoco aquello con lo que el severo celo por la verdad y por la ciencia se figura estar bien preparado y equipado para éstas; a saber, con la firme resolución de, en la ciencia, no someterse a la autoridad de los pensamientos de otros XX*2X,5La resolución respecto a la autonomía del pensamiento se refiere directamente a Descartes, quien lo planteaba como programa. En general, forma parte de todo el proyecto moderno de conocimiento y de acción. sino examinarlo todo por uno mismo y seguir solamente las propias convicciones, o mejor aún, producirlo todo uno mismo, y no tener por verdaderas más que las propias acciones. Antes bien, la serie de sus configuraciones, que la conciencia va recorriendo por este camino, es la historia exhaustiva de la cultura como formación de la conciencia misma, hasta llegar a la ciencia. Esa firme resolución representa tal formación al simple modo de una resolución, como algo inmediatamente despachado y ya ocurrido; mas, frente a esta no verdad, este camino es el llevarla efectivamente a cabo. Ciertamente, seguir las propias convicciones es más que someterse a una autoridad; pero por que se pase de sostener un dictamen basándose en la autoridad a sostenerlo basándose en las propias convicciones, no necesariamente se altera todavía el contenido del dictamen, ni entra la verdad en el lugar del error. Cuando se está clavado en el sistema de la opinión y del prejuicio, la única diferencia entre estarlo por la autoridad de otros o por convicción propia es la vanidad inherente a esta última. Sólo el escepticismo que se orienta hacia toda la extensión de la conciencia que aparece, en cambio, capacita por primera vez al espíritu para examinar lo que es verdad, en cuanto que instala una duda que desespera de los llamados pensamientos, representaciones, y opiniones naturales, a los cuales es indiferente denominar propios o ajenos, y de los cuales está todavía colmada y cargada la conciencia que se pone a examinar directamente, sin más, pero que, por eso, es de hecho incapaz para aquello que quiere emprender.
Algunas aclaraciones
XX*1X = La alusión a Descartes, y la ironía, es clara. De todos modos, el escepticismo, que se discute a continuación, estaba muy en boga en la Alemania de entonces, sobre todo desde 1792, en que G. E. Schulze (1761-1833) publicara su Aenesidemus, crítica escéptica de Kant y Reinhold.
X57X = En alemán, «duda» es Zweifel, mientras que «desesperación» corresponde a Verzweiflung, con la misma raíz, y donde el prefijo «ver» denota, precisamente, una intesificación radical de algo, en este caso, de la duda. De modo que el paso de la duda escéptica, o la cartesiana, a la desesperación, como duda radicalizada, de la conciencia hegeliana viene dado por el lenguaje mismo, con el que Hegel juega.
XX*2X = La resolución respecto a la autonomía del pensamiento se refiere directamente a Descartes, quien lo planteaba como programa. En general, forma parte de todo el proyecto moderno de conocimiento y de acción.
Conversations in Washington
[78] [78]6We kept the numeration given by the editor in the printed edition Natural consciousness will prove to be only the concept of knowing, or it will prove to be not real knowing. But while it immediately regards itself rather as real knowing, this path has negative meaning for it, and what is the realization of the concept will count instead, to it, as the loss of itself, for on this path, it loses its truth. This path can accordingly be regarded as the path of doubt, or, more properly, as the path of despair; on this path, what happens is not what is customarily understood as doubt, a shaking of this or that supposed truth, followed by the disappearance again of the doubt, and then a return to the former truth so that in the end the thing at issue is taken as it was before. Rather, this path is the conscious insight into the untruth of knowing as it appears, a knowing for which that which is the most real is rather in truth only the unrealized concept. Thus this self-consummating skepticism is also not what earnest zeal for truth and science surely thinks it has prepared and equipped itself with so that it might be ready for truth and science; that is, it is not the project in science of not submitting oneself to the thoughts of others based on their authority but rather testing everything oneself and following only one’s own conviction, or – better still – producing everything oneself and taking only one’s own deed for the true. The series of the figurations of consciousness which consciousness traverses on this path is the full history of the cultivation of consciousness itself into science. That project represents cultivation in the simple mode of a project as immediately finished and done; but in contrast to this untruth, this path is the actual working out of the project. To be sure, following one’s own conviction is more than submitting oneself to authority; but the converting of opinions which are held on authority into opinions which are held on the basis of one’s own conviction does not necessarily involve a change in the content of those opinions, and does not necessarily make truth step into the place of error. The only difference between being stuck in a system of opinion and prejudice based on the authority of others and being stuck in one based on one’s own conviction is the vanity which inheres in the latter mode. By contrast, the skepticism which is directed at the entire range of consciousness as it appears, makes spirit for the first time competent to test what truth is, by this kind of skepticism bringing about a despair regarding the so-called natural conceptions [natürlichen Vorstellungen], thoughts, and opinions. It is a matter of indifference whether one calls them one’s own or someone else’s, and with which consciousness that goes straightaway into examining matters is still suffused and burdened, which thus in fact renders consciousness incapable of achieving what it wants to undertake.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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