Gespräche in der Dämmerung 00065

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Prefacio (Prólogo) [Vorrede]

 

[El movimiento dialéctico]

Gespräche in Jena

[65] In der Tat hat auch das nicht spekulative Denken sein Recht, das gültig, aber in der Weise des spekulativen Satzes nicht beachtet ist. Daß die Form des Satzes aufgehoben wird, muß nicht nur auf unmittelbare Weise geschehen, nicht durch den bloßen Inhalt des Satzes. Sondern diese entgegengesetzte Bewegung muß ausgesprochen werden; sie muß nicht nur jene innerliche Hemmung, sondern dies Zurückgehen des Begriffs in sich muß dargestellt sein. Diese Bewegung, welche das ausmacht, was sonst der Beweis leisten sollte, ist die dialektische Bewegung des Satzes selbst. Sie allein ist das wirkliche Spekulative, und nur das Aussprechen derselben ist spekulative Darstellung. Als Satz ist das Spekulative nur die innerliche Hemmung und die nicht daseiende Rückkehr des Wesens in sich. Wir sehen uns daher oft von philosophischen Expositionen an dieses innere Anschauen verwiesen und dadurch die Darstellung der dialektischen Bewegung des Satzes erspart, die wir verlangten. – Der Satz soll ausdrücken, was das Wahre ist, aber wesentlich ist es Subjekt; als dieses ist es nur die dialektische Bewegung, dieser sich selbst erzeugende, fortleitende und in sich zurückgehende Gang. – Bei dem sonstigen Erkennen macht der Beweis diese Seite der ausgesprochenen Innerlichkeit aus. Nachdem aber die Dialektik vom Beweise getrennt worden, ist in der Tat der Begriff des philosophischen Beweisens verlorengegangen.

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Conversaciones en Valencia

[El movimiento dialéctico]

[65] Pero en realidad también el pensamiento no especulativo tiene su derecho, derecho que ha de hacerse valer, pero que en el modo del enunciado especulativo [u oración o proposición especulativa] no se lo puede respetar [o no se lo respeta de hecho], pues el que quede o haya de quedar suprimida y superada la forma de la oración no es algo que deba suceder sólo de forma inmediata, es decir, que haya de suceder sólo por el simple contenido de la frase; sino que hay que dar expresión a lo que hemos llamado un movimiento contrapuesto; es decir, no solamente tiene que quedar expresada aquella interna retención [en el proseguir hacia el predicado], sino que también tiene que quedar expuesto este retornar del concepto a sí mismo. Este movimiento que constituye él lo que, si no [es decir, en otros contextos] habría de quedar suministrado por la prueba o por una prueba, es el movimiento dialéctico del enunciado mismo. Sólo ese movimiento es lo realmente especulativo [es decir, es lo especulativo real], y sólo el quedar expresado, o dicho, o expuesto él mismo es la exposición especulativa. Pero, en cuanto enunciado, resulta que lo especulativo se queda sólo en aquella aquella retención interior, y en un no-existente retorno de la esencia a sí [es decir: por eso, en cuanto enunciado, lo especulativo se queda solamente en aquella retención interior, es en cierto modo el retorno de la esencia a sí, pero un retorno que todavía no está ahí, que todavía no está ahí delante; dicho de otro modo: en cuanto enunciado, lo especulativo es el retorno de la esencia a sí, pero todavía no es un quedar ahí ese retorno o haberse producido ese retorno]. De ahí que a menudo nos veamos remitidos por las exposiciones filosóficas a esa intuición interna [a ese ver ese retorno como estando ahí presente], de suerte que queda sin hacerse esa exposición del pensamiento dialéctico que era la que propiamente el lector estaba exigiendo. — El enunciado ha de expresar lo que es verdadero [lo que es lo verdadero], pero lo verdadero es esencialmente sujeto; y, en cuanto sujeto, lo verdadero sólo es este movimiento dialéctico, es decir, sólo es este discurrir, que él mismo se genera a sí mismo, que él mismo se desenvuelve y que [desenvolviéndose] retorna a sí mismo. — En las demás formas de conocimiento, la prueba constituye precisamente este lado de la interioridad, constituye precisamente el volverse expresa esa interioridad [es decir, la prueba constituye el volverse expreso, el hacerse explícito, ese lado de interioridad, o ese lado que representa la interioridad]. — Pues si a la dialéctica se la separa de la prueba [es decir, si, como sucede en otros sitios, se intenta también en filosofía una separación entre lo que se dice y la prueba o demostración de aquello que se dice], entonces lo que se pierde es el concepto de la prueba filosófica.

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Conversaciones en Madrid

[65] De hecho, el pensar no especulativo también tiene sus derechos, que son válidos, pero no se toman en consideración en el modo de la proposición especulativa. Que la forma de la proposición sea puesta en suspenso no es algo que haya de ocurrir sólo de modo inmediato, sólo por el mero contenido de la proposición. Sino que este movimiento contrapuesto tiene que ser proferido; no sólo debe ser aquel refrenarse interior, sino que este retornar el concepto dentro de sí tiene que estar presentado, expuesto. Este movimiento, que constituye lo que en lo casos habituales se supone que proporciona la prueba, es el movimiento dialéctico de la proposición misma. Sólo ella es lo especulativo efectivamente real, y sólo proferir dicho movimiento es la exposición especulativa. En cuanto proposición, lo especulativo no es más que el refrenarse interior y el retorno no-existente de la esencia dentro de sí. Por eso, en los tratados X54X1Expositionen. Hegel quiere distinguir bien claro entre la Exposition, el habitual escrito filosófico, y la Darstellung, que aquí traduzco como «exposición» y «presentación», y que él lleva a cabo. filosóficos. a menudo, nos vemos remitidos a esa intuición interna, con lo que queda escamoteada la exposición del movimiento dialéctico de la proposición que estábamos reclamando. — Se supone que la proposición debe expresar qué es lo verdadero, pero, esencialmente, lo verdadero es sujeto; en cuanto tal, no es más que el movimiento dialéctico, esta marcha que se genera a sí misma, progresa y retorna a sí. — En el conocimiento habitual, este lado de la interioridad enunciada lo constituye la prueba. Pero desde que la dialéctica fue separada de la prueba XX*X,2Para Kant, la Dialéctica es una lógica de la apariencia (cf. KrV B 85 sig.), un arte sofístico distinto de la demostración filosófica. Sin duda, es lo que tiene Hegel en mente. No es seguro, pero si posible, que piense también en Aristóteles, para quien la dialéctica es una tópica que parte de proposiciones probables y es distinta de la demostración en sentido estricto. se perdió, de hecho, el concepto de prueba filosófica.

Algunas aclaraciones

X54X = Expositionen. Hegel quiere distinguir bien claro entre la Exposition, el habitual escrito filosófico, y la Darstellung, que aquí traduzco como «exposición» y «presentación», y que él lleva a cabo.

XX*X = Para Kant, la Dialéctica es una lógica de la apariencia (cf. KrV B 85 sig.), un arte sofístico distinto de la demostración filosófica. Sin duda, es lo que tiene Hegel en mente. No es seguro, pero si posible, que piense también en Aristóteles, para quien la dialéctica es una tópica que parte de proposiciones probables y es distinta de la demostración en sentido estricto.

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Conversations in Washington

[65] [65]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition In fact, non-speculative thinking also has its rights, which are valid but which are ignored in the speculative proposition. The sublation of the form of the proposition must not only take place in an immediate manner through the mere content of the proposition. Rather, this oppositional movement must be given expression. It must not only be the internal impediment to thought, but rather this return into itself on the part of the concept must be shown. This movement, which constitutes what otherwise would have to be accomplished by proof, is the dialectical movement of the proposition itself. It alone is actual speculation, and it is only the expression of that movement which is a speculative account. As propositional, the speculative is only the internal impediment and the non-existing return of essence into itself. Hence, we often see philosophical accounts referring us to this inner intuition and thus sparing us the exposition of the dialectical movement of the proposition which we had demanded. – The proposition ought to express what the true is, but essentially “the true” is subject. As the latter, it is only the dialectical movement, this course of self-engendering, advancing, and then returning into itself. – In the case of cognition of other sorts, the proof constitutes this aspect of expressed inwardness. However, once dialectic has been separated from proof, the concept of philosophical demonstration has in fact been led astray.

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Conversaciones en el Atrium

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