Gespräche in der Dämmerung 00063
Parte de:
Prefacio (Prólogo) [Vorrede]
[La proposición especulativa]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[63] Auf diesem ungewohnten Hemmen beruhen großenteils die Klagen über die Unverständlichkeit philosophischer Schriften, wenn anders im Individuum die sonstigen Bedingungen der Bildung, sie zu verstehen, vorhanden sind. Wir sehen in dem Gesagten den Grund des ganz bestimmten Vorwurfs, der ihnen oft gemacht wird, daß mehreres erst wiederholt gelesen werden müsse, ehe es verstanden werden könne, – ein Vorwurf, der etwas Ungebührliches und Letztes enthalten soll, so daß er, wenn er gegründet, weiter keine Gegenrede zulasse. – Es erhellt aus dem Obigen, welche Bewandtnis es damit hat. Der philosophische Satz, weil er Satz ist, erweckt die Meinung des gewöhnlichen Verhältnisses des Subjekts und Prädikats und des gewohnten Verhaltens des Wissens. Dies Verhalten und die Meinung desselben zerstört sein philosophischer Inhalt; die Meinung erfährt, daß es anders gemeint ist, als sie meinte, und diese Korrektion seiner Meinung nötigt das Wissen, auf den Satz zurückzukommen und ihn nun anders zu fassen.
Conversaciones en Valencia
[63] Sobre esta insólita retención o detención que el pensamiento experimenta, descansan la mayor parte de las quejas acerca de la incomprensibilidad de los escritos filosóficos, incluso cuando el individuo reúna todas las demás condiciones de formación que se precisan para entenderlos. Nosotros vemos en lo dicho la razón de esa objeción totalmente concreta que se hace muchas veces a esos escritos en el sentido de que buena parte de lo que en ellos se dice hay que leerlo muchas veces para poder entenderlo, reproche que, conforme a su propio sentido, habría de contener, o contendría, o estaría haciendo referencia a algo así como a una especie de indecencia u obscenidad última que, de estar fundada [o estando fundada, como lo está], no permitiría ya réplica alguna X79X.1Vide infra Algunas aclaraciones X79X. — Pero por lo que venimos diciendo se ve qué es lo que puede haber de todo ello. El enunciado filosófico, precisamente porque es un enunciado, despierta la opinión de tratarse de la relación habitual entre sujeto y predicado y de tratarse del comportamiento habitual del saber [del comportamiento o estructura que habitualmente caracteriza al saber]. Pero ese comportamiento y la idea que ese comportamiento se hace de sí, quedan destruidos precisamente por su contenido filosófico [por el contenido filosófico sobre el que versan, o por el contenido filosófico de aquello sobre lo que versan]; pues aquello que se quería decir hace la experiencia de estarse pensando de forma muy distinta a como se quería decir, y esta corrección de la propia opinión [es decir, de aquello que quería decirse] obliga al saber a retirar su enunciado y a darle una versión distinta.
Algunas aclaraciones
X79X = Efectivamente, que algo no se entiende, o no se entiende a la primera, o no se entiende sin más, se convierte en filosofía no ya en un reproche, sino también en una especie de objeción última, en una especie de definitiva acusación de obscenidad, que al profano ni se le pasarla siquiera por la cabeza hacer en el caso de un libro de cálculo diferencial o de cálculo tensorial, que tampoco se entienden sin más. Aviso al lector que en el caso del presente libro se podrá ahorrar buena parte de esa objeción si de antemano recurre a los referentes platónicos, aristotélicos y kantianos de este libro de Hegel y se mete de lleno en ellos.
Conversaciones en Madrid
[63] En este refrenarse, al que no se está acostumbrado, se basan, en gran parte, las quejas sobre la ininteligibilidad de los escritos de filosofía cuando, por lo demás, en el individuo se dan las condiciones habituales de formación cultural para entenderlos. En lo que hemos dicho, podemos ver el fundamento de un reproche muy concreto que se les hace a menudo: que bastantes cosas de ellos hay que leerlas varias veces para poder entenderlas; reproche del que se supone que contiene algo incontestable y definitivo, de modo que, cuando se da por bien fundado, no admitiría réplica alguna. — Por lo dicho arriba se hace claro qué pasa con esto. La proposición filosófica, como es una proposición, suscita la opinión de que se trata de la habitual relación de sujeto y predicado, y del habitual comportamiento del saber. Este comportamiento y la opinión del mismo los destruye el contenido filosófico de la proposición; la opinión hace la experiencia de que se mienta otra cosa distinta de lo que ella creía querer decir, y esta corrección de su opinión fuerza al saber a volver sobre la proposición y captarla ahora de otro modo X53X.2Vide infra Algunas aclaraciones X53X.
Algunas aclaraciones
X53X = Die Meinung erfährt, dass es anders gemeint ist, als sie meynte, und diese Correction seiner Meinung nötigt das Wissen, auf den Satz zurückzukommen und ihn anders zu fassen. Hegel juega, una vez más, con los varios sentidos del término «meinen»: tanto opinar, o creerse algo más o menos infundadamente, como referirse a algo, o tener una cierta intención, apuntar en cierta dirección. Otra posible traducción sería: «La opinión aprende (o: se entera de) que las cosas no apuntan por donde ella se creía, y esa corrección…».
Conversations in Washington
[63] [63]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition For the most part, this unfamiliar impediment forms the basis for the complaints about the unintelligibility of philosophical literature even when the individual has otherwise met the conditions of cultural formation for understanding such philosophical writing. In what is said about this, we see the reason behind the specific reproach which is so often leveled against such writings, namely, that so much has to be read over and over again before it can be understood – a reproach which has to do with such definitive unreasonableness that, if it were justified, no rejoinder would be possible. – It is clear from the above what is at stake here. The philosophical proposition, because it is a proposition, evokes the common opinion about both the usual relationship between subject and predicate and the customary procedure of knowing. This procedure and common opinion about such a procedure destroys its philosophical content. Common opinion then learns from experience that it means something other than what it took itself to have meant, and this correction of its opinion compels knowing to come back to the proposition and now to grasp it in some other way.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
EN CONSTRVCCION