Gespräche in der Dämmerung 00047

Parte de:

Prefacio (Prólogo) [Vorrede]

 

[La naturaleza de la verdad filosófica y su método]

Gespräche in Jena

[47] Die Philosophie dagegen betrachtet nicht [die] unwesentliche Bestimmung, sondern sie. Insofern sie wesentliche ist; nicht das Abstrakte oder Unwirkliche ist ihr Element und Inhalt, sondern das Wirkliche, sich selbst Setzende und in sich Lebende, das Dasein in seinem Begriffe. Es ist der Prozeß, der sich seine Momente erzeugt und durchläuft, und diese ganze Bewegung macht das Positive und seine Wahrheit aus. Diese schließt also ebensosehr das Negative in sich, dasjenige, was das Falsche genannt werden würde, wenn es als ein solches betrachtet werden könnte, von dem zu abstrahieren sei. Das Verschwindende ist vielmehr selbst als wesentlich zu betrachten, nicht in der Bestimmung eines Festen, das vom Wahren abgeschnitten, außer ihm, man weiß nicht wo, liegen zu lassen sei, so wie auch das Wahre nicht als das auf der ändern Seite ruhende, tote Positive. Die Erscheinung ist das Entstehen und Vergehen, das selbst nicht entsteht und vergeht, sondern an sich ist und die Wirklichkeit und Bewegung des Lebens der Wahrheit ausmacht. Das Wahre ist so der bacchantische Taumel, an dem kein Glied nicht trunken ist; und weil jedes, indem es sich absondert, ebenso unmittelbar [sich] auflöst, ist er ebenso die durchsichtige und einfache Ruhe. In dem Gerichte jener Bewegung bestehen zwar die einzelnen Gestalten des Geistes wie die bestimmten Gedanken nicht, aber sie sind so sehr auch positive notwendige Momente, als sie negativ und verschwindend sind. – In dem Ganzen der Bewegung, es als Ruhe [46] aufgefaßt, ist dasjenige, was sich in ihr unterscheidet und besonderes Dasein gibt, als ein solches, das sich erinnert, aufbewahrt, dessen Dasein das Wissen von sich selbst ist, wie dieses ebenso unmittelbar Dasein ist.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en Valencia

[La naturaleza de la verdad filosófica y su método]

[47] La filosofía, en cambio, no considera determinaciones inesenciales, sino las determinaciones que la filosofía considera las considera en cuanto son esenciales [en cuanto son diferencias de la esencia]; el elemento y el contenido de la filosofía no es lo abstracto o lo irreal, sino lo real, lo que se pone a sí mismo, lo que está vivo en sí mismo, es decir, la existencia en su concepto [en el concepto de esa existencia]. Es el proceso quien genera sus momentos y los recorre. Y este movimiento completo es lo que constituye lo positivo y lo que constituye su verdad [la verdad de eso positivo o la verdad del proceso]. Ese movimiento incluye, pues, también en sí lo negativo, es decir, aquello que sería lo falso si se lo pudiese considerar como algo de lo que hubiese que abstraer. Lo desapareciente mismo [lo negativo, lo falso] debe considerarse más bien esencial, pero no como teniendo la determinación de algo fijo que estuviese separado y cortado de lo verdadero y que hubiera que dejar estar fuera de lo verdadero, no se sabe bien dónde, así como lo verdadero tampoco es algo que estuviese quieto en el otro lado, algo positivo pero muerto. El fenómeno es el surgir y el fenecer que él mismo ni surge, ni fenece, sino que es en sí, y que constituye la realidad y el movimiento de la vida de la verdad. Lo verdadero es así la orgía báquica en la que ningún interviniente no está borracho, y porque cada uno de ellos, cuando se separa y aísla, queda asimismo inmediatamente disuelto, esa orgía es también una transparente y simple quietud. En el juicio [en el tribunal] que representa ese movimiento, las distintas figuras particulares del espíritu, así como los pensamientos particulares [las nociones o ideas particulares], no acaban teniéndose, ciertamente, en pie, pero sí que son también momentos positivos necesarios, al igual que son momentos negativos y desaparecientes [evanescentes]. — En el Todo del movimiento, considerado ese Todo como reposo y quietud, en el todo de ese movimiento, digo, aquello que se distingue en ese movimiento, y que se da existencia particular, está como algo que «recuerda» [y despierta], que se interioriza, que se guarda y conserva, y cuya existencia es el saber de sí mismo, al igual que ese saber se trueca asimismo inmediatamente en existencia [o al igual que ese saber es asimismo existencia inmediata].

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en Madrid

[47] La filosofía, en cambio, no considera una determinación inesencial, sino que la considera en la medida en que es esencial; su elemento y contenido no son lo abstracto o inefectivo, sino lo efectivamente real, lo que se pone a sí mismo y vive en sí, la existencia en su concepto. Es el proceso quien se genera sus momentos y los recorre de cabo a rabo, y todo este movimiento constituye lo positivo y su verdad. Ésta, pues, encierra dentro de sí, en la misma medida, también lo negativo, aquello que se llamaría lo falso si pudiera ser examinado como algo tal que se pudiera hacer abstracción de él. Antes bien, lo que desaparece ha de considerarse como esencial, no en la determinación de algo sólido y fijamente establecido que, desgajado de lo verdadero, fuera de ello, hubiera que dejar tirado no se sabe dónde, y del mismo modo, tampoco se ha de considerar lo verdadero como lo positivo que reposa al otro lado, muerto. La aparición fenoménica es el originarse y perecer que, ello mismo, no se origina ni perece, sino que es en sí, y constituye la realidad efectiva y el movimiento de la vida de la verdad. Lo verdadero es, así, el delirio báquico en el que no hay ningún miembro que no esté ebrio, y como cada miembro, según se particulariza, se disuelve de inmediato, el delirio es, en la misma medida, la quietud transparente y simple XX*X.1Formaba parte de las bacanales, fiestas en honor de Baco (Dionisos), con sus secretos ritos nocturnos, el éxtasis y los excesos. Cierto que en el tribunal de ese movimiento, las figuras singulares del espíritu, como los pensamientos determinados, no se sostienen; pero son también momentos positivos necesarios en la misma medida en que son negativos y van desapareciendo. — En el conjunto de todo el movimiento, captado como quietud, lo que en él se diferencia y se da existencia particular queda preservado como algo que se recuerda, cuya existencia es el saber de sí mismo, igual que este saber es también, de modo inmediato, existencia.

Algunas aclaraciones

XX*X = Formaba parte de las bacanales, fiestas en honor de Baco (Dionisos), con sus secretos ritos nocturnos, el éxtasis y los excesos.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversations in Washington

[47] [47]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition In contrast, philosophy does not study inessential determinations but only those that are essential. The abstract or the non-actual is not its element and content; rather, its element and content is the actual, what is self-positing, what is alive within itself, or existence in its concept. It is the process which creates its own moments and passes through them all; it is the whole movement that constitutes the positive and its truth. This movement just as much includes within itself the negative, or what would be called “the false” if it were to be taken as something from which one might abstract. It is what disappears and which is instead itself to be taken as essential, but not as having the determination of something fixed, something cut off from the truth, which along the way is to be set aside (who knows where?) as something that lies outside of the truth, just as the truth also cannot be thought of as what is lifelessly positive and completely at rest. Appearance is both an emergence and a passing away which does not itself emerge and pass away but which instead is in itself and which constitutes the actuality and the living movement of truth. The truth is the bacchanalian revel where not a member is sober, because, in isolating himself from the revel, each member is just as immediately dissolved into it – the ecstasy is likewise transparently and simply motionless. Judged in the court of that movement, the individual shapes of spirit do not stably exist any more than do determinate thoughts, but they are also equally positive, necessary moments just as much as they are negative, disappearing moments. – In the whole of the movement, taken as being at rest, what distinguishes itself in it and what gives itself existence is preserved as the kind that remembers, as that whose existence is its knowing of itself, just as this self-knowing is no less immediate existence.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en el Atrium

EN CONSTRVCCION

EN CONSTRVCCION

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Sidebar



error: Content is protected !!