Gespräche in der Dämmerung 00023

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Prefacio (Prólogo) [Vorrede]

 

[Principio y desarrollo de lo verdadero]

Gespräche in Jena

[23] Das Bedürfnis, das Absolute als Subjekt vorzustellen, bediente sich der Sätze: Gott ist das Ewige, oder die moralische Weltordnung, oder die Liebe usf. In solchen Sätzen ist das Wahre nur geradezu als Subjekt gesetzt, nicht aber als die Bewegung des sich in sich selbst Reflektierens dargestellt. Es wird in einem Satze der Art mit dem Worte »Gott« angefangen. Dies für sich ist ein sinnloser Laut, ein bloßer Name; erst das Prädikat sagt, was er ist, ist seine Erfüllung und [26] Bedeutung; der leere Anfang wird nur in diesem Ende ein wirkliches Wissen. Insofern ist nicht abzusehen, warum nicht vom Ewigen, der moralischen Weltordnung usf. oder, wie die Alten taten, von reinen Begriffen, dem Sein, dem Einen usf., von dem, was die Bedeutung ist, allein gesprochen wird, ohne den sinnlosen Laut noch hinzuzufügen. Aber durch dies Wort wird eben bezeichnet, daß nicht ein Sein oder Wesen oder Allgemeines überhaupt, sondern ein in sich Reflektiertes, ein Subjekt gesetzt ist. Allein zugleich ist dies nur antizipiert. Das Subjekt ist als fester Punkt angenommen, an den als ihren Halt die Prädikate geheftet sind, durch eine Bewegung, die dem von ihm Wissenden angehört und die auch nicht dafür angesehen wird, dem Punkte selbst anzugehören; durch sie aber wäre allein der Inhalt als Subjekt dargestellt. In der Art, wie diese Bewegung beschaffen ist, kann sie ihm nicht angehören; aber nach Voraussetzung jenes Punkts kann sie auch nicht anders beschaffen, kann sie nur äußerlich sein. Jene Antizipation, daß das Absolute Subjekt ist, ist daher nicht nur nicht die Wirklichkeit dieses Begriffs, sondern macht sie sogar unmöglich; denn jene setzt ihn als ruhenden Punkt, diese aber ist die Selbstbewegung.

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Conversaciones en Valencia

[Principio y desarrollo de lo verdadero]

[23] La necesidad de representarse el Absoluto como sujeto se sirvió de enunciados tales como: Dios es lo eterno, o Dios es el orden moral del mundo, o Dios es el amor, etc. Y en tales enunciados lo verdadero queda puesto directamente como sujeto, pero no queda expuesto como el movimiento del reflectirse X23X1Vide infra Algunas aclaraciones X23X. [eso verdadero] en sí mismo [o del reflectirse eso verdadero sobre sí mismo] X24X.2Vide infra Algunas aclaraciones X24X. En enunciados de este tipo se empieza con la palabra Dios. Pero, eso, tomado de por sí, no es sino una voz sin sentido alguno, es decir, un simple nombre; sólo el predicado dice lo que ese Dios es, el predicado es lo que llena esa palabra sin sentido y lo que le da significación; por tanto, sólo en este fin o final [en el predicado] se convierte el vacío principio [el vacío inicio, el sujeto] en un saber real. Y en este sentido no se ve por qué [en lugar de hablar de Dios] no se habla sólo de lo eterno, del orden moral del mundo, etc., o como hicieron los antiguos, de puros conceptos, del ser, del uno, etc., es decir, por qué no se habla sólo de aquello que constituye el significado [o que constituye aquello que llena, o que constituye el significado de esa vacía palabra con la que se comienza], sin necesidad de empezar poniendo esa vacía voz [o esa voz desprovista de sentido]. Ahora bien, precisamente con esa vacía palabra se indica que no se está poniendo un ser [Seyn] o una esencia [Wesen] o algo universal [Allgemeines], sino que se está poniendo algo reflectido en sí mismo, es decir, que se está poniendo un sujeto. Sólo que a la vez eso está solamente anticipado. El sujeto se toma por un punto fijo al que se pegan los predicados como un sostén de ellos, y esto mediante un movimiento que pertenece a quien sabe de ese sujeto [es decir, que es un movimiento que efectúa quien hace el enunciado], pero que no se toma también por algo que pertenezca a ese punto mismo [el movimiento no se toma por algo que pertenezca, no a quien hace el enunciado, sino al sujeto mismo de la oración, del enunciado]; pero la verdad es que sólo a través de ese movimiento el contenido quedaría expuesto como sujeto. Ahora bien, en la forma como ese movimiento está hecho [predicados que se pegan a un punto fijo], ese movimiento no puede pertenecer al sujeto; y como, habida cuenta de que conforme a la presuposición de ese punto [es decir, por no ser ese punto sino un punto presupuesto], ese movimiento tampoco podría estar hecho de otra forma, resulta que ese movimiento tiene que serle externo a aquel punto [cuando, para que el Absoluto fuera de verdad sujeto, ese movimiento tenia que serle interno]. Aquella anticipación, por tanto, de que lo Absoluto es sujeto [frente a la afirmación del autor de que el Absoluto es resultado], no solamente no constituye la realidad de ese concepto [del concepto de Absoluto], sino que la convierte incluso en imposible, pues aquella presuposición convierte ese concepto en un punto en reposo, y esa realidad [la realidad de ese concepto], en cambio, es automovimiento.

Algunas aclaraciones

X23X

El término que emplea Hegel es reflectirt, en grafía de las ediciones actuales de la Fenomenología del espítitu reflektiert. Se diría que lo más natural es traducir ese reflektieren por el vocablo castellano reflectir y por las formas reflectido, se reflicte, etc. Y la duda es si, por más que todas esas formas puedan hacerse provenir del latín reflectere, tales formas existen o son admisibles en castellano. En toda la presente traducción de la Fenomenología del espíritu traduje inicialmente reflektieren sistemáticamente por el término reflectar, que aparece en el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, en vez de por reflectir, que no figura en el diccionario de la Real Academia. Pero finalmente el término reflectar no llegó a convencerme; no era eso lo que decía reflektieren. De modo que el traductor optó por introducir finalmente reflectir, que, aunque no aparezca en los diccionarios, viene rodando en castellano por lo menos desde el siglo xvi, con el mismo sentido con el que Hegel emplea la forma reflektieren. Así por ejemplo, en los Exercicios spirituales de San lgnacio de Loyola puede leerse: «El primer puncto es ver a las personas, ver a nuestra Señora y a Joseph y … al niño Jesu, después de ser nacido, haciéndome yo un pobrecito y esclavo indigno, mirándolos con todo acatamiento y reverencia possible, y después reflectir en mí mismo para sacar algún provecho …. el segundo puncto es mirar, advertir y contemplar lo que hablan, y reflectiendo en mí mismo sacar algún provecho…» §§114s. O también: «El primer puncto es ver las personas de la Cena y reflitiendo en mí mismo, procurar de sacar algún provecho de ellas…» §194. Difícilmente puede, pues, suponerse que reflectir, reflektieren, tal tomo lo utiliza Hegel, haya sido un término desusado en lengua castellana. Por tanto, emplearé sin más las formas reflectir, reflectido, reflictiendo para traducir las correspondientes formas del oríginal. Observe el lector que, conforme a ese ejemplo de San Ignacio de Loyola, ese reflektieren hubiera podido traducirse por reflexionar, pero sólo a condición de convertir reflexionar en verbo transitivo, a fin de poderlo usar en la forma pasiva reflectirt reflexionado, pero tal conversión de reflexionar en un verbo transitivo hubiera resultado un lío, se entienden mejor las formas reflectir y reflectido.

X24X

Es decir, queda puesto como un sujeto gramatical, con un referente ya Incondicionado; pero de ese Incondicionado, aunque llegue a definlrselo como νόησις νοήσεως, se elimina en realidad el movimiento del reflectirse en sí, es decir, no queda pensado como sujeto, sino sólo como un objeto, aunque, en una especie de contrasentido, se lo entienda como sujeto. O también: se lo pone como sujeto gramatical, con un referente ya Incondicionado y consecuentemente se lo entiende como negatividad referida a sí mima, pero no se sigue adelante con esa caracterización, hasta llegar a la conclusión de que ese Incondicionado no es sino el Yo pienso.

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Conversaciones en Madrid

[23] La menesterosidad por representar lo absoluto como sujeto se servía de proposiciones como: Dios es lo eterno, o el orden moral del mundo X*1X,3Vide infra Algunas aclaraciones X*1X. o el amor, etc. En tales proposiciones, lo verdadero tan sólo está puesto directamente como sujeto, pero no está presentado como el movimiento del reflexionarse hacia dentro de sí mismo. En una proposición de este género se empieza con la palabra: Dios. Por sí misma, es un sonido sin sentido, un mero nombre; sólo el predicado dice lo que él es, lo llena dándole cumplimiento y significado; el comienzo vacío se hace saber efectivo solamente en ese final. Siendo así, no se ve por qué no se habla únicamente de lo eterno, del orden moral del mundo, etc., o bien, como hacían los antiguos X*2X,4Vide infra Algunas aclaraciones X*2X. de conceptos puros, del ser, de lo Uno, etc, de lo que es el significado, sin añadir, además, el sonido sin sentido. Pero a través de esta palabra se designa que justamente lo que se ha puesto no es un ser, o una esencia, o un universal en general, sino algo reflexionado dentro de sí, un sujeto. Sólo que, a la vez, esto sólo está anticipado. El sujeto se acepta como punto fijo al que adhieren, como a su asidero, los predicados mediante un movimiento que pertenece a aquel que sabe acerca del sujeto, y que no es considerado como perteneciente al punto mismo; pero, por medio de ese movimiento, lo único que quedaría expuesto es el contenido como sujeto. Este movimiento, por el modo como está hecho, no puede formar parte de él; mas, una vez presupuesto ese punto, tampoco puede estar hecho de otro modo, sólo puede ser exterior. Por eso, aquella hipótesis anticipada de que lo absoluto es sujeto, no sólo no es la realidad efectiva de este concepto, sino que llega incluso a hacerla imposible, puesto que pone el concepto como punto en reposo; cuando la realidad efectiva es el automovimiento.

Algunas aclaraciones

Johann Gottlieb Fichte (1762-1814)

X*1X

La frase «Dios es el orden moral del mundo» aparece repetidas veces en Fichte, especialmente en escritos relacionados con la disputa del ateísmo. En Über den Grund unsers Glaubens an eine Gottliche Weltregierung: «Ese orden vivo y moral que tiene efecto es Dios mismo; no necesitamos de otro Dios, ni podemos concebir ningún otro. No hay ningún motivo para que la razón salga de ese orden moral del mundo y por medio de silogismos llegue hasta el fundamento de un ser especial que sea la causa del mundo». En Philosophisches Journal einer Gesellschaft Teutscher Gelehrten, ed. J. G. Fichte y F. I. Niethammer, vol. 8. H. 1, Jena y Leipzig, 1798. p. 15. Cf. FW V, 349· La idea de Dios como amor, que también aparece en Fichte, jugó un papel importante en los años de Hegel en Fráncfort.

Παρμενίδης ὁ Ἐλεάτης

X*2X

Hegel piensa en la doctrina del Ser y lo Uno, propia de Jenófanes, Meliso, Zenón y, sobre todo, Parménides.

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Conversations in Washington

[23] [23]5We kept the numeration given by the editor in the printed edition The need to represent the absolute as subject has helped itself to such propositions as “God is the eternal,” or “God is the moral order of the world,” or “God is love,” etc. In such propositions, the true is directly posited as subject, but it is not presented as the movement of reflection taking-an-inward-turn. One proposition of that sort begins with the word “God.” On its own [für sich], this is a meaningless sound, a mere name. It is only the predicate that says what the name is and is its fulfillment and its meaning. The empty beginning becomes actual knowledge only at the end of the proposition. To that extent, one cannot simply pass over in silence the reason why one cannot speak solely of the eternal, the moral order of the world, etc., or, as the ancients did, of pure concepts, of being, of the one, etc., or, of what the meaning is, without appending the meaningless sound as well. However, the use of this word only indicates that it is neither a being nor an essence nor a universal per se which is posited; what is posited is what is reflected into itself, a subject. Yet, at the same time, this is something only anticipated. The subject is accepted as a fixed point on which the predicates are attached for their support through a movement belonging to what it is that can be said to know this subject and which itself is also not to be viewed as belonging to the point itself, but it is solely through this movement that the content would be portrayed as the subject. Because of the way this movement is constituted, it cannot belong to the point, but after the point has been presupposed, this movement cannot be constituted in any other way, and it can only be external. Thus, not only is the former anticipation that the absolute is subject not the actuality of this concept, but it even makes that actuality impossible, for it posits the concept as a point wholly at rest, whereas the concept is self-movement.

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Conversaciones en el Atrium

EN CONSTRVCCION

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