Gespräche in der Dämmerung 00019

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Prefacio (Prólogo) [Vorrede]

 

[En qué consiste el ser sujeto; mediación y devenir]

Gespräche in Jena

[19] Das Leben Gottes und das göttliche Erkennen mag also wohl als ein Spielen der Liebe mit sich selbst ausgesprochen werden; diese Idee sinkt zur Erbaulichkeit und selbst zur Fadheit herab, wenn der Ernst, der Schmerz, die Geduld und Arbeit des Negativen darin fehlt. An sich ist jenes Leben wohl die ungetrübte Gleichheit und Einheit mit sich selbst, der es kein Ernst mit dem Anderssein und der Entfremdung sowie mit dem Überwinden dieser Entfremdung ist. Aber dies Ansich ist die abstrakte Allgemeinheit, in welcher von seiner Natur, für sich zu sein, und damit überhaupt von der Selbstbewegung der Form abgesehen wird. Wenn die Form als dem Wesen gleich ausgesagt wird, so ist es eben darum ein Mißverstand, zu meinen, daß das Erkennen sich mit dem Ansich oder dem Wesen begnügen, die Form aber ersparen könne, – daß der absolute Grundsatz oder die absolute Anschauung die Ausführung des ersteren oder die Entwicklung der anderen entbehrlich mache. Gerade weil die Form dem Wesen so wesentlich ist als es sich selbst, ist es nicht bloß als Wesen, d.h. als unmittelbare Substanz oder als reine Selbstanschauung des Göttlichen zu fassen und auszudrücken, sondern ebensosehr als Form und im ganzen Reichtum der entwickelten Form; dadurch wird es erst als Wirkliches gefaßt und ausgedrückt.

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Conversaciones en Valencia

[119] La vida de Dios y el conocimiento divino los puede, pues, uno muy bien explicar, si uno así lo quiere, como un juego del amor consigo mismo; esta idea se hunde en su puro carácter edificante, reduciéndose a él, e incluso se hunde en la estupidez y en la sandez si faltan en ella la seriedad, el dolor, la paciencia y el trabajo de lo negativo. Pues en esa vida es la límpida igualdad y unidad consigo misma que, naturalmente, no puede tomarse en serio ni el ser-otro ni la alienación, ni tampoco la superación de ese extrañamiento o alienación. Pero tal en-sí no es sino la universalidad abstracta en la que se ha prescindido de su naturaleza [de la naturaleza de ese en-sí, de la naturaleza de esa vida], la cual consiste en ser-para-sí, y, por tanto, en la que se ha prescindido del automovimiento o autokínesis de la forma. Si a la forma se la declara igual a la esencia [si se dice que la esencia no es sino la forma, si se dice que la esencia no es sino el ser-para-sí], entonces, precisamente por esto, es un malentendido pensar [o es un malentendido opinar] que el conocimiento podría contentarse con el en-sí, o lo que es lo mismo: que el conocimiento podría contentarse con el ser [Wesen], y ahorrarse todo lo concerniente a la forma [todo lo concerniente al ser-para-sí]; es un malentendido pensar que el principio absoluto o la intuición absoluta hacen prescindible el desarrollo del primero [o de la esencia, Wesen, ousía] o del desenvolvimiento y evolución de la segunda [de la forma]. Precisamente porque la forma es tan esencial a la esencia como la esencia se es esencial a sí misma, precisamente por eso no hay que concebirla ni expresarla simplemente como esencia, es decir, como sustancia inmediata o como pura autointuición de lo divino, sino que hay que expresarla igualmente como forma y en la plena riqueza de la forma desarrollada [es decir, de ese su carácter de forma, de para-sí, pero desarrollado]; sólo a través de ello queda aprehendida y expresada la sustacia como real.

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Conversaciones en Madrid

[19] Bien puede enunciarse, entonces, la vida de Dios y el conocimiento divino como un jugar del amor consigo mismo X*1X;1Vide infra Algunas aclaraciones X*1X. esta idea se degrada hasta lo edificante, e incluso lo desabrido, cuando faltan en ella la seriedad, el dolor,la paciencia y el trabajo de lo negativo. En sí, aquella vida es, seguramente, la igualdad límpida y la unidad consigo misma, para la que no son cosa seria el ser-otro y el extrañamiento, ni tampoco la superación de este extrañamiento. Pero esto en sí es la universalidad abstracta, en la cual se prescinde de su naturaleza de ser para sí, y con ello, en general, del automovimiento de la forma. Cuando se dice que la forma es igual a la esencia X*2X,2Vide infra Algunas aclaraciones X*2X. es, justo por ello mismo, un malentendido pretender que el conocer se puede dar por satisfecho con lo en-sí o con la esencia, ahorrándose, sin embargo, la forma: pretender que el principio absoluto o la intuición absoluta permitirían prescindir de llevar el primero a cabo o de desarrollar la segunda. Precisamente porque la forma le es tan esencial a la esencia como ésta lo es a sí misma, la esencia no debe ser captada y expresada meramente como esencia, esto es, como sustancia inmediata, o como pura autointuición de lo divino, sino, en la misma medida, como forma y en toda la riqueza de la forma desarrollada; sólo a través de esto es captada y expresada por primera vez como algo efectivamente real.

Algunas aclaraciones

Johann Christoph Friedrich von Schiller (1759-1805)
Baruch Spinoza (1632-1677)

X*1X

Hegel piensa seguramente en el amor intellectualis Dei de Spinoza (Etica, V, 33, 35 y 36). También en Schiller, en Sobre la gracia y la dignidad, donde, de hecho, introduce la idea de juego: «[…] es el legislador mismo, el Dios dentro de nosotros, que juega con su propia imagen en el mundo sensorial. Por eso se disuelve el ánimo en el amor cuando se tensiona en el respecto». En Schiller, F.: «Über Anmuth und Würde», Sämmtliche Werke, Stuttgart y Tubinga, 1825, vol. XVII, p. 250. También en Schillers Werke, Nationalausgabe. vol. XX. p. 303.

Schelling

X*2X

Schelling planteaba la tesis de que la forma y la esencia, en lo absoluto, son una sóla cosa, Fernere Darstellungen aus dem System der Philosophie. En: SW I/4, 368. Para Fichte, por su parte, en el principio primero de la filosofía, la forma y el contenido tienen que ser absolutos e idénticos. Cf. Grundlage, § 1. En: Fichtes Werke (= FW), Berlín, Walter de Gruyter, I, 91. Sobre la intuición absoluta en Fichte y Schelling, cf., respectivamente, Sonnenklarer Bericht an das größere Publikum über das eigentliche Wesender neuesten Philosophie: Ein Versuch, die Leser zum Verstehen zu zwingen, Berlín, 1801, 116, en: FW II, 375; y Fernere Darstellungen aus dem System der Philosophie, en: SW I/4, 374 y sigs.

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Conversations in Washington

[19] [19]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition The life of God and divine cognition might thus be expressed as a game love plays with itself. If this Idea4Idee lacks the seriousness, the suffering, the patience, and the labor of the negative, then it lowers itself into edification, even into triteness. In itself that life is indeed an unalloyed sameness and unity with itself, since in such a life there is neither anything serious in this otherness and alienation, nor in overcoming this alienation. However, this in-itself is abstract universality, in which its nature, which is to be for itself, and the self-movement of the form are both left out of view. However much the form is said to be the same as the essence, still it is for that very reason a bald misunderstanding to suppose that cognition can be content with the in-itself, or, the essence, but can do without the form – that the absolute principle, or, the absolute intuition, can make do without working out the former or without the development of the latter. Precisely because the form is as essential to the essence as the essence is to itself, the essence must not be grasped and expressed as mere essence, which is to say, as immediate substance or as the pure self-intuition of the divine. Rather, it must likewise be grasped as form in the entire richness of the developed form, and only thereby is it grasped and expressed as the actual.

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Conversaciones en el Atrium

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