Bueno y “encuadrar» el pensamiento de Hegel

A propósito de una infografía de Gustavo Bueno

Compañeros, ¿qué opinan del cuadro-resumen que Bueno hizo sobre el sistema de Hegel?

 

Siempre me impresionó la claridad expositiva de Bueno como profesor de Historia de la Ideas. Pero, leyendo a Hegel, creo que él consideraría esta exposición »geistlos«, carente de espíritu: concretamente del espíritu hegeliano. Hegel mismo viene a decir desde el primer párrafo de la Fenomenología que lo importante del deambular de la conciencia no es un agregado de tesis.

Por otro lado, creo que hay un pequeño desajuste: la vida ya hace acto de presencia en la Fenomenología en el capítulo de la autoconciencia (B, IV).

Hegel cree que los resultados de una ciencia no pueden separarse del modo de llegar a ellos. En esto se aparta de Aristóteles, para quien es absurdo buscar a la vez el objeto del conocimiento y el modo de alcanzar el conocimiento. Quien entrega los resultados —¡aunque sean los de la Fenomenología!— sin el proceso entrega la cáscara vacía, algo sin vida. Es el tópico del manual y la receta, tan distintos de la vida y del mundo en el que nace un pensamiento o del pastel que uno puede probar.

A nivel moral eso sería entregar el valor sin el ejemplo humano en el que se encarna. No hay peor formalismo que ese. Kant dirá al final de la Crítica de la razón práctica que es imposible una educación moral así.

Hoy pensaba en que la Lógica de Hegel reproduce la historia de la Caída y la Redención. La «felix culpa». Considerarla así da sentido al primer párrafo de la Enciclopedia.

Una pincelada nada más: el ser es el Jardín del Edén, en el que el pensamiento está inmediatamente unido con la verdad (Dios). La esencia es el retiro de la verdad a un más allá y el triunfo de la apariencia (Schein). El concepto es el regreso salvífico (la parousía) de la verdad, como esencia, al ser.

Enzyklopädie der philosophischen Wissenschaften im Grundrisse, I (traducción mía): «La filosofía carece de la ventaja que favorece al resto de ciencias: el poder presuponer tanto sus objetos en cuanto inmediatamente reconocidos por la representación así como el método del conocimiento en cuanto ya supuesto al comienzo y en el desarrollo. Antes que nada, la filosofía tiene en común sus objetos con la religión. Ambas tienen la verdad por objeto y en el sentido supremo —en el que Dios es la verdad y solo Él es la verdad.».

Continuará…

 

 

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