Gespräche in der Dämmerung 00756

Parte de:

C. (CC.) La religión [C. (CC.) Die Religion] / Cap. VII: La religión [VII. Die Religion] / C. La religión revelada [C. Die offenbare Religion]

 

[Sujeto y predicado, y el Dios hecho hombre]

Gespräche in Jena

[756] Insofern das Selbstbewußtsein einseitig nur seine eigene Entäußerung erfaßt, wenn ihm schon sein Gegenstand also ebensowohl Sein als Selbst ist und es alles Dasein als geistiges Wesen weiß, so ist dadurch dennoch noch nicht für es der wahre Geist geworden, insofern nämlich das Sein überhaupt oder die Substanz nicht an sich ebenso ihrerseits sich ihrer selbst entäußerte und zum Selbstbewußtsein wurde. Denn alsdann ist alles Dasein nur vom Standpunkte des Bewußtseins aus geistiges Wesen, nicht an sich selbst. Der Geist ist auf diese Weise dem Dasein nur eingebildet; dieses Einbilden ist die Schwärmerei, welche der Natur sowohl als der Geschichte, wie der Welt so den mythischen Vorstellungen der vorhergehenden Religionen einen anderen inneren Sinn unterlegt, als sie in ihrer Erscheinung dem Bewußtsein unmittelbar darbieten und, in Ansehung der Religionen, als das Selbstbewußtsein, dessen Religionen sie waren, darin wußte. Aber diese Bedeutung ist eine geliehene und ein Kleid, das die Blöße der Erscheinung nicht bedeckt und sich keinen Glauben und Verehrung erwirbt, sondern die trübe Nacht und eigene Verzückung des Bewußtseins bleibt.

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Conversaciones en Valencia

[756] Pero si de modo unilateral, la autoconciencia sólo aprehende su propia enajenación, resulta que, aun cuando para ella su objeto sea ya tanto ser como self y la autoconciencia sepa a toda existencia como ser espiritual, resulta, digo, que incluso entonces, no habría advenido todavía para ella el verdadero espíritu, sino que tendríamos que, en sí, el ser [Seyn] en general o la sustancia no se ha enajenado (también por su parte) de sí misma y se ha convertido en autoconciencia X126X.1Vide infra Algunas aclaraciones X126X. Pues entonces resulta que toda existencia es ser espiritual sólo desde el punto de vista de la conciencia, pero no en sí misma. Y de este modo el espíritu sólo es algo imaginado en la existencia [o sólo es algo que imaginamos a la existencia]; esta imaginación, o este imaginar tal cosa a la naturaleza, es el pensamiento delirante que tanto a la naturaleza como a la historia, es decir, tanto al mundo como a las representaciones míticas de las religiones precedentes les supone un sentido distinto a aquel que en su fenómeno [es decir, en su aparecer, en su quedar ahí] ellas ofrecen a la conciencia, y en lo que concierne a las religiones supone a éstas un sentido distinto que aquel que sabía en ellas la autoconciencia de la que esas religiones eran religiones X127X.2Da a aquellas representaciones el sentido de ser figuras de la animación del todo. Pero este significado es un significado prestado, un traje que no logra cubrir la desnudez del fenómeno y que no logra ganarse ni fe [ni credibilidad] ni respeto, sino que se queda en turbia noche y en el propio encantamiento [en autoencantamíento] de la conciencia.

Algunas aclaraciones

X126X

Es decir, el enunciado «El ser absoluto es self», por el que el self se enajena, se pone ahí fuera, resultando que el «fuera» y todo lo que hay ahí fuera y la base de todo lo que hay ahí fuera es self, ese enunciado digo, con todo lo que implica, no implica todavía que nos haya amanecido el espíritu. Si el ser absoluto no ejercita sobre sí mismo la negatividad por la que, sacrificándose a sí mismo, el ser absoluto pasa de sujeto a predicado tal como se refleja en el enunciado «El self es el ser absoluto», si el ser absoluto, digo, no ejerce sobre sí esa negatividad, entonces no tenemos espíritu, es decir, no tenemos el concepto de espíritu que la Patrística introduce a partir del último Platón, de Aristóteles y del neoplatonismo, sino que lo que tendríamos es el tipo de especulación delirante ligada a la idea de alma del mundo, a la idea de que el «Uno y Todo» es alma, es self. A veces he tenido la sensación de que Hegel es un autor al que no se le ocurre una idea sin ocurrírsele a la vez qué esa idea no es una sino cinco o seis, y todas ellas contrapuestas entre sí; y cuando honestamente el autor busca insistir en que no se trata de una idea, sino de cinco o seis, resulta que no, que sólo se trataba de una.

Insistiendo en lo mismo: no basta con que la autoconciencia se sepa ser ella toda realidad, sino que la autoconciencia tiene que ver a toda realidad, a la omnitudo realitatis, devenir autoconciencia. Como verá el lector, Hegel considera muy importante este motivo cristiano, conforme al que el encontrarse la autoconciencia como siendo el Ser absoluto, el dar la autoconciencia moderna consigo misma en su carácter absoluto, el dar esa conciencia consigo como siendo el Hijo, es algo que le viene dado. Es decir, Hegel busca dar a la autoconciencia moderna carácter absoluto, resaltando a la vez su lado de facticidad.

X127X

Da a aquellas representaciones el sentido de ser figuras de la animación del todo.

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Conversaciones en Madrid

[756] En la medida en que la autoconciencia, de modo unilateral, sólo capta su propio despojamiento, si ya su objeto es, a sus ojos, tanto ser como sí-mismo y ella sabe toda existencia como esencia espiritual, entonces, por eso, sin embargo, el espíritu verdadero todavía no había llegado a ser para ella en la medida en que, en efecto, el ser como tal o la substancia, por su parte, no se despojaba también en sí de sí misma ni se hacía autoconciencia. Por consiguiente, pues, toda existencia es esencia espiritual sólo desde el punto de vista de la conciencia, y no en ella misma. De este modo, el espíritu es sólo algo que se le imagina a la existencia; y este imaginarse es el entusiasmo alucinado, el alucinar que les atribuye tanto a la naturaleza como a la historia, al mundo o a las representaciones míticas de las religiones anteriores un sentido distinto del que ofrecían en su aparición fenoménica a la conciencia, y respecto a las religiones. distinto a lo que sabía en ellas la autoconciencia de la cual eran religiones. Pero este significado es prestado, es un vestido que no cubre la desnudez de la aparición fenoménica y no gana ninguna fe ni veneración. sino que permanece como la noche turbia y confusa y en el arrobamiento propio de la conciencia.

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Conversations in Washington

[756] [756]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition To the extent that self-consciousness one-sidedly grasps only its own self-relinquishing, then if, to itself, its object is thus already just as much Being as it is the self, and if it knows all existence as spiritual essence, then as a result true spirit has not come to be for self-consciousness, insofar as being as such, or substance in itself, has not for its part likewise emptied itself of itself and become self-consciousness, for all existence is spiritual essence only from the standpoint of consciousness and not in itself. With regard to existence, spirit is in this manner only imaginary; this imagination is that gushing enthusiasm that reads into nature as well as into history, just as it also reads into the world and into the mythical representational thoughts of the preceding religions, a different inward sense from what they, from within their own appearance, immediately offer to consciousness, and, in the case of those religions, it reads into them a different sense than the self-consciousness whose religions they were actually knew in them. However, this meaning is one that is borrowed, a garment that does not cover the nakedness of the appearance and that warrants neither belief nor veneration. Rather, it remains the murky night of consciousness, the rapture proper to consciousness.

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Conversaciones en el Atrium

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