Gespräche in der Dämmerung 00730
Parte de:
C. (CC.) La religión [C. (CC.) Die Religion] / Cap. VII: La religión [VII. Die Religion] / B. La religión-arte o religión del arte [B. Die Kunstreligion] / c. La obra de arte espiritual [c. Das geistige Kunstwerk]
[El epos]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[730] In diesem Epos stellt sich also überhaupt dem Bewußtsein dar, was im Kultus an sich zustande kommt, die Beziehung des Göttlichen auf das Menschliche. Der Inhalt ist eine Handlung des seiner selbst bewußten Wesens. Das Handeln stört die Ruhe der Substanz und erregt das Wesen, wodurch seine Einfachheit geteilt und in die mannigfaltige Welt der natürlichen und sittlichen Kräfte aufgeschlossen ist. Die Handlung ist die Verletzung der ruhigen Erde, die Grube, die, durch das Blut beseelt, die abgeschiedenen Geister hervorruft, welche, nach Leben durstend, es in dem Tun des Selbstbewußtseins erhalten. Das Geschäft, um welches die allgemeine Bemühung geht, bekommt die zwei Seiten, die selbstische, von einer Gesamtheit wirklicher Völker und den an ihrer Spitze stehenden Individualitäten, und die allgemeine, von ihren substantiellen Mächten vollbracht zu werden. Die Beziehung beider aber bestimmte sich vorhin so, daß sie die synthetische Verbindung des Allgemeinen und [531] Einzelnen oder das Vorstellen ist. Von dieser Bestimmtheit hängt die Beurteilung dieser Welt ab. – Das Verhältnis beider ist dadurch eine Vermischung, welche die Einheit des Tuns inkonsequent verteilt und die Handlung überflüssigerweise von der einen Seite zur ändern herüberwirft. Die allgemeinen Mächte haben die Gestalt der Individualität und damit das Prinzip des Handelns an ihnen; ihr Wirken erscheint daher als ein ebenso freies, von ihnen ganz ausgehendes Tun als das der Menschen. Ein und dasselbe haben daher ebensowohl die Götter als die Menschen getan. Der Ernst jener Mächte ist ein lächerlicher Überfluß, da diese in der Tat die Kraft der handelnden Individualität sind; – und die Anstrengung und Arbeit dieser ist eine ebenso unnütze Bemühung, da jene vielmehr alles lenken, – Die übertägigen Sterblichen, die das Nichts sind, sind zugleich das mächtige Selbst, das die allgemeinen Wesen sich unterwirft, die Götter verletzt und ihnen überhaupt die Wirklichkeit und ein Interesse des Tuns verschafft; wie umgekehrt diese ohnmächtigen Allgemeinheiten, die sich von den Gaben der Menschen nähren und durch sie erst etwas zu tun bekommen, das natürliche Wesen und der Stoff aller Begebenheiten und ebenso die sittliche Materie und das Pathos des Tuns sind. Wenn ihre elementarischen Naturen durch das freie Selbst der Individualität erst in Wirklichkeit und betätigtes Verhältnis gebracht werden, so sind sie ebensosehr das Allgemeine, das sich dieser Verbindung entzieht, in seiner Bestimmung unbeschränkt bleibt und durch die unüberwindliche Elastizität seiner Einheit die Punktualität des Tätigen und seine Figurationen auslöscht, sich selbst rein erhält und alles Individuelle in seiner Flüssigkeit auflöst.
Conversaciones en Valencia
[730] En este epos se expone a la conciencia [es decir, se presenta ello mismo a ésta, es decir, ello mismo hace exposición de sí a ésta], en el epos se expone, digo, a la conciencia aquello que en el culto se produce en sí, a saber: la relación entre lo divino y lo humano [o de lo divino con lo humano]. El contenido es una acción del ser [Wesen] consciente de sí. La acción perturba la quietud y reposo de la sustancia, y excita la esencia, por medio de lo cual la simplicidad de ésta queda dividida, y abierta [puesta a la luz] en la diversidad [que ella contiene] del mundo de las fuerzas naturales y de los poderes éticos. La acción es la vulneración de la quietud de la Tierra, es el pozo o cueva o gruta que animado por la sangre evoca [conjura, hace removerse] a los espíritus de los difuntos que se despiertan con sed de vida, los cuales cobran esa vida, reciben esa vida y mantienen esa vida en el hacer de la autoconciencia. La empresa de la que se trata en el esfuerzo general [o en esos afanes generales], tiene un doble lado [o tiene dos lados], a saber: el concerniente al self, que consiste en ser realizado o ejecutado [ese negocio, empresa] por una totalidad de pueblos reales y por las individualidades que están a su frente; y el lado general o universal, que consiste en que ese negocio es ejecutado por los poderes sustanciales de esos pueblos. La relación entre ambos lados la hemos determinado más arriba diciendo que esa relación es la conexión sintética de lo universal con lo individual [Einzelnes] [o la conexión sintética del universal y el singular], es decir, que esa relación es la representación o el representar [la Vorstellung, no el Begriff]. Y de esta determinidad depende el juicio que hemos de hacer de ese mundo. — La relación entre ambos [entre el lado concerniente al self y el lado universal] es por eso una mezcla que divide o reparte inconsecuentemente [sin lógica] la unidad de acción, de modo que sucesiva y superfluamente la acción se ve lanzada de un lado a otro y del otro lado al uno. Los poderes éticos universales [los dioses] tienen la forma de la individualidad [Individualität], y, por tanto, tienen en ellos mismos el principio de la acción; su operar aparece, por tanto, como un libre hacer, que parte enteramente de ellos, lo mismo que el de los hombres. Una y la misma cosa la hacen, pues, [o la han hecho, pues], tanto los dioses como los hombres. La seriedad de aquellos poderes [de los poderes éticos] se convierte, por tanto, en una superfluidad ridícula; pues esos poderes no son efectivamente entonces sino la fuerza de la individualidad agente; y entonces el esfuerzo y trabajo de ésta no es asimismo sino un afán inútil, pues son más bien aquellos poderes quienes lo dirigen todo. — Los efímeros mortales [los mortales que no son sino flor de un día, que no son sino de un día para otro], que son la nada, son a la vez el poderoso self que pone bajo él a aquellos seres universales, que vulnera a los dioses y les procura en general realidad y les proporciona un interés en la acción o por la acción [es decir, hace que esos dioses se interesen por la acción]; al igual que a la inversa, aquellas universalidades en definitiva carentes de poder, que se nutren de los dones de los hombres y que es por éstos como llegan a tener algo que hacer, son el ser [Wesen] natural y son el material de todos los acaecimientos y asimismo la materia ética y el pathos del hacer. Y aunque sus naturalezas elementales son traídas a realidad por el self de la individualidad [Individualität], y es ese self quien las pone en una situación de acción o quien las pone en acción, resulta que también son lo universal que escapa o se sustrae a esta conexión, que permanece irrestricto en esa su determinación [en ese tratarse de un universal], y que, mediante la insuperable elasticidad de su unidad, erradica o elimina [o hace que se extinga] la puntualidad de lo activo o la puntualidad que caracteriza al agente, y también [hace que se extingan] las figuraciones de lo activo o las figuraciones del agente, de manera que él [eso universal] se mantiene puro, y en esa su elasticidad y fluidez disuelve todo lo individual X93X.1Es la razón por la que más arriba se caracterizó a los dioses como lado universal.
Algunas aclaraciones
X93X = Es la razón por la que más arriba se caracterizó a los dioses como lado universal.
Conversaciones en Madrid
[730] En esta epopeya,·entonces, se le expone en general a la conciencia lo que llega a producirse en sí en el culto, la referencia de lo divino a lo humano. El contenido es una acción de su esencia autoconsciente. El actuar perturba la quietud de la substancia y excita la esencia, con lo que su simplicidad queda dividida y abierta al mundo plural y múltiple de las fuerzas naturales y éticas. La acción es una herida infligida a la tierra quieta y tranquila, una fosa que, dotada de alma por la sangre, convoca a los espíritus que han partido, quienes, sedientos de vida, reciben la sangre en la actividad de la autoconciencia. El asunto de que se trata en el esfuerzo general obtiene los dos lados, el lado del sí-mismo, donde es llevado a cabo por una totalidad de pueblos efectivamente reales y por las individualidades que están en su cúspide, y el lado universal, donde lo es por sus poderes substanciales. Pero la referencia de ambos se determinaba previamente X*1X2Vide supra 00727 et 00728. de tal manera que era el enlace sintético de lo universal y de lo singular, o bien, que era un representar. De esta determinidad depende el juicio que se haga de este mundo. — Así, la relación de ambos es una amalgama que reparte de manera inconsecuente la unidad de la actividad, y arroja la acción superfluamente por un lado y por otro. Los poderes universales tienen en ellos la figura de la individualidad y, por ende, el principio del actuar; por eso, su producir efectos aparece como una actividad que parte completamente de ellos, y tan libre como la de los hombres. Por eso, tanto los dioses como los hombres hacían una y la misma cosa X*X.3Los dioses que ayudaban a sus héroes combatían también entre ellos. Por esa duplicación de la lucha, la gravedad de aquéllos es «ridículamente superflua». La seria gravedad de aquéllos en su poder es ridículamente superflua, puesto que, de hecho, son la fuerza de la individualidad agente; y el denuedo y el trabajo de éstos es un esfuerzo igualmente inútil, puesto que más bien ocurre que aquéllos lo dirigen todo. — Los mortales que se exceden en su acción, que son la nada, son, a la vez, el poderoso sí-mismo que somete a la esencia universal, ofende a los dioses y les procura en general realidad efectiva y un interés de la actividad; igual que, a la inversa, estas universalidades sin poder, que se alimentan de los dones de los hombres y gracias a ellos tienen algo que hacer, son la esencia natural y la materia de todos los sucesos, así como la materia ética y el pathos de la actividad. Si sus naturalezas elementales sólo son llevadas a la realidad efectiva y a una relación activada gracias al sí-mismo libre de la individualidad, también son, igualmente, lo universal que se sustrae a este enlace, permanece ilimitado en su determinación y, por la irrebasable elasticidad de su unidad, extingue el carácter puntual de lo activo y sus figuraciones, se mantiene puro a sí mismo, y disuelve todo lo individual en su fluidez.
Algunas aclaraciones
X*1X = Vide supra 00727 et 00728.
X*2X = Los dioses que ayudaban a sus héroes combatían también entre ellos. Por esa duplicación de la lucha, la gravedad de aquéllos es «ridículamente superflua».
Conversations in Washington
[730] [730]4We kept the numeration given by the editor in the printed edition In this epic, what thus comes about in itself in the cult, the relation of the divine to the human, presents itself as such to consciousness. The content is an action of the essence conscious of itself. Acting disturbs the rest of the substance and arouses it; it thereby divides its simplicity and opens it up to the diverse world of natural and ethical forces. The action is the violation of the peaceful earth; it is the trench ensouled through blood, which provokes the departed spirits, who, thirsting for life, receive it in the doings of self-consciousness. The dealings, which are at issue in the universal endeavor, acquire two aspects, the self-like5selbstische aspect, accomplished by the totality of actual peoples along with the individualities who are the heads, and the universal aspect accomplished by their substantial powers. However, the relation between the two was previously determined so that it is the synthetic combination of the universal and the singular, or is representational thinking. It is on this determinateness that the assessment of this world hangs. – The relationship between the two is, as a result, an intermingling of both of them, a relationship which inconsistently divides the unity of the doing and which needlessly tosses the action from one side to the other. The universal powers have the shape of individuality and thereby have in them the principle of acting; their having an effect hence appears as a doing which originates wholly from out of them, an activity which is equally as free as those originating from the people. Hence, one and the same thing has been done by the gods as well as having been done by men. The seriousness of those former powers is a farcical superfluity, since this latter is in fact the force of the acting individuality – whereas the effort and labor of the latter is again a useless effort, since it is the former who direct everything. – The ephemeral mortals, who are nothing, are at the same time the powerful self which brings into subjection the universal essence, offends the gods, provides actuality for them, and provides the gods with an interest in doing something; just as, conversely, these powerless universalities, which nourish themselves on their gifts from mankind and only get something to do through people, are the natural essence and the basic material of all events and are equally the matter of ethical life and the pathos of doing. However much their elemental natures are initially brought into actuality and into an activated relationship through the free self of individuality, still they are equally as much the universal that withdraws itself from this bond, which remains unrestricted in its destiny, and which through the invincible elasticity of its unity extinguishes the point-like singleness of the actor and his figurations, preserves itself in its purity, and dissolves all that is individual in its fluidity.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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