Gespräche in der Dämmerung 00721

Parte de:

C. (CC.) La Religión [C. (CC.) Die Religion] / Cap. VII: La religión [VII. Die Religion] / B. La religión-arte o religión del arte [B. Die Kunstreligion] / b. La obra de arte viva [b. Das lebendige Kunstwerk]

 

[Dionisos o la sustancia-luz que se es su propio ocaso o se vuelve su propio ocaso; las bacantes]

Gespräche in Jena

[721] Aus dem Kultus tritt also das in seinem Wesen befriedigte Selbstbewußtsein und der Gott eingekehrt in es als in seine Stätte. Diese Stätte ist für sich die Nacht der Substanz oder ihre reine Individualität, aber nicht mehr die gespannte des Künstlers, die noch nicht mit ihrem gegenständlich werdenden Wesen sich ausgesöhnt hat, sondern die befriedigte Nacht, welche ihr Pathos unbedürftig an ihr hat, weil sie aus der Anschauung, der aufgehobenen Gegenständlichkeit, zurückkehrt. – Dieses Pathos ist für sich das Wesen des Aufgangs, das aber nunmehr in sich untergegangen ist und seinen Untergang, das Selbstbewußtsein, und damit Dasein und Wirklichkeit an ihm selbst hat. – Es hat hier die Bewegung seiner Verwirklichung durchlaufen. Sich aus seiner reinen Wesenheit herabsetzend zu einer gegenständlichen Naturkraft und deren Äußerungen, ist es ein Dasein für das Andere, für das Selbst, von dem es verzehrt wird. Das stille Wesen der selbstlosen Natur gewinnt in seiner Frucht die Stufe, worin sie, sich selbst zubereitend und verdaut, sich dem selbstischen Leben darbietet; sie erreicht in der Nützlichkeit, gegessen und getrunken werden zu können, ihre höchste Vollkommenheit; denn sie ist darin die Möglichkeit einer höheren Existenz und berührt das geistige Dasein; – teils zur stillkräftigen Substanz, teils aber zur geistigen Gärung ist der Erdgeist in seiner Metamorphose dort zum weiblichen Prinzipe der Ernährung, hier zum männlichen Prinzipe der sich treibenden Kraft des selbstbewußten Daseins gediehen.

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Conversaciones en Valencia

[Dionisos o la sustancia-luz que se es su propio ocaso o se vuelve su propio ocaso; las bacantes]

[721]1Epígrafe: Dionisos o la sustancia-luz que se es su propio ocaso o se vuelve su propio ocaso; las bacantes. Del culto sale, pues, la autoconciencia apaciguada en su esencia y el dios entrado en ella o aposentado en ella [en la autoconciencia] como en su lugar de residencia. Este lugar de residencia [la autoconciencia] es de por sí [o para sí] la noche de la sustancia o su individualidad [Individualität] pura [la individualidad pura de la sustancia], pero no aquella individualidad tensa del artista que todavía no se ha reconciliado con su ser o con su esencia, en el volverse ésta objetiva, sino la noche aquietada, satisfecha o contenta, que tiene su pathos en ella, pero sin que por ello [esa individualidad] se vea movida por la penuria y la necesidad, porque ella [esa individualidad] no es sino un retornar [consiste en un estar retornando] desde el verse a sí misma [desde el tenerse ahí delante a sí misma], es decir, desde la objetualidad u objetividad suprimida y superada X83X.2Cfr. lo dicho al final del cap. VII, A, a (vide 0068700688). — Este pathos es de por sí la esencia del orto [la esencia del amanecer], pero de un amanecer que de ahora en adelante se ha puesto [ha tenido su ocaso] ya en sí mismo [que se ha metido ya en sí, y que tiene en él mismo esta puesta, es decir, este ocaso, este haberse metido en sí], esto es, tiene ya en él mismo la autoconciencia, y con ella la existencia y la realidad. — Y con ello ese pathos ha recorrido aquí el movimiento de su realización. Pues habiéndose rebajado de su esencialidad y habiéndose convertido en una fuerza objetiva [objetual] de la naturaleza [es decir, en una fuerza de la naturaleza que queda como objeto ahí] y en la manifestación de esa fuerza, es una existencia para lo otro [es un estar ahí para el otro o para lo otro], a saber: para el self, por el cual es consumido. El quiescente o tranquilo o quieto ser [Wesen] de la naturaleza carente de self alcanza en su fruto, o alcanza con su fruto [alcanza al llegar a su fruto y al llegar este fruto a sazón] la etapa en la que esa naturaleza, cocinándose ella a sí misma y digiriéndose ella a sí misma [es decir, disponiendo ella misma el plato], se ofrece a la vida dotada de self, esa naturaleza alcanza su máxima perfección en la posibilidad que representa el poder ser comida y bebida. Pues en tal utilidad esa naturaleza se convierte en la posibilidad de una existencia superior, y toca a la existencia espiritual [es decir, se toca con ella, entra en contacto con ella]. — Habiéndose desarrollado hasta convertirse en parte en sustancia de silenciosa fuerza, y en parte también en excitación y ebullición espiritual, el espíritu de la tierra, en estas sus metamorfosis [o en estas sus metamorphoseis], se convierte o se ha convertido en el primer caso en principio femenino de la nutrición [primer aspecto], y en el segundo caso en principio masculino de la fuerza autoimpulsora de la vida autoconsciente [segundo aspecto].

Algunas aclaraciones

X83X = Cfr. lo dicho al final del cap. VII, A, a (vide 0068700688).

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Conversaciones en Madrid

[721] Así, pues, lo que sale del culto es la autoconciencia satisfecha en su esencia y el dios retornado a ella como a su morada. Esta morada es, para sí, la noche de la substancia o su individualidad pura, pero ya no la individualidad tensa del artista, que aún no se ha reconciliado con su esencia que se hace objetual, sino la noche satisfecha que tiene en ella su pathos sin necesidades porque retorna desde la contemplación, desde la objetualidad cancelada. — Este pathos es, para sí, la esencia del amanecer, la cual, sin embargo, en adelante, se habrá hundido dentro de sí, y tiene en ella misma su atardecer, la autoconciencia y, por ende, existencia y realidad efectiva. — Ha recorrido aquí el movimiento de su realización efectiva. Descendiendo desde su esencialidad pura a ser una fuerza objetual de la naturaleza y sus exteriorizaciones, es una existencia para lo otro, para el sí-mismo, por el cual es consumido. La esencia silenciosa de la naturaleza que carece se sí-mismo gana en su fruto el nivel en el que esa naturaleza, preparándose y digiriéndose a sí misma, se ofrece a la vida que sí tiene sí-mismo; en la utilidad de poder ser comida y bebida alcanza su perfección suprema; pues, en ella, es la posibilidad de una existencia más alta y toca al ser espiritual ahí; al convertirse, por un lado, en substancia de silenciosa fuerza, y por otro, en fermentación espiritual, el espíritu de la tierra, en su metamorfosis, ha madurado hasta ser, allí, el principio femenino de la alimentación, y aquí, el principio masculino X*X3Estos principios son, respectivamente, Deméter y Dionisios. de la fuerza auto impulsada del ser ahí consciente de sí.

Algunas aclaraciones

X*X = Estos principios son, respectivamente, Deméter y Dionisios.

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Conversations in Washington

[721] [721]4We kept the numeration given by the editor in the printed edition Satisfied in its essence, self-consciousness thus leaves the cult, and the god takes up residence in self-consciousness as its site. This site is for itself the night of substance, or its pure individuality, but is no longer the tension-filled individuality of the artist, which has not yet reconciled itself with its essence, which itself is objectively coming to be. Rather, it is the satisfied night which has its pathos in itself, free of need, because it has returned from out of intuition, from out of the sublated objectivity. – This pathos is for itself the essence of the sunrise, but which has henceforth within itself turned inward and become the sunset; self-consciousness and thereby existence and actuality has its sunset, its downfall, in its own self. – Here it has run its course through the movement of its actualization. Depreciating itself from its pure essentiality into an objective force of nature and into the expressions of this force, it is an existence for the other, for the self by which it is consumed. The silent essence of self-less nature attains in its fruits the level where it, nature, in preparing itself and in being digested, offers itself up to self-like life; it is in its utility, or in its being able to serve as food and drink, that it attains its highest perfection. This is so because in that kind of utility, it has the possibility of a higher existence, and it comes into contact with spiritual existence. – In its metamorphosis, the spirit of the earth has in part developed into a silently powerful substance, and in part into spiritual ferment. There it flourishes as the feminine principle of nurturance, and here as the masculine principle of the self-impelling force of self-conscious existence.

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Conversaciones en el Atrium

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