Gespräche in der Dämmerung 00640
Parte de:
C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / C. El espíritu seguro de sí mismo. La moralidad [C. Der seiner selbst gewisse Geist. Die Moralität] / c. La conciencia moral [Gewissen], y el alma bella, el mal y su perdón [c. Das Gewissen. Die schöne Seele, das Böse und seine Verzeihung]
[Que la conciencia moral como Gewissen es el elemento comunitario de la autoconciencia; la acción reconocida]
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Gespräche in Jena
[640] Dies Sein für Anderes ist also die ansichseiende, vom Selbst unterschiedene Substanz. Das Gewissen hat die reine Pflicht [469] oder das abstrakte Ansich nicht aufgegeben, sondern sie ist das wesentliche Moment, als Allgemeinheit sich zu anderen zu verhalten. Es ist das gemeinschaftliche Element der Selbstbewußtsein[e] und dieses die Substanz, worin die Tat Bestehen und Wirklichkeit hat; das Moment des Anerkanntwerdens von den anderen. Das moralische Selbstbewußtsein hat dies Moment des Anerkanntseins, des reinen Bewußtseins, welches da ist, nicht und ist dadurch überhaupt nicht handelndes, nicht verwirklichendes. Sein Ansich ist ihm entweder das abstrakte unwirkliche Wesen oder das Sein als eine Wirklichkeit, welche nicht geistig ist. Die seiende Wirklichkeit des Gewissens aber ist eine solche, welche Selbst ist, d.h. das seiner bewußte Dasein, das geistige Element des Anerkanntwerdens. Das Tun ist daher nur das Übersetzen seines einzelnen Inhalts in das gegenständliche Element, worin er allgemein und anerkannt ist, und eben dies, daß er anerkannt ist, macht die Handlung zur Wirklichkeit. Anerkannt und dadurch wirklich ist die Handlung, weil die daseiende Wirklichkeit unmittelbar mit der Überzeugung oder dem Wissen verknüpft oder das Wissen von seinem Zwecke unmittelbar das Element des Daseins, das allgemeine Anerkennen ist. Denn das Wesen der Handlung, die Pflicht besteht in der Überzeugung des Gewissens von ihr; diese Überzeugung ist eben das Ansich selbst; es ist das an sich allgemeine Selbstbewußtsein oder das Anerkanntsein und hiermit die Wirklichkeit. Das mit der Überzeugung von der Pflicht Getane ist also unmittelbar ein solches, das Bestand und Dasein hat. Es ist also da keine Rede mehr davon, daß die gute Absicht nicht zustande komme oder daß es dem Guten schlecht gehe; sondern das als Pflicht Gewußte vollführt sich und kommt zur Wirklichkeit, weil eben das Pflichtmäßige das Allgemeine aller Selbstbewußtsein[e], das Anerkannte und also Seiende ist. Getrennt und allein genommen, ohne den Inhalt des Selbsts, aber ist diese Pflicht das Sein für Anderes, das Durchsichtige, das nur die Bedeutung gehaltloser Wesenheit überhaupt hat. [470]
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[Que la conciencia moral como Gewissen es el elemento comunitario de la autoconciencia; la acción reconocida]
[640]1Epígrafe: Que la conciencia moral como Gewissen es el elemento comunitario de la autoconciencia; la acción reconocida. Este ser-para-otro es, pues, la sustancia que es en sí, distinta del self. La conciencia moral [Gewissen] no ha abandonado el puro deber o el abstracto En-sí, sino que ese puro deber es el momento esencial de comportarse respecto a los demás como universalidad [o del haberse como universalidad respecto a los demás, del comportarse respecto a los demás en términos de universalidad]. La conciencia moral [Gewissen] es el elemento comunitario [gemeinschaftliches] de la autoconciencia, y ésta [la autoconciencia] es la sustancia en la que la acción, el acto, es decir, lo que se hace [That], cobra consistencia y realidad; la conciencia [Gewissen] es el momento del ser reconocido por los otros. La autoconciencia moral [moralisches Selbstbewusstseyn] [por contraposición con el Gewissen] no tiene este momento del ser reconocido, de la pura conciencia [reines Bewusstseyn] que es ahí [que ahí está, que ahí está siendo] X264X;2Pues se diría que esa autoconciencia moral se queda en interioridad. y a causa de ello esa autoconciencia no es agente, no es una autoconciencia realizante, que lleve a cabo cosas [es decir, que se ponga en un fuera, en un ser-otro, o en el elemento del ser-otro]. Su en-sí le es a ella, o bien el ser irreal abstracto [es decir, un en-sí ideal], o bien el ser como una realidad que no es espiritual, que no es espíritu [la naturaleza o la sensibilidad]. En cambio, la realidad de la conciencia moral [Gewissen] (que es una realidad que es, que está ahí) es una realidad que es self, es decir, la existencia consciente de sí, el medio o elemento del ser-reconocido. El hacer es sólo, pues, la traducción de su contenido individual [del contenido individual particular de esa conciencia] al elemento objetual [gegenständlich] [a su quedar ahí fuera en términos de estarse haciendo y de cosa hecha] en el que ese contenido resulta universal (o general) y reconocido. Y precisamente eso, el que ese contenido sea reconocido, es lo que convierte a la acción en realidad. Reconocida y por eso real es la acción porque la realidad existente, la realidad tal como queda hecha ahí; queda directamente en conexión con la convicción o con el saber, o lo que es lo mismo: porque el saber de su fin [es decir, el saber del fin o el saber en que consiste el fin del Gewissen] es inmediatamente el elemento de la existencia, el reconocimiento general. Pues la esencia de la acción, el deber, consiste en la convicción que la conciencia moral [Gewissen] tiene de él; esta convicción es precisamente el En-sí mismo; tal en-sí es la autoconciencia en sí general o universal, o lo que es lo mismo: es el ser reconocido, y, por tanto, la realidad. Lo hecho con la convicción de ser un deber [de ser lo que se debe hacer] es, por tanto, [aquí] inmediatamente algo que tiene consistencia y existencia [algo que está ahí existiendo]. Y, por tanto, a propósito de ello, es difícil seguir hablando de que la buena intención no llega a cobrar realidad, o de que al bueno le va mal; sino que lo sabido como deber se efectúa plenamente y se hace realidad porque aquello que uno tiene el deber de hacer [aquello que uno hace como considerándolo obviamente su deber, aquello que uno está haciendo como lo que debe hacer] es lo universal de todas las autoconciencias, lo reconocido y, por tanto, algo que está ahí, algo que está siendo. En cambio, separado y tomado solo, es decir, tomado sin el contenido del self, ese deber es ser-para-otro, pura transparencia [y algo flojo y a lo que se le ve el plumero], que sólo puede tener el significado de una esencialidad y abstracción carente de contenido [tomado sin el contenido del self, ese deber no es más que una esencialidad transparente y sin cuerpo, no es más que una abstracción].
Algunas aclaraciones
X264X = Pues se diría que esa autoconciencia moral se queda en interioridad.
Conversaciones en Madrid
[640] Este ser para otro, pues, es la substancia que es en sí, diferenciada del sí-mismo. La certeza moral no ha abandonado el deber puro o lo en-sí abstracto; antes al contrario, este deber es el momento esencial de comportarse como universalidad respecto a otros. Es el elemento común de las autoconciencias, y éste elemento es la substancia en la que el acto tiene subsistencia y realidad efectiva; el momento del ser-reconocido por los otros. La autoconciencia moral no tiene este momento del ser-reconocida de la conciencia pura que está ahí; y por eso es algo que no actúa, que no realiza nada efectivamente. Su en-sí es, a sus ojos, o bien la esencia abstracta inefectiva, o bien el ser en cuanto una realidad efectiva que no es espiritual. Mientras que la realidad efectivamente ente de la certeza moral es una efectividad tal que es sí-mismo, esto es, es la existencia consciente de sí, el elemento espiritual del ser-reconocido. Por eso, esta actividad es sólo el traducir su contenido singular al elemento objetual en el que tal contenido es universal y reconocido, y precisamente el hecho de que sea reconocido hace de la acción una realidad efectiva. Reconocida, y por eso efectiva, lo es la acción porque la realidad efectiva existente está inmediatamente enlazada con la convicción o con el saber, o bien, en otros términos, porque el saber acerca de sus fines es inmediatamente el elemento de la existencia, el reconocer universal. Pues la esencia de la acción, el deber, consiste en la convicción que la certeza moral tiene respecto a él X*1X;3Fichte, Sittenlehre: «Obra siempre conforme a la mejor convicción respecto a tu deber, o sea: obra conforma a tu certeza moral» FW IV, 156, trad. 203. esta convicción es justamente lo en-sí mismo; es la autoconciencia universal en sí, o bien, el estar-reconocido X*2X4Sobre el reconocimiento en este sentido, cf. Fichte, Derecho natural, §4, 34-54. FW III, 41-56. y por ende, la realidad efectiva. Lo que se ha obrado con la convicción del deber es, pues, inmediatamente, algo tal que tiene consistencia y está ahí. No se habla ya para nada, entonces, de que la buena intención no llegue a producirse, ni de que al bueno le vaya mal; sino que lo que se sabe como deber se ejecuta plenamente y llega a la realidad efectiva porque justamente lo conforme al deber es lo universal de toda autoconciencia, lo reconocido y, por tanto, lo que es. Pero tomado a solas y por separado, sin el contenido del sí-mismo, este deber es el ser para otro, lo transparente que no tiene más significado que el de una esencialidad sin enjundia.
Algunas aclaraciones
X*1X = Fichte, Sittenlehre: «Obra siempre conforme a la mejor convicción respecto a tu deber, o sea: obra conforma a tu certeza moral» FW IV, 156, trad. 203.
X*2X = Sobre el reconocimiento en este sentido, cf. Fichte, Derecho natural, §4, 34-54. FW III, 41-56.
Conversations in Washington
[640] [640]5We kept the numeration given by the editor in the printed edition This being for others is thus the substance existing-in-itself, differentiated from the self. Conscience has not abandoned pure duty, or the abstract in-itself; rather, pure duty is the essential moment in its conducting itself as universality towards others. Conscience is the common element of self-consciousnesses, and self-consciousness is the substance in which the deed has stable existence and actuality, the moment of coming-to-be-recognized by others. Moral self-consciousness does not have this moment of being recognized,6Anerkanntseins of pure consciousness which is there,7da ist and as a result it is not acting self-consciousness, not actualizing self-consciousness. Its in-itself is, to itself, either the abstract non-actual essence, or it is being as an actuality which is not spiritual. However, the existing actuality of conscience is the kind of actuality that is a self, i.e., an existence conscious of itself, the spiritual element of coming-to-be-recognized. Hence, the doing is only the translation of its singular content into the objective element within which it is universal and is recognized, and it is just this, that the content is recognized, which makes the deed into an actuality. The action is recognized and thereby actual, because the existing actuality is immediately linked with conviction, or knowing, or because the knowing of its purpose is immediately the element of existence, universal recognition. This is so because the essence of the action, duty, consists in the conviction which conscience has about that duty; this conviction is precisely what is the in-itself; it is universal self-consciousness in itself, or being-recognized,8Anerkanntsein and is thereby actuality. What is done out of the conviction of duty is therefore immediately the kind of deed which has stability and existence.9Bestand und Dasein Thus, there is no longer any idle chatter about good intentions not coming to pass, or about things going badly for the good man. Rather, what is known as duty is carried out completely and becomes actual precisely because what is dutiful is what is universal for all self-consciousnesses, is what is recognized and what is thus existent. But taken separately and alone, without the content of the self, this duty is being for others, is transparent and its meaning is only that of a vacuous essentiality as such.
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