Gespräche in der Dämmerung 00635

Parte de:

C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / C. El espíritu seguro de sí mismo. La moralidad [C. Der seiner selbst gewisse Geist. Die Moralität] / c. La conciencia moral [Gewissen], y el alma bella, el mal y su perdón [c. Das Gewissen. Die schöne Seele, das Böse und seine Verzeihung]

 

[El contenido del Gewissen como supresión y superación de la contraposición entre puro deber y naturaleza]

Gespräche in Jena

[635] Es ist ein Fall des Handelns vorhanden; er ist eine gegenständliche Wirklichkeit für das wissende Bewußtsein. Dieses als Gewissen weiß ihn auf unmittelbare konkrete Weise, und er ist zugleich nur, wie es ihn weiß. Zufällig ist das Wissen, insofern es ein anderes ist als der Gegenstand; der seiner selbst gewisse Geist aber ist nicht mehr ein solches zufälliges Wissen und Erschaffen von Gedanken in sich, von denen die Wirklichkeit verschieden wäre, sondern indem die Trennung des Ansich und des Selbsts aufgehoben ist, so ist der Fall unmittelbar in der sinnlichen Gewißheit des Wissens, wie er an sich ist, und er ist nur so an sich, wie er in diesem Wissen ist. – Das Handeln als die Verwirklichung ist hierdurch die reine Form des Willens; die bloße Umkehrung der Wirklichkeit als eines seienden Falles in eine getane Wirklichkeit, der [466] bloßen Weise des gegenständlichen Wissens in die Weise des Wissens von der Wirklichkeit als einem vom Bewußtsein Hervorgebrachten. Wie die sinnliche Gewißheit unmittelbar in das Ansich des Geistes aufgenommen oder vielmehr umgekehrt ist, so ist auch diese Umkehrung einfach und unvermittelt, ein Übergang durch den reinen Begriff ohne Änderung des Inhalts, der durch das Interesse des von ihm wissenden Bewußtseins bestimmt ist. – Das Gewissen sondert ferner die Umstände des Falles nicht in verschiedene Pflichten ab. Es verhält sich nicht als positives allgemeines Medium, worin die vielen Pflichten, jede für sich, unverrückte Substantialität erhielten, so daß entweder gar nicht gehandelt werden könnte, weil jeder konkrete Fall die Entgegensetzung überhaupt und als moralischer Fall die Entgegensetzung der Pflichten enthält, in der Bestimmung des Handelns also eine Seite, eine Pflicht immer verletzt würde, – oder daß, wenn gehandelt wird, die Verletzung einer der entgegengesetzten Pflichten wirklich einträte. Das Gewissen ist vielmehr das negative Eins oder absolute Selbst, welches diese verschiedenen moralischen Substanzen vertilgt; es ist einfaches pflichtmäßiges Handeln, das nicht diese oder jene Pflicht erfüllt, sondern das konkrete Rechte weiß und tut. Es ist daher überhaupt erst das moralische Handeln als Handeln, worein das vorhergehende tatlose Bewußtsein der Moralität übergegangen ist. – Die konkrete Gestalt der Tat mag vom unterscheidenden Bewußtsein in verschiedene Eigenschaften, d.h. hier in verschiedene moralische Beziehungen analysiert und diese entweder jede, wie es sein muß, wenn sie Pflicht sein soll, für absolut geltend ausgesagt oder auch verglichen und geprüft werden. In der einfachen moralischen Handlung des Gewissens sind die Pflichten so verschüttet, daß allen diesen einzelnen Wesen unmittelbar Abbruch getan wird und das prüfende Rütteln an der Pflicht in der unwankenden Gewißheit des Gewissens gar nicht stattfindet.

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Conversaciones en Valencia

[635] Consideremos un caso de acción [una situación en la que hay que actuar]; ese caso de acción es una realidad objetiva para la conciencia sabiente. Ésta, en cuanto Gewissen [en cuanto conciencia moral], sabe ese caso de forma concreta e inmediata, y ese caso es a la vez sólo como ella lo sabe. Casual o contingente es el saber en cuanto es una cosa distinta del objeto; pero el espíritu puro en sí mismo ya no es tal saber contingente o tal producción contingente de pensamientos e ideas dentro de sí, de los que la realidad fuese distinta, sino que, en cuanto queda suprimida y superada la separación entre el en-sí y el self, el caso es inmediatamente en la certeza sensible tal como el caso es en sí, y sólo es en sí tal como es en ese saber [o tal como está en ese saber]. — La acción, en cuanto realización [Verwirklichung] [es decir, en cuanto poner por obra], es en virtud de esto la forma pura de la voluntad [la pura forma que representa la voluntad]; es el simple convertir o trocar la realidad (en cuanto ésta es un caso que empieza estando ahí) en una realidad hecha [es decir, en una realidad puesta por obra, verwirklichte, gethane], es la simple conversión de la mera forma de saber objetivo en la forma de saber de la realidad como algo producido por la conciencia [es decir, es el dar la vuelta a la forma consistente en ser algo saber objetivo, convirtiéndola en la forma consistente en ser algo producto de la conciencia]. Y así como la certeza sensible [es decir, el caso en su inmediato haberse presentado ahí] queda inmediatamente asumida en el en-sí del espíritu [o queda asumida y convertida en en-sí del espíritu], o más bien le es dada inmediatamente la vuelta quedando convertida en él, así también esta inversión o conversión es simple y no viene mediada, es un tránsito o transición mediante el puro concepto [mediante el puro saberse la conciencia ella misma ese caso] pero sin cambio del contenido, contenido que viene determinado por el interés de la conciencia que sabe de ese contenido. — La conciencia [Gewissen], además, no compartimenta las circunstancias del caso en deberes diversos. No se comporta como un medio positivo, general o universal, en el que los muchos deberes, cada uno de por sí, cobrasen una inconmovible sustancialidad, con la consecuencia de que, o bien no podría actuarse porque cada caso concreto contiene una contraposición [o contiene la contraposición en general, o contiene contraposiciones], y en cuanto caso moral contiene o contendría la contraposición de deberes, y por tanto, en la determinación de la acción se vulneraría siempre algún lado, se vulneraría algún deber; o bien, si se actúa, se produciría realmente la vulneración de uno de esos deberes contrapuestos. La conciencia [Gewissen] es más bien el Uno negativo o el self absoluto que anula o elimina esas sustancias morales supuestamente diversas; la conciencia moral es simple obrar conforme a deber, es decir, simple obrar debidamente [simple obrar como hay que obrar], que no es que cumpla este o aquel deber, sino que sabe y hace lo que concretamente está bien [das Rechte]. Es, pues, sólo la conciencia [Gewissen] la que [por primera vez, es decir, de verdad, esto es, recién] es acción moral en cuanto acción moral [es decir, la conciencia en el sentido de Gewissen es, pues, lo que empieza siendo acción moral en cuanto acción moral, es decir, sólo ella es lo que efectivamente es acción moral en tanto que acción moral]; la conciencia [Gewissen] es aquello a donde la precedente conciencia de la moralidad [Bewusstseyn der Moralität] [cap. VI, C, a, b], carente de acción [es decir, sólo abstracta], ha transitado o ha pasado. — La conciencia [Bewusstseyn] distinguiente, es decir, la conciencia analizadora, puede muy bien analizar la forma concreta de la acción en diversas propiedades, es decir, puede analizar este concreto caso en diversas relaciones morales [en los distintos aspectos morales que este concreto caso tiene], y o bien declarar cada una de ellas absolutamente válida, como ello tiene que ser si esas relaciones han de considerarse deberes, o también puede comparar entre sí esos deberes y someterlos a examen [en lo que respecta a la preferencia que se les debe dar]. Pero en la simple acción moral de la conciencia [Gewissen], o en la acción moral simple [y directa] de la conciencia, esos deberes quedan tan enterrados, que inmediatamente se acaba con todos esos supuestos seres particulares [se los quiebra o quebranta], y en la firme y no vacilante certeza de la conciencia no se produce en absoluto esa supuesta escudriñadora excitación en torno al deber X262X.1Vide infra Algunas aclaraciones X262X.

Algunas aclaraciones

X262X = Se diría que aquí se está transitando desde el concepto de deber de Kant a la noción aristotélica de phrónesis, si es el que el self del Gewissen tuviera mucho que ver con el mundo descrito en el cap. VI, A, a, b. Pero Hegel nos ha avisado de que ya el self del «Estado de derecho» es un dejar detrás el mundo descrito en el cap. VI, A, a, b. Y creo aquí radica una de las principales fuentes de malas interpretaciones de Hegel en lo que respecta a esta cuestión. La «mediación absoluta» (cap. VI, B) de la que (sobre el trasfondo del self del Estado de derecho) proviene el self de la libertad absoluta y, por tanto, el self del Gewissen, excede con mucho el ámbito de la phrónesis aristotélica. La conciencia moral como Gewissen es la conciencia de la autodeterminación, es conciencia «soberana» en sentido estricto, y, por tanto, un Para-sí, una particularidad [Einzelnheit] que (dicho por de pronto muy vagamente) sólo puede cobrar En-sí, que sólo puede cobrar universalidad en el medio del lenguaje, y a la que todo lo anterior, incluido el propio deber en el sentido de Kant, se le convierte en momento por encima del cual el Gewissen queda. Si en relación con el presente cap. VI, C, c, se quiere hablar de «eticidad» corno unidad del self y lo universal, resulta que este self es el self individual, que no tiene otra sustancia que su propia autocerteza, y es precisamente ese sujeto individual en esa su abstracción el que quedaba fuera del mundo descrito en el cap. VI, A, a, b, hasta el punto de que ese self constituía el más-allá de ese mundo, un más-allá que con el «Estado de derecho» se convertía en destino de ese mundo. En el cap. VI, B, III ese self ha dado además alcance al mundo del que se había extrañado.

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Conversaciones en Madrid

[635] Se da el caso de una acción; como tal caso, es una realidad efectiva objetual para la conciencia que sabe. Ésta, en cuanto certeza moral, lo sabe de modo inmediato y concreto, y al mismo tiempo, él, el caso, es sólo tal como ella lo sabe. El saber es contingente en la medida en que es otro distinto del objeto; pero el espíritu cierto de sí mismo no es ya un saber así de contingente, ni una creación contingente de pensamientos dentro de sí, de los que la realidad efectiva fuera diversa, sino que, en tanto que la separación de lo en-sí y del sí-mismo ha quedado cancelada, el caso está inmediatamente dentro de la certeza sensorial del saber tal como él es en-sí, y sólo es en-sí tal como es dentro de este saber. — La acción, por consiguiente, en cuanto realización efectiva, es la forma pura de la voluntad; es la mera inversión de la realidad efectiva, en cuanto caso que es, en una realidad efectiva obrada, de mero modo del saber objetual en modo del saber acerca de la realidad efectiva en cuanto saber producido por la conciencia. Así como la certeza sensorial quedaba registrada inmediatamente en lo en-sí del espíritu, o más bien, invertida, también esta inversión es simple y no mediada, un paso por el concepto puro sin modificación del contenido, el cual se halla determinado por el interés de la conciencia que sabe acerca de él. — Además, la certeza moral no pone aparte las circunstancias del caso, separándolas en los diversos deberes. No se comporta como medio positivo universal en el que los deberes plurales obtuvieran, cada uno para sí, una substancialidad no trastornada, de tal manera que, o bien no se pudiera actuar en absoluto, porque cada caso concreto contiene la contraposición en general, y en cuanto caso moral, la contraposición de los deberes, con lo que, en la determinación del actuar, siempre sería lesionado uno de los lados, uno de los deberes; — o bien, si se actúa, se lesiona efectivamente uno de los deberes contrapuestos. La certeza moral es, más bien, lo Uno negativo o el sí-mismo absoluto que anula estas diversas substancias morales; es un simple actuar conforme al deber, actuar que no cumple este o aquel deber, sino que sabe y hace lo justo concreto. De ahí que sólo ahora sea actuar moral en cuanto actuar; dentro del cual ha pasado la conciencia, previamente inactiva, de la moralidad. — La figura concreta del acto puede muy bien ser analizada por la conciencia diferenciadora en sus diversas propiedades, esto es, aquí, en diversas referencias morales, y éstas, o bien se declara a cada una absolutamente válida —y así tiene que ser si se supone que es un deber—, o bien son comparadas y examinadas. En la simple acción moral de la certeza moral, los deberes están amalgamados de tal manera que todas estas esencias singulares sufren un derribo inmediato, y dentro de la certeza que no vacila de la certeza moral, la sacudida que pone a prueba los deberes no tiene lugar en absoluto.

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Conversations in Washington

[635] [635]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition A case calling for action is present, and it is an objective actuality for the knowing consciousness. As conscience, it knows the case in an immediately concrete manner, and at the same time the case is only as conscience knows it. Knowing is contingent insofar as it is something other than its object, but spirit certain of itself is no longer either such a contingent knowing or such a creation within itself of thoughts which themselves might differ from actuality. Rather, while the separation between the in-itself and the self has been sublated, the case is immediately within the sensuous-certainty of knowing as the case is in itself, and the case only is in itself in the way it is in this knowing. – Acting as actualization is thereby the pure form of willing. It is the mere reversal of actuality as a case which exists into an actuality which has been done, the conversion of the mere mode of objective knowing into the mode of knowing about actuality as something brought forth by consciousness. Just as sensuous-certainty is immediately incorporated, or rather is reversed, into the in-itself of spirit, this other reversal is also simple and unmediated; it is a transition through the pure concept without there being any alteration of content which would be determined by way of the interest of the consciousness which knows it. – Furthermore, conscience does not break up the circumstances of the case into a variety of duties. It does not conduct itself as the positive universal medium within which the many duties, each for itself, would acquire undisplaceable substantiality so that either no action could take place at all, because every concrete case contains opposition per se (and moral cases contain oppositions among duties), such that there would thus always be one aspect, one duty which would be violated in the determination of action – or, if action does take place, one of the conflicting duties would actually be violated. Conscience is instead the negative One, that is, the absolute self which erases all these diverse moral substances. It is simple action in accordance with duty, an action which does not fulfill just this or that duty but rather knows and does what is concretely right. Hence, in the first place conscience is moral acting as acting, into which the previous consciousness of morality, itself devoid of any deeds, has made its transition. – The concrete shape of the deed may be analyzed by different consciousnesses into a variety of properties, i.e., in this instance into a variety of moral relations, and these may be each expressed either as absolutely valid, as each must be if it is supposed to be a duty, or else as a matter up for comparison and testing. In simple moral action on the part of conscience, duties are buried so that all these individual essences are immediately aborted, and the kind of justificatory jiggling which undermines duty simply does not occur in the unwavering certainty of conscience.

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Conversaciones en el Atrium

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