Gespräche in der Dämmerung 00618

Parte de:

C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / VI: El espíritu [VI. Der Geist] / C. El espíritu seguro de sí mismo. La moralidad [C. Der seiner selbst gewisse Geist. Die Moralität] / b. El trastrueque, o todo cambiado de sitio [b. Die Verstellung]

 

[Trastrueque e inconsistencia del primer postulado]

Gespräche in Jena

[618] Lassen wir die Voraussetzung, daß es ein wirkliches moralisches Bewußtsein gibt, zuerst auf sich beruhen, weil sie unmittelbar nicht in Beziehung auf etwas Vorhergehendes gemacht wird, und wenden uns an die Harmonie der Moralität und der Natur, das erste Postulat. Sie soll an sich sein, nicht für das wirkliche Bewußtsein, nicht gegenwärtig; sondern die Gegenwart ist vielmehr nur der Widerspruch beider. In der Gegenwart ist die Moralität als vorhanden angenommen und die Wirklichkeit so gestellt, daß sie nicht in Harmonie mit ihr sei. Das wirkliche moralische Bewußtsein aber ist ein handelndes; darin besteht eben die Wirklichkeit seiner Moralität. Im Handeln selbst aber ist jene Stellung unmittelbar verstellt; denn das Handeln ist nichts anderes als die Verwirklichung des inneren moralischen Zwecks, nichts anderes als die Hervorbringung einer durch den Zweck bestimmten Wirklichkeit oder der Harmonie des moralischen Zwecks und der Wirklichkeit selbst. Zugleich ist die Vollbringung der Handlung für das Bewußtsein, sie ist die Gegenwart dieser Einheit der Wirklichkeit und des Zwecks; und weil in der vollbrachten Handlung das Bewußtsein sich als dieses Einzelne verwirklicht oder das Dasein in es zurückgekehrt anschaut und der Genuß hierin besteht, so ist in der Wirklichkeit des moralischen Zwecks zugleich auch diejenige Form derselben enthalten, welche Genuß und Glückseligkeit genannt wird. – Das Handeln erfüllt also in der Tat unmittelbar dasjenige, was nicht stattzufinden aufgestellt war und nur ein Postulat, nur jenseits sein sollte. Das Bewußtsein spricht es also durch die Tat aus, daß es mit dem Postulieren nicht Ernst ist, weil der Sinn des Handelns vielmehr dieser ist, das zur Gegenwart zu machen, was nicht in der Gegenwart sein sollte. Und indem um des Handelns willen die [453] Harmonie postuliert wird – was nämlich durch das Handeln wirklich werden soll, muß an sich so sein, sonst wäre die Wirklichkeit nicht möglich –, so ist der Zusammenhang des Handelns und des Postulats so beschaffen, daß um des Handelns, d.h. um der wirklichen Harmonie des Zwecks und der Wirklichkeit willen diese Harmonie als nicht wirklich, als jenseits gesetzt wird.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en Valencia

[Trastrueque e inconsistencia del primer postulado]

[618]1Epígrafe: Trastrueque e inconsistencia del primer postulado. Dejemos estar [dejemos a un lado, o dejemos de lado] por de pronto el supuesto de que hay una conciencia moral, ya que ese presupuesto no se hace o no se introduce en relación con nada que le preceda, y volvámonos a la cuestión de la armonía entre la moralidad y la naturaleza, es decir, al primer postulado. Esa armonía tiene que ser en , pero no para la conciencia real, es decir, no actualmente, pues la actualidad es más bien la contradicción entre la moralidad y la naturaleza. En la actualidad se toma la moralidad como existiendo, y la realidad queda colocada [o puesta, o enfocada o planteada] de forma que esa realidad no está [resulta no estar] en armonía con la moralidad. Ahora bien, la conciencia moral real es una conciencia agente; y precisamente en ello consiste la realidad de su moralidad [es decir, de la moralidad de la conciencia]. Y en la acción misma aquella posición [o enfoque o planteamiento] de la realidad [el no estar la realidad en armonía con la moralidad] queda inmediatamente cambiada de sitio o trastocada; pues la acción no es otra cosa que la realización del fin moral interno [de la intención moral de uno], no es otra cosa que la producción de una realidad determinada o definida por ese fin, o que la producción de la armonía entre el fin moral y la realidad misma. A la vez la ejecución de la acción es para la conciencia, es decir: esa ejecución es la presencia o es la actualidad de esa unidad de la realidad y el fin [es el volverse presente ahí esa unidad]; y porque en la acción ejecutada la conciencia se realiza asimismo como este individuo particular [Einzelnes], o mira [o tiene ahí a la vista] a la existencia como retornada a ella [es decir, mira a la existencia o lo existente como retornada a la conciencia, como no disociado de ella] y como en esto consiste el goce [Genuss] [o el gozar, o el contento], resulta que en la realidad del fin moral está contenida a la vez esa forma de esa realidad que llamamos goce [Genuss] y felicidad [Glückseligkeit]. — De forma inmediata la acción cumple, pues, de hecho aquello que no estaba en programa que fuese a tener lugar [que no estaba en programa que ello fuese a producirse], y que sólo había de ser un postulado, que sólo había de ser un allende o un más-allá. La conciencia está diciendo, pues, mediante los hechos que no se está tomando en serio su postular [o su postulado] porque el sentido de la acción consiste más bien en hacer actualidad aquello [la armonía] que no habría de ser actualidad o que no habría de hacerse actual. Y en cuanto la armonía se postula precisamente por causa de la acción (en el sentido de que lo que debe realizarse mediante la acción tiene que ser en sí de esa forma, tiene que ser en sí tal-como-debe-realizarse, porque, si no, esa realidad no sería posible), resulta que la conexión entre la acción y el postulado está construida de suerte que por causa de la acción, es decir, por causa de la armonía real entre el fin y la realidad, esa armonía se pone precisamente como no real [como siendo sólo un postulado], esa armonía se pone como consistiendo en un más-allá.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en Madrid

[618] Dejemos reposar, por el momento, el presupuesto de que hay una conciencia moral efectivamente real, dado que no es un presupuesto que se haga inmediatamente en referencia a algo previo, y volvámonos hacia la armonía de moralidad y naturaleza, que era el primer postulado. Tal armonía, supuestamente, es en-sí, no para la conciencia efectivamente real. no está presente, sino que la única presencia que hay es, más bien, la contradicción de ambas. En el presente, la moralidad se acepta como algo dado, y la realidad efectiva es puesta en un lugar tal que no esté en armonía con ella. Pero la conciencia moral efectiva es algo que actúa; precisamente en eso consiste la realidad efectiva de su moralidad. En el actuar mismo, sin embargo, ese lugar está inmediatamente desplazado, o disimulado; pues actuar no es otra cosa que realizar efectivamente el fin moral interno, no es otra cosa que producir una realidad efectiva determinada por el fin, o en otros términos, producir la armonía entre el fin moral y la realidad efectiva misma. A la vez, el cumplimiento de la acción es para la conciencia, es la presencia de esta unidad de la realidad efectiva y del fin; y como en la acción cumplida la conciencia se realiza efectivamente como este singular, o contempla la existencia retornada a ella —y en eso es en lo que consiste el placer—, entonces, en la realidad efectiva del fin moral se halla contenida también, a la vez, esa forma de realidad efectiva que se denomina placer y felicidad. — De hecho, entonces, el actuar da inmediatamente cumplimiento a aquello que se había emplazado para que no tuviera lugar y que sólo debía ser un postulado, sólo un más allá. La conciencia, entonces, enuncia por el acto que lo de postular no va en serio, porque el sentido del actuar es más bien el de hacer presente lo que no debía estar en el presente. Y en tanto que se hace un postulado por mor de la armonía —a saber, que lo que debe llegar a ser efectivamente real por medio del actuar, tiene que ser tal en sí; si no, la realidad efectiva no sería posible—, entonces, la conexión del actuar y del postulado tiene que estar hecha de tal manera que, en virtud del actuar, esto es, en virtud de la armonía efectivamente real del fin y de la realidad efectiva, esta armonía se pone como no efectiva, como más allá.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversations in Washington

[618] [618]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition First, let us just put off to one side the presupposition that there is an actual moral consciousness for the reason that the presupposition is immediately made without any reference to what came before. Let us turn to the harmony of morality and nature, the first postulate. It is supposed to be in itself, not for actual consciousness and not currently. Rather, the present is instead only the contradiction between the two. In the present, morality is accepted as extant,3vorhanden and actuality is so positioned that it is not supposed to be in harmony with morality. However, actual moral consciousness is an acting consciousness, and just therein consists the actuality of its morality. However, in acting itself, that stance is immediately made into a matter of dissemblance, for acting is nothing but the actualization of the inner moral purpose, nothing but the bringing forth of an actuality determined through the purpose, or of the harmony of moral purpose and actuality itself. At the same time, the completion of the action is for consciousness; it is the present of this unity of actuality and purpose. And because in the completed action consciousness actualizes itself as this singular individual, or intuits existence returned into it, so at the same time is also contained in it that form of the actuality which is called gratification and happiness. – Acting therefore in fact immediately fulfills what had been put forward as not taking place at all, or what was only supposed to be a postulate, only an other-worldly beyond. Consciousness therefore expresses through its deed that it is not serious about its own postulating, because what the action means is instead that it brings into the present what is not supposed to be in the present. And as the harmony is postulated for the sake of the action – which is to say, that what is supposed to become actual through action must be that way in itself, for otherwise the actuality would not be possible – the connection between acting and the postulate is so constituted that, for the sake of acting, i.e., for the sake of the actual harmony of purpose and actuality, this harmony is posited as not actual, as an other-worldly beyond.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en el Atrium

EN CONSTRVCCION

EN CONSTRVCCION

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Sidebar



error: Content is protected !!