Gespräche in der Dämmerung 00571
Parte de:
C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / II. La Ilustración [II. Die Aufklärung] / a. La lucha de la Ilustración contra la superstición [a. Der Kampf der Aufklärung mit dem Aberglauben]
[2.g. El poder de la Ilustración sobre la fe; las unilateralidades que la Ilustración achaca a la fe y las correlativas unilateralidades de la Ilustración]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[571] Die Aufklärung aber isoliert ihrerseits hier das innerliche, Unwirkliche gegen die Wirklichkeit, wie sie gegen die Innerlichkeit des Glaubens in seiner Anschauung und Andacht die Äußerlichkeit der Dingheit festhielt. Sie legt das Wesentliche in die Absicht, in den Gedanken, und erspart dadurch das wirkliche Vollbringen der Befreiung von den natürlichen Zwecken; im Gegenteil ist diese Innerlichkeit selbst das Formale, das an den natürlichen Trieben seine Erfüllung hat, welche eben dadurch gerechtfertigt sind, daß sie innerlich [sind], daß sie dem allgemeinen Sein, der Natur angehören.
Conversaciones en Valencia
[571] Pero la Ilustración, por su parte, aisla aquí [es decir, en este tipo de crítica, que acabamos de referir] lo interior, lo irreal, lo aisla, digo, contra la realidad, de modo similar a como [antes], al criticar la interioridad de la fe [o el tipo de interioridad de la fe] en lo que respecta a las visiones de ésta y a lo que ésta adoraba, la Ilustración insistía en que se trataba de la exterioridad de la coseidad [es decir, en que se trataba de un bloque de piedra o de un trozo de madera, etc.]. La Ilustración pone aquí [es decir, al hacer este tipo de críticas que acabamos de referir] pone aquí, digo, lo esencial en la intención, en el pensamiento, y se ahorra con ello lo concerniente a la ejecución real [a la realización efectiva] de la liberación respecto de los fines naturales; pero resulta que, por el contrario, esa interioridad [en la que la Ilustración insiste] es ella misma lo formal que tiene su cumplimiento en esas pulsiones naturales que están justificadas precisamente porque son interiores, porque pertenecen al ser [Seyn] universal, es decir, porque pertenecen a la naturaleza [es decir, la Ilustración hace en defmitiva lo mismo que la fe] X184X.1Vide infra Algunas aclaraciones X184X.
Algunas aclaraciones
X184X
La Ilustración comparte, por tanto, con la fe la idea de la importancia de la interioridad y de la realización y plasmación efectivas de esa interioridad, por más que la Ilustración lo esté ignorando cuando critica a la fe en este punto. Es decir, la Ilustración, al argumentar como argumenta, aísla la interioridad, aísla la irrealidad, contra la realidad. Ahora bien, aquello que ella afirma no se tiene en pie sin eso contrarío que ella aísla críticamente en la fe, que ella aísla críticamente sin darle importancia, pero considerándolo lo esencial de la fe. Por tanto, en lo otro que es la fe, la Ilustración no se aprehende a sí misma. La Ilustración, al criticar así a la fe, está demostrando ignorarse ella a sí misma como el concepto que ella es.
En términos más generales, la argumentación del autor (que en estas líneas puede resultar bastante confusa) podría resumirse del siguiente modo. La Ilustración critica a la fe porque ésta no es fiel a su propia idea de interioridad. Ahora bien, al poner el énfasis en intenciones y pensamientos, la Ilustración se ahorra la cuestión de la efectiva superación empírica. Pero resulta que esa interioridad tampoco es como la Ilustración la piensa, sino que tiene su concreción en pulsiones naturales. Y así es como la religión en definitiva la lleva a la práctica, aunque diga lo contrario. Y ello es lo que la Ilustración le achaca, ignorándose por tanto ella también a sí misma, que, por supuesto, defiende lo contrario de lo que achaca, es decir, hace lo contrario de lo que dice, igual que la fe.
Pero lo que aquí subraya el autor es que en la fe la Ilustración se ve como en un objeto en el que no se reconoce, tiene ahí delante otro, en el que, siendo ese otro ella (pues ella es el concepto de la fe), ella no se reconoce; la Ilustración, está, pues, dando vueltas a su propio concepto sin saberlo. La fe, a su vez, puesta aliado de la Ilustración, es Ilustración que se ignora, ilustración que le falta saberse como ilustración. De ahí que su pelea con la Ilustración consista en definitiva en un dejarse penetrar por ésta, despertando de sí en dirección a la Ilustración; y ésta entonces, al reconocerse en la fe hecha ya Ilustración, se percata de no poderse tener a sí misma propiamente delante en otro sitio que en la fe volatilizada. Como sucedía a Aristóteles, la Ilustración entonces, cuanto más madura se vuelve, «se vuelve más amante de los mitos» más nostálgica del mito, con el riesgo de hacer irracional dejación de sí, sobre todo si se pone a sí misma como mito que suplanta al de la fe. Este es un importante motivo de la Dialéctica de la Ilustración de M. Horkheimer y Th. W. Adorno.
Conversaciones en Madrid
[571] La Ilustración, sin embargo, aísla aquí, por su parte, lo interior, lo inefectivo, frente a la realidad efectiva, igual que, frente a la interioridad de la fe en su contemplación y su devoción, retenía firmemente la exterioridad de la cosidad. Pone lo esencial en la intención, en los pensamientos, y se ahorra así el llevar efectivamente a cabo la liberación de los fines naturales; antes al contrario, esta interioridad misma es lo formal, que tiene su cumplimiento en las pulsiones naturales, las cuales se justifican precisamente por el hecho de ser interiores, de pertenecer al ser universal, a la naturaleza.
Conversations in Washington
[571] [571]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition However, for its part the Enlightenment here isolates the inner, the non-actual with regard to actuality just as with regard to faith’s contemplation and devotion it had tenaciously clung to the externality of thinghood in contrast to the inwardness of faith. The Enlightenment puts all essentiality into the intention, into thoughts, and as a result it spares itself from actually accomplishing the liberation from natural purposes. On the contrary, this inwardness is itself what is formal, and it has its fulfillment in the natural drives, which as a result are justified precisely in that they indeed are inward, that they belong to the universal being, nature.