Gespräche in der Dämmerung 00526

C. (BB) Der Geist / C. (BB) El espíritu

VI. Der Geist / Capítulo VI: El espíritu

B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung

I. Die Welt des sich entfremdeten Geistes / I. El mundo del espíritu extrañado de sí mismo

b. Der Glaube und die reine Einsicht / b. La fe y la intelección pura

 

[Que el todo es lo falso; el más-allá material y real, la religión como ley del mundo de la Bildung]

Gespräche in Jena

[526] [391] Der Geist der Entfremdung seiner selbst hat in der Welt der Bildung sein Dasein; aber indem dieses Ganze sich selbst entfremdet worden, steht jenseits ihrer die unwirkliche Welt des reinen Bewußtseins oder des Denkens. Ihr Inhalt ist das rein Gedachte, das Denken ihr absolutes Element. Indem aber das Denken zunächst das Element dieser Welt ist, hat das Bewußtsein nur diese Gedanken, aber es denkt sie noch nicht oder weiß nicht, daß es Gedanken sind; sondern sie sind für es in der Form der Vorstellung. Denn es tritt aus der Wirklichkeit in das reine Bewußtsein, aber es ist selbst überhaupt noch in der Sphäre und Bestimmtheit der Wirklichkeit. Das zerrissene Bewußtsein ist an sich erst die Sichselbstgleichheit des reinen Bewußtseins für uns, nicht für sich selbst. Es ist also nur die unmittelbare, noch nicht in sich vollendete Erhebung und hat sein entgegengesetztes Prinzip, wodurch es bedingt ist, noch in sich, ohne durch die vermittelte Bewegung darüber Meister geworden zu sein. Daher gilt ihm das Wesen seines Gedankens nicht als Wesen nur in der Form des abstrakten Ansich, sondern in der Form eines Gemeinwirklichen, einer Wirklichkeit, die nur in ein anderes Element erhoben worden, ohne in diesem die Bestimmtheit einer nicht gedachten Wirklichkeit verloren zu haben. – Es ist wesentlich von dem Ansich zu unterscheiden, welches das Wesen des stoischen Bewußtseins ist; diesem galt nur die Form des Gedankens als solchen, der dabei irgendeinen ihm fremden, aus der Wirklichkeit genommenen Inhalt hat; jenem Bewußtsein ist aber nicht die Form des Gedankens das Geltende; – ebenso [ist es wesentlich zu unterscheiden] von dem Ansich des tugendhaften Bewußtseins, dem das Wesen zwar in Beziehung auf die Wirklichkeit steht, dem es Wesen der Wirklichkeit selbst, aber nur erst unwirkliches Wesen ist; – jenem Bewußtsein gilt es, obzwar Jenseits der Wirklichkeit, doch wirkliches Wesen zu sein. Ebenso hat das an sich Rechte und Gute der gesetzgebenden Vernunft und [391] das Allgemeine des gesetzprüfenden Bewußtseins nicht die Bestimmung der Wirklichkeit. – Wenn daher innerhalb der Welt der Bildung selbst das reine Denken als eine Seite der Entfremdung fiel, nämlich als der Maßstab des abstrakten Guten und Schlechten im Urteilen, so ist es, hindurchgegangen durch die Bewegung des Ganzen, um das Moment der Wirklichkeit und dadurch des Inhalts bereichert worden. Diese Wirklichkeit des Wesens ist aber zugleich nur eine Wirklichkeit des reinen, nicht des wirklichen Bewußtseins; in das Element des Denkens zwar erhoben, gilt sie diesem Bewußtsein noch nicht als ein Gedanke, sondern vielmehr ist sie ihm Jenseits seiner eigenen Wirklichkeit; denn jene ist die Flucht aus dieser.

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Conversaciones en Valencia

b. La Fe y la intelección pura

[Que el todo es lo falso X123X;1Vide infra Algunas aclaraciones X123X. el más-allá material y real, la religión como ley del mundo de la Bildung]

[526]2Epígrafe: Que el todo es lo falso; el más-allá material y real, la religión como ley del mundo de la Bildung. El espíritu del extrañamiento de sí mismo [es decir, el espíritu en esa su figura que consiste en estar extrañado de sí mismo] tiene su existencia en el mundo de la Bildung; pero en cuanto este Todo ha sido extrañado de sí mismo [es decir, al haber quedado este Todo extrañado de sí mismo], más allá del mundo de la Bildung está el mundo irreal de la conciencia pura o del pensamiento X124X.3Vide infra Algunas aclaraciones X124X. El contenido de ese mundo irreal es lo puramente pensado, el pensamiento es el elemento absoluto de ese mundo irreal; pero, pese a que el pensamiento es de entrada el elemento de ese mundo, resulta que la conciencia no hace sino tener esos pensamientos [esas ideas, esos Gedanken], pero todavía no los piensa o no sabe que son pensamientos [ideas]; sino que esos pensamientos o ideas son para ella en la forma de la representación [tienen la forma de la representación, de algo que ella se representa como siendo ello un objeto ideal ahí] X125X.4Como ya indiqué en su momento, donde mejor explicada queda la noción de representación [Vorstellung] es en el cap. II. Pues la conciencia sale aquí de la realidad a la conciencia pura o a la pura conciencia, pero esa conciencia está ella misma todavía [o se mueve ella mismo todavía o se inscribe ella todavía] en la esfera y determinidad de la realidad en general. La conciencia desgarrada y rota es en sí por de pron- [630] to la igualdad de la conciencia pura consigo misma X126X,5El En-sí de la conciencia extrañada, que queda más allá de esa conciencia, es la igualdad de la conciencia consigo. Pero ella todavía no sabe eso y, por tanto, ve ese En-sí como un objeto que ella tuviese ahí delante. Ese En-sí ella se lo representa como una realidad irreal. pero para nosotros, no para ella misma. Por tanto, esa conciencia es sólo la elevación [a la conciencia pura], pero una elevación sólo inmediata, no consumada todavía en sí misma [es decir, que ella no se sabe], y tiene todavía en ella el principio contrapuesto a ella, por el que ella es condicionada, sin que por el movimiento mediador se haya convertido aún en dueña de ese principio y pueda mandar sobre él. De ahí que ella considere el ser [Wesen] de sus ideas no como ser sólo en la forma del en-sí abstracto, sino en la forma de algo real común y corriente, de una realidad que no ha hecho más que ser elevada a otro elemento, pero sin haber perdido en ese otro elemento la determinidad de una realidad no pensada [o de una realidad común y corriente, de una realidad que no se reduce ser pensada, sino que, aun consistiendo en pensamiento, es ente real]. — Por eso a esa conciencia hay que distinguirla esencialmente del en-sí que es la esencia de la conciencia estoica [o que constituye la esencia de la conciencia estoica] [cap. IV, B]; lo válido para ésta [para la conciencia estoica], o lo que ésta tenía por válido, era la forma del pensamiento como tal, el cual pensamiento estaba provisto de cualquier contenido, o estaba provisto de algún contenido extraño a la conciencia y tomado de la realidad; pero para la conciencia que aquí estamos considerando lo importante y válido no es la forma del pensamiento. — El en-sí [de la conciencia que estamos considerando] hay que distinguirlo también del en-sí de la conciencia virtuosa o del en-sí sobre que versa la conciencia virtuosa [cap. V, B, c], para la que el ser [Wesen] está ciertamente en relación con la realidad, para la que el ser o esencia es ser o esencia de la realidad misma, pero por de pronto sólo una esencia irreal [es decir, un ser o esencia de la realidad, que la realidad está reclamando, pero que todavía no se ha convertido en realidad]; en cambio, para la conciencia que aquí estamos considerando, el en-sí, aun cuando más allá de la realidad, se considera y debe considerarse ser real; asimismo [a diferencia del en-sí de la conciencia o del en-sí para la conciencia que estamos considerando aquí] lo en sí justo y lo en sí bueno de la razón legisladora [cap. V, C, b] y lo universal de la razón comprobadora de normas [cap. V, C, c] no tienen la determinación de la realidad [carecen de la determinación de la realidad, carecen de la determinación que la realidad representa, no tienen la determinación de ser real o de ser reales, sino del puro Sein-Sollen, del puro deber-ser]. Si, pues, como hemos visto, dentro del mundo de la formación [Bildung], [631] el pensamiento puro caía en [constituía] uno de los lados del extrañamiento, a saber: constituía el criterio de lo bueno abstracto o lo malo abstracto en el juicio [es decir, el criterio conforme al que en el juicio se mide lo bueno o lo malo considerados abstractamente], resulta que ese pensamiento puro (o el en-sí de la conciencia) habiendo transitado por el movimiento del Todo [o habiendo pasado a través del movimiento del Todo], habrá tenido que enriquecerse con el momento de la realidad [con el momento de realidad] y, por tanto, también con el momento del contenido [con el momento de contenido]. Pero a la vez, esta realidad del ser [Wesen] sólo es [o sigue siendo] una realidad de la conciencia pura, no de la conciencia real; pero ello de modo que, elevada, ciertamente, al elemento del pensamiento, esa realidad del ser [Wesen] no es considerada todavía por la conciencia una idea o pensamiento [suyo], sino que más bien [la conciencia entiende que] esa realidad del ser le queda a la conciencia más allá de su propia realidad [es decir, de la propia realidad de la conciencia]; pues aquella realidad no es sino la huida de esa realidad [un huir de esta realidad suya y propia].

Algunas aclaraciones

X123X

En esta frase de Hegel se refleja toda la dependencia de la obra de Adorno de la posición que aquí articula Hegel. Como muestra el fragmento final (153) titulado »Zum Ende« de Minima Moralia (cfr. Th. W. Adorno, Minima Moralia, Francfort, 1971, págs. 333 s.) Adorno se mueve en el elemento al que pertenecen conjuntamente la fe y la intelección pura, pero que Adorno no logra reconstruir, limitándose a tomárselo vagamente en préstamo a Hegel.

X124X

No dé el lector más vueltas al sentido de esta frase, pues no es sino el obvio: sí el mundo de la Bildung es un mundo que se es extraño, la identidad de ese mundo consigo es irreal y queda más allá de él, es decir, al mundo extrañado de la Bildung le acompaña necesariamente un irreal Más-allá igual a sí mismo. Por lo demás, éste es el motivo o «figura de pensamiento» que elabora Adorno en Minima Moralia y en Dialéctica Negativa: «El todo es lo falso», lo cual sólo puede estar dicho desde la luz que «brilla sobre el mundo desde la redención», o desde ese Todo convertido en «escritura de su opuesto reflejada en un espejo»; véase Th. W. Adorno, Minima Moralia, el mencionado fragmento 153, titulado »Zum Ende«.

X125X

Como ya indiqué en su momento, donde mejor explicada queda la noción de representación [Vorstellung] es en el cap. II.

X126X

El En-sí de la conciencia extrañada, que queda más allá de esa conciencia, es la igualdad de la conciencia consigo. Pero ella todavía no sabe eso y, por tanto, ve ese En-sí como un objeto que ella tuviese ahí delante. Ese En-sí ella se lo representa como una realidad irreal.

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Conversaciones en Madrid

b. La fe y la intelección pura

[526] El espíritu del extrañamiento de sí mismo tiene su existencia en el mundo de la cultura; pero, en tanto que todo ello se ha hecho extraño a sí mismo, más allá del mundo de la cultura está el mundo de la conciencia pura o del pensar, el cual no tiene realidad efectiva. Su contenido es lo pensado puramente, y el pensar es su elemento absoluto. Pero, en tanto que el pensar es, primero, el elemento de este mundo, la conciencia sólo tiene estos pensamientos, mas no los piensa todavía, o no sabe que son pensamientos; sino que están para ella en forma de representación. Pues ella sale de la realidad efectiva para entrar en la conciencia pura, pero ella misma, como tal, está todavía en la esfera y determinidad de la realidad efectiva. La conciencia desgarrada es en sí, de momento, sólo la seipseigualdad de la conciencia pura, es para nosotros, no para sí misma. Es pues, sólo la elevación inmediata, todavía no completada en sí, y a su principio contrapuesto, por el que está condicionada, lo tiene todavía dentro de sí, sin haber llegado a dominarlo por un [623] movimiento mediado. De ahí que, a sus ojos, la esencia de su pensamiento no valga como esencia solamente en la forma del en-sí abstracto, sino en la forma de un en-sí efectivamente real común, de una realidad efectiva que tan sólo ha sido elevada a otro elemento sin haber perdido en este la determinidad de una realidad efectiva no pensada. — Hay que diferenciarla esencialmente de lo en -sí que era la esencia de la conciencia estoica; a los ojos de ésta, sólo valía la forma del pensamiento en cuanto tal, el cual, en su caso, tiene un contenido cualquiera, extraño a él, tomado de la realidad efectiva; mientras a ojos de la conciencia de que ahora se trata, lo válido no es la forma del pensamiento; — asimismo, hay que diferenciarla de lo en-sí de la conciencia virtuosa, a cuyos ojos la esencia estaba ciertamente en referencia a la realidad efectiva, era esencia de la realidad efectiva misma: pero, de momento, sólo como esencia inefectiva; — a ojos de la conciencia de que ahora se trata, lo que importa es ser esencia efectivamente real, aunque sea más allá de la realidad efectiva. Asimismo, lo justo y bueno en sí de la razón legisladora y lo universal de la conciencia que examina leyes tampoco tienen la determinación de la realidad efectiva. — Por eso, si dentro del mundo de la cultura misma el pensar puro caía como un lado del extrañamiento, a saber, como la pauta de lo bueno y de lo malo abstractos a la hora de juzgar, así, una vez que ha pasado completamente por el movimiento del todo, se ha enriquecido en el momento de la realidad efectiva, y por ello, del contenido. Pero esta realidad efectiva de la esencia es, al mismo tiempo, sólo una realidad efectiva de la conciencia pura, no de la realmente efectiva; aunque está elevada al elemento del pensar, no vale ante esta conciencia todavía como un pensamiento, sino que, mas bien, a sus ojos, está más allá de su propia realidad efectiva; pues aquella realidad efectiva es la huida de ésta.

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Conversations in Washington

C. (BB) Spirit

VI. Spirit

B. Spirit Alienated from Itself: Cultural Formation

I. The World of Self-Alienated Spirit

b. Faith and Pure Insight

[526] [526]6We kept the numeration given by the editor in the printed edition The spirit of the alienation of itself has its existence in the world of cultural formation. However, while this whole has become alienated from [307] itself, beyond this whole there lies the non-actual world of pure consciousness, or of thinking. Its content is the purely thought,7das rein Gedachte and its absolute element is thinking. However, while thinking is initially the element of this world, consciousness only has these thoughts, but it does not as yet think them, or it does not know that they are thoughts. Instead, to itself, they are in the form of representation, for it steps out of actuality and into pure consciousness, but it itself still is within the sphere and the determinateness of actuality. The disrupted consciousness is initially in itself the self-equality of pure consciousness, for us, not for itself. It is thus only the immediate elevation that is not yet accomplished within itself, and it still has within itself the principle opposing it and through which it is conditioned, but without as yet having mastered that principle through the mediating movement. Hence, to itself, the essence of its thought does not count as essence only in the form of the abstract in-itself, but rather as an essence in the form of a common actuality, of an actuality that has only been elevated into another element without having lost the determinateness of an unthought8nicht gedachten Wirklichkeit actuality. – It is essentially to be distinguished from the in-itself which is the essence of stoical consciousness. For stoicism, only the form of thought as such counted, and its thought thereby had some other content alien to itself which was taken from actuality. However, for the former consciousness, what counts is not the form of thought. – It is just as much to be distinguished from the in-itself of the virtuous consciousness, to which the essence does indeed stand in a relation to actuality, to which it is the essence of actuality itself, but only a non-actual essence. – For that consciousness, the essence, although lying beyond actuality, nonetheless still counts as an actuality. By the same token, the right and good that are the in-itself of legislative reason and the universal for the consciousness that tests and examines laws, do not have the determination of actuality. – Consequently, however much in the world of cultural formation even pure thinking, as one aspect of alienation, fell by the wayside, namely, as the standard for judging the abstractly good and the abstractly bad, still pure thinking, by having gone through the movement of the whole, had become enriched in the moment of actuality and as a result also in content. However, this actuality of essence is at the same time only an actuality of pure consciousness, not of actual consciousness. To be sure, elevated into the element of thinking, this actuality does not yet count to this consciousness as a thought, but to this consciousness, it lies instead beyond its own actuality, for the former is the flight from the latter.

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