Gespräche in der Dämmerung 00510

Parte de:

C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / I. El mundo del espíritu extrañado de sí mismo [I. Die Welt des sich entfremdeten Geistes] / a. La formación (Bildung) y su reino de la realidad (o la Bildung y su reino de realidad frente al más-allá ideal) [a. Die Bildung und ihr Reich der Wirklichkeit]

 

[El vasallo y el monarca; el nombre de monarca y el monarca como nombre; el poder del Estado como autonomía extrañada; el para-sí del poder o el poder convertido en riqueza]

Gespräche in Jena

[510] Das edelmütige Bewußtsein, weil es das Extrem des Selbsts ist, erscheint als dasjenige, von dem die Sprache ausgeht, durch welche sich die Seiten des Verhältnisses zu beseelten Ganzen gestalten. – Der Heroismus des stummen Dienstes wird zum Heroismus der Schmeichelei. Diese sprechende Reflexion des Dienstes macht die geistige, sich zersetzende Mitte aus und reflektiert nicht nur ihr eigenes Extrem in sich selbst, sondern auch das Extrem der allgemeinen Gewalt in dieses selbst zurück und macht sie, die erst an sich ist, zum Fürsichsein und zur Einzelheit des Selbstbewußtseins. Es wird hierdurch der Geist dieser Macht, ein unumschränkter Monarch zu sein; – unumschränkt: die Sprache der Schmeichelei erhebt die Macht in ihre geläuterte Allgemeinheit, das Moment als Erzeugnis der Sprache, des zum Geiste geläuterten Daseins, ist eine gereinigte Sichselbstgleichheit; – Monarch: sie erhebt ebenso die Einzelheit auf ihre Spitze; dasjenige, dessen das edelmütige Bewußtsein sich nach dieser [378] Seite der einfachen geistigen Einheit entäußert, ist das reine Ansich seines Denkens, sein Ich selbst. Bestimmter erhebt sie die Einzelheit, die sonst nur ein Gemeintes ist, dadurch in ihre daseiende Reinheit, daß sie dem Monarchen den eigenen Namen gibt; denn es ist allein der Name, worin der Unterschied des Einzelnen von allen anderen nicht gemeint ist, sondern von allen wirklich gemacht wird; in dem Namen gilt der Einzelne als rein Einzelner nicht mehr nur in seinem Bewußtsein, sondern im Bewußtsein aller. Durch ihn also wird der Monarch schlechthin von allen abgesondert, ausgenommen und einsam; in ihm ist er das Atom, das von seinem Wesen nichts mitteilen kann und nicht seinesgleichen hat. – Dieser Name ist hiermit die Reflexion-in-sich oder die Wirklichkeit, welche die allgemeine Macht an ihr selbst hat; durch ihn ist sie der Monarch. Er, dieser Einzelne, weiß umgekehrt dadurch sich, diesen Einzelnen, als die allgemeine Macht, daß die Edlen nicht nur als zum Dienst der Staatsmacht bereit, sondern als Zierate sich um den Thron stellen und daß sie dem, der darauf sitzt, es immer sagen, was er ist.

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Conversaciones en Valencia

[El vasallo y el monarca; el nombre de monarca y el monarca como nombre; el poder del Estado como autonomía extrañada; el para-sí del poder o el poder convertido en riqueza]

[510]1Epígrafe: El vasallo y el monarca; el nombre de monarca y el monarca como nombre; el poder del Estado como autonomía extrañada; el para-sí del poder o el poder convertido en riqueza. La conciencia noble, por consistir ella en el extremo que es el self, aparece como aquello de lo que parte el lenguaje por cuyo medio lo lados de la relación se convierten en Todos animados. —El heroísmo del servicio mudo se convierte en heroísmo de la adulación. Esta hablante reflexión del servicio [esta reflexión del servicio, por la que éste se pone a hablar, se vuelve locuaz] constituye el término medio espiritual que se descompone a sí mismo, y que reflicte en sí mismo no sólo su propio extremo [el extremo al que él pertenece o el extremo en el que él consiste, el self] sino que hace que se reflicta también en sí mismo el extremo del poder universal, el poder estatal], y convierte a este poder, que primero sólo era en sí, en ser-para-sí y en individualidad [Einzelhheit] de la autoconciencia [lo convierte en «el monarca»]. Y por medio de esto resulta el espíritu de este poder, espíritu que consiste en tratarse de un monarca irrestricto, en un monarca ilimitado [unumschtnkt, sin recortes]; ilimitado: el lenguaje de la adulación eleva el poder a esta su depurada universalidad; este momento, en cuanto producto del lenguaje, es decir, de la existencia limpia hasta quedar hecha espíritu, consiste en una purificada igualdad consigo mismo; monarca: el lenguaje eleva asimismo la individualidad a su vértice, a su cúspide, a su cumbre [a la cumbre de la individualidad]; aquello de lo que la conciencia noble se aliena [o se enajena] conforme a este lado de la unidad espiritual simple [conforme al lado que representa el poder del Estado] es del puro en-sí de su pensamiento, de su yo mismo [del propio yo] [monarca, monarches, mono-arches, mono-arche; él solo; principio él solo; mandador él solo]. Y más determinadamente, el lenguaje eleva la individualidad [Einzelnheit], que de otro modo sólo sería o es una indi- [614] /vidualidad supuesta, sólo sería o es una individualidad pretendida, es decir, una individualidad en la que sólo se está pensando [gemeynte], la eleva, digo, a esa su pureza existente, a esa su pureza que ahí está delante [que hela ahí en puridad], dando al monarca su nombre propio [aquí el de monarca]; pues es solamente en el nombre en lo que la diferencia del individuo particular [del Einzelner] respecto de todos lo demás, no es una diferencia sólo pretendida o solamente supuesta [gemeynte], sino una diferencia que se ha convertido en real por parte de todos [o que ha sido convertida en real por todos]; pues en el nombre el individuo se considera puramente individuo no ya en su conciencia individual, sino en la conciencia de todos. Por el nombre, por tanto, queda el monarca separado de todos los demás, se lo saca de entre ellos o se lo levanta sobre ellos y se lo deja solo; es en el nombre donde el monarca es ese átomo que nada puede comunicar de su ser y que nada tiene igual a sí. —Ese nombre es, por tanto, la reflexión en sí o la realidad que el poder universal tiene en sí mismo [o en sí mismo hace]; es por el nombre por lo que ese poder universal se convierte en el monarca [manda él solo, sólo él, ahí es nada]. Y, a la inversa, el monarca, este individuo particular, se sabe a sí mismo este individuo particular como poder universal o como el poder universal [o se sabe a sí mismo este individuo particular como siendo este individuo particular el poder universal] porque los nobles no solamente están siempre prestos a servir al poder del Estado, sino que se colocan en torno al trono como elemento decorativo de él, y a quien se sienta en el trono le están diciendo siempre y a cada momento lo que él es [es decir, monarca, cosa que sólo es él, y que no lo es sino en ese estarle ello efectivamente dicho].

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Conversaciones en Madrid

[510] La conciencia noble, por ser el extremo del sí-mismo, aparece como aquello de donde sale el lenguaje por el que los lados de la relación se configuran en un todo animado. — El heroísmo del servicio silencioso se convierte en el heroísmo de la adulación. Esta reflexión hablante del servicio constituye el término medio espiritual que se descompone, y no sólo refleja su propio extremo hacia dentro de sí, sino que también devuelve el reflejo del extremo del poder universal hacia dentro de éste mismo, y hace de él, que sólo era en sí, ser-para-sí y singularidad de la autoconciencia. Por esta vía, adviene el espíritu de este poder, que consiste en ser un monarca sin limitaciones X137X;2unumschränkter Monarch era la expresión alemana para el monarca absoluto. sin limitaciones: la lengua de la adulación eleva el poder a su universalidad purificada; pues el momento, en cuanto producto del lenguaje, de la existencia purificada en espíritu, es una seipseigualdad depurada; y monarca: el lenguaje eleva igualmente la singularidad hasta ponerla en su cúspide; aquello de lo que se despoja la conciencia noble por este lado de la unidad espiritual simple es el puro en-sí de su pensar, su yo mismo. De modo más determinado: el lenguaje eleva la singularidad, que habitualmente no era más que algo querido decir íntimamente X*1X,3Cf., en cap. I, 00097, 00098, 00099. a su pureza existente por el hecho de que le da al monarca un nombre propio; pues únicamente en el nombre es donde la diferencia entre el individuo singular y todos los demás no es algo que se quiera decir íntimamente, sino que es hecha efectiva por todos; es en el nombre donde el individuo singular vale como puramente individuo singular no ya sólo en su conciencia, sino en la [605] conciencia de todos. Por él, entonces, el monarca queda simplemente particularizado y separado de todos, exceptuado y solitario; en él, el monarca es el átomo que no puede comunicar nada de su esencia y que no tiene su igual. — Este nombre es por ende la reflexión hacia dentro de sí o la realidad efectiva que tiene en ella misma el poder universal; por él es ella el monarca. A la inversa, él, este individuo singular, se sabe a sí, a este individuo singular, como poder universal, sabe que los nobles no sólo están dispuestos para servir al poder del Estado, sino que también se disponen como ornamentos X138X4Zierrat, es un adorno, un ornamento. Hegel juega con una falsa afinidad etimológica entre Zierrat y Hofrat, el consejero áulico, de la corte, de quien está tratando justamente aquí. Rat es, precisamente, «consejo», o «consejero». en torno al trono que rodean, y sabe que al que lo ocupa siempre le dicen lo que él es X*2X.5Parece claro que el soberano a quien se refiere Hegel en todo este pasaje es Luis XIV, «el rey sol».

Algunas aclaraciones

X137X = unumschränkter Monarch era la expresión alemana para el monarca absoluto.

X*1X = Cf., en cap. I, 00097, 00098, 00099.

X138X = Zierrat, es un adorno, un ornamento. Hegel juega con una falsa afinidad etimológica entre Zierrat y Hofrat, el consejero áulico, de la corte, de quien está tratando justamente aquí. Rat es, precisamente, «consejo», o «consejero».

X*2X = Parece claro que el soberano a quien se refiere Hegel en todo este pasaje es Luis XIV, «el rey sol».

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Conversations in Washington

[510] [510]6We kept the numeration given by the editor in the printed edition The noble consciousness, because it is the extreme of the self, appears as the source of the language through which the aspects of therelationships are shaped into ensouled wholes. – The heroism of silent service becomes the heroism of flattery. This expressive reflection of service constitutes the spiritual, self-subverting mediating. It not only reflects its own extreme into itself, it also reflects the extreme of universal authority7Gewalt: but also violence or power back into this self, and it makes that authority, which initially is in itself, into being-for-itself, into the singular individuality of self-consciousness. [297] It thereby becomes the spirit of this authority and becomes an unlimited monarch.8unumschränkter Monarch. The phrase is also the German expression for “absolute monarch.” I have rendered it more literally so as not to confuse this with Hegel’s other use of “absolute.”Unlimited: The language of flattery elevates this authority into its purified universality; the moment, as language’s creation, as existence purified into spirit, is a purified self-equality. – Monarch: The language of flattery just as much elevates singular individuality to its peak; according to this aspect of simple spiritual unity, the noble consciousness empties itself of the pure in-itself of its thinking, its I itself. To put it more determinately: Flattery elevates singular individuality, which otherwise is only fancied,9ein Gemeintes into its existing purity, into giving the monarch his own name, for it is in the name alone within which the difference of the singular individual from all others is not intended10gemeint but is made actual by all. In the name, the singular individual counts as a pure individual singular, no longer only in his own consciousness but in the consciousness of all. Through his name, therefore, the monarch becomes absolutely cut off from everyone; he becomes singled out and solitary. In the name, the monarch is the atom that cannot communicate its essence and which has no equal. – As a result, this name is its reflective turn into itself, or is the actuality which the universal power has in its own self. Through the name, the universal power is the monarch. Conversely, he, this singular individual, thereby knows himself, this singular individual, as the universal power, and he knows that the nobles are not only prepared to enter into the service of state-power but also to group themselves around the throne as his ornaments and to incessantly tell the one who sits on that throne what he is.

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Conversaciones en el Atrium

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