Gespräche in der Dämmerung 00506

Parte de:

C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / I. El mundo del espíritu extrañado de sí mismo [I. Die Welt des sich entfremdeten Geistes] / a. La formación (Bildung) y su reino de la realidad (o la Bildung y su reino de realidad frente al más-allá ideal) [a. Die Bildung und ihr Reich der Wirklichkeit]

 

[Lo bueno y lo malo considerados en su reflexión eh sí; el poder del Estado y la conciencia noble y la vil; la muerte como lo «contrario irreconciliado»]

Gespräche in Jena

[506] Dieser Widerspruch, den es aufzuheben hat, enthält in dieser Form, in der Ungleichheit des Fürsichseins gegen die Allgemeinheit der Staatsmacht zu stehen, zugleich die Form, daß jene Entäußerung des Da seins, indem sie sich, im Tode nämlich, vollendet, selbst eine seiende, nicht eine ins Bewußtsein zurückkehrende ist, – daß dieses sie nicht überlebt und an und für sich ist, sondern nur ins unversöhnte Gegenteil übergeht. Die wahre Aufopferung des Fürsichseins ist daher allein die, worin es sich so vollkommen als im Tode hingibt, aber in dieser Entäußerung sich ebensosehr erhält; es wird dadurch als das wirklich, was es an sich ist, als die identische Einheit seiner selbst und seiner als des Entgegengesetzten. Dadurch, daß der abgeschiedene innere Geist, das Selbst als solches, hervortritt und sich entfremdet, wird zugleich die Staatsmacht zu eigenem Selbst erhoben; so wie ohne diese Entfremdung die Handlungen der Ehre, des edlen Bewußtseins und die Ratschläge seiner Einsicht das Zweideutige bleiben würden, das noch jenen abgeschiedenen Hinterhalt der besonderen Absicht und des Eigenwillens hätte. [375]

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Conversaciones en Valencia

[506] Esta contradicción, que la conciencia tiene que suprimir y superar, contiene, pues, en esta forma (en la forma que consiste en la desigualdad del ser-para-sí respecto a la universalidad del poder del Estado), en esa misma forma, digo, contiene a la vez la forma de que esa enajenación [Entäusserung] de la existencia [esa enajenación que no alcanza la igualdad con el Estado], aun cuando llegue a consumarse a sí misma, aun cuando se consume a sí misma en la muerte, será o sería una enajenación que estaría ahí [una enajenación que quedaría ahí disuelta en existencia], pero no sería una enajenación que retornase a la conciencia, de manera que la conciencia, sobreviviendo a esa enajenación, fuese [se volviese] en y para sí, sino que lo que ocurre [en la muerte] es que la conciencia transita a lo contrario irreconciliado X103X.1No deja de ser llamativa esta caracterización de la muerte como das unversöhnte Gegentheil, como lo contrario irreconciliado, como el inimicus novissimus, como el «enemigo último», que decía Orígenes en su peri archōn, de principiis, evocando el Apocalipsis de San Juan. Esta caracterización no cuadra del todo con lo dicho en el cap. VI, A, a, b (vide nota X16X en 00441, pero recuérdese lo dicho sobre la muerte en cap. IV, para ello vide nota X23X en 00177), aunque quizá no pueda decirse que sea contradictoria con lo que allí se dice. Por tanto, el verdadero sacrificio del ser-para-sí es solamente aquel en el que la conciencia se entrega [o hace [609] dejación de sí] tan perfecta y completamente como en la muerte, pero [de modo que] en tal enajenación se conserva y se cobra también a sí misma; y por medio de ello es como esa conciencia se convierte en aquello que ella realmente es, en la unidad idéntica de sí misma y de sí en cuanto siendo lo contrapuesto [es decir, la unidad que forman ella como no siendo sino idénticamente ella misma, y ella como lo contrapuesto]. Pues precisamente por medio de que el espíritu interior separado [el espíritu interior mortificado, o difunto], es decir, el self como tal, salga a la luz y se extrañe [entfremdet], sólo por medio de ello, digo, es como el poder del Estado queda elevado a su propio self [el propio self de ese poder del Estado]; al igual que sin este extrañamiento [Entfremdung], como ya hemos dicho, las acciones del honor, la buena fama y el renombre de la conciencia noble, y los consejos nacidos de su visión e inteligencia de lo que universalmente es lo mejor, se mantendrían en aquella equivocidad en que no ha desaparecido aún esa oculta o separada o despedida o supuestamente abstraída trastienda de la intención particular y de la voluntad propia.

Algunas aclaraciones

X103X = No deja de ser llamativa esta caracterización de la muerte como das unversöhnte Gegentheil, como lo contrario irreconciliado, como el inimicus novissimus, como el «enemigo último», que decía Orígenes en su peri archōn, de principiis, evocando el Apocalipsis de San Juan. Esta caracterización no cuadra del todo con lo dicho en el cap. VI, A, a, b (vide nota X16X en 00441, pero recuérdese lo dicho sobre la muerte en cap. IV, para ello vide nota X23X en 00177),, aunque quizá no pueda decirse que sea contradictoria con lo que allí se dice.

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Conversaciones en Madrid

[506] Esta contradicción, que el ser para-sí tiene que cancelar y asumir, con tiene, a la vez, en esta forma de estar en la desigualdad del ser-para-sí frente a la universalidad del poder estatal, la forma de que aquel despojarse de la existencia, al consumarse completamente, esto es, al llegar a la muerte, es un despojarse y exteriorizarse que es, y que luego no retorna a la conciencia: ésta no le [599] sobrevive y es en y para sí, sino que sólo pasa a lo opuesto no reconciliado. Por eso, el verdadero sacrificio del ser-para-sí será únicamente aquel en el que el ser para-sí se entregue tan perfectamente como en la muerte, pero que también se conserve en ese despojarse; llega así a ser efectivamente real como aquello que es en sí, como la unidad idéntica de sí mismo y de sí en cuanto lo contrapuesto. Por el hecho de que el espíritu interno que ha partido, el sí-mismo en cuanto tal, emerge y se extraña de sí, el poder estatal es, a la vez, elevado hasta ser un sí-mismo propio; igual que, sin este extrañamiento, las acciones del honor, de la conciencia noble, y los consejos de su discernimiento se quedarían en aquella ambigüedad que aún tenía al separarse en la argucia de la intención particular y de la voluntad propia.

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Conversations in Washington

[506] [506]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition This contradiction which being-for-itself has to sublate contains in this form, that of standing in the inequality between being-for-itself vis-à-vis the universality of state-power, at the same time, the form that the former relinquishing of existence which while reaching its culmination in death, is itself an existing relinquishing, not one that returns back into consciousness – This consciousness does not survive the relinquishing; it is not in and for itself. Rather, it only makes a transition into its unreconciled opposite. The true sacrifice of being-for-itself is thus solely that in which it sacrifices itself just as completely, as it does in death, but in which it just as much preserves itself within this self-relinquishing. It thereby becomes actual as what it is in itself, as the identical unity of its own self with what is opposed to it. The isolated inner spirit, the self as such a self, thereby steps forward and alienates itself, and as a result, state-power is at the same time elevated into its own proper self. Without this alienation, all the acts of honor, the actions of the noble consciousness, and the counsels of its insight would remain equivocal; they would have the former departed ambush of particular intention and self-will.

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Conversaciones en el Atrium

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