Gespräche in der Dämmerung 00498
Parte de:
C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / I. El mundo del espíritu extrañado de sí mismo [I. Die Welt des sich entfremdeten Geistes] / a. La formación (Bildung) y su reino de la realidad (o la Bildung y su reino de realidad frente al más-allá ideal) [a. Die Bildung und ihr Reich der Wirklichkeit]
[Las ideas de lo bueno y lo malo extrañadas de sí en su existencia real; el dinero, el poder, y la autoconciencia como unidad negativa; doble relación de la autoconciencia con ambos poderes]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[498] Diese beiden Weisen des Urteilens finden jede eine Gleichheit und eine Ungleichheit, das erste urteilende Bewußtsein findet die Staatsmacht ungleich, den Genuß des Reichtums gleich mit ihm; das zweite hingegen die erstere gleich und den letzteren ungleich mit ihm. Es ist ein zweifaches Gleich-finden und ein zweifaches Ungleichfinden, eine entgegengesetzte Beziehung auf die beiden realen Wesenheiten vorhanden. – Wir müssen dieses verschiedene Urteilen selbst beurteilen, wozu wir den aufgestellten Maßstab anzulegen haben. Die gleichfindende Beziehung des Bewußtseins ist hiernach das Gute, die ungleichfindende das Schlechte; und diese beiden Weisen der Beziehung sind nunmehr selbst als verschiedene Gestalten des Bewußtseins festzuhalten. Das Bewußtsein kommt dadurch, daß es sich auf verschiedene Weise verhält, selbst unter die Bestimmung der Verschiedenheit, gut oder schlecht zu sein, nicht danach, daß es entweder das Fürsichsein oder das reine Ansichsein zum Prinzip hätte, denn beide sind gleich wesentliche Momente; das gedoppelte Urteilen, das betrachtet wurde, stellte die Prinzipien getrennt vor und enthält daher nur abstrakte Weisen des Urteilens. [371] Das wirkliche Bewußtsein hat beide Prinzipien an ihm, und der Unterschied fällt allein in sein Wesen, nämlich in die Beziehung seiner selbst auf das Reale.
Conversaciones en Valencia
[498] Estas dos maneras de juicio [o estas dos maneras de juzgar], encuentran cada una de ellas una igualdad y una desigualdad; la primera conciencia enjuiciante [o judicante] encuentra el poder del Estado desigual a ella, y el goce de la riqueza lo encuentra igual a ella; y, en cambio, la segunda conciencia enjuiciante encuentra el poder del Estado igual a ella, y al goce de la riqueza lo encuentra desigual a ella. Se da, pues, un doble encontrar igual y un doble encontrar desigual, una relación contrapuesta con ambas esencialidades reales [o seres reales]. — Tenemos, por nuestra parte, que enjuiciar este doble enjuiciamiento, para lo cual habremos de [603] aplicar el criterio establecido. Conforme a ese criterio, la igual-encontrante [gleich-findende] relación de la conciencia, es decir, aquella relación de la conciencia por la que ésta se encuentra con lo igual (es decir, encuentra lo igual a ella) es lo bueno, y la desigual-encontrante [ungleich-findende] relación de la conciencia, es decir, aquella relación de la conciencia por la que ésta se encuentra con lo desigual a ella, es lo malo; y estas dos formas de relación hay que retenerlas a su vez de ahora en adelante como dos distintas figuras o formas de la conciencia. La conciencia, precisamente por haberse [o por comportarse] de esas dos formas distintas, cae ella misma bajo la determinación de ser buena o ser mala, precisamente por ello, digo, y no porque tuviese o tenga por principio el ser-para-sí, o tenga por principio el puro ser-en-sí, pues ambos son momentos igualmente esenciales; el doble juicio o el doble juzgar o el doblado juzgar, que hemos considerado, se representaba separados sus dos principios [o presentaba separados sus principios], y sólo contenía, por tanto, formas abstractas de juzgar [o formas abstractas del juzgar]. La conciencia real, en cambio, tiene ambos principios en ella, y la diferencia cae, por tanto, sólo en su ser [Wesen] [en el ser de ella], es decir, en la relación de ella misma con lo real.
Conversaciones en Madrid
[498] Estos dos modos de juzgar encuentran cada uno una igualdad y una desigualdad; la primera conciencia que juzga encuentra que el poder estatal es desigual, y el disfrute de la riqueza es igual con ella, la segunda, en cambio, encuentra al primero igual, y al último desigual de ella. Lo que hay es un doble encontrar igual y un doble encontrar desigual, una referencia contrapuesta a las dos esencialidades reales. — Tenemos que juzgar nosotros mismos estos dos modos diferentes de juzgar, para lo cual, habremos de aplicar la pauta que ya hemos puesto. La referencia que encuentra igual de la conciencia es, según esto, lo bueno, y la que encuentra desigual es lo malo; y son estos dos modos de referencia los que en adelante hay que retener como figuras diferentes de la con- [593] /ciencia. La conciencia llega ella misma a ser buena o mala por comportarse de manera diversa bajo la determinación de la diversidad, no según que tenga por principio o el ser para sí o el puro Ser-en-sí; pues ambos son momentos igual de esenciales; el juzgar doble que hemos examinado representaba los principios separados, y por eso sólo contiene modos abstractos de juzgar. La conciencia realmente efectiva tiene ambos principios en ella, y la diferencia cae únicamente dentro de su esencia, a saber, en la referencia de ella misma a lo real.
Conversations in Washington
[498] [498]1We kept the numeration given by the editor in the printed edition Both of these modes of judging find each as an equality and an inequality. The first judging consciousness finds state-power to be unequal and finds the consumption of wealth to be equal to himself. In contrast, [291] the second finds the former, state-power, to be equal, and the latter, consumption of wealth, to be unequal. There is a twofold finding-of-equality and a twofold finding-of-inequality, an opposed relation to both of the real essentialities. – We must assess these different acts of judging and apply to them the standard that has been advanced. The relation of consciousness which is a finding-of-equality is thereby the good; that which is a finding-of-inequality is the bad; and both of these kinds of relation must themselves henceforth be regarded as diverse shapes of consciousness. As a result of its conducting itself in diverse ways, consciousness itself comes under the determination of diversity, to be itself good or bad, not for the reason that it would have for its principle either being-for-itself or pure being-in-itself, for both of these are equally essential moments. The two-sided judging we have been considering represented those principles as separated, and thus it contains only abstract modes of judging. Actual consciousness has both principles in it, and the difference falls solely within its essence, namely, in the relation of itself to the real.