Gespräche in der Dämmerung 00492

Parte de:

C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / I. El mundo del espíritu extrañado de sí mismo [I. Die Welt des sich entfremdeten Geistes] / a. La formación (Bildung) y su reino de la realidad (o la Bildung y su reino de realidad frente al más-allá ideal) [a. Die Bildung und ihr Reich der Wirklichkeit]

 

[Los momentos de la perichoresis en su carácter de en-sí abstracto y en su existencia real; el Estado y la riqueza]

Gespräche in Jena

[492] Diese Glieder sind, sowohl wie sie zunächst innerhalb des reinen Bewußtseins als Gedanken oder ansichseiende, als auch wie sie im wirklichen Bewußtsein als gegenständliche Wesen vorgestellt werden, zu betrachten. – In jener Form der Einfachheit ist das erste, als das sich selbst gleiche, unmittelbare und unwandelbare Wesen aller Bewußtsein[e], das Gute, – die unabhängige geistige Macht des Ansich, bei der die Bewegung des fürsichseienden Bewußtseins nur beiherspielt. Das andere dagegen ist das passive geistige Wesen oder das Allgemeine, insofern es sich preisgibt und die Individuen das Bewußtsein ihrer Einzelheit sich an ihm nehmen läßt; es ist das nichtige Wesen, das Schlechte. – Dieses absolute Aufgelöstwerden des Wesens ist selbst bleibend; wie das erste Wesen Grundlage, Ausgangspunkt und Resultat der Individuen und diese rein allgemein darin sind, so ist das zweite dagegen einerseits das sich aufopfernde Sein für Anderes, andrerseits eben darum deren beständige Rückkehr zu sich selbst als das Einzelne und ihr bleibendes Fürsichwerden.

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Conversaciones en Valencia

[Los momentos de la perichoresis en su carácter de en-sí abstracto y en su existencia real; el Estado y la riqueza]

[492]1Epígrafe: Los momentos de la perichoresis en su carácter de en-sí abstracto y en su existencia real; el Estado y la riqueza. Estas masas o miembros o esferas hay que considerarlos ahora tanto tal como ellos empiezan quedando representados dentro de la conciencia pura como ideas o como siendo-en-sí [como abstracciones], como también tal como se representan en la conciencia real como seres objetivos. — En aquella forma, o en la simplicidad de aquella forma [es decir, en la forma de abstracciones], el primer ser [Wesen] [es decir, la primera masa, la primera esfera, o el primer miembro], en cuanto ser igual a sí mismo inmediato e inmutable de todas las conciencias, es el bien, el independiente poder espiritual del en-sí [es decir, el independiente poder espiritual que representa el en-sí, el poder espiritual que es el en-sí o que representa el en-sí, en la independencia que ese en-sí exhibe], en el que o para el que el movimiento de ta conciencia que es para sí, es sólo un aditamento, un juego incidental o lateral. El segundo, en cambio, es el ser espiritual pasivo, o es el universal en cuanto se abandona él a si mismo o se deja él a sí mismo o hace él dejación de sí mismo, y deja a los individuos que ellos se tomen en él la conciencia de su individualidad [Ein– [598] /zelnheit] [de la individualidad de ellos]; se trata del ser que es nulidad o nihilidad, se trata de lo malo [Schlechte]. — Este absoluto quedar-disuelto del ser [Wesen] o esencia [es decir, ese segundo ser] es él mismo permanente; así como el primer ser [o masa o esfera o miembro], es decir, lo bueno o el ser bueno, es fundamento, punto de partida y resultado de los individuos [como a continuación se verá] y éstos son en él puramente universales, así también resulta que este segundo ser [Wesen], en cambio, es, por un lado, el ser-para-otro, que se sacrifica a sí mismo, y, por otro lado, precisamente por ello, su constante retorno de ellos (es decir, de los individuos) a-sí-mismos en cuanto individuos, y el constante o permanente devenir-de-ellos-para-sí.

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Conversaciones en Madrid

[492] Hay que examinar estos miembros, tanto tal como están representados, primero, dentro de la conciencia pura, como pensamientos o como siendo en sí, y también tal como son representados en la conciencia efectivamente real, como esencias objetuales. — En aquella forma de la simplicidad, la esencia primera, en cuanto esencia seipseigual, inmediata e inmutable de toda conciencia, es lo bueno: poder espiritual independiente de lo en-sí, bajo el cual el movimiento de de la conciencia que es para sí sólo juega secundariamente. La otra esencia, en cambio, es la esencia espiritual pasiva, o lo universal en la medida [587] en que se entrega y deja a los individuos que se tomen en ella la conciencia de su singularidad; es la esencia nula, lo malo. — Este absoluto ser-disuelta de la esencia es él mismo permanente; así como la primera esencia es fundamento, punto de partida y resultado de los individuos, y éstos son puramente universales en ella, la segunda, en cambio, es, por un lado, el ser para otro que se sacrifica, y por otro lado, precisamente por eso, es su constante retorno hacia dentro de sí en cuanto lo singular, y su permanente llegar a ser para sí.

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Conversations in Washington

[492] [492]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition What is now up for examination are these links, namely, according to how they are initially represented within pure consciousness as thoughts, or as essences existing in themselves, as well as how they are represented in actual consciousness as objective essences. – The first is in that former form of simplicity, as the self-equal essence, or the immediate, and unchanging essence of all consciousness, the good – the independent spiritual power of the in-itself, in which the movement of consciousness existing-for-itself is only incidental. In comparison, the other is the passive spiritual essence, or the universal insofar as it relinquishes itself and permits individuals to come to have their consciousness of their singular individuality in it; it is the null essence, the bad. – This absolute becoming of dissolution is itself lasting. As the first essence is the foundation, starting point, and result of individuals, and these are purely universally within it, so in contrast is the second essence on the one hand a self-sacrificing being-for-others, and on the other hand is for that very reason the individual’s constant return to itself as the singular individual and its lasting coming-to-be-for-itself.

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Conversaciones en el Atrium

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