Gespräche in der Dämmerung 00485

Parte de:

C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung]

 

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Gespräche in Jena

[485] Dieser Geist bildet sich daher nicht nur eine Welt, sondern eine gedoppelte, getrennte und entgegengesetzte aus. – Die Welt des sittlichen Geistes ist seine eigene Gegenwart, und daher [ist] jede Macht derselben in dieser Einheit und, insofern beide sich unterscheiden, im Gleichgewichte mit dem Ganzen. Nichts hat die Bedeutung des Negativen des Selbstbewußtseins; selbst der abgeschiedene Geist ist im Blute der Verwandtschaft, im Selbst der Familie gegenwärtig, und die allgemeine Macht der Regierung ist der Wille, das Selbst des Volks, Hier aber bedeutet das Gegenwärtige nur gegenständliche Wirklichkeit, die ihr Bewußtsein jenseits hat; jedes einzelne Moment als Wesen empfängt dies und damit die Wirklichkeit von einem Anderen, und insofern es wirklich ist, ist sein Wesen ein Anderes als seine Wirklichkeit. Nichts hat einen in ihm selbst gegründeten und inwohnenden Geist, sondern ist außer sich in einem fremden; das Gleichgewicht des Ganzen [ist] nicht die bei sich selbst bleibende Einheit und ihre in sich zurückgekehrte Beruhigung, sondern beruht auf der Entfremdung des Entgegengesetzten. Das Ganze ist daher wie jedes einzelne Moment eine sich entfremdete Realität; es zerfällt in ein Reich, worin das Selbstbewußtsein wirklich sowohl es als sein Gegenstand ist, und in ein anderes, das Reich des reinen Bewußtseins, welches jenseits des ersten nicht wirkliche Gegenwart hat, sondern im Glauben ist. Wie nun die sittliche Welt aus der Trennung des göttlichen und menschlichen Gesetzes und ihrer Gestalten und ihr Bewußtsein aus der Trennung in das Wissen und in die Bewußtlosigkeit zurück in sein Schicksal, in das Selbst als die negative Macht dieses Gegensatzes geht, so werden auch diese beiden Reiche des sich entfremdeten Geistes in das Selbst zurückkehren; aber wenn jenes das erste [361] unmittelbar geltende Selbst, die einzelne Person war, so wird dies zweite, das aus seiner Entäußerung in sich zurückkehrt, das allgemeine Selbst, das den Begriff erfassende Bewußtsein sein, und diese geistigen Welten, deren alle Momente eine fixierte Wirklichkeit und ungeistiges Bestehen von sich behaupten, werden sich in der reinen Einsicht auflösen. Sie als das sich selbst erfassende Selbst vollendet die Bildung; sie faßt nichts als das Selbst und alles als das Selbst auf, d.h. sie begreift alles, tilgt alle Gegenständlichkeit und verwandelt alles Ansichsein in ein Fürsichsein. Gegen den Glauben als das fremde, jenseits liegende Reich des Wesens gekehrt, ist sie die Aufklärung. Diese vollendet auch an diesem Reiche, wohin sich der entfremdete Geist als in das Bewußtsein der sich selbst gleichen Ruhe rettet, die Entfremdung; sie verwirrt ihm die Haushaltung, die er hier führt, dadurch, daß sie die Gerätschaften der diesseitigen Welt hineinbringt, die er als sein Eigentum nicht verleugnen kann, weil sein Bewußtsein ihr gleichfalls angehört. – In diesem negativen Geschäfte realisiert zugleich die reine Einsicht sich selbst und bringt ihren eigenen Gegenstand, das unerkennbare absolute Wesen und das Nützliche hervor. Indem auf diese Weise die Wirklichkeit alle Substantialität verloren [hat] und nichts mehr an sich in ihr ist, so ist wie das Reich des Glaubens, so auch das der realen Welt gestürzt, und diese Revolution bringt die absolute Freiheit hervor, womit der vorher entfremdete Geist vollkommen in sich zurückgegangen ist, dies Land der Bildung verläßt und in ein anderes Land, in das Land des moralischen Bewußtseins übergeht.

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Conversaciones en Valencia

[485] Este espíritu, por tanto, no sólo se forma un mundo, o este espíritu, por tanto, no se forma un mundo sólo Uno, sino un mundo doble, separado y contrapuesto [cap. VI, B, I, b]. — El mundo del espíritu ético [cuando ese mundo es Uno] es su propia actualidad o presente [la actualidad o presente del espíritu ético] [es decir, ese mundo es la figura descrita en el cap. VI, A, a, b]; y, por tanto, todo poder de ese mundo [todos los poderes, todas las potencias de ese mundo descrito en el cap. VI, A, a, b] han de radicar en esa unidad, y en cuanto ambos se distinguen [en cuanto el poder que fuere y el mundo se distinguen] ese poder ha de estribar en el equilibrio con el Todo [ha de estribar en su equilibrio con el [589] Todo]. Nada [en ese mundo ético del cap. VI, A, a, b] tiene el significado de algo negativo para la autoconciencia; incluso el espíritu que se ha ido, el espíritu del muerto, está presente y es actual en la sangre de su parentesco, en el self de la familia, y el poder universal del gobierno es la VOLUNTAD X80X,1Escrito así en el original, no llego a entender por qué. el self del pueblo; pero aquí [en la figura que hemos pasado a considerar, la del espíritu extrañado de sí mismo] lo presente, lo actual [das Gegenwärtige], significa realidad sólo objetual, realidad sólo objetiva, que tiene su conciencia más allá [más allá de ella o en un más allá de ella] X81X;2A la unidad autoconsciente del self y el ser se le contrapone su escisión. Llamamos a esta última conciencia la real, y a la primera sin diferencias la pura. cada momento particular, en cuanto ser [Wesen], recibe ese ser de otro y, por tanto, recibe su realidad de otro, la recibe, digo, de un momento distinto, y, en cuanto cada uno de esos momentos es real, su ser [Wesen] es algo distinto de su realidad [Wirklichkeit] [es decir, su esencia, el ser que tiene es algo distinto de la realidad, pues tiene esa esencia en otro del que difiere]. Nada tiene un espíritu fundado en ello mismo y que le sea inmanente [no hay cosa alguna que tenga un espíritu fundado en ella misma y que le sea inmanente], sino que todo se funda fuera de sí, en algo que le es extraño, el equilibrio del todo no es la unidad que permanezca cabe sí misma ni un descansar esa unidad en su estar ella retornada a sí, sino que ese equilibrio descansa [o se funda] en el extrañamiento de lo contrapuesto [en el extrañamiento que lo mutuamente contrapuesto implica aquí]. El todo es, por tanto, al igual que cada momento particular, una realidad extrañada de sí [una realidad que se es extraña]; ese todo se descompone o deshace en un reino en el que la autoconciencia es real (tanto ella como su objeto) [cap. VI, B, I, a], y en otro reino que es el reino de la conciencia pura, el cual, al quedar más allá del primero, no tiene verdadera presencia o actualidad [Gegenwart], sino que sólo está en la fe [cap. VI, B, I, b]. Y así como el mundo ético regresaba a su destino a partir de la separación de la ley divina y la ley humana y a partir de la separación de las figuras o formas de la ley divina y la ley humana [cap. VI, A, a], y así como su conciencia [la conciencia del mundo ético] regresaba a su destino a partir de la separación en saber y en ausencia de saber y ausencia de conciencia [cap. VI, A, b], así como el mundo ético y su conciencia, digo, [a partir ambos de la separación o división de sus ingredientes] regresaban a su destino [cap. VI, A, c], es decir, regresaban al self como el poder negativo de esta contraposición [como el poder que acababa y acaba mandando sobre esa contraposición devorándola, como hemos visto en el cap. VI, A, c], así también retornan [590] al self o regresan al self [o retornarán al self o regresarán al self] estos dos reinos del espíritu extrañado de sí; pero si aquél [es decir, el del cap; VI, A, c] era el self primero, inmediatamente vigente, es decir, la persona individual, resulta que este segundo que retorna a sí [que retornará a sí, que volverá en sí] de su enajenación y extrañamiento, es [será] el self universal, es decir, será la conciencia que se hace con el concepto o que ha aprehendido y hecho suyo el concepto X82X;3O que hace suyo el concepto, o ingrediente de la cual conciencia es o será el concepto, esto es, será la conciencia en que se vuelve para sí como conciencia el concepto que ella es; o también: que ya se ha hecho con el concepto, y en lo absolutamente otro sabe ya no tenerse sino a sí, negando realidad fija a los momentos. y esos mundos espirituales [ambos mundos en que el espíritu se ha dividido], cuyos momentos, todos ellos, afirman de sí [o se autoatribuyen, o se autosuponen] una realidad fija y una consistencia [por tanto] carente de espíritu, es decir, no espiritual, se disolverán [consecuentemente] en la pura intelección, en la reine Einsicht [cap. VI, B, I, b, «La fe y la intelección pura»]. Esta intelección [Einsicht], en cuanto self que se aprehende a sí mismo [que se da alcance a sí mismo, que se comprende a sí mismo], es la que consuma la formación [Bildung] [es la que da término a la formación, la consuma]; pues esta intelección no aprehende o comprende o concibe otra cosa que el self, y todo como self, es decir, esa intelección comprende o concibe todo [begreift, da cobro conceptual a todo como siendo todo ella], y elimina toda objetualidad y transforma todo ser-en-. Y vuelta contra la fe en cuanto [el] reino extraño del ser [Wesen], que quedaría en un más allá [en cuanto reino de la esencia, de la esencia suya, que le quedaría a ella en un más allá], esa Einsicht, esa intelección, ese darse cuenta o caer en la cuenta, es la ilustración, son las Luces [cap. VI, B, II, b, «La verdad de la Ilustración»] [La Bildung se consuma en la Aufklärung] X83X.4Vide infra Algunas aclaraciones X83X. Y ésta, la Ilustración, es la que también consuma el extrañamiento introduciéndolo asimismo en ese reino [en el reino de la fe] al que el espíritu extrañado se acogía y en el que el espíritu extrañado se salvaba, se ponía a salvo, digo, trocándose [en el reino de la fe] en conciencia de una quietud y reposo [permanentemente] iguales a sí mismos; pues la Ilustración le desbarata al espíritu extrañado toda la administración que el espíritu extrañado querría llevar en ese reino [en el de la fe], y se la desbarata introduciendo en él toda la cacharrería y utillaje de este mundo que el espíritu extrañado no puede negar como propiedad suya porque su conciencia pertenece igualmente a este mundo [es decir, introduciendo en la conciencia creyente y en la teología toda la crítica ilustrada] [cap. VI, B, II, a, «La lucha de la Ilustración contra la superstición»]. — En este negocio negativo [en este negocio de crítica, en esta su [591] tarea crítica], la intelección pura se realiza a la vez a sí misma y suscita y produce su propio objeto, el ser absoluto incognoscible, y lo útil [cap. VI, B, II, b, «La verdad de la Ilustración»]. En cuanto de este modo la realidad ha perdido la sustancialidad y en ella ya no queda nada en sí, es decir, ya no queda nada que sea en sí [todo es no más que utilidad o desutilidad], resulta que tanto el reino de la fe como también el del mundo real se vienen abajo y esta revolución [cap. VI, B, III, «La libertad absoluta y el terror»] suscita la libertad absoluta con la que el espíritu antes extrañado retorna completamente a sí o ha retornado completamente a sí, y abandonando este terreno de la Bildung o formación, pasa o transita a un terreno o país distinto, al terreno o país [Land] de la conciencia moral [cap. VI, C].

Algunas aclaraciones

X80X

Escrito así en el original, no llego a entender por qué.

X81X

A la unidad autoconsciente del self y el ser se le contrapone su escisión. Llamamos a esta última conciencia la real, y a la primera sin diferencias la pura.

X82X

O que hace suyo el concepto, o ingrediente de la cual conciencia es o será el concepto, esto es, será la conciencia en que se vuelve para sí como conciencia el concepto que ella es; o también: que ya se ha hecho con el concepto, y en lo absolutamente otro sabe ya no tenerse sino a sí, negando realidad fija a los momentos.

X83X

Mirándolos desde el punto en que estamos, los pasos que el autor ha dado y que va a dar son los siguientes (y en ello no debe verse una sucesión temporal, que no sería cierta o que no siempre sería cierta, sino nexos de tipo conceptual). Hegel ha considerado en el cap. VI, A, c, el «estado de derecho», la persona jurídica, una de las bases de la existencia moderna. Pasa ahora a considerar en el presente cap. VI, B, I, el mundo del despotismo ilustrado, el mundo de la Bildung, el mundo de la formación. Hegel insiste en el rasgo conforme al que en la Bildung, en la formación, conviven fe y concepto. Pasa después (cap. V, B, II) a considerar cómo la Bildung se consuma en la forma de una activa contraposición de fe y concepto. La crítica de la fe por parte del concepto es la Bildung consumada en Aufklärung, es la formación consumada en Ilustración, y desde ella Hegel pasa a considerar la conciencia revolucionaria (cap. VI, B, III). Pese a que el título general del presente cap. VI, B es «El espíritu extrañado de sí mismo; la Bildung» y a que «La Ilustración», la Aufklärung, es sólo el título de una de sus dos subsecciones, en la exposición del autor hay cierta gradación entre los conceptos de Bildung y de Aufklärung; la segunda parece la consumación de la primera.

El mundo de la Bildung, el mundo del despotismo ilustrado, en el que conviven fe y concepto, diríase que es el mundo, que es la forma de conciencia, en la que el primer Hegel se ha movido en su producción anterior a su periodo de Jena. Y quizá deba considerarse que la Fenomenología del espíritu significa en este aspecto la intervención en la disputa ilustrada por parte de alguien que proviene tanto de la fe como del concepto, intervención en el punto en el que Kant, representante de la Aufklärung, pero también proveniente de la Bildung, deja esa disputa (desde este punto de vista, éste sería del significado de cap. VI, C). En el propio Hegel, por tanto, se enfrentan el teólogo que Hegel es con el filósofo que Hegel es; de ahí la grandeza y lo dramático del enfrentamiento. Y al lector (sea o no creyente) le aconsejo que se entregue tanto a los conceptos teológicos como a la burla ilustrada de los conceptos teológicos y de las representaciones religiosas con el mismo desparpajo con que lo hace Hegel. No hay otro camino para poder entenderlo. Hegel está convencido de que a la conciencia el Absoluto no puede amanecerle conceptualmente hasta que no se vengan abajo las representaciones del Absoluto, las representaciones religiosas; y está convencido también de que son las representaciones religiosas, cuando se autosuperan en concepto, las que muestran a la Ilustración todo su alcance, es decir, las que ponen delante el sentido incondicionado de las referencias a las que la Ilustración apela. Esta pugna entre teología y crítica ilustrada no debe perderse de vista a la hora de atisbar los referentes intelectuales de los sucesivos pasos. Y sobre todo hay que tenerla presente para no perderse en la inverosimilitud de las sucesivas contraposiciones que por sucesiva Aufhebung irán amaneciendole al autor: razón y fe, materia y Dios, ultimidad de la utilidad (repare el lector en lo paradójico de la expresión), libertad absoluta y Terror (que no es a su vez sino una repetición de la ultimidad de la utilidad, de la «razón instrumental» como destino de la modernidad).

Para Hegel, por otro lado, la Aufklärung es más bien la Ilustración francesa (digo más bien), y la Bildung no es tanto la Ilustración francesa como la Bildung alemana, y, sin embargo, en el centro del cap. VI, B, I, Hegel pone un típico producto de la Ilustración francesa, curiosamente convertido durante un tiempo en un exclusivo producto alemán. Me refiero a la sátira El sobrino de Rameau de Diderot, traducida por Goethe, es decir, por el máximo representante de una madurez de la Bildung en la que ya el concepto (sin decírselo del todo a si mismo, pero en definitiva diciéndoselo) se ha sacudido la fe, por más que a la vez se eche para atrás ante ello.

La totalidad o la casi totalidad de los referentes literarios franceses de Hegel resultan hoy accesibles en el sitio de Internet Gallica (fondos digitalizados de la Biblioteca Nacional de Francia). Dándoles vueltas, me he percatado de que por lo menos en parte la Ilustración francesa depende muchas veces de un proceso de autodesmitologización de la fe, es decir, de una autodesmitologización interna al anglicanismo y al calvinismo en el contexto de la Ilustración inglesa. O si no depende, al menos hay que decir que se solapa con ese proceso y que con complicidad y entusiasmo se hace eco de él. En el sitio de Internet Textes électroniques clandestins du dix-huitième siècle puede encontrar el lector textos y abundantes referencias que documentan dicha dependencia o solapamiento.

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Conversaciones en Madrid

[485] Por eso, este espíritu no se elabora sólo un mundo único, sino un mundo doble, separado y contrapuesto. — El mundo del espíritu ético es la propia presencia de ese espíritu; y por eso cada potencia de ese mundo es en esta unidad, y en la medida en que ambos se diferencian, es en el equilibrio con el todo. No hay nada que tenga el significado de lo negativo de la autoconciencia; incluso el espíritu que ha partido está presente en la sangre de los parientes, en el sí-mismo de la familia, y el poder universal del gobierno es la VOLUNTAD, el sí-mismo del pueblo. Aquí, en cambio, lo presente significa únicamente realidad efectiva objetual que tiene su conciencia más allá; cada momento singular, en cuanto esencia, recibe esto, y por ende, la realidad efectiva de otro, y en la medida en que es efectivamente real, su esencia es distinta de su realidad efectiva. No hay nada que tenga un espíritu inmanente fundado en él mismo, sino que está fuera de sí en un espíritu extraño: el equilibrio del todo no es la unidad que permanece cabe sí misma y su apaciguamiento que retorna dentro de sí, sino que descansa sobre el extrañamiento de lo contrapuesto. De ahí que el todo, como cada momento singular, sea una realidad extrañada a sí; se descompone en un reino en el que la autoconciencia es efectivamente tanto ella como su objeto, y en otro, el reino de la conciencia pura, que no tiene presencia efectiva más allá del primero, sino que es en la fe. Ahora bien, igual que el mundo ético, desde la separación de la ley divina y la ley humana y de sus figuras, y su conciencia, desde la separación en saber y falta de conciencia, regresan a su destino, al sí-mismo en cuanto potencia negativa de esta oposición, así también, estos dos reinos del espíritu extrañado de sí regresarán al sí-mismo; pero si aquél era el primer sí-mismo que vale de manera inmediata, la persona individual, este segundo, que regresa hasta dentro de sí desde su despojamiento y exteriorización, será el sí-mismo universal, la conciencia que capta el concepto; y estos mundos espirituales, todos cuyos momentos afirman de sí una realidad efectiva fijada y una subsistencia no espiritual, se disolverán en la pura intelección. Es ésta, en cuanto sí-mismo que se capta a sí mismo, la que completa la cultura; no aprehende nada más que al sí-mismo; y todo lo aprehende como sí-mismo; es decir, concibe todo, borra toda objetualidad, y transforma todo ser-en-. Cuando se vuelve contra la fe, entendida ésta como reino de la esencia extraño y situado más allá, es la Ilustración. La cual, en ese reino al que acude a salvarse el espíritu extrañado como a la conciencia de la quietud igual a sí misma, completa también definitivamente el extrañamiento; le revuelve a ese reino su economía doméstica, metiendo en él cacharros de este mundo cuya propiedad él no puede negar, porque su conciencia también pertenece a ese mundo. A la vez, en este [579] negocio negativo, la intelección pura se realiza a sí misma y produce su propio objeto, la irreconocible esencia absoluta, y lo útil. Al perder de este modo la realidad efectiva toda substancialidad, y no haber ya nada en sí dentro de ella, entonces, igual que el reino de la fe, también queda derribado el mundo real, y esta revolución produce la libertad absoluta, con lo que el espíritu previamente extrañado habrá regresado perfecta y completamente dentro de sí, abandonará esta tierra de la cultura y pasará a otra tierra XX*X,5U otro país: debe entenderse esta frase literalmente, como el paso del espíritu de Francia a Alemania. Hegel mismo lo veía así, en una carta de Niethammer de 1812, donde se jactaba de haber previsto en estas páginas la caída de Napoleón. la tierra de la conciencia moral.

Algunas aclaraciones

XX*X = U otro país: debe entenderse esta frase literalmente, como el paso del espíritu de Francia a Alemania. Hegel mismo lo veía así, en una carta de Niethammer de 1812, donde se jactaba de haber previsto en estas páginas la caída de Napoleón.

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Conversations in Washington

[485] [485]6We kept the numeration given by the editor in the printed edition This spirit therefore develops not only a world, it also develops a doubled world, which is divided and opposed within itself. – The world of ethical spirit is its own present time, and hence every power within it is in this unity, and insofar as each differentiates itself from the other, each is in equilibrium with the whole. Nothing signifies the negative of self-consciousness; even the departed spirit is present in the blood of his relatives, current in the self of the family, and the universal power of government is the will, the self of the people. However, here, [at this stage of the exposition,] “the currently present” only means objective actuality, which has its consciousness in the other-worldly beyond. As essence, each singular moment receives this and thereby receives actuality from an other, and insofar as such a consciousness is actual, its essence is something other than [283] its actuality. Nothing has a spirit grounded and indwelling within itself but is external to itself in something alien. – Neither is the equilibrium of the whole the unity remaining at one with itself7bei sich selbst bleibende Einheit and its reassurance returned into itself. Rather, it rests on the alienation of opposites. The whole therefore is, as is each singular moment, a self-alienated reality. One of the realms into which it breaks up is the realm in which both self-consciousness as well as its object are actual, and the other realm is that of pure consciousness, which is the other-worldly beyond of the former and which has no actual present but which is instead for faith. The ethical world was separated into the divine and the human law together with their respective shapes, and its consciousness was separated into knowing and the unconscious. Now both return back into their fate, or return back into the self as the negative power of this opposition, and in that way so too will both of these realms of self-alienated spirit return back into the self. But if the former was only the self immediately in force, or was the singular person, then this second, which returns into itself from out of its own self-relinquishing, will still be the universal self, consciousness grasping the concept. All of the moments of these spiritual worlds, which claim for themselves a fixed actuality and an unspiritual stable existence, will be dissolved within pure insight. As the self grasping itself, this pure insight completes the process of cultural formation. It comprehends nothing but the self and everything as the self, i.e., it comprehends8begreift everything, erases all objectivity, and transforms all being-in-itself into being-for-itself. When it is turned against faith as the alien realm of essence lying in the other-worldly beyond, it is the Enlightenment. This Enlightenment also brings alienation to its culmination in this realm in which alienated spirit recovers itself and where it has a consciousness of being both self-equal and motionless. The Enlightenment throws the housekeeping of faith into disarray by bringing in the utensils belonging to the world of the here-and-now, a world which faith cannot deny is its property while its consciousness just as much belongs to that world. – In this negative task, pure insight at the same time realizes itself and engenders its own object, that of the unknowable absolute essence and that of utility. While in this manner actuality has lost all substantiality, and there is thus nothing more in itself in actuality, not only are the realms of both faith and the real world overturned, this revolution brings out absolute freedom, and it is with this freedom that the previously alienated spirit, which has completely returned back into itself, abandons this land of cultural formation and crosses over into another land, into the land of moral consciousness.

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Conversaciones en el Atrium

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