Gespräche in der Dämmerung 00459
Parte de:
C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / VI: El espíritu [VI. Der Geist] / A. El espíritu verdadero, la eticidad [A. Der wahre Geist. Die Sittlichkeit] / a. El mundo ético, la ley divina y la ley humana, el hombre y la mujer [a. Die sittliche Welt. Das menschliche und göttliche Gesetz, der Mann und das Weib]
[La disolución de la familia, familia y res publica]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[459] Der Unterschied der Geschlechter und ihres sittlichen Inhalts bleibt jedoch in der Einheit der Substanz, und seine Bewegung ist eben das bleibende Werden derselben. Der Mann [338] wird vom Familiengeiste in das Gemeinwesen hinausgeschickt und findet in diesem sein selbstbewußtes Wesen; wie die Familie hierdurch in ihm ihre allgemeine Substanz und Bestehen hat, so umgekehrt das Gemeinwesen an der Familie das formale Element seiner Wirklichkeit und an dem göttlichen Gesetze seine Kraft und Bewährung. Keins von beiden ist allein an und für sich; das menschliche Gesetz geht in seiner lebendigen Bewegung von dem göttlichen, das auf Erden geltende von dem unterirdischen, das bewußte vom bewußtlosen, die Vermittlung von der Unmittelbarkeit aus und geht ebenso dahin zurück, wovon es ausging. Die unterirdische Macht dagegen hat auf der Erde ihre Wirklichkeit; sie wird durch das Bewußtsein Dasein und Tätigkeit.
Conversaciones en Valencia
[459] [557] La diferencia de los géneros [la diferencia de género] y de su contenido ético permanece, empero, en la unidad de la sustancia, y el movimiento de esa diferencia [o el movimiento de ese contenido] es precisamente el permanente devenir de esa sustancia. El hombre [o el esposo, o el hermano] es mandado por el espíritu de la familia a la comunidad [es decir, al ámbito de lo extradoméstico y público, a la res publica] y encuentra en la comunidad su ser o esencia autoconsciente; y así como la familia por medio de esto tiene en la res publica su sustancia universal y tiene también en ella su consistencia, sucede que también, a la inversa, la comunidad, la res publica, tiene en la familia el elemento formal de su realidad y tiene en la ley divina su fuerza y acreditación. Ninguna de ambas es sólo en y para sí; la ley humana, en su movimiento vivo, viene de la ley divina, la ley que rige sobre la Tierra se origina en la ley subterránea, la ley consciente [viene] de la inconsciente, la mediación de la inmediatez, y retorna a aquello de donde salió. El poder subterráneo, en cambio, tiene en la tierra su realidad; ese poder no se vuelve existencia y actividad sino por medio de la conciencia.
Conversaciones en Madrid
[459] La diferencia de los sexos y de su contenido ético permanece, sin embargo, en la unidad de la substancia, y su movimiento es precisamente el devenir que permanece de esta substancia. El hombre es enviado a la cosa pública por el espíritu de la familia, y encuentra en ésta su esencia autoconsciente; igual que la familia tiene así en aquella su substancia universal y su consistencia, del mismo modo, a la inversa, la cosa pública tiene en la familia el elemento formal de su realidad efectiva, y tiene en las leyes divinas su fuerza y su acreditación. Ninguna de las dos está sola en y para sí; la ley humana, en su movimiento vivo, parte de la ley divina, la ley vigente en la tierra parte de la subterránea, la ley consciente de la que carece de conciencia, la mediación de la inmediatez, y retorna asimismo al lugar de donde había salido. El poder subterráneo, en cambio, tiene su realidad efectiva en la tierra, por medio de la conciencia se hace existencia y actividad.
Conversations in Washington
[459] [459]1We kept the numeration given by the editor in the printed edition The difference between the sexes and their ethical content nonetheless remains within the unity of the substance, and the difference’s movement is just the abiding coming to be of that substance. The spirit of the family sends the man out into the polity, and he finds his self-conscious essence in that polity. Just as the family has its universal substance and its stable existence in the polity, the polity conversely has the formal element of its own actuality in the family and its force and proof in the divine laws. Neither of the two alone is in and for itself. In its vital movement, human law originates from the divine law, the law in force on earth originates from the law of the netherworld, the conscious law originates from the unconscious law, mediation originates from immediacy, and all just as much return to that from whence they came. In contrast, the netherworldly power has its actuality on the earth, and through consciousness, it becomes existence and activity.