Gespräche in der Dämmerung 00404
Parte de:
C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / C. La individualidad que se es real en y para sí misma [C. Die Individualität, welche sich an und für sich selbst reell ist] / a. El reino animal del espíritu y el engaño, o también: la cosa misma [a. Das geistige Tierreich und der Betrug oder die Sache selbst]
[Sobre si a la conciencia se le confirma o no este concepto que ella se hace de la interpenetración absoluta de la individualidad y el ser; resultado negativo]
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Gespräche in Jena
[404] Dies ist der Begriff, welchen das Bewußtsein, das sich seiner als absoluter Durchdringung der Individualität und des Seins gewiß ist, von sich macht; sehen wir, ob er sich ihm durch die Erfahrung bestätigt und seine Realität damit übereinstimmt. Das Werk ist die Realität, welche das Bewußtsein sich gibt; es ist dasjenige, worin das Individuum das für es ist, was es an sich ist, und so, daß das Bewußtsein, für welches es in dem Werke wird, nicht das besondere, sondern das allgemeine Bewußtsein ist; es hat sich im Werke überhaupt in das Element der Allgemeinheit, in den bestimmtheitslosen Raum des Seins hinausgestellt. Das von seinem Werke zurücktretende Bewußtsein ist in der Tat das allgemeine – weil es die absolute Negativität oder das Tun in diesem Gegensatze wird – gegen sein Werk, welches das bestimmte ist; es geht also über sich als Werk hinaus und ist selbst der bestimmtheitslose Raum, der sich von seinem Werke nicht erfüllt findet. Wenn vorhin im Begriffe sich doch ihre Einheit erhielt, so geschah dies eben dadurch, daß das Werk als seiendes Werk aufgehoben wurde. Aber es soll sein, und es ist zu sehen, wie in seinem Sein die Individualität seine Allgemeinheit erhalten und sich zu befriedigen wissen wird. – Zunächst ist das gewordene Werk für sich zu betrachten. Es hat die ganze Natur der Individualität mitempfangen; sein Sein ist daher selbst ein Tun, worin sich alle Unterschiede durchdringen und auflösen; das Werk ist also in ein Bestehen hinausgeworfen, worin die Bestimmtheit der ursprünglichen Natur in der Tat gegen andere bestimmte Naturen sich herauskehrt, in sie eingreift wie diese anderen in sie und sich als verschwindendes Moment in dieser allgemeinen Bewegung verliert. Wenn innerhalb des Begriffs der an und für sich selbst realen Individualität alle Momente, Umstände, Zweck, Mittel, und die Verwirklichung einander gleich sind und die ursprüngliche bestimmte Natur nur als [300] allgemeines Element gilt, so kommt dagegen, indem dies Element gegenständliches Sein wird, seine Bestimmtheit als solche in dem Werke an den Tag und erhält ihre Wahrheit in ihrer Auflösung. Näher stellt diese Auflösung sich so dar, daß in dieser Bestimmtheit das Individuum als dieses sich wirklich geworden ist; aber sie ist nicht nur Inhalt der Wirklichkeit, sondern ebenso Form derselben, oder die Wirklichkeit als solche überhaupt ist eben diese Bestimmtheit, dem Selbstbewußtsein entgegengesetzt zu sein. Von dieser Seite zeigt sie sich als die aus dem Begriffe verschwundene, nur vorgefundene fremde Wirklichkeit. Das Werk ist, d.h. es ist für andere Individualitäten, und für sie eine fremde Wirklichkeit, an deren Stelle sie die ihrige setzen müssen, um durch ihr Tun sich das Bewußtsein ihrer Einheit mit der Wirklichkeit zu geben; oder ihr durch ihre ursprüngliche Natur gesetztes Interesse an jenem Werke ist ein anderes als das eigentümliche Interesse dieses Werks, welches hierdurch zu etwas anderem gemacht ist. Das Werk ist also überhaupt etwas Vergängliches, das durch das Widerspiel anderer Kräfte und Interessen ausgelöscht wird und viel mehr die Realität der Individualität als verschwindend denn als vollbracht darstellt.
Conversaciones en Valencia
[Sobre si a la conciencia se le confirma o no este concepto que ella se hace de la interpenetración absoluta de la individualidad y el ser; resultado negativo]
[404]1Epígrafe: Sobre si a la conciencia se le confirma o no este concepto que ella se hace de la interpenetración absoluta de la individualidad y el ser; resultado negativo. Éste es el concepto que se hace de sí la conciencia que ha cobrado certeza de sí como compenetración o interpenetración absoluta de la individualidad y el ser; veamos si ese concepto se le confirma a la conciencia mediante la experiencia, y si la realidad de la conciencia concuerda con ese concepto X252X.2Así interpreto los pronombres personales de la frase en el original. La obra es la realidad que la conciencia se da; la obra es aquello en lo que el individuo es [se vuelve] para él aquello que él es en sí [aquello en que el individuo deviene para él mismo aquello que él es en sí], y de suerte que la conciencia a la que ello [lo que ella es en sí] le deviene en la obra [le queda ahí delante en la obra], no es la conciencia particular, sino la conciencia universal; pues la conciencia en la obra se ha colocado ahí fuera [es decir, se ha expuesto, ha hecho exposición de sí] pasando al elemento de la universalidad, es decir, al espacio del ser, que como tal espacio [el espado del inmediato quedar ahí] carece de determinidad [universalidad del ser]. Y [por otro lado] la conciencia, que desde su obra se vuelve sobre sí o se retrae sobre sí, es, efectivamente, lo universal respecto a su obra que es lo determinado, y lo es porque es la negatividad absoluta X253X3Ya más arriba ha dicho que en el Seyn la negatividad consiste en determinidad, pero que el hacer es él mismo negatividad, o también que la determinidad del hacer consiste en esa su negatividad. Esta idea la introdujo el autor ya en el cap. IV, A. o porque la conciencia es el hacer en esta su contraposición respecto a la obra que es lo determinado X254X;4Recuerde el lector que estamos viendo si a la conciencia se le confirma o no este concepto que ella se hace de la interpenetración absoluta de la individualidad y el ser, y la respuesta va a ser negativa. la conciencia, por tanto, va allende sí como obra [va más allá de la obra que es ella] y es ella misma ese espacio carente de determinidad que no se encuentra lleno por su obra [es decir, por la obra de la conciencia] [universalidad del placer] X255X.5«La cosa misma» quedará definida más abajo como unidad de esta «universalidad del ser» y esta «universalidad del hacer». Si más arriba [por ejemplo, al final del párrafo anterior y al principio de éste], en el concepto [y del concepto fue de lo que empezamos hablando en el presente párrafo], su unidad se mantenía [su unidad, es decir, la unidad de conciencia y obra], si más arriba, digo, en el concepto, se mantenía la unidad de conciencia y obra, ello sucedía precisamente porque la obra quedaba suprimida y superada como obra que está ahí o queda ahí [ello sucedía por eso y no por otra cosa]. Pero ello, es decir, la obra, ha de ser, es decir, ha de estar ahí, y hay que ver cómo en ese su ser [es decir, en el ser de la obra], la individualidad conservará la universalidad de ese ser, y sabrá satisfacerse X256X.6Pues el concepto era el de la unidad de conciencia y obra, el de la unidad de individualidad y obra, y, por tanto, el de la unidad de individualidad y universalidad del ser, y hay que ver cómo en esa unidad la conciencia podría conservar tal universalidad del ser y a la vez satisfacerse como individualidad, elementos que no parecen del todo compatibles. — En primer lugar habrá que considerar de por sí la obra hecha. La obra ha recibido o co-recibido la naturaleza entera de la individualidad; su ser [el ser de la obra] es, por tanto, él mismo un hacer en el que todas las diferencias se compenetran o interpenetran y se disuelven; pues la obra ha sido echada ahí fuera a un quedar ahí [es decir, ha quedado echada a darse y estar ella ahí, Bestehen], en el que la determinidad de la naturaleza inicial se vuelve hacia fuera exhibiéndose contra [o respecto a] otras determinadas naturalezas, interviniendo así en ellas, al igual que estas otras en ella, y poniéndose a sí misma como momento desaparecíente en este movimiento universal. Si dentro del concepto de la individualidad real en y por sí misma X257X7Es el que estamos considerando, en la versión que hemos obtenido hace un momento; el de la unidad de conciencia y obra. todos los momentos (a saber: circunstancias, fin, medios y la realización misma) son iguales los unos a los otros y los otros a los unos, y la determinada naturaleza inicial u original sólo se considera [ha de considerarse] elemento universal, resulta, en cambio, que en cuanto este elemento se vuelve ser objetivo o ser objetual [ser que queda ahí convertido en objeto], su determinidad [es decir, la determinidad de ese elemento] como tal queda a la luz del día en la obra, y esa determinidad cobra su verdad en su disolución [es decir, en la disolución de esa determinidad], en su disolverse en el sentido dicho [en cuanto momento desapareciente en el movimiento universal en que entra]. Considerada con más detalle, esta disolución se presenta de suerte que [u ofrece el aspecto de que] en esa determindad el individuo se ha vuelto real en cuanto este individuo; pero esta determinidad no es solamente el contenido de la realidad [del individuo], sino asimismo la forma de la realidad [de esa realidad del individuo], o lo que es lo mismo [o lo cual quiere decir]: la realidad como tal es precisamente esta determinidad, la de ser contrapuesta a la conciencia [o la de quedar contrapuesta a la conciencia]. Y por este lado, esa realidad se muestra como desapareciendo o desaparecida del concepto, es decir, sólo como realidad extraña con la que uno se encuentra ahí. [Lo cual significa:] la obra es, la obra está ahí, es por tanto para otras individualidad, es por ende para ellas una realidad extraña, en cuyo lugar [o en lugar de la cual, o en vez de la cual] ellos han de poner la suya [es decir, han de poner su realidad] a fin de poder darse mediante su hacer [es decir, mediante el hacer de ellos] la conciencia de su unidad con la realidad [la conciencia de la unidad de ellos con la realidad]; o [lo que es lo mismo:] el interés que ellos ponen en esta obra, y lo ponen en virtud de la naturaleza inicial u original de ellos, es un interés distinto del peculiar interés que esta obra tiene [del peculiar interés que corresponde a esta obra], la cual se convierte en virtud de ello en algo distinto. La obra es, pues, algo pasajero, algo efímero, que queda extinguido y borrado por el contrajuego de otras fuerzas e intereses, y que representa a la realidad de la individualidad [la que la individualidad se ha dado en su obra] como desapareciente, más bien que como consumada y acabada. [Por tanto, o por el lado de la conciencia, o por el lado de la obra, no parece sostenerse la unidad de la conciencia y la obra, descrita hasta aquí en términos más bien spinozianos] X258X.8Es decir, la individualidad es el contenido de su conciencia, pero es también la conciencia de ese contenido y por este lado ese contenido es o resulta ser lo otro que ella.
Algunas aclaraciones
X252X = Así interpreto los pronombres personales de la frase en el original.
X253X = Ya más arriba ha dicho que en el Seyn la negatividad consiste en determinidad, pero que el hacer es él mismo negatividad, o también que la determinidad del hacer consiste en esa su negatividad. Esta idea la introdujo el autor ya en el cap. IV, A.
X254X = Recuerde el lector que estamos viendo si a la conciencia se le confirma o no este concepto que ella se hace de la interpenetración absoluta de la individualidad y el ser, y la respuesta va a ser negativa.
X255X = «La cosa misma» quedará definida más abajo como unidad de esta «universalidad del ser» y esta «universalidad del hacer».
X256X = Pues el concepto era el de la unidad de conciencia y obra, el de la unidad de individualidad y obra, y, por tanto, el de la unidad de individualidad y universalidad del ser, y hay que ver cómo en esa unidad la conciencia podría conservar tal universalidad del ser y a la vez satisfacerse como individualidad, elementos que no parecen del todo compatibles.
X257X = Es el que estamos considerando, en la versión que hemos obtenido hace un momento; el de la unidad de conciencia y obra.
X258X = Es decir, la individualidad es el contenido de su conciencia, pero es también la conciencia de ese contenido y por este lado ese contenido es o resulta ser lo otro que ella.
Conversaciones en Madrid
[404] Éste es el concepto que hace de sí misma la conciencia que está cierta de sí como absoluta compenetración de individualidad y ser; veamos ahora si este concepto se le confirma por medio de la experiencia, y si su realidad coincide con él. La obra es la realidad que la conciencia se da; es aquello en lo que el individuo es para él lo que él es en sí, y lo es de tal manera que la conciencia, para la cual él llega a ser en la obra, no es lo particular, sino la conciencia universal; con la obra como tal, se ha sacado a sí para ponerse en el elemento de la universalidad, en el espacio sin determinidad del ser. La conciencia que se retira de su obra es, de hecho, la conciencia universal: porque, en esa oposición, ella llega a ser la negatividad absoluta o la actividad: está frente a su obra, que es lo determinado; se transciende a sí, pues, en cuanto obra, y ella misma es el espacio sin determinidad que no se encuentra colmado por su obra. Si antes, en el concepto, su unidad sí que se conservaba, ello ocurría precisamente por el hecho de que la obra quedaba cancelada en cuanto obra que es. Pero la obra debe ser, y lo que hay que ver es cómo la individualidad va a conservar la universalidad y sabrá satisfacerse en el ser de la obra. — Se ha de examinar, primero, la obra para sí que ha llegado a ser. Ha sido fecundada también con toda la naturaleza de la individualidad; por eso, su ser es él mismo una actividad en la que todas las diferencias se compenetran y disuelven; la obra, entonces, ha sido expulsada hacia un subsistir en el que la determinidad de la naturaleza primigenia sale, de hecho, hacia fuera para enfrentarse a otras naturalezas determinadas, interviene en ellas, como ellas en ella, y se pierde como momento evanescente en este movimiento universal. Si, dentro del concepto de la individualidad que es real en y para sí, todos los momentos, circunstancias, fines, medios y la realización efectiva son iguales unos a otros, y la naturaleza determinada primigenia sólo vale como elemento universal, en cambio, al convertirse este elemento en ser objetual, saldría a la luz en la obra su determinidad como tal, conservando su verdad en su disolución. Visto más de cerca, esta disolución se presenta de tal manera que en esta determinidad el individuo ha llegado a serse efectivamente real en cuanto éste; pero ella, la determinidad, no es sólo el contenido de la realidad efectiva, sino, también, la forma de la misma; o bien, la realidad efectiva, en cuanto tal, sin más, es justamente esta determinidad de estar contrapuesto a la autoconciencia. De este lado, se muestra como la realidad efectiva que ha desaparecido del concepto, tan sólo encontrada ahí, extraña. La obra es; es decir, es, para otras individualidades y para ella, una realidad efectiva extraña, en lugar de la cual aquéllas tienen que poner la suya, a fin de darse por medio de su acción la conciencia de su unidad con la realidad efectiva; o bien, su interés en esa obra, puesto por su naturaleza primigenia, es distinto del interés peculiar y característico de esta obra, la cual, por eso, queda convertida en otra cosa distinta. La obra, entonces, es, en general, algo efímero, pasajero, que queda borrado por el juego contrario de otras fuerzas e intereses, y más bien presenta la realidad de la individualidad como evanescente que como plenamente cumplida.
Conversations in Washington
[404] [404]9We kept the numeration given by the editor in the printed edition This is the concept that consciousness, which is certain of its concept as the absolute permeation of individuality and being, makes of itself. Let us see whether this concept is confirmed by its experience and whether its reality thereby corresponds to it. The work is the reality which consciousness gives itself; it is that in which the individual is for the individual10für es what he is in itself, so that the consciousness for which the individual comes to be in the work is not a particular consciousness but rather universal consciousness. In his work, he has placed himself outside of himself and into the element of universality, into the determinateless space of being. The consciousness which steps back from its work is in fact the universal consciousness – because it becomes absolute negativity, or activity within this opposition – which confronts its work, which is determinate. As a work, consciousness thus goes beyond itself, and consciousness is itself the determinateless space which does not find itself fulfilled in its work. However much its unity was previously sustained in the concept, still this took place simply as a result of the sublation of the work as an existing work. But the work is supposed to be, and it remains to be seen how individuality will sustain its universality in the work’s being and how it will know how to satisfy itself therein. – Initially, what is up for examination is the work for itself which has come to be. It has received the whole nature of individuality; hence, its being is itself an activity in which all differences permeate each other and dissolve into each other. The work is thus cast out into a stable existence in which the determinateness of the original nature in fact plays the part of itself against other determinate natures and intervenes in their affairs, just as they in their turn intervene in the affairs of others, and within this universal movement, each loses itself as a vanishing moment. However much it is in the concept of individuality which is real in and for itself that all the moments, circumstances, purpose, means, and actualization are all the same as each other, and however much the original determinate nature only counts as a universal element, still, while this element becomes objective being, its determinateness as such a determinateness reaches the light of day in the work, and the individuality receives its truth in its dissolution. This dissolution exhibits itself in detail so that the individual, as this individual, has, to himself, in this determinateness, become actual. However, this determinateness is not only the content of actuality but is just as much the form of actuality, or actuality as such actuality is the very determinateness which consists in being opposed to self-consciousness. From this standpoint, actuality exhibits itself as the actuality which has vanished from the concept, or which exhibits itself as only an alien actuality which one only finds oneself. The work is, i.e., it is for other individualities, and it is for them an alien actuality in whose place they must posit their own actuality in order to give themselves through their activity the consciousness of their unity with actuality. That is, their interest through their original nature is placed11gesetztes. Alternatively, this could be rendered as “posited.” into the work, is something other than a proper12eigentümliche interest in this work, and the work is thereby transformed into something different. The work is thus something utterly transitory which is erased by the counterplay of other powers and interests and which instead exhibits the reality of individuality itself as disappearing rather than as achieved.
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