Gespräche in der Dämmerung 00351

Parte de:

C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / B. La realización de la autoconciencia racional mediante sí misma [B. Die Verwirklichung des vernünftigen Selbstbewußtseins durch sich selbst]

 

[De cómo hay que entender lo precedente de este cap. V y lo que va a seguir: de que así como el cap. V, A ha sido una repetición de los caps. I, II y III, el cap. V, B es una repetición del cap. IV; la eticidad]

Gespräche in Jena

[351] Das rein einzelne Tun und Treiben des Individuums bezieht sich auf die Bedürfnisse, welche es als Naturwesen, d.h. als seiende Einzelheit hat. Daß selbst diese seine gemeinsten Funktionen nicht zunichte werden, sondern Wirklichkeit haben, geschieht durch das allgemeine erhaltende Medium, durch die Macht des ganzen Volks. – Nicht nur aber diese Form des Bestehens seines Tuns überhaupt hat es in der allgemeinen Substanz, sondern ebensosehr seinen Inhalt; was es tut, ist die allgemeine Geschicklichkeit und Sitte aller. Dieser Inhalt, insofern er sich vollkommen vereinzelt, ist in seiner Wirklichkeit in das Tun aller verschränkt. Die Arbeit des Individuums für seine Bedürfnisse ist ebensosehr eine Befriedigung der Bedürfnisse der anderen als seiner eigenen, und die Befriedigung der seinigen erreicht es nur durch die Arbeit der anderen. – Wie der Einzelne in seiner einzelnen Arbeit schon eine allgemeine Arbeit bewußtlos vollbringt, so vollbringt er auch wieder die allgemeine als seinen bewußten Gegenstand; das Ganze wird als Ganzes sein Werk, für das er sich aufopfert und eben dadurch sich selbst von ihm zurückerhält. – Es ist hier nichts, das nicht gegenseitig wäre, nichts, woran nicht die Selbständigkeit des Individuums sich [265] in der Auflösung ihres Fürsichseins, in der Negation ihrer selbst, ihre positive Bedeutung, für sich zu sein, gäbe. Diese Einheit des Seins für Anderes oder des sich zum Dinge Machens und des Fürsichseins, diese allgemeine Substanz redet ihre allgemeine Sprache in den Sitten und Gesetzen eines Volks; aber dies seiende unwandelbare Wesen ist nichts anderes als der Ausdruck der ihr entgegengesetzt scheinenden einzelnen Individualität selbst; die Gesetze sprechen das aus, was jeder Einzelne ist und tut; das Individuum erkennt sie nicht nur als seine allgemeine gegenständliche Dingheit, sondern ebensosehr sich in ihr oder [sie] als vereinzelt in seiner eigenen Individualität und in jedem seiner Mitbürger. In dem allgemeinen Geiste hat daher jeder nur die Gewißheit seiner selbst, nichts anderes in der seienden Wirklichkeit zu finden als sich selbst; er ist der anderen so gewiß als seiner. – Ich schaue es in allen an, daß sie für sich selbst nur diese selbständigen Wesen sind, als ich es bin; ich schaue die freie Einheit mit den anderen in ihnen so an, daß sie wie durch mich, so durch die anderen selbst ist, – sie als mich, mich als sie.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en Valencia

[351] El hacer y operar puramente particular [einzeln] del individuo se refiere a las necesidades que él tiene como ser natural, es decir, que tiene como individualidad existente [como individualidad que está ahí]. Pero el que incluso estas sus funciones más comunes y corrientes y vulgares no queden destruidas o frustradas o desbaratadas, sino que tengan realidad y desenvolvimiento, sucede a través del medio universal que sostiene al individuo, sucede a través del poder de todo un pueblo. — Ahora bien, en esta sustancia universal el individuo no solamente tiene esta forma de la consistencia de su propio hacer o esta forma que es la consistencia de su propio hacer [es decir, no sólo tiene la forma del producirse su propio hacer particular, del sostenerse ese su propio hacer, del volverse viable y sostenible y cobrar forma estable y durable su propio hacer], sino que tiene asimismo su contenido. Lo que él hace no es sino habilidad universal y lo que todos hacen [Sitte aller] [lo que es costumbre de todos]. Este contenido, aun en el aspecto en que queda completamente singularizado [vereinzelt], está entretejido en su realidad con el hacer de todos. El trabajo [Arbeit] del individuo para proveer a sus necesidades es asimismo una satisfacción de las necesidades del otro lo mismo que de las suyas, y la satisfacción de las suyas sólo la obtiene mediante el trabajo de los otros. — Y así como el individuo, ya en su trabajo particular [es decir, incluso cuando trabaja para él], no hace sino efectuar inconscientemente [sin saberlo, sin darse cuenta de ello] un trabajo universal X198X,1Como se ha hecho notar reiteradamente en la literatura marxista sobre la Fenomenología del espíritu, estas ideas de los «economistas políticos clásicos» que en la Fenomenología del espíritu no hacen sino apuntar, quedarán magníficamente desarrolladas después en la Filosofía del Derecho (parágrafos 190 ss.). así también resulta que es ese mismo trabajo universal el que [allende ese su trabajo meramente particular] él vuelve a ejecutar [también] como objeto consciente suyo; pues [también] el Todo en cuanto todo se convierte en su obra por la que él se sacrifica, y precisamente a través de ello se recibe él de vuelta a sí mismo desde ese Todo. — Aquí no hay nada que no sea recíproco, nada en lo que la autonomía del individuo no se diese [a ella misma] su significado positivo de ser-para-sí precisamente en la disolución de ese su ser-para-sí, en la negación de ella misma. Esta unidad del ser-para-otro (o del convertirse-uno-en-cosa) y el ser-para-sí X199X,2Por tanto, la categoría, la autoconciencia racional, es el contexto del concepto de espíritu, aquí en la forma de la unidad del ser-para-sí y el ser-para-otro. No olvide el lector que la conclusión del cap. V, A, c, fue que lo absolutamente para-otro no era sino lo para-sí. esta sustancia universal, habla su lenguaje universal en las costumbres y leyes de un pueblo; pero esta esencia que no se muda, esta esencia que ahí-está, no es otra cosa que la expresión de la individualidad particular misma que parece oponérsele [que se diría que se le opone]; las leyes no expresan sino aquello que cada individuo particular es y hace; el individuo no sólo las reconoce como su coseidad [Dingheit] universal objetiva [como coseidad general suya, que tiene el carácter de ser un objeto ahí], sino que se conoce o reconoce a sí mismo en ella, en cuanto singularizada [vereinzelt] esa coseidad en la propia individualidad del individuo en cuestión y en cada uno de sus conciudadanos. En el espíritu universal, por tanto, cada uno sólo tiene la certeza de sí mismo, la certeza de no encontrar otra cosa en la realidad que está ahí que a sí mismo; cada uno está tan seguro del otro como de sí mismo. — Veo en todos los otros que ellos sólo son para sí mismos estos seres autónomos que son, sólo como yo lo soy; miro en ellos la libre unidad con los otros, de modo que ella, al igual que a través de mí, lo es también a través de los otros. [Miro y veo] a ellos como a mí [o a ellos como mí, como siendo yo ellos], a mí como ellos [como no siendo ellos sino yo] X200X.3La idea es, pues, que hay un determinado nivel en el que en lo otro, incluso en lo absolutamente otro, lo que hay es yo. Es ese nivel el que aquí se vuelve asunto.

Algunas aclaraciones

X198X = Como se ha hecho notar reiteradamente en la literatura marxista sobre la Fenomenología del espíritu, estas ideas de los «economistas políticos clásicos» que en la Fenomenología del espíritu no hacen sino apuntar, quedarán magníficamente desarrolladas después en la Filosofía del Derecho (parágrafos 190 ss.).

X199X = Por tanto, la categoría, la autoconciencia racional, es el contexto del concepto de espíritu, aquí en la forma de la unidad del ser-para-sí y el ser-para-otro. No olvide el lector que la conclusión del cap. V, A, c, fue que lo absolutamente para-otro no era sino lo para-sí.

X200X = La idea es, pues, que hay un determinado nivel en el que en lo otro, incluso en lo absolutamente otro, lo que hay es yo. Es ese nivel el que aquí se vuelve asunto.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en Madrid

[351] La actividad y el afán puramente singulares del individuo se refieren a las necesidades que éste tiene en cuanto ser natural, es decir, en cuanto singularidad que es. Que incluso estas funciones, las más bajas que tiene, no sean aniquiladas, sino tengan realidad efectiva, es algo que acontece gracias al medio preservador universal, al poder de todo el pueblo. — Pero, en la substancia universal, el individuo no sólo tiene esta forma del persistir de su actividad como tal, sino también, y en la misma medida, su contenido; lo que él hace es destreza general y ethos de todos. Este contenido, en la medida en que se singulariza perfectamente, está, en su realidad efectiva, entreverado en la actividad de todos. El trabajo del individuo para sus necesidades es tanto una satisfacción de las necesidades de los otros como de las suyas propias, y la satisfacción de las suyas las alcanza él solamente por el trabajo de los otros. — Del mismo modo que el individuo singular, en su trabajo singular, lleva ya a cabo un trabajo universal sin tener conciencia de ello, así también vuelve él a llevar a cabo el trabajo universal como su objeto consciente; la totalidad se convierte, en cuanto totalidad, en su obra, por la que se sacrifica, y precisamente por eso, a partir de ella se recupera a sí mismo. — No hay aquí nada que no fuera recíproco, nada en lo que la autonomía del individuo, en la disolución de su ser- para -sí, en la negación de ella misma, no se diera su significado positivo de ser para sí. Esta unidad del ser para otro, o del hacerse cosa, y del ser-para-sí, esta substancia universal habla su lengua universal en las costumbres y las leyes del pueblo de este individuo; pero esta esencia inmutable que es no es otra cosa que la expresión de la individualidad singular misma, aparentemente contrapuesta a esta substancia; las leyes enuncian lo que cada individuo singular es y hace; el individuo no sólo las reconoce como su cosidad objetual universal, sino también, en la misma medida, se reconoce en ésta, o bien, se reconoce como singularizado en su propia individualidad y en cada uno de sus conciudadanos. Por tanto, en el espíritu universal, cada uno tiene solamente la certeza de sí mismo, de no encontrar en la realidad efectiva que es otra cosa que a sí mismo; está tan cierto de los otros como de sí. — En todos, yo veo que ellos, para sí mismos, son sólo estas esencias autónomas como la que yo soy: veo en ellos la unidad libre con los otros, de tal manera que esa unidad es tanto por mí como por los otros mismos. Los veo a ellos como a mí, y a mí como a ellos.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversations in Washington

[351] [351]4We kept the numeration given by the editor in the printed edition The individual’s purely singular goings-on5Tun und Treiben are related to the needs that he has as a natural creature, which is to say, as an existing singular individuality. That even these, its commonest functions, do not come to grief but rather have actuality, comes about through the universal sustaining medium, through the power of the whole people. – However, not only does it have this form of stable existence for its doing as such; it has its content equally as much within the universal substance. What the individual does is the universal skillfulness and ethos of all. In his actuality, he is entangled with the doings of all insofar as this content completely isolates itself. The individual’s labor for his needs is a satisfaction of the needs of others as much as it is of his own needs, and the satisfaction of his own needs is something he attains only through the labor of others. – Just as the singular individual in his singular labor already without awareness performs a universal labor, he in turn also achieves the universal as his consciously known object. The whole becomes, as the whole, his own work, for which he sacrifices himself and through which he gets himself back. – There is nothing here which would not be reciprocal, nothing by which the self-sufficiency of the individual in the dissolution of its being-for-itself, in the negation of itself, would not give itself its own positive meaning of being for itself. This unity of being for an other, or of making-oneself-into-a-thing, and of being-for-itself, this universal substance, speaks its universal language within the ethos and laws of a people. However, this existing unchangeable essence is nothing but the expression of that singular individuality which has the semblance of opposition to it. The laws express what each individual is and does. The singular individual takes cognizance6erkennt of them as not only his universal objective thinghood, but rather as himself within them, or of them as isolated in his own individuality and in each of his fellow citizens. Hence, within the universal spirit, each has the certainty of himself, and each finds in existing actuality nothing but himself; he is as certain of the others as he is of himself. – In all of them, I intuit that for themselves, each is a self-sufficient being7Wesen just as I am a self-sufficient being; I intuit in them the free unity with the others so that just as this free unity is through me, so too it is through the others themselves. It is through them as Myself and through Myself as them.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en el Atrium

EN CONSTRVCCION

EN CONSTRVCCION

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Sidebar



error: Content is protected !!