Gespräche in der Dämmerung 00342
Parte de:
C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / c. Observación de la relación de la autoconciencia con su realidad inmediata; fisiognómica y teoría del cráneo [c. Beobachtung der Beziehung des Selbstbewußtseins auf seine unmittelbare Wirklichkeit; Physiognomik und Schädellehre]
[Vuelta sobre el curso de la razón observadora; resumen]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[342] Sie wendet sich zuerst an seine Reinheit; aber indem sie Auffassen des in seinen Unterschieden sich bewegenden Gegenstandes als eines Seienden ist, werden ihr Gesetze des Denkens, Beziehungen von Bleibendem auf Bleibendes; aber da der Inhalt dieser Gesetze nur Momente sind, verlaufen sie sich in das Eins des Selbstbewußtseins. – Dieser neue Gegenstand [258] ebenso als Seiendes genommen, ist das einzelne, zufällige Selbstbewußtsein; das Beobachten steht daher innerhalb des gemeinten Geistes und des zufälligen Verhältnisses von bewußter Wirklichkeit auf unbewußte. Er an sich selbst nur ist die Notwendigkeit dieser Beziehung; die Beobachtung rückt ihm daher näher auf den Leib und vergleicht seine wollende und tuende Wirklichkeit mit seiner in sich reflektierten und betrachtenden Wirklichkeit, die selbst gegenständlich ist. Dieses Äußere, obzwar eine Sprache des Individuums, die es an ihm selbst hat, ist zugleich als Zeichen etwas Gleichgültiges gegen den Inhalt, den es bezeichnen sollte, so wie das, welches sich das Zeichen setzt, gleichgültig gegen dieses.
Conversaciones en Valencia
[342] La razón observadora se vuelve primero a su pureza [es decir, a la pureza de ese objeto, es decir a ese objeto en su pureza]; pero en cuanto de ese objeto que se mueve en sus diferencias esa razón observadora es [se queda en] aprehensión de él como de un objeto que está ahí, resulta que sus leyes del pensamiento [las leyes del pensamiento, que esa conciencia observadora descubre] se convierten en relaciones de lo que está ahí con lo que está ahí [de algo que está fijo ahí con algo que también está fijo ahí, de lo quieto con lo quieto]; pero como el contenido de estas leyes sólo son momentos, esas leyes acaban confluyendo en el uno de la autoconciencia. [Éste ha sido el resumen del curso de la observación en lo tocante a búsqueda de leyes lógicas, psicológicas y sociológicas]. — Y este nuevo objeto [el Uno de la autoconciencia, o lo Uno de la autoconciencia], tomado asimismo como algo que está-ahí, como algo inmediato y fijo ahí, es la autoconciencia individual o singular o particular, la autoconciencia contingente; la observación se mueve, por tanto, dentro del espíritu supuesto [dentro del gemeynter Geist, del espíritu que se quiere decir pero que no se logra nunca decir, que siempre se escapa, pues no es sino algo supuesto, algo que en realidad no es, algo que no está ahí como se supone], y dentro de la contingente relación de la realidad consciente con la inconsciente X173X.1Vide infra Algunas aclaraciones X173X. Este nuevo objeto es en sí mismo sólo la necesidad de esta relación [es decir, el nuevo objeto es en sí mismo sólo el carácter necesario de esta relación contingente, la ineludibilidad de ella] [estamos, pues, en la observación fisiognómica]; y la observación se le arrima ahora mucho más, se le acerca, por decirlo así, mucho más a su carne [a la carne de ese objeto], y compara su realidad volente y agente [la realidad volente y agente de ese objeto] con su [de ese objeto] realidad contemplativa y reflectida en sí, que es también ella misma objetiva, que es también ella misma objetual [que tiene ella misma carácter de objeto]. [Pero la experiencia que esta conciencia observadora hace es que:] Este exterior, por más que sea o se lo considere o pueda considerárselo un lenguaje [un hablar, un decir] del individuo que el individuo porta en él mismo, es, a la vez que signo, algo indiferente respecto del contenido que ese signo habría de designar, al igual que aquello que se da este signo [que convierte a este signo en signo suyo] es indiferente respecto a él [respecto al signo]. [Éste ha sido el resumen del curso de la observación fisiognómica].
Algunas aclaraciones
X173X = Ya que la propia forma de expresarse el autor roza aquí la cuestión, quizá convenga indicar que tanto algunos elementos de las fisiognómica de Lavater como algunos elementos de la «frenología» de Gall y Spurzheim han podido considerarse lejanos antecedentes de teorías del inconsciente del tipo de la de Freud. Es en ellas al menos donde aparece la idea de un inconsciente que parece aposentarse en el centro de la existencia autoconsciente como estructura de ella, y determinarla. La afinidad es evidente si se entiende que el psicoanálisis de Freud tiene también que ver con el escrito de Freud de 1895 «Proyecto de una psicología para neurólogos». En los seminarios a que he hecho referencia en mi introducción el doctor Francesc Roca i Sebastià ha insistido muchas veces en esta última cuestión.
Conversaciones en Madrid
[342] Primero, ella se vuelve hacia su pureza; pero siendo ella, la razón que observa, un aprehender del objeto según se mueve en sus diferencias en cuanto que es algo ente, las leyes del pensar se le hacen referencias de lo permanente a lo permanente; mas, como el contenido de estas leyes son sólo momentos, éstas vienen a desembocar en el Uno de la autoconciencia. — Este nuevo objeto, tomado igualmente como algo ente, es la autoconciencia singular, contingente; por eso, el observar está dentro del espíritu opinado, y dentro de la relación contingente de la realidad efectiva consciente hacia la inconsciente. En sí mismo, tal objeto no es más que la necesidad de esta referencia; por eso, la observación lo desplaza más cerca, al cuerpo, y compara su realidad efectiva, volente y activa, con su realidad efectiva reflexionada hacia dentro de sí y que contempla, que también es objetual. Esto externo, aunque sea un lenguaje del individuo que éste tiene en él mismo, es, a la vez, en cuanto signo, algo indiferente frente al contenido que supuestamente debiera designar, igual que lo que pone un signo es indiferente frente a éste.
Conversations in Washington
[342] [342]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition Observing reason at first addresses itself to its purity. While observing reason is a grasping of the object (which is self-moving within its differences) as an existent, the laws of thinking become, to observing reason, relations between the permanent and another permanent. But since the content of these laws are only moments, these laws blend together in the One of self-consciousness. – This new object, likewise taken as existent, is singular, contingent self-consciousness. Observation thus stands both within the bounds of spirit as it meant spirit to be and within the bounds of the contingent relationships of conscious actuality to unconscious actuality. Spirit in itself is only the necessity of this relation. Observation therefore approaches spirit even more closely and compares its own actuality, willing and acting, with its own actuality, contemplating3betrachtenden and reflecting itself into itself, which is itself objective actuality. This outer, although it is a language of the individual which he has on his own, is, as a sign, at the same time something indifferent to the content which it is supposed to designate just as that which, to itself, posits the sign is indifferent to the sign itself.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
EN CONSTRVCCION