Gespräche in der Dämmerung 00318

Parte de:

 C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / b. La observación de la autoconciencia en la pureza de ésta y en la relación de ésta con la realidad externa; leyes lógicas y psicológicas [b. Die Beobachtung des Selbstbewußtseins in seiner Reinheit und seiner Beziehung auf äußere Wirklichkeit; logische und psychologische Gesetze]

 

[Hacer y acto; el órgano como término medio; la exterioridad simple del hacer y la exterioridad múltiple de las cosas hechas y del destino; esa exterioridad simple como reflexión en sí; la equivocidad de ello]

Gespräche in Jena

[318] An diesem Innern, welches in seiner Äußerung Inneres bleibt, wird also das Reflektiertsein des Individuums aus seiner Wirklichkeit beobachtet, und es ist zu sehen, welche Bewandtnis es mit dieser Notwendigkeit hat, die in dieser Einheit gesetzt ist. – Dies Reflektiertsein ist zuerst verschieden von der Tat selbst und kann also etwas anderes sein und für etwas anderes genommen werden, als sie ist; man sieht es einem am Gesicht an, ob es ihm Ernst mit dem ist, was er sagt oder tut. – Umgekehrt aber ist dieses, was Ausdruck des Innern sein soll, zugleich seiender Ausdruck und fällt hiermit selbst in die Bestimmung des Seins herunter, das absolut zufällig für das selbstbewußte Wesen ist. Es ist daher wohl Ausdruck, aber zugleich auch nur wie ein Zeichen, so daß dem ausgedrückten Inhalte die Beschaffenheit dessen, wodurch es ausgedrückt wird, vollkommen gleichgültig ist. Das Innere ist in dieser Erscheinung wohl sichtbares Unsichtbares, aber ohne an sie geknüpft zu sein; es kann ebensowohl in einer anderen Erscheinung sein, als ein anderes Inneres in derselben Erscheinung sein kann. –Lichtenberg sagt daher mit Recht: »Gesetzt, der Physiognome haschte den Menschen einmal, so käme es nur auf einen braven Entschluß an, sich wieder auf Jahrtausende unbegreiflich zu machen.« – Wie in dem vorhergehenden Verhältnisse die vorliegenden Umstände ein Seiendes waren, woraus die Individualität sich das nahm, was sie vermochte und wollte, entweder sich ihm ergebend oder es verkehrend, aus welchem Grunde es die Notwendigkeit und das Wesen der Individualität nicht enthielt, – ebenso ist hier das erscheinende unmittelbare Sein der Individualität ein solches, das entweder ihr Reflektiertsein aus der Wirklichkeit und ihr Insichsein ausdrückt oder das für sie nur ein Zeichen ist, das gleichgültig gegen das Bezeichnete [ist] und darum in [239] Wahrheit nichts bezeichnet; es ist ihr ebensowohl ihr Gesicht als ihre Maske, die sie ablegen kann. – Sie durchdringt ihre Gestalt, bewegt sich, spricht in ihr; aber dies ganze Dasein tritt ebenso als ein gleichgültiges Sein gegen den Willen und die Handlung über; sie tilgt an ihm die Bedeutung, die es vorhin hatte, ihr Reflektiertsein in sich oder ihr wahres Wesen an ihm zu haben, und legt es umgekehrt vielmehr in den Willen und in die Tat.

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Conversaciones en Valencia

[318] En este interior que en esa su exteriorización o manifestación sigue siendo un interior, es donde se observa, pues, el quedar reflectido o el estar reflectido el individuo desde su propia realidad y a partir de ella [desde su exterior y a partir de él], y hay que ver qué es lo que pasa con la necesidad que venga puesta en dicha unidad [o pueda venir implicada en dicha unidad, o pueda convenir a dicha unidad] [de interior y exterior], [es decir, qué es lo que hay de la necesidad que dicha unidad de exterior e interior implica]. Este ser-reflectido [o estar-reflectido en sí el individuo] es por de pronto distinto del acto [That] mismo y puede, por tanto, ser algo distinto o ser tomado por algo distinto de lo que ese acto es por la cara que uno pone, se le ve a uno si se toma en serio lo que dice o si no se lo toma en serio. — Pero a la inversa, esto que habría de ser [y que no es sino] expresión que es, y cae, por tanto, ella misma en la determinación del ser [Seyn], en una determinación, por ende, que es absolutamente contingente para el ser [Wesen] autoconsciente. Por tanto, ese ser-reflectido en sí [o ese estar reflectido en sí o ese quedar reflectido en sí] es efectivamente expresión, pero expresión sólo como un signo, de suerte que al contenido expresado le son completamente indiferentes las características de aquello mediante lo que es expresado. El interior es, pues, en este fenómeno un Invisible visible, pero que no queda ligado a ese fenómeno [no queda ligado a esa visibilidad]; podría, por tanto, ser muy bien [o estar muy bien] en otro fenómeno, al igual que también in Interior distinto podría mostrarse en ese mismo fenómeno. — Lichtenberg dice pues, con razón: En el supuesto de que el fisiognomo cazase a un hombre una vez, bastaría una brava decisión de éste [de la decisión de decir al sólo fisiognomo: pues ahora te vas a fastidiar] para volverse a hacer otra vez incomprensible durante milenios X154X.1G. C. Lichtenberg, Über die Physiognomik, seg. edic. Gotinga, 1778, pág. 35. — Así como en la situación que hemos considerado antes, o en las relaciones que hemos considerado antes [en nuestras consideraciones sobre la psicología, en el presente cap. V, A, b] las circunstancias con que la individualidad se encontraba eran un ente [algo que estaba ahí] o eran ente del que la individualidad tomaba lo que podía y quería, bien entregándose ella a él o sometiéndose ella a él, o bien dándole la vuelta, pervirtiéndolo, o vulnerándolo, y por esa razón ese ente no contenía la necesidad y esencia de la individualidad, de la misma manera el ser [Seyn] inmediato de la individualidad, que aquí aparece, es un ser que, o bien expresa el ser-reflectida de la individualidad [es decir, el reflectirse en sí la individualidad] desde la realidad o [expresa] el ser [el quedar] ella [en definitiva] dentro de sí [su Insichseyn, su intimidad], o bien es sólo un signo que es indiferente respecto a lo designado y que, por tanto, en realidad no designa nada. — Pues ese signo le esa individualidad tanto su rostro como también su máscara, una máscara que la individualidad puede en un determinado momento quitarse [una máscara de la que la individualidad puede desprenderse]. — La individualidad penetra [permea] lo que es su forma o figura [la forma o figura que esa individualidad ofrece], se mueve en ella, habla en ella; pero la individualidad puede asimismo transgredir esta entera existencia [eso entero que queda ahí o ese su entero quedar ahí] como un ser indiferente [como algo que en definitiva es indiferente] frente a la voluntad y a la acción [es decir, respecto a la voluntad y a la acción de la individualidad]. — La individualidad [en caso de transgresión de su máscara, en caso de desprenderse de ella] elimina entonces en esa existencia [en esa existencia que su máscara representa] el significado que esa existencia antes tenía de contener el ser-reflectido-en-sí de esa individualidad [de contener el estar reflectida en sí esa individualidad] o de contener en ella, es decir, de contener en ella, es decir, de contener en esa existencia, la verdadera esencia de la individualidad; y dando la vuelta a las cosas, la individualidad pone ello ahora más bien [pone la verdadera esencia de la individualidad] en la voluntad y en lo que ella hace [en su acto, That].

Algunas aclaraciones

X154X = G. C. Lichtenberg, Über die Physiognomik, seg. edic. Gotinga, 1778, pág. 35.

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Conversaciones en Madrid

[318] En esto interno que sigue siendo algo interno en su externalización, entonces, el ser-reflexionado del individuo es observado a partir de su realidad efectiva, y habrá de verse qué pasa con esta necesidad que está puesta en esta unidad. — Este ser-reflexionado es, en primer lugar, diverso del acto mismo, y puede, entonces, ser otro y ser tomado por otra cosa distinta de lo que el acto es; a uno se le ve en la cara si va en serio con lo que dice o hace. — Pero, a la inversa, esto que debe ser expresión de lo interno es, al mismo tiempo, expresión que es, con lo que desciende ello mismo para caer bajo la determinación del ser, que es absolutamente contingente para la esencia autoconsciente. Por eso, es expresión, sin duda, pero también, al mismo tiempo, es sólo como un signo, de tal manera que al contenido expresado le es perfectamente indiferente la hechura de aquello por medio de lo cual se expresa. En esta aparición fenoménica, lo interno es, sin duda, un invisible visible, pero sin estar enlazado a ella; tanto puede estar en otra aparición fenoménica como puede haber otro interior en esta misma aparición. — Por eso, Lichtenberg XX*X2Hegel cita el libro de Lichtenberg Über Physiognomik, crítica demoledora de esta pseudociencia. Cf. Lichtenberg. G. C.: Über Physiognomik, wider die Physiognomen. Zu Beförderung der Menschenliebe und Menschenerkenntniß, Gotinga, 1778, p. 35. tiene razón cuando dice: suponiendo que el fisonomista atrapase alguna vez al hombre, bastaría con una firme resolución de éste para volver a hacerse incomprensible por varios milenios. — Igual que, en la relación precedente, las circunstancias que se daban eran algo que es, de donde la individualidad se tomaba lo que podía y quería, bien entregándose a ello bien invirtiéndolo, razón por la cual eso que es no contenía la necesidad y la esencia de la individualidad, del mismo modo, el ser inmediato que aparece de la individualidad es aquí un ser tal que, o bien expresa su estar-reflexionado a partir de la realidad efectiva y del estar-dentro-de-sí de esa individualidad, o bien es sólo un signo para ella, signo que es indiferente frente a lo designado, y que por eso no designa, en verdad, nada; a sus ojos, es tanto su rostro como su máscara, de la que puede despojarse. — La individualidad atraviesa su figura, se mueve y habla en ella; pero todo este estar ahí pasa igualmente, en cuanto ser indiferente, a la voluntad y la acción; en él borra la individualidad el significado que tal ser tenía previamente de tener dentro de sí su estar-reflexionado, o de tener su verdadera esencia en él, y más bien pone ese ser, a la inversa, en la voluntad y en el acto.

Algunas aclaraciones

XX*X = Hegel cita el libro de Lichtenberg Über Physiognomik, crítica demoledora de esta pseudociencia. Cf. Lichtenberg. G. C.: Über Physiognomik, wider die Physiognomen. Zu Beförderung der Menschenliebe und Menschenerkenntniß, Gotinga, 1778, p. 35.

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Conversations in Washington

[318] [318]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition In this inner, which in its outward expression remains an inner, the individual’s being-reflected out of his actuality is to be observed, and it remains to be seen what relation it has to the necessity that is posited in this unity. – At the outset, this being-reflected is different from the deed itself and therefore can be something other and can also be taken for something other than the deed. One sees from a face whether the person is serious about what he says or does. – But conversely, there is the following. What is supposed to be an expression of the inner is at the same time an existing expression and hence itself subsides into the determination of being, which is absolutely contingent for the self-conscious essence. It is thus indeed an expression, but at the same time it is so only in the sense of a sign, so that the makeup of that through which it is expressed is completely indifferent to the content expressed. The inner within this appearance is indeed a visible invisible but without itself being intertwined with this appearance. It can be in some other appearance just as well as some other inner can be in that same appearance. Lichtenberg is thus right in saying: Supposing the physiognomist did once take the measure of a man; it would only be a matter of decent resolve on the man’s part to make himself again incomprehensible for centuries. – In the way that in the previous relationships, in the circumstances lying before us, there was an existent, and the individuality took for itself what he could and what he wanted from it, and he either submitted to this existent or he twisted it around, and for that reason the existent did not contain the necessity and essence of individuality – likewise, the appearing, immediate being of individuality is here the sort that either expresses its reflectedness from out of actuality and its inwardly-turned-being, or is only a sign of individuality, a sign which is indifferent to the signified and for that reason in truth signifies nothing. To the individual, the sign is as much its face as it is its mask, which it can remove. – Individuality permeates its shape and both moves itself and speaks in it. But this entire existence just as much passes over into an indifferent being vis-à-vis the will and action. Individuality abolishes the significance that being formerly had, namely, for it to have individuality’s reflectedness into itself, or for individuality to have its true essence in it, and, by the same token, individuality puts its true essence instead into the will and into the deed.

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Conversaciones en el Atrium

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