Gespräche in der Dämmerung 00316
Parte de:
C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / b. La observación de la autoconciencia en la pureza de ésta y en la relación de ésta con la realidad externa; leyes lógicas y psicológicas [b. Die Beobachtung des Selbstbewußtseins in seiner Reinheit und seiner Beziehung auf äußere Wirklichkeit; logische und psychologische Gesetze]
[Hacer y acto; el órgano como término medio; la exterioridad simple del hacer y la exterioridad múltiple de las cosas hechas y del destino; esa exterioridad simple como reflexión en sí; la equivocidad de ello]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[316] Aus dieser Bestimmung, daß das Organ der Tätigkeit ebensowohl ein Sein als das Tun in ihm ist oder daß das innere Ansichsein selbst an ihm gegenwärtig [ist] und ein Sein für andere hat, ergibt sich eine andere Ansicht desselben als die vorherige. Wenn nämlich die Organe überhaupt darum nicht als Ausdrücke des Inneren genommen werden zu können sich zeigten, weil in ihnen das Tun als Tun gegenwärtig, das Tun als Tat aber nur Äußeres ist und Inneres und Äußeres auf diese Weise auseinanderfällt und [sie] fremde gegeneinander sind oder sein können, so muß nach der betrachteten Bestimmung das Organ auch wieder als Mitte beider genommen werden, indem eben dies, daß das Tun an ihm gegenwärtig ist, zugleich eine Äußerlichkeit desselben ausmacht, und zwar eine andere, als die Tat ist; jene nämlich bleibt dem Individuum und an ihm. – Diese Mitte und Einheit des Inneren und Äußeren ist nun fürs erste selbst auch äußerlich; alsdann aber ist diese Äußerlichkeit zugleich in das Innere aufgenommen; sie steht als einfache Äußerlichkeit [237] der zerstreuten entgegen, welche entweder nur ein einzelnes, für die ganze Individualität zufälliges Werk oder Zustand oder aber als ganze Äußerlichkeit das in eine Vielheit von Werken und Zuständen zersplitterte Schicksal ist. Die einfachen Züge der Hand also, ebenso Klang und Umfang der Stimme als die individuelle Bestimmtheit der Sprache, – auch dieselbe wieder, wie sie durch die Hand eine festere Existenz als durch die Stimme bekommt, die Schrift, und zwar in ihrer Besonderheit als Handschrift – alles dieses ist Ausdruck des Innern, so daß er als die einfache Äußerlichkeit sich wieder gegen die vielfache Äußerlichkeit des Handelns und des Schicksals, sich als Inneres gegen diese verhält. – Wenn also zuerst die bestimmte Natur und angeborene Eigentümlichkeit des Individuums zusammen mit dem, was sie durch die Bildung geworden, als das Innere, als das Wesen des Handelns und des Schicksals genommen wird, so hat es seine Erscheinung und Äußerlichkeit zuerst an seinem Munde, Hand, Stimme, Handschrift sowie an den übrigen Organen und deren bleibenden Bestimmtheiten; und alsdann erst drückt es sich weiter hinaus nach außen an seiner Wirklichkeit in der Welt aus.
Conversaciones en Valencia
[Hacer y acto; el órgano como término medio; la exterioridad simple del hacer y la exterioridad múltiple de las cosas hechas y del destino; esa exterioridad simple como reflexión en sí; la equivocidad de ello]
[316]1Epígrafe: Hacer y acto; el órgano como término medio; la exterioridad simple del hacer y la exterioridad múltiple de las cosas hechas y del destino; esa exterioridad simple como reflexión en sí; la equivocidad de ello. De esta determinación, es decir, de la determinación de que el órgano de la actividad es tanto un ser como un hacer en ese ser, o lo que es lo mismo: de esta determinación que consiste en que el ser-en-sí interior es [está] presente en el órgano y tiene en el órgano un ser-para-otros, de esta determinación, digo, se desprende una manera de ver el órgano que es distinta de la anterior [de la primera que tomamos en consideración y quedó descartada a efectos de cobrar mediante ella noticia de la relación entre el interior y el exterior]. Según hemos visto, sí los órganos no se muestran como pudiendo ser tomados por expresiones del interior es porque en ellos el hacer está presente como hacer [Thun], pero el hacer, en cuanto acto [en cuanto lo hecho, lo realizado, la hazaña, That], sólo es algo externo, y de esta forma el interior y el exterior caen uno fuera del otro y son (o pueden ser) extraños el uno al otro; ahora bien, si ésta es la única razón [de que el órgano no pueda ser tomado por expresión del interior] resulta que entonces, conforme a la determinación que acabamos de considerar [la de la contradistinción entre hacer y acto, entre Thun y That], el órgano habría de ser tomado también otra vez como término medio en cuanto precisamente eso (es decir: el que lo que está presente en él sea el hacer) constituiría a la vez una exterioridad de ese hacer, y, por cierto, una exterioridad distinta de la del acto mismo [distinta de la del hecho mismo, del That], pues es una exterioridad que le queda al individuo y que queda en el individuo [es decir, sigue siendo suya y no se le desprende, como pasa con el acto]. — Pues bien, este término medio o unidad del interior y el exterior es por de pronto él mismo también exterior; pero resulta que esta exterioridad está tomada o asumida a la vez en el interior; pues esta exterioridad [la del hacer en cuanto estando en el órgano], en tanto que exterioridad simple, se contrapone a la exterioridad dispersa que o bien es sólo tal o cual obra [Werk], tal o cual estado [Zustand] contingentes para la individualidad en conjunto, o bien en cuanto exterioridad tomada en conjunto [o en cuanto la exterioridad tomada en conjunto], es el destino X152X2El cómo le va a uno o le va a ir a uno. pero en cuanto ese destino se presenta hecho astillas [o se dispersa] en una pluralidad de obras y estados. [Y el autor pasa a hablar de la exterioridad simple, que, a diferencia de lo que pasa con los actos, no se le desprende al individuo]. Los rasgos simples de la mano, lo mismo que el timbre y la fuerza de la voz, en cuanto determinidad individual del lenguaje [Sprache], y también otra vez el lenguaje en cuanto mediante la mano cobra una existencia más fija que mediante la voz, es decir, la escritura, y la escritura tomada aquí en su particularidad como escritura manual, es decir, como escritura de una determinada mano, todo esto es expresión del interior, pero de suerte que esa expresión, en cuanto exterioridad simple, se comporta a su vez respecto a la exterioridad múltiple de la acción y del destino [es decir, se comporta respecto a esta última exterioridad] como un interior respecto a ella. — Si, pues, de entrada, la naturaleza determinada y la particularidad original del individuo [Individuum], junto con aquello en que esa determinada naturaleza y peculiaridad innata se han convertido mediante la educación y formación, se toman como el interior, es decir, se toman como la esencia de la acción y como la esencia del destino, resulta que esa esencia tiene su fenómeno y exterioridad primero en la boca, en la mano, en la voz, en la escritura, así como en los restantes órganos y en sus determinidades estables. — Y sólo después empieza a expresarse también hacia fuera en la realidad que cobra en el mundo.
Algunas aclaraciones
X152X = El cómo le va a uno o le va a ir a uno.
Conversaciones en Madrid
[316] A partir de esta determinación, por la que el órgano de la actividad es tanto un ser como un hacer dentro de él, o por la que el ser-en-sí interno mismo está presente en él y tiene un ser para otro, resulta otra visión de ese órgano distinta de la anterior. Pues, si los órganos en general se mostraban como no pudiendo ser tomados por expresiones de lo interno porque en ellos se hace presente la actividad en cuanto actividad, mientras que la actividad en cuanto acto es sólo algo externo, y lo interno y lo externo de este modo se disocian y son, o pueden ser, mutuamente extraños, entonces, tras haber examinado la determinación, el órgano, a su vez, tiene que ser tomado como término medio de ambos, en tanto que justamente el que la actividad se haga presente en él constituye, al mismo tiempo, una exterioridad suya, y, por cierto, distinta de la exterioridad que es el acto, pues aquélla sigue siendo del individuo, y permanece en él. — Ahora bien, este término medio y unidad de lo interno y lo externo es también él mismo, para empezar, exterior; de lo que resulta, sin embargo, que esta exterioridad se halla, a la vez, acogida en lo interno; en cuanto exterioridad simple está enfrentada a la dispersa, la cual, o bien es sólo una obra, o un estado, singular y contingente para toda la individualidad, o bien, en cuanto exterioridad toda, es el destino desperdigado en una multitud de obras y estados. Los simples trazos de la mano XX*X,3Sobre la fisiognómica de la mano, de la escritura y de la boca escribía Lavater en los Physiognomische Fragmente en el sentido que Hegel reproduce. Cf. Lavater: Physiognomische Fragmente, 3, Versuch, pp. 103 y sigs. (manos), pp. 110 y sigs. (escritura), pp. 121 y sigs. (boca). entonces, también el timbre y el volumen de la voz en cuanto determinidad individual del habla X94X,4Sprache. Lo traduzco por «habla», por lo que tiene de realización efectiva, mejor que por «lenguaje». y también ésta, a su vez, según adquiere mediante la mano una existencia más firme que mediante la voz, en la escritura, y, por cierto, en su particularidad de letra escrita a mano todo esto es expresión de lo interno, de tal manera que la expresión, en cuanto la exterioridad simple, se relaciona, a su vez, con la exterioridad múltiple del obrar y del destino, se comporta como algo interno frente a esta. Así, pues. si se toman la naturaleza determinada y la peculiaridad innata del individuo, junto con lo que ambas han llegado a ser por medio de la formación cultural, como lo interno, como la esencia del obrar y del destino, entonces, el individuo tendrá su aparición fenoménica y exterioridad primero en su boca, su mano, su voz, su letra manuscrita, así como en los otros órganos y las determinidades permanentes de éstos; y por consiguiente sólo ahora, por primera vez, sigue expresándose, hacia fuera, en su realidad efectiva dentro del mundo.
Algunas aclaraciones
XX*X = Sobre la fisiognómica de la mano, de la escritura y de la boca escribía Lavater en los Physiognomische Fragmente en el sentido que Hegel reproduce. Cf. Lavater: Physiognomische Fragmente, 3, Versuch, pp. 103 y sigs. (manos), pp. 110 y sigs. (escritura), pp. 121 y sigs. (boca).
X94X = Sprache. Lo traduzco por «habla», por lo que tiene de realización efectiva, mejor que por «lenguaje».
Conversations in Washington
[316] [316]5We kept the numeration given by the editor in the printed edition One moves from this determination, namely, that the organ of activity is just as much a being as it is a doing in the organ, or that the inner being-in-itself is itself current in it and has a being for others, to another point of view about the matter which itself differs from the preceding. However much the organs in general were shown to be incapable of being taken as expressions of the inner because even though the doing as doing is current within them, still the doing as deed6das tun als Tat is only the outer; therefore, the inner and outer come undone from each other and thus either are or can be alien to each other. Therefore, according to the determination of the organ which we examined, the organ must also again still be taken as a mediating middle for both of them. This is so just for the reason that while the doing is both currently present in the organ and at the same time constitutes an externality of the organ and to be sure an other than the deed, the organ in fact remains with the individual and is in him. – Now, this mediating middle and unity of the inner and outer is initially itself also external. However, this externality is thereby at the same time incorporated into the inner. As simple externality it stands opposed to the dispersed externality, which either is a singular piece of work, which for the whole individuality is contingent, or else is an entire externality, a fate splintered into a plurality of works and conditions. Therefore, the simple lines of the hand along with the tone and range of the voice as the individual determinateness of language – these too again acquire through the hand a steadier existence than they do through the voice, specifically in writing, namely, in its particularity as handwriting – all of these are an expression of the inner, so that as simple externality, the expression again relates itself as an inner vis-à-vis the diverse externality of action and fate. – However much therefore the determinate nature and inborn distinctiveness of the individual, along with what these have become through cultural formation, are initially taken to be the inner, to be the essence of acting and of fate, still this inner has its appearance and externality in the first instance in the individual’s mouth, hand, voice, and handwriting, as well as in the other organs and their enduring determinatenesses. Only then does it thereby express itself even further outwardly in its actuality in the world.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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