Gespräche in der Dämmerung 00315
Parte de:
C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / b. La observación de la autoconciencia en la pureza de ésta y en la relación de ésta con la realidad externa; leyes lógicas y psicológicas [b. Die Beobachtung des Selbstbewußtseins in seiner Reinheit und seiner Beziehung auf äußere Wirklichkeit; logische und psychologische Gesetze]
[La astrología; la fisiognómica; la quiromancia y la mano; sobre la mano]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[315] Die Hand freilich scheint nicht sosehr etwas Äußeres für das [236] Schicksal zu sein, sondern vielmehr als Inneres zu ihm sich zu verhalten. Denn das Schicksal ist auch wieder nur die Erscheinung dessen, was die bestimmte Individualität an sich als innere ursprüngliche Bestimmtheit ist. – Zu wissen nun, was sie an sich ist, dazu kommt der Chiromante wie auch der Physiognomiker auf eine kürzere Weise als z.B. Solon, der erst aus und nach dem Verlaufe des ganzen Lebens dies wissen zu können erachtete; er betrachtete die Erscheinung, jene aber das Ansich. Daß aber die Hand das Ansich der Individualität in Ansehung ihres Schicksals darstellen muß, ist leicht daraus zu sehen, daß sie nächst dem Organ der Sprache am meisten es ist, wodurch der Mensch sich zur Erscheinung und Verwirklichung bringt. Sie ist der beseelte Werkmeister seines Glücks; man kann von ihr sagen, sie ist das, was der Mensch tut, denn an ihr als dem tätigen Organe seines Sichselbstvollbringens ist er als Beseelender gegenwärtig, und indem er ursprünglich sein eigenes Schicksal ist, wird sie also dies Ansich ausdrücken.
Conversaciones en Valencia
[315] La mano, empero, diríase que no parece ser algo externo para el destino, sino más bien, en cuanto interior [en cuanto el en-sí que constituye la naturaleza originalmente determinada], parece guardar relación con él. Pues el destino sólo es a su vez el fenómeno de aquello que la individualidad determinada es en sí en cuanto interna determinidad original. — Y a saber lo que esa individualidad en sí es, es a lo que se apresta el quiromante (e igualmente el fisonomista), por una vía más corta que, por ejemplo, Solón X151bX1(Nota de Atrum Philos.🙂 Cf. Heródoto, Historia, lib. I, vv. 28-32. También se alude a la sentencia de Solón, en conversación con Creso, sobre quién puede ser considerado bienaventurado en Diógenes Laercio, Vidas, I, 50. el cual pensaba que sólo por el decurso de la vida entera (una vez concluida ésta), podía llegar a saberse tal cosa; él consideraba el fenómeno, pero aquéllos consideran el en-sí. Y que la mano tiene [o tendría] que representar el en-sí de la individualidad en lo que respecta a su destino es algo que fácilmente se ve, si se tiene en cuenta que, después del órgano del lenguaje, la mano es las más de las veces el órgano mediante el que el hombre se trae a sí mismo a fenómeno y se trae a sí mismo a realización. La mano, por así decir, es el animado maestro-de-obras de su felicidad [el maestro de obras de la eudaimonía del hombre]; de la mano puede decirse que ella es aquello que el hombre hace, pues en la mano, en cuanto ella es el órgano activo de su realizarse [él] a sí mismo, el hombre está presente como animante [beseelender], y en cuanto el hombre es originalmente su propio destino, resulta que la mano habría de expresar o tener que expresar ese en-sí. [Pero en términos bien distintos a como la quiromancia lo ve. Pasa a otro tema].
Algunas aclaraciones
X151bX = Cf. Heródoto, Historia, lib. I, vv. 28-32. También se alude a la sentencia de Solón, en conversación con Creso, sobre quién puede ser considerado bienaventurado en Diógenes Laercio, Vidas, I, 50.
Conversaciones en Madrid
[315] La mano, desde luego, no parece tanto que sea algo externo para el destino, sino que, más bien, se relaciona con él como algo interno. Pues el destino, a su vez, no es más que la aparición fenoménica de lo que la individualidad determinada es en sí, en cuanto determinidad originaria interna. — Ahora bien, saber lo que esa individualidad sea en sí: a eso llega el quiromante, como también el fisonomista, de una guisa más rápida que, por ejemplo, Solón XX*X,2Hegel alude a la sentencia de Solón, en conversación con Creso, sobre que no se puede llamar a nadie feliz hasta el final de su vida. Cf. Heródoto, Historias, Libro I, vv. 28-33. quien estimaba que sólo podría saber algo así a partir del transcurso de toda la vida, y una vez acabada ésta; él consideraba lo que aparece, el fenómeno, aquéllos, empero, lo en-sí. Pero que la mano tenga que presentar lo en-sí de la individualidad respecto a su destino, puede verse fácilmente por el hecho de que, junto al lenguaje, es el órgano por el que más frecuentemente el hombre viene a aparecer y a realizarse efectivamente. Es el artesano animado de su fortuna; de ella puede decirse que es lo que el hombre hace, pues en ella, en cuanto órgano activo de su llevarse a sí mismo a cabo, el hombre se hace presente como el que anima y, en tanto que él es originariamente su propio destino, la mano expresará, entonces, eso en-sí.
Algunas aclaraciones
XX*X = Hegel alude a la sentencia de Solón, en conversación con Creso, sobre que no se puede llamar a nadie feliz hasta el final de su vida. Cf. Heródoto, Historias, Libro I, vv. 28-33.
Conversations in Washington
[315] [315]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition The hand, of course, does not seem nearly as much to be an externality to such fate. Instead, as the inner, it seems to relate itself to destiny. This is so because destiny is also again only the appearance of what the determinate individuality as inner original determinateness is in itself. – Now, to know what this individuality is in itself, the palm reader as well as the physiognomist takes a shorter path than, for example, Solon, who thought he could only begin to think about this on the basis of and after the course of his whole life. Solon studied the appearance whereas the former studies the in-itself. However, that the hand must exhibit the in-itself of individuality vis-à-vis its fate is easily seen from the following. After the organ of speech, it is by and large the hand by which a person brings himself to appearance and actualizes himself. It is the ensouled artisan of his fortune; we may say of the hand that it is what a man does, for in the hand, as the active organ of his self-accomplishment, the person is currently present as ensouling the hand, and while he is the origin of his own fate, the hand will thus express this in-itself.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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