Gespräche in der Dämmerung 00312

Parte de:

 C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / c. Observación de la relación de la autoconciencia con su realidad inmediata; fisiognómica y teoría del cráneo [c. Beobachtung der Beziehung des Selbstbewußtseins auf seine unmittelbare Wirklichkeit; Physiognomik und Schädellehre]

 

[Determinidad original y libre hacer]

Gespräche in Jena

[312] Dies Äußere macht zuerst nur als Organ das Innere sichtbar oder überhaupt zu einem Sein für Anderes; denn das Innere, insofern es in dem Organe ist, ist es die Tätigkeit [234] selbst. Der sprechende Mund, die arbeitende Hand, wenn man will auch noch die Beine dazu, sind die verwirklichenden und vollbringenden Organe, welche das Tun als Tun oder das Innere als solches an ihnen haben; die Äußerlichkeit aber, welche es durch sie gewinnt, ist die Tat als eine von dem Individuum abgetrennte Wirklichkeit. Sprache und Arbeit sind Äußerungen, worin das Individuum nicht mehr an ihm selbst sich behält und besitzt, sondern das Innere ganz außer sich kommen läßt und dasselbe Anderem preisgibt. Man kann darum ebensosehr sagen, daß diese Äußerungen das Innere zu sehr, als daß sie es zu wenig ausdrücken; zu sehr, – weil das Innere selbst in Ihnen ausbricht, bleibt kein Gegensatz zwischen ihnen und diesem; sie geben nicht nur einen Ausdruck des Innern, sondern es selbst unmittelbar; zu wenig, – weil das Innere in Sprache und Handlung sich zu einem Anderen macht, so gibt es sich damit dem Elemente der Verwandlung preis, welches das gesprochene Wort und die vollbrachte Tat verkehrt und etwas anderes daraus macht, als sie an und für sich als Handlungen dieses bestimmten Individuums sind. Nicht nur verlieren die Werke der Handlungen durch diese Äußerlichkeit von dem Einwirken anderer den Charakter, etwas Bleibendes gegen andere Individualitäten zu sein; sondern indem sie sich zum Inneren, das sie enthalten, als abgesondertes gleichgültiges Äußeres verhalten, können sie als Inneres durch das Individuum selbst ein anderes sein, als sie erscheinen, – entweder daß es sie mit Absicht für die Erscheinung zu etwas anderem macht, als sie in Wahrheit sind, oder daß es zu ungeschickt ist, sich die Außenseite zu geben, die es eigentlich wollte, und sie so zu befestigen, daß ihm von anderen sein Werk nicht verkehrt werden kann. Das Tun also, als vollbrachtes Werk, hat die doppelte, entgegengesetzte Bedeutung, entweder die innere Individualität und nicht ihr Ausdruck oder als Äußeres eine von dem Innern freie Wirklichkeit zu sein, welche ganz etwas anderes ist als jenes. – Um dieser Zweideutigkeit willen müssen wir. uns nach dem Innern umsehen, wie es [235] noch, aber sichtbar oder äußerlich, an dem Individuum selbst ist. Im Organe aber ist es nur als unmittelbares Tun selbst, das seine Äußerlichkeit an der Tat erlangt, die entweder das Innere vorstellt oder auch nicht. Das Organ, nach diesem Gegensatze betrachtet, gewährt also nicht den Ausdruck, der gesucht wird.

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Conversaciones en Valencia

[312] Este exterior no empieza haciendo otra cosa que, en cuanto órgano [en cuanto órgano del interior], volver visible el interior, o lo que es lo mismo: convertirlo en ser-para-otro en general. Pues el interior, en cuanto está en el órgano, es la actividad [Thätigkeit] misma. La boca que habla, la mano que trabaja y, si se quiere, también las piernas son los órganos ejecutores, que tienen o portan en ellos el hacer [Thun] en cuanto hacer, o que tienen [o portan] en ellos el interior como tal. Pero la exterioridad que ese interior cobra mediante ellos no es sino el acto [lo que se hace, lo que se ha hecho, el hecho, That] en cuanto una realidad separada del individuo. El lenguaje y el trabajo son manifestaciones [exteriorizaciones, Äusserungen] en las que el individuo ya no se contiene en él mismo y se posee, sino que hace salir su interior totalmente fuera y lo da o lo entrega a otro. Y, por tanto, de estas manifestaciones puede decirse tanto que expresan demasiado el interior, como que lo expresan demasiado poco; que lo expresan demasiado, porque el interior mismo hace eclosión en ellas o rompe en ellas, es decir, no queda ninguna contraposición entre ellas y ese interior; y no sólo suministran una expresión del interior; sino que dan ese mismo interior de forma inmediata; que lo expresan demasiado poco, porque en el lenguaje y en la acción el interior se convierte en otro y, por tanto, se abandona a sí mismo al elemento de las metamorfosis que pervierten la palabra hablada y la acción ejecutada [que dan la vuelta a lo que se ha dicho y a lo que se ha hecho] y las convierten en algo distinto de aquello que ellas son en y para sí como acciones de este determinado individuo [Individuum]. Y no sólo las obras [Werke] de las acciones [no sólo los productos de la acción] pierden (a causa del operar en ellas de los otros) el carácter de ser algo estable y permanente frente a otras individualidades, sino que al comportarse ellas [las obras de las acciones, lo que las acciones obran] como un exterior indiferente, como un exterior disociado y separado respecto a ese interior que ellas mismas contienen, al comportarse así, digo, pueden ellas mismas, en cuanto interior, convertirse a través del individuo en una cosa distinta que aquello como lo que aparecen, bien sea porque el individuo mismo, con toda intención, por el modo como las hace aparecer, las convierta en algo distinto de lo que ellas en verdad son, bien sea porque el individuo no tenga la habilidad suficiente para darse el lado exterior que él propiamente quisiera darse y para afianzarlo de suerte que esa su obra no le pueda quedar pervertida y trastocada por los otros, es decir, que los otros no puedan dar la vuelta a esa su obra. El hacer [Thun], por tanto, o el obrar, por tanto, en cuanto obra llevada a cabo [vollbrachtes Werk], tiene este doble significado contrapuesto, a saber: el de quedarse en individualidad interior [el de quedarse dentro] y, por tanto, no ser la expresión de esa individualidad interior, o el de, en cuanto exterior, ser una realidad libre [autónoma] respecto de ese interior, realidad que es entonces algo completamente distinto que ese interior. — A causa de esta equivocidad habremos de hacer ulteriores pesquisas acerca de ese interior mismo, para ver cómo ese interior queda en el individuo mismo, aunque, eso sí, [para ver] cómo queda de forma visible y externa [y a tal fin podríamos pensar en recurrir al órgano]. Ahora bien, en el órgano, ese interior sólo es [lo único que hay es] el inmediato hacer [Thun] mismo, que cobra su exterioridad en el acto [en lo hecho, That], la cual exterioridad, o bien representa el interior, o bien puede muy bien no representarlo. El órgano, considerado en esta contraposición que acabamos de señalar, no garantiza, pues, la expresión que estamos buscando [queda, pues, descartado el órgano en lo que se refiere a poder hacer las pesquisas que queremos hacer acerca de ese interior].

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Conversaciones en Madrid

[312] Primero, si esto externo hace visible lo interno, o dicho de otro modo, hace de él un ser para otro, sin más, es sólo en cuanto órgano; pues lo interno, en la medida en que está en ese órgano, es la actividad misma. La boca que habla, la mano que trabaja, también las piernas, si se quiere, son los órganos que efectivamente realizan y llevan a cabo, los que tienen en ellos el hacer en cuanto hacer, o lo interno en cuanto tal; pero la exterioridad que lo interno gana por medio de ellos es el acto como realidad efectiva separada del individuo. El lenguaje y el trabajo son externalizaciones, manifestaciones en las que el individuo ya no se retiene ni se posee en él mismo, sino que deja que lo interior venga a salir totalmente fuera de sí, y lo abandona al otro. Por eso, puede decirse, en la misma medida, tanto que estas externalizaciones expresan demasiado lo interior como que lo expresan demasiado poco; demasiado: porque lo interior mismo brota en ellas, y no queda ninguna oposición entre ellas y él; ellas no sólo dan una expresión de lo interior, sino que lo dan inmediatamente, en ellas mismas; demasiado poco: porque, en el lenguaje y en la acción, el lenguaje se hace otro, se abandona así al elemento de la trasmutación que tergiversa la palabra hablada y el acto ejecutado, y hace de ellos algo distinto de lo que son en y para sí en cuanto acciones de este individuo determinado. No es sólo que las obras de las acciones, por esta exterioridad resultante del influjo de otros, pierdan el carácter de ser algo permanente frente a otras individualidades; sino que, al comportarse hacia lo interno que ellas contienen como algo externo separado e indiferente, pueden, en cuanto interno, por el individuo mismo, ser otra cosa distinta de cómo aparecen: ya sea que, intencionadamente, éste, las haga aparecer como distintas de lo que en verdad son; ya sea que éste no tenga la bastante destreza para dotarse del lado externo que propiamente quería, y consolidarlo de tal manera que los otros no puedan tergiversar su obra. El hacer, entonces, en cuanto obra llevada a cabo, tiene el doble y contrapuesto significado de ser, o bien la individualidad interna, y no su expresión, o bien, en cuanto externo, una efectividad libre de lo interno, la cual es algo completamente distinto de él. — Dada esta ambigüedad, tenemos que volver nuestra mirada hacia lo interior tal como todavía es, pero visible o externo en el individuo mismo. En el órgano, sin embargo, sólo es en cuanto el hacer inmediato mismo que alcanza su exterioridad en el acto, el cual o bien representa lo interior o no lo representa. Considerado según esta oposición, entonces, el órgano no procura la expresión que se está buscando.

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Conversations in Washington

[312] [312]1We kept the numeration given by the editor in the printed edition To start with, it is only as an organ that this outer makes the inner visible, or into a being for others. This is so because the inner, insofar as it is in the organ, is the activity itself. The speaking mouth, the laboring hand, and, if one pleases, the legs too, are the organs of actualization and accomplishment that have the doing as doing, or the inner as such, in themselves. However, the externality which the inner achieves through the doing is the deed, in the sense of an actuality cut off from the individual. Language and labor are expressions in which the individual on his own no longer retains and possesses himself; rather, he lets the inner move wholly outside of him and he thus abandons it to the other. For that reason, we can just as well say that these expressions express the inner too much as we can say that they express it too little. Too much – because the inner itself breaks out in these expressions, no opposition remains between them and the inner; they do not only provide an expression of the inner, they immediately provide the inner itself. Too little – because in speech and action the inner makes itself into an other and thereby abandons itself to the mercy of the element of transformation, which twists the spoken word and the accomplished deed and makes something else out of them than what they, as the actions of this determinate individual, are in and for themselves. Through this externality of influence which is exerted by others, the products of actions not only lose the character of being something constant with regard to other individualities. While they relate themselves to the inner, which they contain, they relate in the same way to a detached, indifferent externality, and then as inner they can also be, through the individual himself, something other than they appear. – Either for the sake of appearance the individual intentionally makes them into something else than they are in truth, or he is too incompetent to give himself the external bearing which he genuinely wanted and too incompetent to secure it so that the product of his action could not be twisted around by others. Thus the act as an accomplished piece of work has the double and opposite significance of being either the inner individuality and not its expression; or, as external, to be an actuality free-standing from the inner, which is something entirely different from the inner. – On account of this two-sidedness, we must be on the look-out for the inner as it is visible, or external, and yet still in the individual himself. However, in the organ it is only as the immediate act itself which achieves its externality in the deed which itself either does or does not represent the inner. Regarded according to this opposition, the organ does not completely underwrite the expression which is sought.

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Conversaciones en el Atrium

EN CONSTRVCCION

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