Gespräche in der Dämmerung 00292
Parte de:
C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / a. Observación de la naturaleza [a. Beobachtung der Natur]
[c.3.2.b. Negatividad de la individualidad orgánica y autoconciencía; género, especie e individuo; el individuo universal, la Tierra]
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Gespräche in Jena
[292] Wenn nun aber schon die reine Negativität, das Prinzip des Prozesses, nicht außer dem Organischen fällt und es sie also nicht als eine Bestimmtheit in seinem Wesen hat, sondern die Einzelheit selbst an sich allgemein ist, so ist doch diese reine Einzelheit nicht in ihren Momenten als selbst abstrakten oder allgemeinen an ihm entwickelt und wirklich. Sondern dieser Ausdruck tritt außer jener Allgemeinheit, welche in die Innerlichkeit zurückfällt; und zwischen die Wirklichkeit oder Gestalt, d.h. die sich entwickelnde Einzelheit, und das organische Allgemeine oder die Gattung [tritt] das bestimmte Allgemeine, die Art. Die Existenz, zu welcher die Negativität des Allgemeinen oder der Gattung gelangt, ist nur die entwickelte Bewegung eines Prozesses, welcher sich an den Teilen der seienden Gestalt verläuft. Hätte die Gattung an ihr als ruhender Einfachheit die unterschiedenen Teile und wäre somit ihre einfache Negativität als solche zugleich Bewegung, welche sich durch ebenso einfache, unmittelbar an ihnen allgemeine Teile verliefe, die als solche [222] Momente hier wirklich wären, so wäre die organische Gattung Bewußtsein. So aber ist die einfache Bestimmtheit, als Bestimmtheit der Art, an ihr auf eine geistlose Weise vorhanden; die Wirklichkeit fängt von ihr an, oder was in die Wirklichkeit tritt, ist nicht die Gattung als solche, d.h. überhaupt nicht der Gedanke. Diese als wirkliches Organisches ist nur durch einen Repräsentanten vertreten. Dieser aber, die Zahl, welche den Übergang aus der Gattung in die individuelle Gestaltung zu bezeichnen und der Beobachtung die beiden Seiten der Notwendigkeit, einmal als einfädle Bestimmtheit, das andere Mal sie als entwickelte, zur Mannigfaltigkeit herausgeborene Gestalt zu geben scheint, bezeichnet vielmehr die Gleichgültigkeit und Freiheit des Allgemeinen und Einzelnen gegeneinander, das von der Gattung dem wesenlosen Unterschiede der Größe preisgegeben wird, selbst aber als Lebendiges von diesem Unterschiede sich ebenso frei erweist. Die wahre Allgemeinheit, wie sie bestimmt worden, ist hier nur inneres Wesen; als Bestimmtheit der Art ist sie formale Allgemeinheit, und dieser gegenüber tritt jene wahre Allgemeinheit auf die Seite der Einzelheit, die dadurch eine lebendige ist und sich durch ihr Inneres über ihre Bestimmtheit als Art hinwegsetzt. Aber diese Einzelheit ist nicht zugleich allgemeines Individuum, d.h. an dem die Allgemeinheit ebenso äußere Wirklichkeit hätte, sondern dies fällt außer dem Organisch-Lebendigen. Dieses allgemeine Individuum aber, wie es unmittelbar das Individuum der natürlichen Gestaltungen ist, ist nicht das Bewußtsein selbst; sein Dasein als einzelnes organisches lebendiges Individuum müßte nicht außer ihm fallen, wenn es dieses sein sollte.
Conversaciones en Valencia
[c.3.2.b. Negatividad de la individualidad orgánica y autoconciencía; género, especie e individuo; el individuo universal, la Tierra]
[292] 1Epígrafe: c.3.2.b. Negatividad de la individualidad orgánica y autoconciencia; género, especie e individuo; el individuo universal, la Tierra. Pero si bien la pura negatividad, es decir, el principio del proceso, no cae fuera de lo orgánico, y por tanto [a diferencia de lo que pasa con el peso específico en lo inorgánico] lo orgánico no tiene esa negatividad como una determinidad en su ser [Wesen] [como una propiedad al lado de otras], sino que la individualidad misma es en sí universal [es decir, queda más allá de cada una de sus determinidades y de todas ellas en conjunto], ello no obstante, resulta que en lo orgánico esta pura individualidad [Einzelnheit] no está desarrollada en sus momentos [es decir, en los momentos de ella] como siendo estos momentos, ellos mismos, abstractos o universales [es decir, en lo orgánico ese individuo particular, esa individualidad, que es ya en sí universal, ni está desarrollada en sus momentos como siendo estos momentos ellos mismos abstractos y universales, ni es real en sus momentos como siendo estos momentos abstractos y universales] X117X.2Vide vero infra Algunas aclaraciones X117X. Sino que esa expresión [es decir, el desarrollo de esa Einzelnheit en sus momentos] cae fuera de esa universalidad [en que en sí la individualidad ya consiste], la cual universalidad vuelve entonces a recaer en la interioridad [se queda en interioridad] retornando a ella, y entre la realidad o Gestalt (es decir, entre la individualidad que se desenvuelve o desarrolla) y lo universal orgánico o género [Gattung] cae lo universal determinado, es decir, la especie [Art]. La existencia a la que llega la negatividad de lo universal o del género es sólo el desarrollado movimiento [el resultado del movimiento de un proceso, del proceso en que consiste lo orgánico] que se rezuma y se pierde en las partes de la forma [Gestalt], que es lo que existe [que es lo que tiene existencia, y no el género] X118X.3Las partes de la Gestalt, los universales determinados, que son las especies, son la forma, la figura, la configuración, es decir, el exterior que el género cobra. Si el género mismo tuviese en él [en cuanto él es la negación de todo quedar fijo ahí] (en cuanto él es tal simplicidad quiescente), si el género tuviese en él, digo, esas partes distintas, y con ello [resultase que] su simple negatividad como tal [la del género] fuese a la vez movimiento que se rezumase en esas partes asimismo simples, y ellas fuesen en sí mismas, inmediatamente universales (las cuales partes, en cuanto tales momentos, serían aquí reales) [pues se trata de las partes de la forma o Gestalt que son la existencia del género], entonces el género orgánico sería conciencia X119X.4Vide vero infra Algunas aclaraciones X119X. Pero no es así, sino que aquí [es decir, en lo orgánico] la determinidad simple, en cuanto sólo determinidad de la especie [en cuanto sólo la determinidad que representa la especie], no está presente en el género sino de una forma carente de espíritu [es decir, sin tenerse ella a sí misma por contenido u objeto, sin serse ella para ella misma inmediatamente su otro]. La realidad empieza por la especie [es decir, en lo orgánico, la realidad, lo existente, empieza por la especie; el género no tiene existencia, queda más allá de todo lo que quede ahí], o lo que es lo mismo: lo que aparece en la realidad no es el género como tal, es decir, no es en general el pensamiento. Éste, es decir, el género, sólo está ahí presente como algo orgánico real por medio de un representante [Repräsentant] [el número] X120X.5Vide vero infra Algunas aclaraciones X120X. Pero tal representante, es decir, el número, que parece señalar el tránsito del género a la configuración individual [a la forma individual, a la individuelle Gestaltung] y ofrecer a la observación ambos lados de la necesidad, por un lado la determinidad simple [la especie] y por otro lado esa determinidad simple en cuanto configuración desarrollada [los individuos particulares] y puesta ahí en el mundo para consistir en multiplicidad y diversidad, ese representante [el número], digo, designa más bien la indiferencia y libertad que lo universal y lo individual tienen el uno respecto al otro, quedando esto último [es decir, lo individual] entregado por el género a la diferencia inesencial de la cantidad [a ser uno más entre los muchos de su especie, que podría también no ser o no haber sido sin que pasase nada], pero que él mismo [lo individual mismo], en cuanto viviente [en su serse, en su ser para sí], se revela igualmente libre de esa diferencia [de la del número] X121X.6Vide infra Algunas aclaraciones X121X. [El autor pasa a introducir la noción del individuo universal, de la Tierra.] La verdadera universalidad [la del género], tal como aquí se ha determinado [tal como más arriba la hemos definido], es aquí sólo ser [Wesen] interior [como varias veces hemos dicho]; pero en cuanto determinidad de la especie [pues el género no tiene existencia sino en las especies que caen bajo él], esa universalidad es sólo universalidad formal [universalidad específica, de la especie], y frente a esta universalidad formal tenemos por el lado de la individualidad [Einzelnheit] aquella otra verdadera universalidad, que precisamente por ello [es decir, por hacerlo por el lado de la individualidad] es una universalidad viva [viviente], y que mediante su interior [universal negatividad] se pone ella [a sí] o se coloca ella [a sí] más allá [o queda siempre más allá] de su determinidad como especie X122X.7Toda la dificultad del presente texto consiste en que, en cuanto tratamos de fijar el momento del que estamos hablando, se nos ha convertido en un momento distinto, lo que volverá a ocurrir inmediatamente en las siguientes líneas. Pero esta individualidad [esta Einzelnheit] [pese a ser en sí universalidad] no es a la vez individuo universal [allgemeines Individuum], es decir, un individuo en el que la universalidad X123X8Vide vero infra Algunas aclaraciones X123X. tuviese a la vez realidad externa, sino que esto cae fuera de lo vivo-orgánico [sería la autoconciencia]. Este individuo universal [en el que la universalidad tuviese a la vez realidad externa], tal como en términos inmediatos lo es el individuo de las configuraciones naturales [que es individualidad en sí universal, pero en la que la universalidad no tiene realidad externa], este individuo universal, digo [en el que la universalidad tuviese a la vez realidad externa], tampoco es [por tanto] la conciencia misma; su existencia [la existencia, el quedar-ahí de ese individuo universal en el que la universalidad tuviese realidad externa] en cuanto individuum [Individuum] viviente orgánico INDIVIDUAL [einzelnes] no habría de caer fuera de él, si ese individuo universal hubiera de ser la conciencia [el ser ahí de la conciencia cae precisamente dentro de ella, es ella la que se es ella, y sin tal cosa no hay conciencia] X124X.9Vide infra Algunas aclaraciones X124X.
Algunas aclaraciones
X117X
En este punto empieza lo difícil y duro del texto. Es posible que al lector le resulten útiles las siguientes consideraciones.
Hemos dicho que lo orgánico es fin en sí (auto-telos). Por tanto, sólo puede entenderse como siendo él el resultado de su propia actividad, la cual sólo se tiene por fin a sí misma; lo que lo vivo busca es mantenerse y conservarse. El organismo está, por tanto, más allá de cualquier ingrediente particular suyo y también está más allá de la propia particularidad en que él consiste, pues él no está siendo sino autoproducto, un producto, por tanto, que va por delante de sí en ese su serse un fin, que ha quedado ya siempre más allá de sí. Lo orgánico es, por tanto, en sí universalidad. Es a esto a lo que el autor llama Gattung, género. Lo orgánico es entonces ser genérico. Es género.
Y la cuestión es entonces dónde encajan la especie y el individuo. Pues ¿no estábamos hablando del individuo al describir lo orgánico como acabamos de hacerlo? Sí, estábamos hablando del individuo particular. Pero «en lo orgánico ese individuo particular ni está desarrollado en sus momento como siendo estos momentos ellos mismos abstractos y universales, ni es real en sus momentos como siendo estos momentos abstractos y universales». Me parece que es ésta la afirmación que no se entiende y la que es causa de la oscuridad del texto. Por tanto, conviene por de pronto dejar estar esta afirmación y seguir adelante. A consecuencia de ello, sigue diciendo el autor, la universalidad en que lo orgánico consiste, vuelve a caer en la interioridad retornando a ella, y en tal interioridad (como ya vimos más arriba), esa universalidad sólo existe o sólo puede existir como propiedad, como un universal determinado (recuérdese tanto el interior que era el peso especifico, como el interior de los objetos de la percepción y del entendimiento). Si ahora reparamos bien en lo que acabamos de decir, resulta que el ser genérico en que el organismo consiste, es decir, que el género en que el organismo consiste, sólo puede existir como universal determinado. Pero eso, un universal determinado, no es sino la especie. Y entonces lo que estamos diciendo es que en lo orgánico su ser genérico, es decir, el género, no existe sino como universal determinado (y por tanto) como universales determinados, es decir, no existe sino en sus especies.
Resulta que habíamos partido de la individualidad orgánica particular, es decir, de la particularidad o Einzelnheit orgánica, y, sin embargo, lo que acabamos de obtener es la relación entre género y especie, entre Gattung y Art. Parece que la particularidad, el individuo particular [Einzelnheit] se nos ha volatilizado. Tendremos, por tanto, que reencontrarlo. Y esto es lo que el autor pasa a hacer a continuación.
X118X
Las partes de la Gestalt, los universales determinados, que son las especies, son la forma, la figura, la configuración, es decir, el exterior que el género cobra.
X119X
Si el género fuese universalidad que se tuviese ella a sí misma como parte y contenido, es decir, una universalidad que se tuviese a sí misma por contenido, y que, por tanto, quedase más allá de sí misma, teniéndose a sí misma ahí, eso no sería sino la autoconciencia, un cogito me cogitare; la forma (el cogito) tiene un contenido que es ella misma (me cogitare), al que excede, y en eso consiste el estar el cogito existiendo ahí. Repitiendo y precisando mucho más algo que he dicho ya más arriba: la autoconciencia es negatividad referida a sí misma, que se es ella misma tal negatividad referida a sí misma, y que existe, que está ahí en cuanto teniéndose a sí misma, en cuanto siéndose ella eso; o la autoconciencia es el género pero que se es él tal género o es el género existente como género, o el género que está ahí para sí como tal, o la negatividad referida a sí misma existiendo como tal negatividad referida a sí misma. O es un quedar el todo más allá de los momentos, pero siendo tales momentos momentos universales, yo más allá de mí, yo = yo.
En lo que respecta a «las partes de la forma» a que acaba de referirse hace un momento (y que dejamos estar), en lo orgánico sucede que las partes que el género contiene son universales determinados, las especies, con lo cual el género queda por encima de esos universales determinados, pero la universalidad de esos universales determinados no es la universalidad misma del género. En el caso de la autoconciencia es el ser-genérico mismo, es decir, es la propia forma de la universalidad la que se tiene a sí misma por contenido; por tanto, en la autoconciencia la existencia, el ser-otro, el quedar ahí, no cae fuera de esa forma. La forma de la universalidad va más allá del contenido, pero al no ser ese contenido sino ella misma, ella no se cae fuera de sí en ese su ser-otro de sí misma.
En lo orgánico el ser-genérico queda más allá de la especie, pero ésta es un ser-otro, una existencia que no es idéntica al ser genérico. No así en el caso de la autoconciencia; pues en el caso de ésta esas partes de la forma no serían sino figuras o formas de conciencia que en su quedar más allá de sí mismas [o lo que es lo mismo, en su ser Gattung), no son sino la existencia de sí mismas; o lo que es lo mismo: no son sino la Gestalt, la existencia externa de ellas mismas, pues la autoconciencia no es sino la forma de conciencia que teniéndose ella a sí misma, ahí está como tal forma de conciencia (pienso, soy).
X120X
Se inicia aquí una linea de razonamiento distinta, por la que vamos a reencontrar la individualidad (el individuo, el individuo particular, el viviente singular, la Einzelnheit orgánica) de la que partíamos, pero que aparentemente se nos desvaneció al obtener la relación entre género y especie. Es decir, ahora vamos a pasar a obtener la relación entre género, especie e individuo.
El género, empieza diciendo Hegel, no tiene existencia sino en los universales determinados que son las especies. Pero en la existencia orgánica real, el género tiene un representante, que es el número. Y primero, esa función de representante, el número la ejercerá como unidad y como pluralidad. Y segundo, esa función de representación consistirá tanto en mostrar la indiferencia del género respecto de la individualidad en que consistía el ser-genérico, respecto de la individualidad en que consistía el organismo (pues el ser-genérico del organismo era un estar éste más allá de sus determinidades y de su propia particularidad), como en mostrar la indiferencia del género respecto a los universales determinados que son las especies, como en mostrar la indiferencia de esos universales determinados respecto de los objetos o individuos particulares, de los que son la esencia.
Partiendo del individuo orgánico como ser genérico, tenemos, pues, otra vez la relación entre el género y sus especies muchas y los individuos muchos dentro de cada especie, relación que parecía habérsenos volatilizado. Es decir, tenemos a los individuos muchos y a cada uno de esos individuos muchos. O al revés: tenemos que el organismo del que hemos estado hablando es un ejemplar de una especie que con otras varias especies forman un género que no existe sino en sus especies, que éstas no existen sino en los individuos de los que esa especie se predica como esencia y que el individuo es ser-genérico que queda más allá de sí.

Y si el lector se siente incómodo ante este juego de prestidigitación conceptual, en el que todo momento, tan pronto como empieza a volverse fijo, se escurre entre los dedos y se convierte en otro, tenga en cuenta que el trasfondo de todas estas consideraciones lo constituye la dialéctica del Uno del diálogo Parménides de Platón, tal como quedó expuesta en los caps. II y III; esa dialéctica le vuelve a saltar a veces a Aristóteles en la Metafísica pese a sus inmensos esfuerzos por embridarla y neutralizarla; y en este sentido, puede que no deje de tener razón Hegel al suponer que esa dialéctica no está tan aristotélicamente embridada y neutralizada como (también aristotélicamente) los lectores de Hegel tendemos a veces a suponer, al menos cuando nuestro Aristóteles (a diferencia de lo que ocurre con el Aristóteles de Hegel) queda muy distante de convertirse en lo más especulativo de Platón; en todo caso, creo que ésta es la razón por la que este tipo de razonamientos de Hegel nos resultan tan inverosímiles.10Vide infra Colloquia in Atrio Philosophico.
X121X
Esta afirmación tiene un doble sentido. El primero es trivial: el viviente se revela igualmente libre de esa diferencia porque ese su estarse él siendo (autosentimiento), ese su estar consistiendo en un fin, es lo único decisivo en la estructura del comportamiento del viviente. El segundo es un sentido ya bien sabido, pero que es esencial para lo que sigue: el viviente se revela igualmente libre de esa diferencia porque por su estructura de negatividad el viviente es un individuo particular que es en sí universalidad, como ya vimos más arriba. Con lo cual no solamente queda claro que hemos reencontrado (o queda claro que nunca lo habíamos perdido) al individuo particular, que pareció desvanecérsenos al aclarar las relaciones entre género y especie, sino que nos vemos devueltos al punto de partida mismo de aquella aclaración, punto de partida que no era sino el viviente individual, naturalmente perteneciente a una especie y ésta al género. Es decir, el punto de partida era el viviente individual, que es un sistema autopoiético, cuya actividad es en sí un fin, actividad que incluye la especiación, a la vez que en la pluralidad de especies viene numéricamente representado el interior genérico o negatividad genérica.
X122X
Toda la dificultad del presente texto consiste en que, en cuanto tratamos de fijar el momento del que estamos hablando, se nos ha convertido en un momento distinto, lo que volverá a ocurrir inmediatamente en las siguientes líneas.
X123X

En todo este pasaje el autor está suponiendo un movimiento circular entre género, especie e individuo que tiene los tres elementos siguientes a condición de que el último de ellos acabe otra vez en el primero: (1) Esa universalidad, de la que acaba de hablar el autor, no es ella para ella misma ahí; el viviente es ser genérico, pero en lo orgánico ningún contenido es de la amplitud del género mismo; es decir, el género no se tiene a sí mismo por contenido, quedándose él mismo para sí ahí. (2) El género se refleja en determinaciones muchas (las especies) que como determinaciones de lo vivo no lo son sino quedándose más allá de sí mismas. (3) Y por tanto, no lo son sino como para-síes individuales que vuelven a ser ser-genérico, es decir, que vuelven a ser los organismos individuales de los que hemos partido en todas nuestras considera dones sobre la observación de lo orgánico; con lo cual estamos en (1). En estos pasos el autor insiste en la indiferencia de lo genérico respecto de lo específico y en la mutua indiferencia relativa entre lo específico y lo individual.
X124X
Quizá convenga decir o repetir en este momento (aunque la explicación vale para todo el libro) que en alemán einzelnes significa individuo o singulum, pero en el sentido de una cosa que queda ella sola y separada ahí, de cosa suelta; los diccionarios alemán-latín suelen dar como equivalente de einzeln o einzelnes: unus, uno; unus aliquis, alguno; singuli o singula, elementos sueltos ahí o cosas sueltas ahí; unusquisque, cada uno; solus, por separado o solo. En la mayor parte de las ocurrencias de este término en el presente libro, Hegel lo está utilizando en el sentido en que, refiriéndonos a una persona, hablamos corrientemente en castellano de un particular, de un individuo particular. Einzelnes significa, pues, individuo, individuo particular, individuo suelto, un singular uno, pero que es uno más. En castellano «singular» tiende fácilmente a significar lo contrario, por eso he evitado la traducción de einzelnes, por «singular».
Conversaciones en Madrid
[292] Ahora bien, sin embargo, aunque la negatividad pura, el principio del proceso, no caiga fuera de lo orgánico, y éste no la tenga en su esencia, por lo tanto, como una determinidad, sino que la singularidad misma es en sí universal, esta singularidad pura, no obstante, no está desarrollada en sus momentos, ni es efectivamente real en lo orgánico, en tanto que sus momentos sean ellos mismos abstractos o universales. Sino que, por el contrario, esta expresión sale fuera de aquella universalidad que vuelve a recaer en la interioridad, y entre la realidad efectiva o figura, esto es, la singularidad que se desarrolla, y lo universal orgánico, o el género, se viene a poner lo universal determinado, la especie. La existencia a la que llega la negatividad de lo universal o del género es únicamente el movimiento desarrollado de un proceso que transcurre a lo largo de las partes de la figura que es. Si el género tuviera en él, en cuanto simplicidad en reposo, las partes diferenciadas, y si, por eso, su negatividad simple en cuanto tal fuera a la vez movimiento que transcurriera por partes igualmente simples, inmediatamente universales en ellas, que en cuanto tales momentos fueran aquí efectivas, el género orgánico sería entonces conciencia. Pero, tal como ella es aquí, la determinidad simple, en cuanto determinidad de la especie, está presente en él de una manera carente de espíritu; la realidad efectiva empieza desde él, o bien, en otros términos, lo que entra en la realidad efectiva no es el género en cuanto tal, es decir, no es, en modo alguno, el pensamiento. En cuanto algo orgánico efectivamente real, el género sólo se halla representado vicariamente por un representante X89X.11Repräsentant. Hegel usa el término latino de Steffen. Véase notas al texto (vide supra X*2X en 00290). Pero éste, el número, que parece designar el paso del género a la configuración individual, y parece entregar a la observación ambos lados de la necesidad, por un lado, en cuanto determinidad simple, por otro lado, en cuanto figura parida desarrollada hasta la multiplicidad, designa, más bien, la indiferencia y la libertad que se tienen mutuamente lo universal y lo singular, el cual es entregado por el género a la diferencia sin esencia de la magnitud, pero que él mismo, en cuanto que está vivo, muestra ser igualmente libre de esta diferencia. La universalidad verdadera, tal como ha sido determinada, es aquí sólo esencia interna; en cuanto determinidad de la especie, es universalidad formal, frente a la cual, aquella universalidad verdadera se pone del lado de la singularidad, la cual es por ello una singularidad viva, y, por su interior, se coloca fuera, más allá de su determinidad como especie. Pero esta singularidad no es, a la vez, individuo universal, es decir, que tuviera realidad efectiva igualmente externa en la universalidad, sino que esto cae fuera de lo orgánico-vivo. Mas este individuo universal, tal como es inmediatamente el individuo de las configuraciones naturales, no es la conciencia misma; que él esté ahí como individuo SINGULAR orgánico vivo no tendría que caer fuera de él, si él debiera de ser tal.
Algunas aclaraciones
X89X = Repräsentant. Hegel usa el término latino de Steffen. Véase notas al texto (vide supra X*2X en 00290).
Conversations in Washington
[292] [292]12We kept the numeration given by the editor in the printed edition However much now pure negativity, the principle of the process, does not already fall outside the bounds of the organic, and therefore the organic does not have within its essence pure negativity as a determinateness but instead has singularity which itself is in itself universal, still within its moments as themselves abstract or universal, this pure singularity is not developed and actual in the organic. Rather, this expression goes outside the bounds of that universality, which itself falls back into inwardness, and between the actuality, or the shape, i.e., the self-developing singularity of the organism, and the organic universal, or the genus, what emerges is the determinate universal, the species. The existence at which the negativity of the universal, or the negativity of the genus, arrives is only the developed movement of a process that runs its course in the parts of the existing shape. If the genus were to have the distinguished parts in it as motionless simplicity, and if its simple negativity as such were at the same time a movement that ran its course through just as simple parts which are immediately universal in themselves, parts which, as being those kinds of moments, would here be actual, then the organic genus would be consciousness. However, the simple determinateness as determinateness of the species is present in the genus in a manner that is totally devoid of spirit. Actuality begins with the genus, or what enters into actuality is not the genus as such, i.e., is not thought at all. As the actually organic, this genus is only represented by something standing in for it.13durch einen Repräsentanten vertreten. What stands in for it, is number, which seems both to designate the transition from the genus into the individual shape and provide for observation both aspects of necessity, once as a simple determinateness and then again as a shape as developed into multiplicity. The meaning of this number is instead that of the indifference and freedom of the universal and the singular vis-à-vis each other. The genus abandons the singular to the essenceless difference of magnitude, but the singular, as something living, itself likewise proves itself to be free-standing from this difference of magnitude. As it has been determined, true universality is here only inner essence; as determinateness of the species, it is formal universality, and, in contrast to the latter, true universality takes its stand on the side of singularity, which as a result is a living singularity, which through its innerness defies its determinateness as species. However, this singularity is not at the same time a universal individual, i.e., one in which universality would just as much have external actuality, but rather this universal individual belongs outside the bounds of the organically-living. However, in the way it is immediately the individual of the natural shapes, this universal individual is not consciousness itself. Its existence as a singular organic living individual must not fall outside the bounds of itself if it is supposed to be consciousness.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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