Gespräche in der Dämmerung 00247
Parte de:
C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / a. Observación de la naturaleza [a. Beobachtung der Natur]
[La tensión entre determinidad y universalidad]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[247] In solchen Systemen des allgemeinen Sichgleichbleibenden hat also dieses die Bedeutung, ebensowohl das Sidigleich-bleibende des Erkennens wie der Dinge selbst zu sein. Allein [190] diese Ausbreitung der gleichbleibenden Bestimmtheiten, deren Jede ruhig die Reihe ihres Fortgangs beschreibt und Raum erhält, um für sich zu gewähren, geht wesentlich ebensosehr in ihr Gegenteil über, in die Verwirrung dieser Bestimmtheiten; denn das Merkmal, die allgemeine Bestimmtheit, ist die Einheit des Entgegengesetzten, des Bestimmten und des an sich Allgemeinen; sie muß also in diesen Gegensatz auseinandertreten. Wenn nun die Bestimmtheit nach einer Seite das Allgemeine, worin sie ihr Wesen hat, besiegt, so erhält dieses dagegen auf der ändern Seite ebenso sich seine Herrschaft über sie, treibt die Bestimmtheit an ihre Grenze, vermischt da ihre Unterschiede und Wesentlichkeiten. Das Beobachten, welches sie ordentlich auseinanderhielt und an ihnen etwas Festes zu haben glaubte, sieht über ein Prinzip die anderen herübergreifen, Übergänge und Verwirrungen sich bilden, und in diesem das verbunden, was es zuerst für schlechthin getrennt nahm, und getrennt, was es zusammenrechnete; so daß dies Festhalten an dem ruhigen sich gleichbleibenden Sein sich hier gerade in seinen allgemeinsten Bestimmungen, z. B, was das Tier, die Pflanze für wesentliche Merkmale habe, mit Instanzen geneckt sehen muß, die ihm jede Bestimmung rauben, die Allgemeinheit, zu der es sich erhob, zum Verstummen bringen und es aufs gedankenlose Beobachten und Beschreiben zurücksetzen.
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[La tensión entre determinidad y universalidad]
[247]1Epígrafe: La tensión entre determinidad y universalidad. En tales sistemas en que se construye [o en que se articula] lo que con carácter universal permanece igual a sí mismo [es decir, en los sistemas de lo universalmente igual a sí mismo, en los sistemas de lo universal que permanece igual a sí mismo], eso que permanece igual a sí mismo tiene, por ende, el significado de ser tanto lo que permanece igual a sí mismo en lo que respecta al conocimiento, como lo que permanece igual a sí mismo en lo que respecta a las cosas mismas. Sólo que este irse dilatando, extendiendo y difundiendo [cubriendo el espado abierto por la descripción y abierto a la descripción] determinidades que permanecen iguales a sí mismas, cada una de las cuales describe y cubre quieta y abstractamente la serie de los pasos en los que se va desenvolviendo, y cobra y recibe espacio para acreditarse para sí [para confirmarse como siendo efectivamente de por sí], pasa esencialmente a convertirse a sí mismo en su contrario, en la confusión de esas determinidades; pues la característica [Merkmal], es decir, la determinidad universal [es decir, la nota característica de algo, que como tal es un concepto general] es la unidad de una contraposición, a saber: es la unidad de lo determinado y de lo en sí universal [es la unidad de determinidad y universalidad]; y por tanto, la característica no tiene más remedio que disociarse o deshacerse en tal contraposición [de determinidad y universalidad]. Y si la determinidad por uno de los lados vence a lo universal en el que esa determinidad tiene su esencia, resulta que, en cambio, por el otro de los lados, ese universal mantiene asimismo su dominio sobre esa determinidad y empuja a esa determinidad a su límite, y en ese límite mezcla sus diferencias y esencialidades [es decir, mezcla sus diferencias y aquello en que esa determinídad consiste]. La observación que las había mantenido ordenada y debidamente separadas, y en ellas creía tener algo fijo y estable, ve cómo sobre un determinado principio echan sus tentáculos los demás principios y se apoderan de él, cómo se forman transiciones y se producen formaciones confusas y no bien delimitadas, y en todo ello la observación acaba viendo cómo se asocia aquello que inicialmente tomó por absolutamente separado, y cómo se separa aquello que ella suponía tener que encontrarse junto; de modo que este atenerse [de la observación] al ser, en cuanto ser quieto [estático] y en cuanto ser igual a sí mismo, precisamente en este punto, es decir, en este punto en que se trata de sus determinaciones más generales o universales [de ese ser], por ejemplo, cuáles son las características esenciales que tiene el animal, o cuáles son las notas esenciales de la planta, precisamente en este punto, digo, ese atenerse [de la observación al ser en cuanto ser quieto y en cuanto ser igual a sí mismo], no tiene más remedio que verse burlado por instancias [o casos o ejemplos] que acaban arrebatándole toda determinación, que acaban imponiendo silencio [haciendo callar] la universalidad a la que la observación se había elevado, y [a dicho atenerse] vuelven a ponerlo otra vez en la situación de un observar y un describir carentes de pensamiento [ajenos, pues, a la universalidad conceptual buscada en la descripción].
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[247] En tales sistemas de algo universal que permanece igual a sí tiene éste, pues, el significado de ser lo que permanece igual a sí, tanto del conocer como de las cosas mismas. Sólo que esta expansión de determinidades que permanecen iguales, cada una de las cuales describe tranquilamente la serie de su proceso, y conserva un espacio donde ocuparse en ser para sí, pasa esencialmente también a su contrario, a la confusión de estas determinidades; pues esta característica, la determinidad universal, es la unidad de lo contrapuesto, de lo determinado y de lo universal en sí; tiene, pues, que disociarse en esta oposición. Ahora bien, si la determinidad vence por un lado a lo universal, en lo que tiene su esencia, éste, en cambio, por otro lado, conserva en la misma medida su señorío sobre ella, empuja la determinidad hasta sus límites, mezclando en ellos sus diferencias y sus cualidades esenciales. El observar, que las mantenía ordenadamente separadas y creía tener algo fijo en ellas, ve cómo un principio se solapa con los otros, se forman transiciones y confusiones, y ve que en esto está enlazado lo que él antes tomaba simplemente por separado, y separado lo que él contaba como junto; de modo que ese agarrarse fijamente al ser tranquilo que permanece igual a sí, justamente aquí, en sus determinaciones más universales, por ejemplo, en lo que sean los caracteres esenciales del animal o de la planta, ha de verse plagado de instancias que le roban toda determinación, hacen enmudecer la universalidad a la que se había elevado, y lo devuelven al observar y describir carente de pensamiento.
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[247] [247]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition In those systems of universal self-consistencies, this self-consistency therefore means the self-consistency of cognition as much as it means the self-consistency of the things themselves. Yet this expansion of these consistent determinatenesses, each of which peacefully describes the course of its progress and maintains a space in order to answer to itself, just as essentially passes over into its opposite, into the disarray of these determinatenesses. For the distinguishing mark, the universal determinateness, is the unity of opposites, of the determinate and of the universal in itself, and it must therefore break apart into this opposition. Now however much the determinateness overpowers, on the one hand, the universal in which it has its essence, still this universal likewise keeps, on the other hand, that determinateness under its dominance, and both forces that determinateness to its limit, and mingles its differences and its essentialities together there. Observation, which kept them apart in orderly fashion and believed that in them it had hold of something fixed, sees one principle reaching out over and across another, sees disarray and transitions forming themselves, and sees something combined in this one which it at first took to be utterly separated, and sees something separated which it had counted as belonging together. Only in the most universal determinations – for example, in what count as the essential distinguishing marks of an animal or a plant – the observing, in clinging tenaciously to motionless self-consistent being, must see itself here teased with cases that rob it of every determination, which silence the universality it has reached, and which set it back again to unthinking observing and describing.
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