Gespräche in der Dämmerung 00246

Parte de:

 C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / a. Observación de la naturaleza [a. Beobachtung der Natur]

 

[Los rasgos relevantes de la cosa]

Gespräche in Jena

[246] Wenn es diesem Suchen und Beschreiben nur um die Dinge zu tun zu sein scheint, so sehen wir es in der Tat nicht an dem sinnlichen Wahrnehmen fortlaufen; sondern das, woran die Dinge erkannt werden, ist ihm wichtiger als der übrige Umfang der sinnlichen Eigenschaften, welche das Ding selbst wohl nicht entbehren kann, aber deren das Bewußtsein sich entübrigt. Durch diese Unterscheidung in das Wesentliche und Unwesentliche erhebt sich der Begriff aus der sinnlichen Zerstreuung empor, und das Erkennen erklärt darin, daß es ihm wenigstens ebenso wesentlich um sich selbst als um die Dinge zu tun ist. Es gerät bei dieser gedoppelten Wesentlichkeit in ein Schwanken, ob das, was für das Erkennen das Wesentliche und Notwendige ist, es auch an den Dingen sei. Einesteils sollen die Merkmale nur dem Erkennen dienen, wodurch es die Dinge voneinander unterscheide; aber andernteils [soll] nicht das Unwesentliche der Dinge erkannt werden, sondern das, wodurch sie selbst aus der [189] allgemeinen Kontinuität des Seins überhaupt sich losreißen, sich von dem Anderen abscheiden und für sich sind. Die Merkmale sollen nicht nur wesentliche Beziehung auf das Erkennen haben, sondern auch die wesentlichen Bestimmtheiten der Dinge, und das künstliche System soll dem Systeme der Natur selbst gemäß sein und nur dieses ausdrücken. Aus dem Begriff der Vernunft ist dies notwendig, und der Instinkt derselben – denn sie verhält sich nur als solcher in diesem Beobachten – hat auch in seinen Systemen diese Einheit erreicht, wo nämlich ihre Gegenstände selbst so beschaffen sind, daß sie eine Wesentlichkeit oder ein Fürsich-sein an ihnen haben und nicht nur Zufall dieses Augenblicks oder dieses Hier sind. Die Unterscheidungsmerkmale der Tiere z.B. sind von den Klauen und Zähnen genommen; denn in der Tat unterscheidet nicht nur das Erkennen dadurch ein Tier von dem anderen, sondern das Tier scheidet sich dadurch selbst ab; durch diese Waffen erhält es sich für sich und gesondert von dem Allgemeinen. Die Pflanze dagegen kommt nicht zum Fürsichsein, sondern berührt nur die Grenze der Individualität; an dieser Grenze, wo sie den Schein der Entzweiung in Geschlechter aufzeigt, ist sie deswegen aufgenommen und unterschieden worden. Was aber weiter hinuntersteht, kann sich nicht mehr selbst von anderem unterscheiden, sondern geht verloren, Indem es in den Gegensatz kommt. Das ruhende Sein und das Sein im Verhältnisse kommt in Streit miteinander, das Ding ist in diesem etwas anderes als nach Jenem, da hingegen das Individuum dies ist, im Verhältnisse zu anderem sich zu erhalten. Was aber dies nicht vermag und chemischerweise ein anderes wird, als es empirischerweise ist, verwirrt das Erkennen und bringt es in denselben Streit, ob es sich an die eine und andere Seite halten soll, da das Ding selbst nichts Gleichbleibendes ist und sie an ihm auseinanderfallen.

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Conversaciones en Valencia

[Los rasgos relevantes de la cosa]

[246]1Epígrafe de Hegel: Los rasgos relevantes de la cosa. Y si bien este buscar y describir diríase que es algo que sólo parece tener que ver con las cosas [es decir, que se presenta como no siendo sino eso], vemos que, en realidad, no procede sin más agarrado sólo de la percepción sensible y sólo atenido a ella, sino que aquello en que la cosa puede ser reconocida y conocida [lo relevante en la cosa] le es más importante que el resto del ámbito y extensión de propiedades sensibles de las que la cosa, ciertamente, no podría carecer, pero de las que la conciencia prescinde bonitamente. Y mediante tal distinción entre lo esencial y lo inesencial el concepto se levanta por encima de la dispersión sensible, y el conocer hace con ello declaración de que, por lo menos de modo tan esencial como de la cosa, para él se trata también de sí mismo [del conocer mismo]. Y precisamente en esta doble o doblada esencialidad [es decir, en ese consistir esencialmente en esas dos cosas, el tratarse en él tanto de la cosa como de sí mismo], el conocimiento cae en dubitación o vacilación acerca de si aquello que para el conocimiento es lo esencial y necesario es algo que (de verdad) está también en las cosas. Pues por una parte, los rasgos de la cosa sólo han de servir al conocimiento mediante el que la conciencia distingue las cosas unas de otras; pero por otro lado, no ha de conocerse lo inesencial de la cosa o de las cosas, sino [que lo que se busca conocer es] aquello mediante lo que las cosas se arrancan ellas a sí mismas de la continuidad general o universal del ser, se segregan de lo otro [o de las otras] y son para sí. Por tanto, las notas o características no solamente deben decir relación esencial al conocimiento, sino también decir relación esencial a [o expresar] las determinidades esenciales de las cosas, de modo que el sistema constructo [es decir, el sistema artificial, es decir, el sistema que se construya, es decir, el sistema que proyectamos en orden a conocer] ha de ser conforme con el sistema de la naturaleza misma, y ha de expresar sólo a éste. Por el concepto de razón [o conforme al concepto de razón] esto es necesario, y el instinto de ella [el instinto de la razón] X37X2Repare el lector en este concepto que va a desempeñar un papel relevante en lo que sigue. (pues en el observar, la razón sólo se comporta como tal instinto) ha alcanzado también en sus sistemas ese tipo de unidad, es decir, esa unidad o conformidad en la que sus objetos mismos [los objetos mismos de la razón] vienen articulados de suerte que tienen ellos mismos una esencialidad [es decir, una articulada consistencia, la cual tiene sus propias relevancias] y un ser-para-sí, y no representan sólo la casualidad de este instante o de este aquí. Los caracteres distintivos X38X3Vide infra Algunas aclaraciones X38X. de los animales, por ejemplo, están tomados de las garras y los dientes; pues en realidad, no sólo el conocimiento distingue por tales medios a un animal de otro, sino que también el animal se distingue de otros por ello, pues con tales armas se conserva para sí y separado de lo universal. La planta, en cambio, no alcanza el ser-para-sí, y se limita no más que a tocar el límite de la individualidad [Individualität]; es, por tanto, por este límite [o en este límite, o respecto a ese límite] donde ella muestra la apariencia de su disociación en géneros [masculino y femenino],por donde, por tanto, se toma a la plata y se la distingue [de las demás]. Pero lo que queda por debajo de eso ya no puede distinguirse por sí mismo de lo demás sino que precisamente se pierde al contraponerse [a lo demás] [se confunde con ello]. El ser [Seyn] en reposo X39X4O el ser considerado él quieto de por sí. Es decir, su consideración estática clasificatoria, tal como prevalece en Linneo, entra en conflicto con su consideración relacional y dinámica. y en ser en relación entran en pugna el uno con el otro, y la cosa en este último [en el ser-en-relación] es algo distinto que conforme al ser-en-reposo, pues en el ser-en-relación (a diferencia de lo que sucede en el primero) el individuo [Individuum] se caracteriza precisamente por su capacidad de conservarse en ese su haberse respecto del otro [o respecto al otro]. Pero aquello que no es capaz de conseguir tal cosa, y químicamente [o por vía de química] se convierte en otro de aquello que empíricamente resulta ser (o de aquello que empíricamente empieza siendo) confunde al conocimiento y lo arrastra a esa misma pugna, a la de si [el conocimiento] ha de atenerse a uno u a otro de los lados, pues la cosa misma no es nada que permanezca igual a sí mismo y en ella sus aspectos se disocian entre sí.

Algunas aclaraciones

X37X

Repare el lector en este concepto que va a desempeñar un papel relevante en lo que sigue.

X38X

Según Bonsiepen y Heede, Hegel depende aquí tanto de la Historia animalium («Historia de los animales») de Aristóteles,como de la obra de Linneo, Systema naturae, sive regna tria naturae systematice proposita per classes, ordines, genera et species («Sistema de la naturaleza, o de los tres reinos de la naturaleza mostrados sistemáticamente por claes, órdenes, géneros y especies»), Leyden, 1935, y ello probablemente a través del libro de Johann Friedrich Blumenbach, Handbuch der Naturgeschichte («Manual de historia natural»), Gotinga, 1791.

X39X

O el ser considerado él quieto de por sí. Es decir, su consideración estática clasificatoria, tal como prevalece en Linneo, entra en conflicto con su consideración relacional y dinámica.

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Conversaciones en Madrid

[246] Si para este buscar y describir parece tratarse sólo de las cosas, no vemos, de hecho, que discurra al hilo del percibir sensorial, sino que aquello por lo que las cosas se reconocen le resulta más importante que todo el resto de las propiedades sensibles de las que la cosa misma, desde luego, no puede prescindir, pero que la conciencia se permite ignorar. Por esta diferenciación entre lo esencial y lo inesencíal, el concepto se eleva por encima de la dispersión sensible y, con ello, el conocer declara que para él, cuando menos, se trata esencialmente tanto de sí mismo como de las cosas. Con esta condición de esencial duplicada, acaba por vacilar sobre si aquello que es lo esencial y necesario para él, el conocer, estará también en las cosas. Por un lado, al conocer le sirven, supuestamente, sólo las características por medio de las cuales distingue unas cosas de otras; pero, por otro lado, lo conocido no es lo inesencial de las cosas, sino aquello por lo que éstas se arrancan ellas mismas de la continuidad universal del ser en general, se desgajan de lo otro y son para sí. Las características no deben tener sólo una referencia esencial al conocer, sino también la determinidad esencial de las cosas, y el sistema artificial debe ser conforme al sistema de la naturaleza misma, y expresar únicamente a éste. Esto es necesariamente así a partir del concepto de razón, y el instinto de ésta —pues que sólo como tal se comporta ella en este observar— también ha alcanzado en su sistema esta unidad en la que, por cierto, sus objetos mismos son de tal hechura que tienen en ellos una índole esencial o un ser-para-sí, y no son sólo el azar de este instante o de este aquí. Los caracteres que diferencian a los animales, por ejemplo, se toman de las garras y de los dientes X*1X;5Vide infra Algunas aclaraciones X*1X. pues, de hecho, no es sólo que por ellos el conocer diferencie a un animal de los otros; sino que por ellas el animal se separa y distingue él mismo; por medio de estas armas se conserva para sí, separado y particularizado de lo universal. La planta, en cambio, no llega al ser-para-sí, sino que sólo toca el límite de la individualidad; por eso mismo, es en este límite, en el que muestra la apariencia de la división en sexos, donde ha sido registrada y diferenciada X*2X.6Vide infra Algunas aclaraciones X*2X. Pero lo que quede por debajo de ella, no puede distinguirse ya por sí mismo de lo otro, sino que se pierde al entrar en la oposición. El ser en reposo y el ser en relación entran en disputa uno con otro, la cosa es en este último algo distinto de lo que es según aquél, mientras que, por el contrario, el individuo consiste en mantenerse en la relación con otro. Pero lo que no es capaz de mantenerse, y se convierte químicamente en otro distinto de lo que es empíricamente, confunde al conocer y lo lleva a la misma disputa de si debe atenerse a un lado o al otro, puesto que la cosa misma no es nada que permanezca igual, y ambos lados se disocian en ella.

Algunas aclaraciones

X*1X

Hegel está pensando en la clasificación de las especies animales según Aristóteles y Linneo. Para Aristóteles, cf. Historia Animalium, B 1, 444-445. También cf. Carolus Linnaeus: «Observationes in regnum animale», en Systema naturae, sive regna tria naturae systematice proposita per classes, ordines, genera, & species, Leiden, 1735. Parece que los conocimientos de Hegel en este sentido procedían del Handbuch der Naturgeschichte de Joh. Friedrich Blumenbach, libro que se encontraba en su biblioteca personal. Cf. Blumenbach, F.: Handbuch der Naturgeschichte, Gotinga. 1791. p. 48.

X*2X

Hegel toma el sistema sexual de las plantas de Linneo. Linneo distinguía entre monoecia y dioecia. En el primer caso, las flores masculina y femenina aunque separadas, se dan ambas en el mismo tallo; en el segundo, las flores son sólo masculinas o sólo femeninas. Cf. Carolus Linnaeus: Systema vegetabilium secundum classes ordines genera species cum characteribus et differentiis, editio decima quarta, Gotinga, 1784, pp. 21 y sigs.; también cf. Blumenbach. J. F.: Handbuch der Naturgeschichte, op. cit., pp. 497 y sigs.

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Conversations in Washington

[246] [246]7We kept the numeration given by the editor in the printed edition However much these acts of seeking and describing seem to be concerned only with things, still we see that in fact they do not advance into sensuous perceiving. Rather, what enables things to be known is more important for this seeking and describing than is the left-over range of sensuous properties, something which the thing itself cannot do without but from which consciousness exempts itself. By making this difference between the essential and the inessential, the concept elevates itself out of the distractions of sensibility, and, in doing so, cognition8das Erkennen explains that what is at issue essentially has to do at least as much with itself as it does with things. Within this twofold essentiality, it slips into wavering back and forth about whether what is essential and necessary for cognition can also be said to be in the things. On the one hand, the distinguishing marks9Merkmale of things should only serve cognition as those marks through which the things are to be distinguished from each other. However, on the other hand it is not what is inessential in things which is cognized,10erkannt but rather that through which they themselves break free from the universal continuity of being as such, cut themselves loose from others, and be on their own.11für sich Those distinguishing marks should not only have an essential relation to cognition; they should also be the essential determinatenesses of the things, and that artificial system should be in accordance with the system of nature itself and only express it. This follows necessarily from the concept of reason, and in its systems, the instinct of reason – for it behaves in this observing only as an instinct – has also reached this unity where its very objects are so constituted that they have an essentiality within them, or they have a being-for-itself within them, and they are not simply an accident of this moment or of just being here. The distinguishing marks of animals, for example, are taken from their claws and teeth. Indeed, not only does cognition distinguish one animal from another by this means, but it is by these means that the animal itself separates itself off from others. It is through these weapons that it preserves itself for itself and keeps itself detached from the universal. In contrast, the plant never gets as far as being-for-itself; instead, it only makes contact with the limit of individuality. It is at this limit where plants show the semblance of dividing themselves in two12Entzweiung into sexes, and for that reason it is at this very limit that plants have been surveyed and distinguished from each other. However, what stands at an even lower level cannot itself any longer differentiate itself from an other; instead, it dwindles away as it comes into opposition. The motionless being and the being in relationships come into conflict with each other, and the thing in the latter is something different from the thing in the former, since, in contrast, the individual is what preserves itself in relations with others. However, what is incapable of this and chemically becomes something other than it is empirically, confuses cognition. It thereby brings it into the same conflict about whether cognition is to stay put with one side or with the other, since the thing itself is not consistent,13Gleichbleibende and these two sides come undone in it.

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Conversaciones en el Atrium

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