Gespräche in der Dämmerung 00233

Parte de:

 C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft]


[La comprensibilidad del idealismo]

Gespräche in Jena

[233] Die Vernunft ist die Gewißheit des Bewußtseins, alle Realität zu sein; so spricht der Idealismus ihren Begriff aus. Wie das Bewußtsein, das als Vernunft auftritt, unmittelbar jene Gewißheit an sich hat, so spricht auch der Idealismus sie unmittelbar aus: Ich bin Ich, in dem Sinne, daß Ich, welches mir Gegenstand ist, nicht wie im Selbstbewußtsein überhaupt, noch auch wie im freien Selbstbewußtsein, dort nur leerer Gegenstand überhaupt, hier nur Gegenstand, der sich von den anderen zurückzieht, welche neben ihm noch gelten, sondern Gegenstand mit dem Bewußtsein des Nichtseins irgendeines anderen, einziger Gegenstand, alle Realität und Gegenwart ist. Das Selbstbewußtsein ist aber nicht nur für sich, sondern auch an sich alle Realität erst dadurch, daß es diese Realität wird oder vielmehr sich als solche erweist. Es erweist sich so in dem Wege, worin zuerst in der dialektischen Bewegung des Meinens, Wahrnehmens und des Verstandes das Anderssein als an sich und dann in der Bewegung durch die Selbständigkeit des Bewußtseins in Herrschaft [179] und Knechtschaft, durch den Gedanken der Freiheit, die skeptische Befreiung und den Kampf der absoluten Befreiung des in sich entzweiten Bewußtseins das Anderssein, insofern es nur für es ist, für es selbst verschwindet. Es traten zwei Seiten nacheinander auf, die eine, worin das Wesen oder das Wahre für das Bewußtsein die Bestimmtheit des Seins, die andere[, worin es] die hatte, nur für es zu sein. Aber beide reduzierten sich in eine Wahrheit, daß, was ist, oder das Ansich nur ist, insofern es für das Bewußtsein, und was für es ist, auch an sich ist. Das Bewußtsein, welches diese Wahrheit ist, hat diesen Weg im Rücken und vergessen, indem es unmittelbar als Vernunft auftritt, oder diese unmittelbar auftretende Vernunft tritt nur als die Gewißheit jener Wahrheit auf. Sie versichert so nur, alle Realität zu sein, begreift dies aber selbst nicht; denn jener vergessene Weg ist das Begreifen dieser unmittelbar ausgedrückten Behauptung. Und ebenso ist dem, der ihn nicht gemacht hat, diese Behauptung, wenn er sie in dieser reinen Form hört – denn in einer konkreten Gestalt macht er sie wohl selbst -unbegreiflich.

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Conversaciones en Valencia

[233] La razón es la certeza de la conciencia de ser toda realidad XX6X:1Vide infra Algunas aclaraciones XX6X. así expresa o declara el idealismo su concepto, es decir, el concepto de ella [es decir, el concepto de esa razón]. Y así como la conciencia que se presenta como razón [o que amanece aquí como razón, o que aparece aquí como razón] tiene inmediatamente en sí esa certeza [o tiene esa certeza inmediatamente en sí], así también el idealismo la expresa en términos inmediatos: yo soy yo, en el sentido de que yo, que es para mí objeto o que me es objeto, no es como en la conciencia en general sólo un objeto vao [cap. I, cap. II, y cap. III] o como en la autoconciencia libre sólo un objeto que se retrae de los demás que todavía siguen ahí al lado de él [cap. IV], sino que ese objeto lo es con la conciencia de que no hay ya ningún objeto más, es decir, del no-ser de cualquier otro objeto, de ser objeto único, de ser toda realidad y toda actualidad. Ahora bien, la autoconciencia es no solamente para sí toda la realidad, sino que también es en sí toda la realidad, ella es eso, digo, sólo por la vía de devenir ella esa realidad, o más bien de revelarse como tal realidad. Y [en lo que respecta a ser en sí toda realidad] la autoconciencia se revela en tales términos a lo largo de ese camino [descritos en los tres primeros capítulos] por el que, primero, en el movimiento dialéctico del suponer y querer-decir [Meynen], del percibir [Wahrnehmen] y del entendimiento [Verstand] el ser-otro le desaparecía [a ella] en cuanto en sí [ese ser otro dejaba de ser un en-sí para la conciencia], y, después [en lo que respecta a ser para sí toda realidad], en el movimiento a través de la autonomía de la conciencia en la relación de dominación y servidumbre [cap. IV, A], [y] a través de la idea de libertad, es decir, a través de la liberación escéptica, y a través de la lucha por la liberación absoluta por parte de la conciencia en sí disociada y rota [cap. IV, B], la autoconciencia, digo, se revela como siendo toda realidad a lo largo de ese camino por el que el ser-otro, en cuanto siendo sólo ya para la conciencia [o en cuanto no siendo ya sino solamente para la conciencia] desaparecía para la conciencia misma XX7X.2Vide infra Algunas aclaraciones XX7X.. Hicieron sucesivo acto de presencia dos lados, el primero [la «conciencia», caps. I, II, III] en el que la esencia o lo verdadero tenía para la conciencia la determinidad del ser [o la determinidad que representaba el ser, es decir, lo que estaba ahí], y el otro [la «autoconciencia», cap. IV] en el que [la esencia o lo verdadero] tenía la determinidad de ser sólo para ella [para la conciencia]. Pero ambos lados se acabaron reduciendo [final del cap. IV] a una verdad, a la [verdad] de que lo que es, o el en-sí, sólo es en cuanto es para la conciencia, y de que lo que es para ésta, también es en-sí. La conciencia que es esta verdad, tiene ese camino a su espalda y lo ha olvidado al presentarse inmediatamente como razón [es decir, el presentarse o aparecernos como razón, pero por de pronto sólo en términos inmediatos], o lo que es lo mismo: esta razón que así se presenta en términos inmediatos, sólo hace o puede hacer acto de presencia en cuanto certeza de aquella verdad XX8X.3No olvide el lector que, al final del capitulo IV, la conciencia envolvía en expresiones para ella incomprensibles esa su certeza de ser ella toda realidad. El largo camino que aún queda habrá de consistir en un volverse transparentes o en un cobrar luz y transparencia aquellas incomprensibles expresiones. Y así, se limita a asegurar el ser ella toda realidad, pero ella misma no entiende eso, es decir, no se hace concepto de ello Pues ese olvidado camino no es [no sería] sino el comprender o el hacerse concepto de esta afirmación que la conciencia [en estos preliminares de la figura de la razón] no empieza expresando sino en términos inmediatos XX9X.4El camino a recorrer en el presente cap. V y en el cap. VI, y en lo que resta del libro, no va a ser sino una Erinnerung, una anamnesis, una «repetición» de lo ya expuesto y olvidado. Y asimismo, para quien no ha hecho ese camino, esa afirmación, cuando la oye por primera vez en esa forma pura (pues en una forma no pura sino concreta se la hace él también sin duda a sí mismo), esa afirmación, digo, le resulta incomprensible.

Algunas aclaraciones

XX6X

Es una concisa definición de razón, implicada ya por la introducción de la figura de la autoconciencia al final del cap. III y por las primeras explicaciones de la figura de la autoconciencia al principio del cap. IV. Del contenido de esa definición la conciencia ha hecho una primera experiencia o ha tenido un primer barrunto como «conciencia desgraciada». El logos de la δόξα ἀληθὴς μετἀ λόγου del cap. III se ha convertido ahora (a través del cap. IV sobre la autoconciencia), ese logos, digo, se ha convertido en logos autoconsciente, en razón que se tiene. Es llamativa la idea de que el para-sí de la individualidad ha logrado colgarle ese para-sí al Absoluto y hacerlo autoconciencia (aunque en realidad ha sido el Absoluto quien hizo dejación de sí), y ahora la autoconciencia es lo que ese Absoluto es, Uno y Todo, toda realidad.

XX7X

El concepto de razón que se está exponiendo es, pues, resultado del movimiento de la relación entre la conciencia y lo Inmutable, tal como se expuso al final del capitulo IV. Pero allí se dijo que aquella exposición tenía bastante de provisional hasta que no se la completase con el final del cap. VII, el cual, a su vez, como se verá, no es sino el necesario complemento de la exposición que se hace sobre el «espíritu moderno» al final del cap. VI. Por tanto, el presente capítulo no puede quedar completo hasta que no se alcance el nivel de exposición que representan esas partes de los cap. VI y VII. El lector debe tener presente que en la Fenomenología del espíritu la exposición no tiene tanto el carácter de una secuencia como de un sutil y complejísimo juego de referencias de unas partes de la exposición a otras y sobre todo de mutuas relaciones de presuposición entre esas partes.

XX8X

No olvide el lector que, al final del capitulo IV, la conciencia envolvía en expresiones para ella incomprensibles esa su certeza de ser ella toda realidad. El largo camino que aún queda habrá de consistir en un volverse transparentes o en un cobrar luz y transparencia aquellas incomprensibles expresiones.

XX9X

El camino a recorrer en el presente cap. V y en el cap. VI, y en lo que resta del libro, no va a ser sino una Erinnerung, una anamnesis, una «repetición» de lo ya expuesto y olvidado.

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Conversaciones en Madrid

[233] La razón es la certeza que la conciencia tiene de ser toda realidad; así enuncia el idealismo el concepto de razón. Igual que la conciencia que entra en escena como razón tiene en sí inmediatamente esa certeza, también el idealismo la enuncia inmediatamente: yo soy yo, en el sentido de que el yo que me es objeto a mí no es como dentro de la autoconciencia, ni tampoco como dentro de la autoconciencia libre —en aquélla tan sólo objeto vacío, en esta tan sólo objeto que se retira de los otros que aún tenían validez a su lado—, sino que es objeto con la conciencia de no ser de ningún otro, es objeto único, es toda realidad y presencia. Pero la autoconciencia no es toda realidad sólo para sí, sino también en sí, y sólo llega a serlo deviniendo primero esta realidad, o más bien, probándose como tal. Se prueba como tal en ese camino en que desaparecen para ella misma, primero, en el movimiento dialéctico del íntimo querer decir, del percibir y del entendimiento, el ser-otro en cuanto en sí, y luego, en el movimiento a través de la autonomía de la conciencia en el señorío y la servidumbre, a través del pensamiento de la libertad, de la liberación escéptica y de la lucha de liberación absoluta que libra la conciencia escindida dentro de sí, el ser-otro, en la medida en que es sólo para ella. Son dos los aspectos que habían hecho entrada sucesivamente; uno, en el que la esencia, o lo verdadero para la conciencia, tenía la determinidad del ser; otro, que tenía la de ser sólo para ella. Pero ambos se reducían en una única verdad: que lo que es, o lo en-sí, sólo es en la medida en que sea para la conciencia, y lo que es para ella, en la medida en que sea también en . La conciencia, que es esta verdad, ha dejado a su espalda este camino y lo ha olvidado al entrar en escena inmediatamente como razón, o bien, esta razón que entra en escena inmediatamente sólo entra en escena en cuanto la certeza de aquella verdad. Lo único que hace es aseverar que ella es toda realidad, pero no lo comprende conceptualmente por sí misma; pues aquel camino olvidado es la comprensión conceptual de esta afirmación expresada inmediatamente. Y, en la misma medida, a quien no haya hecho este camino, esta afirmación, cuando la oye en esta forma pura, —pues en una figura concreta es él mismo, desde luego, quien la hace— le resulta incomprensible, inconcebible.

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Conversations in Washington

[233] [233]5We kept the numeration given by the editor in the printed edition Reason is the certainty which consciousness has of being all reality; or so it is in that way that idealism expresses its concept of itself. In the way that as consciousness, which comes on the scene as reason and immediately has that certainty in itself, so too does idealism immediately give expression to that certainty. I am I, in the sense that the I, which is an object for me, is not as it is within self-consciousness in general, where it was there only as an empty object, nor as it is within free self-consciousness, where here it is just an object that withdraws itself from others which nonetheless still count as valid alongside it. Rather, it is an object with the consciousness of the non-being of anything that is other. It is a singular object; it is all reality and presence. However, not only is self-consciousness for itself all reality; it is also in itself all reality, as a result of its becoming this reality, or, instead by proving itself to be this reality. It initially proves itself to be this in the very path along which otherness vanishes in the dialectical movement of meaning-something, of perceiving, and of understanding. What vanishes along that path is otherness as existing in itself. In the movement that passes through the self-sufficiency of consciousness in mastery and servitude, and then on through the thoughts of freedom, skeptical liberation, and then forward to the struggle for absolute liberation by the consciousness estranged within itself, this otherness, insofar as it is only for self-consciousness, vanishes for self-consciousness itself. Two aspects came on the scene one after the other: The one in which the essence, or the true, had the determinateness for consciousness of being, the other in which it had the determinateness of only being for consciousness. However, both were reduced down to one truth, namely, that what is, or the in-itself, is only insofar as it is for consciousness, and that what is for consciousness is also what is in itself. The consciousness that is this truth has this path behind it and has forgotten it while it immediately comes on the scene as reason. Or this reason, as immediately coming on the scene, does so only as the certainty of that truth. It only gives the assurance of being all reality, but does not itself comprehend this, for the comprehension of this immediately expressed assertion is that forgotten path itself. Likewise, when one who has not taken this path hears it expressed in this pure form – for in a concrete shape, he surely makes the same assertion himself – this assertion is incomprehensible.

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Conversaciones en el Atrium

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