Gespräche in der Dämmerung 00222

Parte de:

B. Autoconciencia [B. Selbstbewußtsein] /  IV: La Verdad de la Certeza de sí mismo [IV. Die Wahrheit der Gewißheit seiner selbst] / B. Libertad de la autoconciencia; estoicismo, escepticismo y la conciencia desgraciada [B. Freiheit des Selbstbewußtseins; Stoizismus, Skeptizismus und das unglückliche Bewußtsein]

 

[La unidad del mutuo hacer dejación]

Gespräche in Jena

[222] Daß das unwandelbare Bewußtsein auf seine Gestalt Verzicht tut und sie preisgibt, dagegen das einzelne Bewußtsein dankt, d.h. die Befriedigung des Bewußtseins seiner Selbständigkeit sich versagt und das Wesen des Tuns von sich ab dem Jenseits zuweist, durch diese beiden Momente des gegenseitigen Sich-Aufgebens beider Teile entsteht hiermit allerdings dem Bewußtsein seine Einheit mit dem Unwandelbaren. Allein zugleich ist diese Einheit mit der Trennung affiziert, in sich wieder gebrochen, und es tritt aus ihr der Gegensatz des Allgemeinen und Einzelnen wieder hervor. Denn das Bewußtsein entsagt zwar zum Scheine der Befriedigung seines Selbstgefühls, erlangt aber die wirkliche Befriedigung desselben; denn es ist Begierde, Arbeit und Genuß gewesen; es hat als Bewußtsein gewollt, getan und genossen. Sein Danken ebenso, worin es das andere Extrem als das Wesen anerkennt und sich aufhebt, ist selbst sein eigenes Tun, welches das Tun des ändern Extrems aufwiegt und der sich preisgebenden Wohltat ein gleiches Tun entgegenstellt; wenn Jenes ihm seine Oberfläche überläßt, so dankt es aber auch und tut darin, indem es sein Tun, d.h. sein Wesen selbst aufgibt, eigentlich mehr als das andere, das nur eine Oberfläche von sich abstößt. Die ganze Bewegung reflektiert sich also nicht nur im wirklichen Begehren, Arbeiten und Genießen, sondern sogar selbst im Danken, worin [172] das Gegenteil zu geschehen scheint, in das Extrem der Einzelheit. Das Bewußtsein fühlt sich darin als dieses Einzelne und läßt sich durch den Schein seines Verzichtleistens nicht täuschen, denn die Wahrheit desselben ist, daß es sich nicht aufgegeben hat; was zustande gekommen, ist nur die gedoppelte Reflexion in die beiden Extreme, und das Resultat [ist] die wiederholte Spaltung in das entgegengesetzte Bewußtsein des Unwandelbaren und in das Bewußtsein des gegenüberstehenden Wollens, Vollbringens, Genießens und des auf sich Verzichtleistens selbst oder der fürsichseienden Einzelheit überhaupt.

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Conversaciones en Valencia

[La unidad del mutuo hacer dejación]

[222]1Epígrafe: La unidad del mutuo hacer dejación. El que la conciencia inmutable haga renuncia a su forma, la deje o abandone [haga cesión de ella, se la done a la conciencia], y, en cambio, el que la conciencia individual dé gracias, es decir, se rehúse a sí misma la satisfacción o disfrute de la conciencia de su autonomía, y la esencia del hacer se la impute al más-allá no haciéndola recaer, por tanto, sobre ella misma [es decir, no atribuyéndosela a sí misma], mediante estos dos momentos del mutuo abandonarse [del mutuo hacer dejación, del mutuo ceder] de ambas partes, mediante estos dos momentos, digo, es como, ciertamente, surge para la conciencia su unidad con lo inmutable. Sólo que esa unidad se ve afectada a la vez por la separación [o se ve afectada a la vez de separación], se rompe en sí otra vez, y de ella misma emerge otra vez la contraposición entre lo universal y lo particular [entre lo universal y lo individual]. Pues en apariencia la conciencia se rehúsa a sí misma, ciertamente, la satisfacción de su autosentimiento [esto es, de su sentido de sí, es decir, de su Selbstgefühl, o sea, de ese su sentimiento de su propia altura, como no brotando esa altura de ella misma]; pero alcanza la satisfacción real y efectiva de él; pues la conciencia ha sido deseo, trabajo y goce; como conciencia, ha querido, ha trabajado y ha disfrutado. Su agradecimiento, su acción de gracias, por tanto, en la que ella, o mediante la que ella, reconoce al otro extremo como la esencia, y en el que se suprime y se supera a sí misma [es decir, se cancela y borra a sí misma], ese agradecimiento [o esa acción de gracias], digo, es él mismo un hacer (su propio hacer) que compensa [que sirve de contrapeso a] al hacer del otro extremo y que opone un igual hacer a aquella generosidad o largueza [la del otro extremo] que hace donación de sí misma; y por más que ese otro extremo no le deje a ella sino lo que es poco más que su superficie [la superficie de ese extremo], pese a ello ella le da las gracias, y, por tanto, ella, al abandonar de este modo su esencia, ella, digo, está haciendo propiamente más que el otro, que no hace sino expeler de sí o repeler de sí una superficie de él mismo. Por tanto, todo el movimiento queda reflectido en el extremo que representa la individualidad [Einzelnheit] y ello no sólo en lo que respecta al desear real, al trabajar real y al disfrutar real, sino incluso en lo que respecta a esa acción de gracias en la que lo que parece suceder es lo contrario. La conciencia se siente en ello como esta conciencia individual [es decir, como esta conciencia singular, esto es, como esta conciencia suelta], y no se deja engañar por la apariencia de ese su renunciar, es decir, de ese su rehusarse y hacer renuncia de sí, pues la verdad de él consiste en que la conciencia de ningún modo ha hecho dejación de sí misma; pues lo que se ha producido es la doble reflexión en ambos extremos, y el resultado no ha sido sino un repetido escindirse o dividirse (de esa conciencia) en la (contrapuesta) conciencia de lo inmutable [por un lado] y en la conciencia del querer, del laborar, del disfrutar y del hacer renuncia a sí misma (o lo que es lo mismo: en la conciencia de la individualidad que es para sí), que se contraponen (o que quedan frente) a aquella conciencia de lo inmutable [por otro lado].

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Conversaciones en Madrid

[222] Que la conciencia inmutable haga renuncia de su figura y la abandone, mientras que, en cambio, la conciencia individual agradezca, esto es, se deniegue la satisfacción de la conciencia de su autonomía, y separándose de la esencia de la actividad, se la atribuya al más allá: por medio de estos dos momentos de entregarse mutuamente por ambas partes es como se le origina a la conciencia, entonces, su unidad con lo inmutable. Sólo que, al mismo tiempo, esta unidad se halla afectada por la separación, está, a su vez, fracturada dentro de sí, y vuelve a salir de ella la oposición de lo universal y lo singular. Pues, por cierto, la autoconciencia renuncia en apariencia a la satisfacción de su sentimiento de sí, pero alcanza la satisfacción efectiva del mismo: pues que ella ha sido deseo, trabajo y disfrute; ha querido, ha actuado y ha gozado como conciencia. Asimismo, su agradecer, en el que reconoce al otro extremo como la esencia y se cancela a sí misma, es él mismo su actividad propia, que equilibra la actividad del otro extremo y que frente a la buena acción de abandonarse coloca una actividad igual; pero cuando aquél le cede su superficie, lo agradece también, y con ello, al abandonar su actividad, es decir, su esencia, hace propiamente más que el otro extremo, que se limita a repeler de sí una superficie. Así pues, todo el movimiento se refleja, no sólo en el desear, el trabajar y el gozar efectivos, sino incluso en el agradecer mismo, donde parece suceder lo contrario: en el extremo de la singularidad. La conciencia se siente ahí como esto singular, y no se deja engañar por la apariencia de su acto de renuncia, pues la verdad de tal acto es que ella no se ha entregado; lo que se ha producido no es más que la reflexión desdoblada hacia ambos extremos, y el resultado es la reiterada fisión entre la conciencia contrapuesta de lo inmutable y la conciencia del querer, el ejecutar y el gozar que se le oponen enfrente, de un lado, y la conciencia del mismo acto de renuncia a sí, o de la singularidad que-es-para-sí como tal, de otro.

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Conversations in Washington

[222] [222]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition The unchangeable consciousness relinquishes its shape and surrenders it, and, in exchange, the singular individual consciousness gives thanks, i.e., denies itself the satisfaction of the consciousness of its self-sufficiency and assigns the essence of its doing not to itself but to the other-worldly beyond. From both of these moments of reciprocal self-surrender on both sides, its unity with the unchangeable emerges. However, at the same time, this unity is affected by division, and it is again broken up within itself. It is from out of this unity that the opposition of universal and singular again comes on the scene. To be sure, consciousness makes a show of renouncing the satisfaction of its own self-feeling.3Selbstgefühls. However, it achieves the actual satisfaction of that self-feeling, for it is desire, work, and consumption; as consciousness, it has willed, acted, and consumed. Its giving thanks, in which it recognizes the other extreme as the essence and thus sublates itself, is likewise its own doing, which offsets the other extreme’s doing and counters the self-surrendering favor with an equal act. If the former cedes to consciousness what is superficial, consciousness still gives thanks but only goes that far, and while it itself surrenders its doing, i.e., its essence, it thus really does more therein than the other, which only repels the superficial from itself. The whole movement is therefore reflected not only in actual desire, labor, and consumption, but even in its very giving of thanks, a doing in which the very opposite seems to take place. That is, the whole movement is reflected off into the extreme of singular individuality. Consciousness therein feels itself to be this singular individual consciousness, and it does not let itself be deceived by its own show of renunciation, for the truth in all of this is that it has not given itself up. What has come about is only the doubled reflection into both extremes, and the result is the repeated fissure into the opposed consciousness of the unchangeable and the consciousness of a willing, performing, and consuming consciousness. It is also the repeated fissure in the self-renunciation itself which confronts it, or of singular individuality existing-for-itself as such.

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Conversaciones en el Atrium

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