Gespräche in der Dämmerung 00221
Parte de:
B. Autoconciencia [B. Selbstbewußtsein] / IV: La Verdad de la Certeza de sí mismo [IV. Die Wahrheit der Gewißheit seiner selbst] / B. Libertad de la autoconciencia; estoicismo, escepticismo y la conciencia desgraciada [B. Freiheit des Selbstbewußtseins; Stoizismus, Skeptizismus und das unglückliche Bewußtsein]
[Fuerza y poder, la poderosidad de lo absoluto]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[221] In seinem Tun ist demnach das Bewußtsein zunächst in dem Verhältnisse zweier Extreme; es steht als das tätige Diesseits auf einer Seite und ihm gegenüber die passive Wirklichkeit; beide in Beziehung aufeinander, aber auch beide in das Unwandelbare zurückgegangen und an sich festhaltend. Von beiden Seiten löst sich daher nur eine Oberfläche gegeneinander ab, welche in das Spiel der Bewegung gegen die andere tritt. – Das Extrem der Wirklichkeit wird durch das tätige Extrem aufgehoben; sie von ihrer Seite kann aber nur darum aufgehoben werden, weil ihr unwandelbares Wesen sie selbst aufhebt, sich von sich abstößt und das Abgestoßene [171] der Tätigkeit preisgibt. Die tätige Kraft erscheint als die Macht, worin die Wirklichkeit sich auflöst; darum aber ist für dieses Bewußtsein, welchem das Ansich oder das Wesen ein ihm Anderes ist, diese Macht, als welche es in der Tätigkeit auftritt, das Jenseits seiner selbst. Statt also aus seinem Tun in sich zurückzukehren und sich für sich selbst bewährt zu haben, reflektiert es vielmehr diese Bewegung des Tuns in das andere Extrem zurück, welches hierdurch als rein Allgemeines, als die absolute Macht dargestellt ist, von der die Bewegung nach allen Seiten ausgegangen und die das Wesen sowohl der sich zersetzenden Extreme, wie sie zuerst auftraten, als des Wechsels selbst sei.
Conversaciones en Valencia
[Fuerza y poder, la poderosidad de lo absoluto]
[221] 1Epígrafe: Fuerza y poder, la poderosidad de lo absoluto. En su hacer, por tanto, la conciencia empieza encontrándose en esa relación de dos extremos, o en esa situación definida por dos extremos; pues de un lado está ella como más-acá activo, y frente a ella la realidad pasiva, ambas en relación la una con la otra y la otra con la una, pero también ambas en cuanto retornadas a lo inmutable [en los términos que acabamos de explicar en el párrafo anterior] y, por tanto, sosteniéndose sólidamente en sí [ambas muy puestas también en sí]. De ahí que de cada uno de esos dos lados o de cada una de esas dos partes sólo pueda en realidad desprenderse en tal contraposición mutua no más que una superficie o una fina película que es la que entra en el juego del movimiento de la una respecto a [o contra] la otra. — El extremo de la realidad [el extremo que en la mencionada situación o relación representa la realidad] es suprimido y superado por el extremo activo; pero ella [pero esa realidad] por su parte sólo puede ser suprimida y superada porque su esencia o entidad inmutable se suprime y se supera a sí misma, se repele a sí misma de sí misma y se expele a sí misma de sí misma, y abandona lo repelido y expelido a la actividad [a la actividad del otro extremo]. La fuerza activa [es decir, las capacidades y dotes en actividad] aparece como el poder [Macht] en el que la realidad se disuelve; pero, precisamente por eso, para esta conciencia para la que el en-sí o la esencia es un otro distinto que ella, ese poder como el que ella se presenta actuando no es sino el más-allá de ella misma. Por tanto, en lugar de retornar a sí misma a partir de su hacer, y haberse acreditado ella a sí para sí misma; lo que más bien hace es reflectir de vuelta en el otro extremo ese movimiento de su hacer [hacerlo recaer en el otro extremo], con lo cual ese otro extremo queda presentado o expuesto como lo puramente universal, como el poder absoluto [como el señorío y poderío absolutos], del que el movimiento parte para todos lados y conforme a todos sus aspectos, cuyo poder o poderosidad sería la esencia tanto de esos extremos que asimismo se deshacen y descomponen en comparación a como empezaron presentándose, como también la esencia del cambio o trueque mismo [que se produce entre ellos].
Conversaciones en Madrid
[221] En su actividad, por consiguiente, la conciencia está, al principio, en la relación de dos extremos; por un lado, está como el más acá activo, y frente a ella está la realidad efectiva pasiva, ambos referidos uno a otra pero, también, ambos de regreso a lo inmutable, y amarrándose firmemente a sí. Por eso, de ambos lados se desprende mutuamente sólo una superficie, que entra en el juego del movimiento frente a otra. — El extremo de la realidad efectiva es cancelado por el extremo activo; pero ella, por su parte, sólo puede ser cancelada porque su esencia inmutable la cancela a ella misma, se repele de sí, y lo repelido se lo abandona a la actividad. La fuerza activa aparece como el poder en el que se disuelve la realidad efectiva; pero, por eso, para esta conciencia, a la que lo en-sí o la esencia le son otro que ella, este poder, en cuya figura entra ella en escena dentro de la actividad, es lo más allá de ella misma. En lugar, pues, de retornar hacia dentro de sí desde su actividad, y de haberse verificado a sí para sí misma, más bien refleja retrospectivamente este movimiento de la actividad hacia el otro extremo, el cual, en virtud de ello, queda presentado como puramente universal, como el poder absoluto del que partía el movimiento hacia todos los lados y que es la esencia, tanto de los extremos que se descomponen según entraban primero en escena cuanto del cambio mismo.
Conversations in Washington
[221] [221]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition Accordingly, in its doing, consciousness is initially in relationships between two extremes. On one side, it is positioned as an active this-worldliness, confronted by passive actuality [on the other side]. Both are in relation to each other, but both also have returned into the unchangeable, where each in itself tenaciously clings to itself. Hence, it is in both aspects that it is only the superficialities which detach themselves with respect to each other, and each of them then joins the game which consists in moving around with respect to the other. – The extreme of actuality is sublated by the active extreme. However, on its side, actuality can only be sublated because it is its unchangeable essence itself which sublates it, which repels itself from itself, and which surrenders what it has repelled to the activity. The active force appears as the power in which actuality is dissolved. This consciousness is that to which the in-itself, or the essence, is, to itself, an other, and for this reason, this power, which is how consciousness enters into doing, is for this consciousness the other-worldly beyond of itself. Therefore, instead of making an inward return into itself from out of its doing, and instead of having itself proven its worth for itself, consciousness instead reflects this movement of doing into the other extreme. This other extreme thereby shows up as what is purely universal, as the absolute power which was the starting point for a movement in all directions. It is supposed to be the essence of the self-corroding extremes both in the way that they first made their appearance and in the flux itself.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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