Gespräche in der Dämmerung 00216
Parte de:
B. Autoconciencia [B. Selbstbewußtsein] / IV: La Verdad de la Certeza de sí mismo [IV. Die Wahrheit der Gewißheit seiner selbst] / B. Libertad de la autoconciencia; estoicismo, escepticismo y la conciencia desgraciada [B. Freiheit des Selbstbewußtseins; Stoizismus, Skeptizismus und das unglückliche Bewußtsein]
[Primera vía en la búsqueda del ser-uno, es decir, en la relación con lo inmutable figurado]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[216] Obgleich aber das unglückliche Bewußtsein also diese Gegenwart nicht besitzt, so ist es zugleich über das reine Denken [hinaus], insofern dieses das abstrakte von der Einzelheit überhaupt wegsehende Denken des Stoizismus und das nur unruhige Denken des Skeptizismus – in der Tat nur die Einzelheit als der bewußtlose Widerspruch und dessen rastlose Bewegung – ist; es ist über diese beide hinaus, es bringt und hält das reine Denken und die Einzelheit zusammen, ist aber noch nicht zu demjenigen Denken erhoben, für welches die Einzelheit des Bewußtseins mit dem reinen Denken selbst ausgesöhnt ist. Es steht vielmehr in dieser Mitte, worin das abstrakte Denken die Einzelheit des Bewußtseins als Einzelheit berührt. Es selbst ist diese Berührung; es ist die Einheit des reinen Denkens und der Einzelheit; es ist auch für es diese denkende Einzelheit oder das reine Denken, und das Unwandelbare wesentlich selbst als Einzelheit. Aber es ist nicht für es, daß dieser sein Gegenstand, das Unwandelbare, welches ihm wesentlich die Gestalt der Einzelheit hat, es selbst ist, es selbst, das Einzelheit des Bewußtseins ist.
Conversaciones en Valencia
[216] Pero aun cuando la conciencia desgraciada no esté, pues, en posesión de esa presencia, esa conciencia queda a la vez allende el puro pensamiento, si por este pensamiento se entiende el pensamiento abstracto del estoicismo, que no hace caso de la individualidad o singularidad en general, o allende el pensamiento sólo inquieto y sin reposo del escepticismo, que efectivamente no es sino la individualidad particular [Einzelnheit] en cuanto contradicción no consciente de sí [no sabedora de sí] y en cuanto movimiento sin fin de esa contradicción; la conciencia desgraciada queda allende ambos, esa conciencia pone y mantiene juntos el puro pensamiento y la individualidad [la Einzelnheit], pero todavía no se ha levantado [es decir, no se ha elevado] a aquel pensamiento para el que la individualidad o particularidad de la conciencia [es decir, la particularidad de la conciencia, esto es, el quedar ésta suelta y perdida ahí, la Einzelnheit de la conciencia] ha hecho las paces con el pensamiento puro mismo. Esa conciencia se encuentra más bien en ese punto medio en el que el pensamiento abstracto toca la individualidad de la conciencia como individualidad [su Einzelnheit como Einzelnheit]. Ella misma es ese contacto X84X;1Vide infra Algunas aclaraciones X84X. ella es la unidad del puro pensamiento y la individualidad [Einzelnheit] [la unidad del pensamiento puro y el quedar ahí suelta la conciencia]; ella es también para ella esa pensante individualidad, o [ella es] el puro pensamiento, y [ella es] lo inmutable (pero eso inmutable, él mismo esencialmente en cuanto individualidad); pero no es para ella el que este su objeto, es decir, lo inmutable, que tiene o cobra esencialmente para ella la forma y figura de la individualidad, sea ella misma: [sea] ella misma, es decir, la propia individualidad y particularidad de la conciencia X85X.2Esto cuando lo tendremos será en el cap. VI, C, c, como resultado de todo el cap. VI, B.
Algunas aclaraciones
X84X
El pensamiento de Kierkegaard representa como ningún otro este serse la conciencia el contacto entre el estar ella perdida y lo Inmutable. Pero en parte eso mismo representan también los Pensamientos de Pascal y las confessiones de San Agustín. L’Ennui del poema «Al lector» de Spleen e Ideal de Baudelaire, es ese mismo contacto en su forma de desesperación.
Ese contacto como siéndose él mismo para sí ese contacto es lo que Kierkegaard llama el «instante». Sin darle ese nombre, Baudelaire se refiere a lo mismo en sus escritos de crítica literaria. Para un magnifico análisis de lo que Kierkegaard llama «instante», precisamente en relación con l’ennui de Pascal y Baudelaire, cfr. M. Heidegger, Die Grundbegriffe der Metaphysik: Welt – Endlichkeit – Freiheit, Francfort, 1983.
No conviene acumular referencias, ni mucho menos traerlas por los pelos. Pero repare el lector en la siguiente, que me parece que puede tener algún interés y que no señalé en el Prefacio. No es casual (pues en Hegel no hay nada casual) que en el Prefacio hable Hegel del aburrimiento que transe lo existente, que como un mensajero precede a la eclosión de un nuevo mundo. En el pasaje paralelo de la Introducción habla Hegel de cómo en la relación conciencia-mundo, precisamente cuando se la supone más estable, ronda un en-sí que irrumpe en la relación haciéndola venirse abajo y revelando tanto a la conciencia como a su mundo como momentos desaparecientes de algo superior. Naturalmente, se trata de otra versión del «contacto» de la «conciencia con lo Inmutable» a la que se refiere la noción de «instante» de Kierkegaard, y que también Hegel pone en relación en el Prefacio con la idea de «desgana de todo» de San Agustín, Pascal y Baudelaire (ce monstre delicat, dice Baudelaire, qui rêve d’échafauds en fumant son houka, «ese elegante monstruo que sueña patíbulos mientras se fuma su pipa»). Fichte, Baudelaire y Heidegger (pero también Hegel cuando habla de la existencia moderna como «Ilustración satisfecha» y de su vacío) convierten l’ennui en la peculiar forma en que en la existencia moderna se hace sentir lo Incondicionado de ella.
X85X
Esto cuando lo tendremos será en el cap. VI, C, c, como resultado de todo el cap. VI, B.
Conversaciones en Madrid
[216] Sin embargo, la conciencia desdichada, aunque no posea esta presencia, al mismo tiempo, está por encima del pensar puro, en la medida en que éste es el pensar abstracto del estoicismo —un pensar abstracto que aparta la mirada de la singularidad sin más— y el pensar inquieto del escepticismo —que, de hecho, no es más que la singularidad como contradicción sin conciencia y su movimiento sin pausa—; ella está más allá de ambos, congrega y mantiene juntos el pensar puro y la singularidad, pero no se ha elevado todavía hasta ese pensar para el cual la singularidad de la conciencia está reconciliada con el pensar puro mismo. Antes bien, se halla en este término medio en el que el pensamiento abstracto toca la singularidad de la conciencia como singularidad. Ella misma es este contacto; es la unidad del puro pensar y de la singularidad; y también es para ella esta singularidad pensante, o el pensar puro, y lo inmutable mismo, esencialmente, en cuanto singularidad. Pero no es para ella que este objeto suyo, lo inmutable, que a sus ojos tiene esencialmente la figura de la singularidad, sea ella misma, ella, que es la singularidad de la conciencia.
Conversations in Washington
[216] [216]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition However, even though the unhappy consciousness does not therefore have this presence in its possession, it is at the same time high above pure thinking insofar as it is stoicism’s abstract thinking turning a blind eye to singular individuality altogether and is the only unsettled and agitated thinking of skepticism – which is indeed only singular individuality both as the unconscious contradiction and the unremitting movement of that contradiction. – It transcends both of these; it both brings together and keeps together pure thinking and singular individuality, but it has not yet been elevated to that thinking for which the singular individuality of consciousness is reconciled with pure thinking itself. Put more correctly, it stands instead at the midpoint where abstract thinking comes into contact with the singular individuality of consciousness as singular individuality. It itself is this contact; it is the unity of pure thinking and singular individuality. For it, it is also this thinking singular individuality, or pure thinking; it is essentially the unchangeable itself as singular individuality. However, what is not for it is that its object, the unchangeable, which, to it, essentially has the shape of singular individuality, is it itself, is itself the singularity of consciousness.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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