Gespräche in der Dämmerung 00191
Parte de:
B. Autoconciencia [B. Selbstbewußtsein] / IV: La Verdad de la Certeza de sí mismo [IV. Die Wahrheit der Gewißheit seiner selbst] / A. Autonomía y no autonomía de la autoconciencia; dominación y servidumbre [A.Selbständigkeit und Unselbständigkeit des Selbstbewußtseins; Herrschaft und Knechtschaft]
[Momentos del reconocimiento]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[191] In diesen beiden Momenten wird für den Herrn sein Anerkanntsein durch ein anderes Bewußtsein; denn dieses setzt sich in ihnen als Unwesentliches, einmal in der Bearbeitung des Dinges, das andere Mal in der Abhängigkeit von einem bestimmten Dasein; in beiden kann es nicht über das Sein Meister werden und zur absoluten Negation gelangen. Es ist also hierin dies Moment des Anerkennens vorhanden, daß [151] das andere Bewußtsein sich als Fürsichsein aufhebt und hiermit selbst das tut, was das erste gegen es tut. Ebenso das andere Moment, daß dies Tun des zweiten das eigene Tun des ersten ist; denn was der Knecht tut, ist eigentlich Tun des Herrn; diesem ist nur das Fürsichsein, das Wesen; er ist die reine negative Macht, der das Ding nichts ist, und also das reine wesentliche Tun in diesem Verhältnisse; der Knecht aber ein nicht reines, sondern unwesentliches Tun. Aber zum eigentlichen Anerkennen fehlt das Moment, daß, was der Herr gegen den Anderen tut, er auch gegen sich selbst, und was der Knecht gegen sich, er auch gegen den Anderen tue. Es ist dadurch ein einseitiges und ungleiches Anerkennen entstanden.
Conversaciones en Valencia
[Momentos del reconocimiento]
[191]1Epígrafe: Momentos del reconocimiento. Y en ambos momentos se produce para el señor [o resulta para el señor] su ser reconocido por otra conciencia; pues esta otra conciencia se pone a sí en ambos momentos como lo inesencial, por un lado en su tener que trabajar la cosa, y, por otro, en su dependencia de una existencia determinada [la de la cosa y la suya misma, que el siervo tuvo miedo de perder]; en ninguno de ambos casos puede hacerse dueña del ser [Seyn] y llegar a la negación absoluta. Y aquí es, pues, donde reside aquel momento del reconocimiento que consiste en que la otra conciencia se suprime y borra [aufhebt] como ser-para-sí, haciendo, por tanto, ella misma aquello que la primera conciencia hace contra ella. Y en ello reside también el otro momento que consiste en que ese hacer de la segunda conciencia [eso que la segunda conciencia también hace] sea el propio hacer de la primera conciencia [sea lo que la primera conciencia hace]; pues lo que el siervo hace es propiamente el hacer del señor; para el señor sólo hay [o es sólo] el ser-para-sí, la esencia o [también: para éste, es decir, para el señor, sólo el ser-para-sí es la esencia]; la esencia es el puro poder negativo para el que la cosa nada es y, por tanto, el puro y esencial hacer [el puro hacer esencial] en la relación que estamos describiendo; el siervo, en cambio, no es un hacer puro o un puro hacer [pura agilidad], sino un hacer inesencial. Ahora bien, para el reconocimiento propiamente dicho [o para que se produzca propiamente tal reconocer o tal reconocimiento], falta el momento de que aquello que el señor hace contra el otro, lo haga también contra sí mismo, y lo que el siervo hace contra él mismo, lo haga también contra el otro, es decir, contra el señor. Pues con lo descrito hasta aquí, sólo nos ha surgido un reconocimiento unilateral y desigual.
Conversaciones en Madrid
[191] En estos dos momentos llega para el señor su ser-reconocido por otra conciencia; pues ésta se pone en ambos momentos como inesencial, primero en el trabajo sobre la cosa, luego en la dependencia de un ser determinado; en ninguno de los dos puede llegar a ser dueña sobre el ser y alcanzar la negación absoluta. Se da aquí, entonces, el momento del reconocer, por el que la otra conciencia se pone en suspenso como ser-para-sí, y hace así ella misma lo que la primera hace frente a ella. Se da asimismo el otro momento, que esta actividad de la segunda conciencia sea la actividad propia de la primera; pues lo que hace el siervo es, un hacer del señor; a éste sólo le es esencia el ser-para-sí; él es el puro poder negativo para el que la cosa es Nada, y, por tanto, la actividad esencial pura dentro de esta relación; mientras que el siervo es una actividad no pura, sino inesencial. Mas, para el reconocer propiamente dicho falta el momento de que eso que el señor hace frente al otro lo haga también frente a sí mismo, y lo que el siervo hace frente a sí, lo haga también frente al otro. Lo que se ha originado por esta vía es un reconocer unilateral y desigual.
Conversations in Washington
[191] [191]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition For the master, it is in these two moments that his recognition comes about through another consciousness, since the latter consciousness posits itself as inessential within those moments, first of all by working on the thing, and second of all by his dependence on a determinate existence. In both moments, he cannot achieve mastery over existence and achieve absolute negation. This moment of recognition is present here such that the other consciousness sublates itself as being-for-itself, and it thereby itself does what the first does to it. This is just as much the case for the other moment. What the second self-consciousness does is the first’s own doing, for what the servant does is really the master’s doing. The latter is only being-for-itself, the essence; he is the pure negative power for which the thing is nothing, and he is thus the pure essential doing in this relationship. However, the servant is not a pure but rather an inessential doing. However, what prevents this from being genuine recognition is the moment where what the master does with regard to the other, he also does with regard to himself, and where what the servant does with regard to himself, he also is supposed to do with regard to the other. As a result, a form of recognition has arisen that is one-sided and unequal.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
EN CONSTRVCCION